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Los líderes excepcionales hacen preguntas para ganar conocimiento, fijar un rumbo, poner a las personas adecuadas en los puestos adecuados y asegurar que se asignen los recursos a lo que es prioritario, mientras hacen que la gente dé lo mejor de sí, más allá de su propia comodidad, para maximizar resultados. ¡Y lo hacen con ética! Suena a todo un reto, pero quizá descubras que ya eres un líder. Es hora de canalizar tu energía.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Asciende a lo más alto

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  1. Muy bien, ya tienes al equipo. Eres parte de un grupo que necesita una dirección. No obstante, para ser el líder que tu equipo necesita, debes tener una visión. Sé un vidente; es decir, un previsor. Logra identificar lo que necesitas que suceda. Qué encendería esa chispa que impulse la creatividad de tu equipo. Reconoce cómo trabajan las personas.
    • Un buen líder mira la "próxima gran cosa". Cuando se inventó la computadora, Steve Jobs vio el iPhone. Cuando Justin Timberlake y Usher se conectaron a YouTube, vieron a Justin Bieber. [1] Una vez que reconozcas el siguiente paso, también verás cómo podría suceder. ¿Cómo puede tu equipo, en específico, maximizar su potencial? ¿Quién es bueno para qué? ¿Qué problemas potenciales podrían surgir?
  2. No llegarás a ser líder de la noche a la mañana. Debes hacerte líder como se cocina en una cazuela de barro. En otras palabras, esas cosas toman tiempo. Tienes que ser paciente. Debes trabajar para ascender en la escalera. Habrá muy pocos lugares a donde podrás llegar, decir “¡estoy aquí!” y, así nomás, hacerte cargo. Y si lo logras, ¡necesitas cuestionarte seriamente el porqué!
    • No hay buen líder que no haya sido guiado. Debes ser un seguidor antes para poder ser un buen líder (o no entenderás a tu equipo). Nunca elegirías a un presidente que no haya sido ciudadano, ¿no? La misma sensación se extiende a los niveles de liderazgo. Si no sabes lo que es ser parte del equipo, realmente no podrás liderarlo. Así que sé paciente, aguarda tu tiempo y este puede venir.
  3. Si hay algo que un líder debe tener además de visión, es fuerza. Ningún líder ha llegado a la cima sin carácter, sin unidad, sin la cabeza bien alta y sin creer en sí mismo . Muestra a tu equipo que puedes hacerle frente al mundo y el liderazgo llegará de modo incuestionable.
    • Hay una diferencia entre fuerza y arrogancia. Hay una diferencia entre un líder que sabe que está apto para dirigir y un líder que piensa que es el "único" apto para hacerlo. Tu carácter tiene que ser fuerte, necesitas estar seguro de tus decisiones y tener confianza, pero eso no significa que no reconozcas las habilidades de tu equipo (y tus propias “faltas de habilidad”).
  4. Suena algo raro, pero es muy cierto. El líder que disfruta el poder, aferrándose a él, no conseguirá nada en su momento. Asume que no lo tienes y serás más persuasivo (porque necesitarás serlo), podrás relacionarte más con tu equipo (estarás en el mismo nivel) y no estarás loco de poder (no tendrás razón para eso). Y recuerda esto: solo tienes poder porque tu equipo lo permite. Ellos podrían quitártelo en cualquier momento. ¿Así que quién lo tiene realmente?
    • Ser un buen líder no se trata de autoridad. No se trata de control y definitivamente no es dárselas de jefecito. Se trata de los logros de tu equipo. Si tienes que dar un paso atrás para que todos sean felices y alcancen su potencial, que así sea. Un buen líder lo es solo cuando su poder es “entendido”; es decir, aceptado. No lo grita en las cumbres ni lo muestra al mundo como un Versalles contemporáneo. Simplemente es.
  5. Para ser líder, debes tener un equipo que trabaja “hacia algo”. Si un equipo no está logrando nada, simplemente es un grupo de personas en un solo lugar, con suerte disfrutando su compañía mutua. Es necesario que haya un objetivo claramente definido, del cual cada uno sea parte. Al dirigir, ayudas a determinar exactamente cuál es ese objetivo.
