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La diligencia es una habilidad esencial en todos los aspectos de la vida. Esto involucra ser capaz de enfocarte y concentrarte constantemente para lograr terminar la tarea en cuestión. Al mantener la concentración y la disciplina, y practicar el autocuidado, puedes ser diligente en tu trabajo y lograr tus metas, ya sean personales, profesionales o académicas.

Método 1
Método 1 de 3:

Ser diligente en la escuela

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  1. Una agenda te ayudará a organizar tu día y mantener la diligencia. Necesitarás anotar todos los exámenes principales y las fechas de entrega para un semestre o ciclo determinado. Debes incluir tiempos asignados para estudiar y ceñirte a ellos. Estarás contento de haber estudiado todo el semestre para no tener que prepararte intensivamente para los exámenes. [1]
  2. Aunque todos los que quieren aprovechar al máximo la universidad querrán sacarle provecho a su dinero con cursos y participar en algunas actividades extracurriculares, asegúrate de no haberte sobrecargado de obligaciones. Si vas a inscribirte en mucho más del mínimo de créditos (o incluso tomar el máximo) y participar en más clubes de los que puedes llevar cuenta, podrías necesitar evaluar la situación y reducir tu horario de tal manera que puedas ser diligente en todas tus actividades. [2]
    • Será recomendable revisar los periodos para abandonar o añadir clases, para así asegurarte de poder abandonar una clase si es necesario.
  3. Esperar hasta el final del semestre para trabajar en un proyecto grande solo te estresará más de lo necesario, especialmente cuando también vas a estudiar para los exámenes. Mejor habla temprano con tu profesor para tener una idea de qué implicará el proyecto y cuándo puedes hacer determinados pasos. Comenzar temprano te liberará de una carga cuando estés agobiado estudiando para los exámenes. [3]
    • No es una buena idea comenzar un proyecto antes de haber recibido la hoja de tarea o haber hablado con el profesor. Podrías gastar mucho tiempo haciendo algo diferente a lo que implica realmente la tarea.
  4. A veces la vida interviene y hace que sea difícil o imposible lograr una meta cuando quieres, o terminar un proyecto a tiempo. Podrías tener que reprogramar, revisar y reevaluar tus metas. Todo esto está bien y es una parte normal del progreso. No hay necesidad de ser severo contigo mismo cuando esto suceda. [4]
    • Sin embargo, no confundas las razones reales (como una enfermedad grave repentina en la familia o la pérdida de un trabajo) con excusas (tu amigo te ha llamado y quiere salir cuando tienes una fecha de entrega).
    • Asegúrate de comunicarte con tus profesores cuando esto suceda. Incluso podría ser recomendable contactar a tu consejero académico.
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Método 2
Método 2 de 3:

Ser diligente en el trabajo

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  1. Demasiado tiempo en el internet, el teléfono o delante del televisor puede distraerte de tus metas. Es fácil desviarte de la tarea si tu teléfono suena o si tienes pestañas de redes sociales abiertas en la computadora mientras trabajas. [5] [6]
    • Incluso hay aplicaciones que te ayudan a eliminar las distracciones por ciertos periodos de tiempo.
    • Puedes apagar las notificaciones de tu teléfono o activar el modo “No molestar”.
  2. Puedes hacer listas separadas para tareas urgentes, de prioridad alta y de prioridad baja. También puedes hacer listas por fechas. Por ejemplo, puedes enumerar todas las tareas que necesites hacer hoy en una lista y todo lo que necesites hacer mañana en otra. Al saber lo que quieres lograr, puedes hacer más cosas. Dividir las tareas grandes en pasos más pequeños puede ayudarte a ver el tiempo total que tomará una tarea y su posible complejidad. Puedes programar tiempo para cada tarea o tarea secundaria. Limitar la lista a 3 tareas puede ayudarte a concentrarte y hacer las cosas. [7]
  3. Retrasar otras cosas de menos importancia puede ayudarte a concentrarte en la tarea que te ayudará a lograr tus metas. Las fechas de entrega pueden ayudarte a determinar qué es importante, así como el impacto que el completar o no una tarea tendrá en ti y tu empleador. [8]
    • Por ejemplo, puedes esperar para responder un correo electrónico no urgente de un amigo a quien veas regularmente cuando estés trabajando en un proyecto.
    • Si no estás seguro de qué priorizar, pregúntale a tu gerente o jefe.
  4. Hacer un horario y tener un plan para el día te ayudará a ver cómo usas tu tiempo. Aquí es donde puedes fijar fechas de entrega, concertar citas y programar descansos. Recuerda darte suficiente tiempo para cada tarea. [9]
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Método 3
Método 3 de 3:

Ser diligente en la vida

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  1. Ceñirte al plan puede ayudarte a invertir tu energía en lograr tus metas. Recuérdate tus metas y por qué te concentras en la tarea a mano. A veces la devoción parecerá fácil y otras veces tendrás que forzarte a mantenerla. [10]
    • Crear y repetir un mantra como “Puedo bajar de peso” o “Puedo remodelar la cocina para el Día de Acción de Gracias” puede ayudarte a mantener tus metas en mente cuando te sientas tentado a dejarlas de lado. [11]
  2. El tipo de premio dependerá del escalón al que hayas llegado y el tipo de meta que persigas. Si estás decidido a bajar de peso, no te premies con una pizza extra grande cuando bajes medio kilo (1 libra). No es recomendable premiar cada pequeña cosa, ya que los premios perderán su significado. Mejor concéntrate en premiar el verdadero progreso estableciendo metas parciales y premiándote una vez que hayas logrado dichas metas. [12]
  3. Cuando logres una meta, antes de pasar a la siguiente, asegúrate de darte tiempo de apreciar tus logros. Cada paso usualmente se basa en el anterior. Con el tiempo, verás cómo tu trabajo duro ha dado frutos. [13]
  4. Debe ser una persona que te conozca lo suficientemente bien como para saber qué podría entrometerse en tu camino. Será útil para motivarte a hacer progresos en tus metas. A veces, todo lo que necesitas es alguien que trabaje en las mismas metas que tú. Por ejemplo, si tratas de bajar de peso, podrías probar con un grupo de pérdida de peso. [14] [15]
  5. A veces podrías tener que volver a priorizar. Es posible que, después de unas cuantas semanas o meses de perseguir una meta, te des cuenta de que necesitas más tiempo, a veces mucho más tiempo. No seas tan severo contigo mismo cuando esto suceda. Ten cuidado de no desanimarte cuando hayas llegado a un obstáculo hacia tu meta.
  6. Este no es un paso que deba tomarse a la ligera. Algunas metas como bajar de peso o conseguir un aumento son totalmente realizables para la mayoría de las personas. Por otro lado, otras metas, como ganar una medalla de oro, convertirte en el presidente de los Estados Unidos o ser dueño de una corporación multinacional podrían ser asequibles solo por unas cuantas personas. Esto no quiere decir que no deberías intentarlo, pero reconocer cuándo dejar ir una meta y comenzar algo nuevo puede ser estimulante cuando una meta ya no es realizable. [16]
    • Preguntarte si tu impulso para perseguir cierta meta está afectando negativamente a tus relaciones con las personas que amas puede ayudarte a determinar si debes rendirte en una meta.
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Consejos

  • Usa estas técnicas con el ejercicio, el estudio, la cocina y la limpieza.
  • Equilibra tu estilo de vida. También dedica tiempo a tu salud emocional y física. Tómate tiempo para relajarte y divertirte.
  • No te obsesiones. Dale a todo el tiempo que sea necesario. No te dediques a los deportes y descuides tus estudios.
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