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Pecar es parte de la existencia humana, pero el sentimiento de culpa que conlleva puede hacer que te sientas avergonzado de tus acciones. Este sentimiento es normal, pero reconocer tus pecados y rezarle a Dios puede hacer que sientas el perdón. Si admites tus acciones y las encaras frontalmente, podrás disfrutar de una vida gozosa.

Método 1
Método 1 de 3:

Buscar el arrepentimiento

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  1. Si no has confesado los pecados que hacen que te sientas culpable, rézale a Dios y díselos. Puedes rezar en voz alta o mentalmente. Haz lo que te parezca más natural. Incluso el solo hecho de reconocer tus pecados puede aliviar parte del sentimiento de culpa. [1]
    • Pídele a Dios que te revele cualquier pecado adicional que debas confesar. Sé abierto y honesto al hablar con Él.
  2. Si no crees que lo que hiciste estuvo mal, entonces admitir ese pecado no hará que te sientas mejor. Al confesar tus pecados, asegúrate de reconocer que lo que has hecho va en contra de la Palabra de Dios. [2]
    • Comprométete a evitar ese pecado y pídele a Dios el conocimiento y el poder para reconocer las acciones pecaminosas en el futuro.
  3. Pídele a Dios que te perdone . Una vez que hayas confesado tus pecados y creas en tu corazón que tus acciones fueron indebidas, pídele a Dios que te perdone. Muéstrate totalmente abierto y vulnerable ante Él para demostrarle que has aprendido de tus pecados. [3]
    • Di algo como “Dios, sé que lo que hice fue indebido. Por favor, perdóname por mis acciones erróneas y ayúdame a reconocerlas en el futuro”.
  4. Dios es todopoderoso y tus pecados quedan perdonados ante Él si los confiesas sinceramente. Agradécele por su amor y poder eternos, y confía en que te liberará de la culpa y los pecados. [4]
    • Por ejemplo, di algo como “Gracias, Señor, por amarme incondicionalmente y perdonarme”.
    • Dios perdonará tus pecados si los confiesas, pero igualmente puede haber consecuencias por tus acciones.
  5. Elige un momento cada día para abrir la Biblia y leer algunos pasajes de las Escrituras. Una vez que hayas terminado de leer, tómate un tiempo para concentrarte en lo que has leído sin distracciones. Aplica la Palabra de Dios a tu vida y pídele a Él en oración una comprensión plena. [5]
    • Busca un estudio bíblico en línea para leer pasajes que se apliquen más fácilmente a tu vida.
  6. Ve al servicio semanal para que puedas escuchar al pastor y estar en una comunidad en la que haya otros cristianos. Concéntrate en el sermón para no distraerte. [6]
    • Puedes faltar de vez en cuando a un servicio religioso, pero haz un esfuerzo por ir cuando puedas.
    • Involúcrate en el trabajo voluntario de la iglesia para mantener la actitud de Cristo.
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Método 2
Método 2 de 3:

Confrontar tus pecados

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  1. Acércate a la persona o las personas a las que hayas afectado con tu pecado y discúlpate con ellas por tus acciones. Asegúrate de dejar claro que sabes que tus acciones fueron indebidas y que deseas que las cosas mejoren. Termina la conversación pidiéndoles que te perdonen. [7]
    • No es necesario que las personas contra las que has pecado se reconcilien contigo de inmediato. Dependiendo de las acciones pecaminosas que hayas cometido, recuperar la confianza en ti puede tomarles tiempo.
    • Enumera ejemplos sobre cómo deseas corregir las cosas después de haber pecado.

    Hablar con alguien a quien hayas afectado

    Asume plenamente la responsabilidad de tus acciones diciendo algo como "Sé que te he hecho daño y que soy totalmente responsable.

    Evita echarle la culpa . No uses frases como "Si he hecho algo que te ofenda…" o "Puesto que crees que te he hecho daño, perdóname". En vez de eso, di algo como "Soy responsable de mis acciones y sé que te he ofendido".

  2. Confiésate si eres católico. La reconciliación se hace visitando la iglesia local y concertando una cita con el sacerdote. Visita el confesionario y saluda al sacerdote diciendo algo como "Bendígame Padre, porque he pecado". Menciona los pecados que has cometido desde la última vez que visitaste un confesionario y habla con el sacerdote. Este te dará la penitencia y la absolución para liberarte de tus pecados. [8]
    • Llama a la iglesia local para saber cuándo están programadas las confesiones.
    • El sacerdote puede indicarte que hagas cosas para rectificar totalmente los pecados que has cometido contra otras personas.
  3. Si empiezas a sentirte culpable después de haber pedido perdón, reconoce que es una culpa falsa que proviene de Satanás. Pídele al Señor que te dé gozo y que elimine cualquiera de estos falsos sentimientos para que puedas vivir libre de pecado. [9]
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Método 3
Método 3 de 3:

Evitar el pecado futuro

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  1. Habla con un colega o un pastor de la iglesia acerca de tus pecados y de cómo puedes evitarlos. Reúnanse o llámense por teléfono en un horario determinado para que puedan rendir cuentas de sus acciones mutuamente. Si la situación se complica y te preocupa el pecado, ponte en contacto con tu mentor o tu compañero inmediatamente para que te ayude a superar el problema. [10]
    • Intercambien números telefónicos y tengan reuniones frecuentes cara a cara para que no sientan la tentación de pecar.
  2. Si puedes, aléjate de cualquier actividad que te recuerde los pecados que has cometido. Busca pasatiempos o eventos a los que puedas asistir con un grupo de amigos que te ayuden a ser responsable y que no te presionen para que peques. Si te mantienes alejado de las actividades pecaminosas, puedes evitar repetir cualquier error del pasado. [11]
    • Involúcrate en las actividades de la iglesia o en los grupos de la comunidad para mantener los pensamientos orientados hacia Dios.
  3. Busca un estudio bíblico o un devocional que te ayude a profundizar en la Palabra de Dios. Si mantienes activamente la actitud de Cristo, puedes evitar los pensamientos y las actividades pecaminosas. Cuando termines, pídele a Dios que te ayude a entender lo que has leído. [12]
    • Trata de establecer una hora para leer las Escrituras a fin de que se convierta fácilmente en un hábito.
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Consejos

  • Reza cada vez que te sientas tentado para que Dios pueda ayudarte a tomar decisiones.
  • Aunque te avergüences de tus pecados, admítelos ante Dios. Él no te juzgará, sino que te perdonará.
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