    • Asegúrate de que cada uno sepa claramente hacia qué está trabajando. Si alguien no lo entiende, ¡va a lanzarse a cumplir otra cosa! Cada persona necesita una tarea que maximice su valor y la convierta en una pieza integral de algo valioso.
  6. Aquí un pequeño ejercicio divertido que puedes probar: haz una lista de todo lo que querías lograr el año pasado. Luego recorre esa lista y marca lo que realmente “lograste”. Entrega esa lista a un amigo y pregúntale si él te contrataría, si te considera un emprendedor, es decir, alguien que logra hacer el trabajo. ¿Cuál es el veredicto?
    • A menudo somos algo reacios a ver cómo somos en realidad. Échale un vistazo a la lista. ¿Refleja con exactitud cómo te ves a ti mismo? ¿Qué debilidades trae a la luz? ¿Qué fortalezas? Pregúntale a ese mismo amigo qué demuestra ese papel sobre ti.
  7. Si eres parte de un equipo que está funcionando sin problemas y de repente tomas las riendas, tratando de dirigirlo... bueno, estarás buscando pleito. Para liderar, debe haber un equipo que “necesita un líder”. De lo contrario, no eres más que un dictador buscando el poder sin necesidad. Así que donde quiera que estés –sea en un grupo de clase, en el equipo de baloncesto o en la oficina– reconoce cuál es la situación. ¿Nadia está dando el paso adelante? ¿Cuál es la situación? ¿Hay un vacío, finalmente?
    • Ningún equipo funciona eficientemente cuando hay demasiados cocineros en la cocina, demasiados jefes y pocos sirvientes. ¡Ellos están por una razón! Por suerte, cuando el equipo anda como pollos sin cabeza, es muy difícil ignorarlo. Detectarás la falta de liderazgo cuando la veas. ¡Y entonces podrás llenar ese vacío!
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Dirige tu equipo al éxito

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  1. Si Helen Keller (la recordada activista sordo ciega) estuviera en tu equipo, no le asignarías que haga llamadas telefónicas, ¿entiendes? No le asignarías a Lennie (el granjero con limitaciones mentales de la novela De ratones y hombres) vigilar a las estridentes e histriónicas adolescentes. No le pasarías a Voldemort la Varita de Sauco de la serie de Harry Potter. Las personas (léase “tu equipo”) tienen fortalezas individuales (y debilidades). Es tu trabajo como líder ponerlos donde deben estar, donde son más útiles. Es tu trabajo reconocer que cada persona tiene un valor. Es tu trabajo encender esa química entre las personas y sus esfuerzos.
    • Al estar liderando, también estarás (presumiblemente) delegando. Por tanto, deja a Helen leer, escribir e inspirar a otros. Deja a Lennie cuidar a los conejos y que El-Que-No-Puede-Ser-Nombrado tenga trabajo en el reclutamiento. Que todo el mundo maximice su potencial; ellos serán más felices y tú también serás más feliz.
  2. Si estás en carrera para ser Presidente de la República, es mala idea tener como lema “¡TODO SERÁ PERFECTO EN EL 2016!”. Simplemente no va a suceder. No puedes liderar a tu equipo con la expectativa de que todo irá de las mil maravillas y que será absolutamente impresionante siempre. No. Debes ser realista. Tienes que ser positivo, pero realista. Deja que tu equipo sepa qué sigue en el camino. Tú eres el previsor, después de todo.
    • Es importante manejar las expectativas a nivel macro y micro. Necesitas hacer un registro a nivel de equipo "y" a nivel individual. ¿Todo el mundo sabe cuáles son sus propias obligaciones? ¿Cómo encajan estas en el cuadro más grande?
  3. Con un equipo enfocado e impulsado, hay muchas posibilidades de que hayan personas que disientan y personas que están en desacuerdo “contigo”. Habrá quienes piensen que “ellos” deberían dirigir, habrá a quienes simplemente no les guste tu estilo y habrá quienes francamente piensen que tu equipo debería ir en otra dirección. Eso es normal. Tu trabajo es subirlos a bordo.
