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Las alcachofas son una verdura sabrosa con un sabor casi a nuez; sin embargo, la apariencia que tienen a veces puede hacer que sea un poco intimidante comprarlas. Es cierto que saber qué buscar en una alcachofa puede significar una verdura más deliciosa cuando la comes; no obstante, encontrar una alcachofa fresca no es difícil. Una vez que sepas qué aspecto debe tener, cómo la debes sentir e incluso debe sonar, puedes escoger la mejor de todas. Sin embargo, cuando llegues a casa con la alcachofa, también es importante saber la forma correcta de guardarla, ya que de lo contrario habrás perdido tiempo y dinero eligiendo las verduras.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Escoger alcachofas

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  1. Una alcachofa saludable y fresca debes sentirla firme y pesada para su tamaño. Levanta la alcachofa de la pila y verifica su peso. Es posible que tengas que compararla con otras alcachofas a fin de asegurarte de que tiene un buen peso para su tamaño. [1]
    • Las alcachofas pequeñas pueden ser tan deliciosas como las grandes. Obviamente no serán tan pesadas, por lo tanto, asegúrate de tener en cuenta el peso de una variedad pequeña con otras alcachofas pequeñas. [2]
  2. Si sientes que la alcachofa es pesada para su tamaño, revisa sus hojas. Una alcachofa saludable y fresca tendrá hojas verdes muy apretadas. Algunas de las hojas también podrían tener un trasfondo púrpura; sin embargo, asegúrate de evitar las que son marrones en las puntas. [3]
    • No compres una alcachofa cuyas hojas estén sueltas, separadas, secas, partidas, esponjosas o con hoyos.
  3. Si sientes que una alcachofa es pesada y tiene hojas de aspecto saludable, utiliza la prueba del “chirrido” para confirmar que has escogido una buena. Sostén la alcachofa junto a tu oreja y aprieta sus hojas con los dedos. Si escuchas un chirrido, la alcachofa estará muy fresca, por lo tanto, es una buena para comprar. [4]
    • Las hojas de una alcachofa saludable chirrían porque siguen siendo muy crujientes.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Guardar alcachofas

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  1. Si bien puede parecer una buena idea lavar las alcachofas antes de guardarlas, en realidad esto puede hacer que se malogren más rápido. Eso es porque la cáscara puede romperse si hay demasiada humedad, lo cual puede provocar contaminación. [5]
    • Tendrás que lavar las alcachofas antes de comerlas. Hazlo justo antes de cocinarlas o prepararlas.
  2. Si bien no tendrás que lavar las alcachofas antes de guardarlas, es importante que te asegures de que sus tallos estén un poco húmedos cuando las refrigeres. Rocía unas gotas de agua sobre los tallos para evitar que se deshidraten. [6]
    • Ten cuidado de no usar mucha agua cuando rocíes los tallos; de lo contrario, correrás el riesgo de que crezca moho en las alcachofas. Para evitar que los tallos se saturen en exceso, podrías utilizar una botella de espray con un sistema de rociado y esparcir agua en las alcachofas, manteniendo la botella a una distancia mínima de 25,4 cm (10 pulgadas).
  3. Una vez que hayas rociado con agua los tallos de las alcachofas, ponlas dentro de una bolsa de plástico perforada. Pon la bolsa en el refrigerador; si es posible, ponla en la parte más fría de tu refrigerador, como en el cajón de las papas fritas, para que las alcachofas se mantengan frescas más tiempo. [7]
    • Debes mantener las alcachofas en el refrigerador hasta por 1 semana.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Preparar las alcachofas para usarlas

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  1. Cuando estés listo para cocinar o preparar las alcachofas, ponlas en un colador y enjuágalas con agua fría. Utiliza un paño suave o un cepillo para frotar cuidadosamente cualquier película o residuo que pueda haber en la parte exterior de las alcachofas. [8]
    • Ten cuidado al fregar las alcachofas. Si no tienes mucho cuidado, podrías dañar algunas hojas.
  2. Una vez que limpies la alcachofa, utiliza un cuchillo afilado para sacar casi 6 mm (¼ pulgadas) del tallo. Después utiliza un par de tijeras de cocina para cortar con cuidado las puntas o espinas de las hojas. [9]
    • Si bien siempre debes recortar el tallo, sacar las puntas de las hojas es un paso opcional, ya que las espinas se ablandarán cuando cocines las alcachofas.
    • Si piensas rellenar las alcachofas, debes sacar todo el tallo porque será más fácil levantarlas sin él.
  3. Una vez que hayas cortado el tallo y las puntas de las hojas, utiliza un cuchillo afilado para cortar 25,4 mm (1 pulgada) de la parte superior de la alcachofa. Un cuchillo dentado suele servir mejor para cortar la parte superior puntiaguda. [10]
    • Evita que las partes que cortes de la alcachofa se pongan de color marrón al frotarlas con un limón cortado.
  4. Una vez que laves y cortes la alcachofa, estará lista para que la uses en cualquier plato que lo desees. Puedes hervir , asar, cocinar al vapor y hornear las alcachofas, dependiendo de tu preferencia. [11]
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Consejos

  • La mejor temporada para las alcachofas es a principios de la primavera. Sin embargo, hay una segunda temporada más breve en el otoño o invierno.
  • Cuando prepares alcachofas, es mejor utilizar solo cuchillos y utensilios de cocina inoxidables. El hierro fundido, el aluminio y el acero al carbono decolorarán las alcachofas.
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Cosas que necesitarás

  • un cuchillo dentado de acero inoxidable
  • tijeras de cocina de acero inoxidable
  • una bolsa de plástico perforada

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