    • En la mayoría de casos, será la minoría (si es mayoría, probablemente serás derrocado). Los otros dos grupos serán quienes te respalden y quienes en realidad irían en cualquier dirección. Necesitas tomar a quienes te respaldan e iluminarlos con un brillo que no deje de extenderse a los otros. Si lo haces bien, el resto se preguntará por qué están perdiendo tanto tiempo en dificultades.
  4. Esto va un poco de la mano con lo de “ser previsor”, pero tiene que pasar constantemente. Tu visión para el equipo debe transformarse a medida que progresas (lo que parece correcto un día puede parecer increíblemente erróneo al siguiente). Así como el reloj avanza, a medida que vayas más lejos en tus esfuerzos, piensa fuera de la norma. ¿Qué podría hacerse que no estás haciendo y que podría volver todo “aún mejor”?
    • La gente puede mostrarse a la altura de su puesto. Es decir, quienes están debajo de ti pueden estar llenos de buenas ideas, pero no dicen nada o no crecen cuanto pudieran porque no sienten que es su lugar. Asegúrate de escuchar “a todo el mundo”, independientemente de su estatus. Pueden tener esa noción que prenda la chispa en tu cabeza, ¡quién sabe!
  5. Un buen líder es aquel que es respetado y no puedes ser respetado sin ser ético y justo. Puede parecer que tu equipo no te observa, pero si claudicas en tu moral, ellos lo notarán. Si tienes favoritismos, lo notarán. Si cortas el presupuesto, lo notarán (y te imitarán). Así que si quieres que tu equipo juegue bien, debes jugar bien también.
  6. Para el obrero número 142, es fácil perder de vista su importancia. Puedes tener personas que sientan que nada es asunto suyo, lo digan o no. Cuando eso sucede, la productividad (y éxito) se reduce a un mínimo. “Tú” puedes evitarlo dándoles un propósito. Hazles saber qué están haciendo, por qué es importante y cómo impactará en la gente. Préstales atención. Hazles saber que les das atención. Si a ti te importa, es más probable que a ellos también.
    • Recuerda: eres “líder”, no un jefe. No solo estás mandando a quienes están a tu alrededor. Un mono podría hacer eso. Estás allí para obtener el máximo provecho de ellos, independientemente de las circunstancias. Así que sé auténtico con ellos. Si les gusta cómo eres, querrán hacer su trabajo. Si no, van a salir a la primera oportunidad que tengan.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Sé un líder eficaz

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  1. Para ser un líder efectivo y bueno, no puedes vivir con el mantra “haz como digo, no como hago”. Debes dar el ejemplo para que tu equipo se sume. Si no lo haces, ¿por qué ellos tendrían que cooperar? ¿Por qué tendrían éxito? Si tu equipo está yendo en distintas direcciones, no tienes mucho de líder. Por eso, sé el modelo a seguir que ellos necesitan para mostrarles el camino.
    • Incluso si no crees ser un modelo a seguir, lo eres. Estás en una posición natural para eso. Algunos líderes son más como amigos, otros más como jefes (y algunos hasta se parecen más a los dictadores), pero todos son modelos a seguir. Tu equipo te admira. ¡Usa tus poderes para el bien!
  2. Nadie puede predecir el futuro. Las computadoras son muy buenas para predecir tendencias, pero aun en eso pueden estar muy, muy equivocadas. Por eso, es de mayor importancia que seas adaptable al cambio. ¡Imagínate si Apple hubiera parado después de su primera computadora! ¡Si Ford se hubiera detenido después del Modelo T! ¡Si Britney se hubiera detenido con “Baby One More Time”! La sociedad está en constante cambio y tú (y tu equipo) tienes que cambiar con ella.
    • Esto probablemente tiene más sentido para un líder a largo plazo, como el presidente de una compañía o el capitán del equipo de fútbol. ¡Pero incluso los líderes de los trabajos escolares tienen que ser receptivos al cambio! Si Pedro tiene una idea mejor que aquello que se está haciendo, es necesario usarla. Si Jane no se aparece en la escuela, tienes que lidiar con esa desidia. Incluso los pequeños obstáculos representan una oportunidad para mostrar que el cambio no te desviará de tu rumbo de éxitos.
  3. En general, las personas ansían el liderazgo. Prefieren no tomar sus propias decisiones (de ese modo, no pueden considerarse responsables cuando salpica lo malo) y usar a otras personas para alumbrar el camino. Por tanto, estás en una situación natural para ser un mentor. ¡Usa tus poderes para el bien! Cuando alguien te busca por asesoría, échale una mano. Después de todo, ¡un buen líder forma más buenos líderes!
  4. A Mike Tyson se le atribuye haber dicho: “todos tienen un plan hasta que reciben un puñetazo en la boca”. [2] Una verdad nunca antes dicha, Mike. Cuando recibas “un puñetazo en la boca" (es decir, cuando alguien sacuda el barco, se levante contra tu liderazgo, etc.), ¿qué vas a hacer? ¿Ir con el movimiento de las aguas? ¿O ahogarte?
    • La respuesta correcta es la primera, por cierto. Todos los buenos líderes se enfrentan a la oposición. Todos. ¿Crees que Nelson Mandela la tuvo fácil? ¿La Madre Teresa? ¿Morgan Freeman? No tiene que ver nada con lo bueno que seas y sí todo con tu posición. Siempre habrá detractores. Siempre. Eso solo significa que estás haciendo algo y que importas. Es parte del liderazgo.
  5. Un ejemplo sencillo sería que estés preparando una charla para un grupo grande. No sólo necesitarías tener tu discurso hecho, saber qué herramientas necesitarás, quiénes estarán allí, sino que tu equipo (en este caso, posiblemente tu audiencia) necesitaría saber qué hacer, también. ¿De qué vas a hablar? ¿Cómo ellos podrían hacer una pequeña investigación en su tiempo? ¿Cómo ellos podrían equiparse para ser de utilidad? Cuando todos están listos, las cosas suceden con mayor fluidez.
    • Por supuesto, puedes no estar preparado para algunos obstáculos. Es inevitable. Pero puedes prepararte para un camino lleno de baches (y eso se hace monitoreando las expectativas). Si todos van sabiendo que no será fácil (pero con la esperanza de que valdrá la pena), podrás evitar las expresiones de fastidio, el estremecimiento de los jefes y, bueno, ¡a los derrotistas!
  6. Esto es sentido común. Si Joni y Judy están peleando por lo último en importancia, quédate fuera de eso. Probablemente están peleando por otra cosa y ya no es tu dominio. No tienes que manejar la vida personal de tu equipo. Si algo no tiene que ver con el trabajo, simplemente sigue siendo una parte neutral. Es lo mejor por el interés de todos.
  7. Cuando tu equipo hace un trabajo estelar, hazle saber que está haciendo un trabajo estelar. Cuando todos los engranajes están girando como deben, disfrútalo. Deja que tu equipo lo disfrute. Señala el trabajo duro que ves a tu alrededor porque… ¿sabes qué? Seguro no podrías hacerlo todo por tu cuenta. Como buen líder, reconocerás que es un esfuerzo de equipo y un asunto de todos. Todo el mundo merece reconocimiento.
    • Es mejor si es un reconocimiento genuino. Un líder falso que finja una sonrisa en su cara no será escuchado por mucho tiempo. Encuentra algo en el trabajo de todos que puedas elogiar y luego elógialo. Si no puedes hacerlo, ¡o tienes que abrir los ojos o ellos no deben ser parte de tu equipo!
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Consejos

  • Es mejor si eres un experto en lo que sea que estás haciendo. Si no sabes la respuesta a una pregunta, sé honesto y dile a quien pregunta que no sabes, y luego ¡anda a averiguarlo!
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Advertencias

  • No dejes que ser líder se te suba a la cabeza. Si eso sucede, no vas a durar mucho.
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