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A todo el mundo le gustaría poder lograr más en menos tiempo. Es fácil simplemente aceptar que algunas personas son naturalmente más productivas y otras tienden más a dejar las cosas para después. Por cierto que pueda ser, también está claro que la gente productiva aprovecha varias estrategias útiles que pueden beneficiar a cualquiera.

Método 1
Método 1 de 3:

Organizarte

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  1. Marca en tu horario las horas recurrentes en las que puedes concentrar tus energías en las tareas específicas que debes lograr. Incorpóralas en las rutinas diarias que ya tienes (prepararte para el trabajo, la hora de comer, etc.). Al igual que cuando tu cuerpo te dice "esta es la hora de comer" aproximadamente a la hora que sueles comer, poco a poco te sentirás más acostumbrado a la sensación de que "esta es la hora productiva".
  2. No te concentres en la necesidad de escribir el libro completo o en pintar toda la casa; concéntrate en terminar un capítulo o una habitación. La sensación de logro te ayudará a mantenerte activo y te dará una forma de marcar el progreso hacia la meta más grande.
  3. ¿Recuerdas la vez que tenías que terminar un trabajo de la universidad en una noche? Cuando tienes un límite de tiempo claro, no tienes más remedio que concentrar tus energías y apegarte a los aspectos esenciales de tu meta.
    • Si ya llegó el tiempo límite, establece mini tiempos para terminar los componentes de la tarea.
    • Trata de ser estricto contigo mismo porque es fácil ignorar los tiempos que tú mismo has creado. Pega tu tiempo límite contra una cita que no puedas perder o simplemente programa un cronómetro.
  4. "El trabajo se expande para llenar el tiempo". Esto suena como un pensamiento anticuado que también se puede expresar con fórmulas matemáticas, pero el punto de la Ley de Parkinson sigue siendo el mismo. [1] Básicamente, si te tomas todo el día para realizar una tarea, encontrarás una forma de tomarte todo el día para hacerla (o exagerarla). Calcula la cantidad mínima de tiempo que necesitas para hacer el trabajo con la calidad necesaria.
  5. [2] Crea toda la rutina y los tiempos límites que puedas, pero también ten en cuenta que la vida intervendrá y tendrás que poder ajustarte. No dejes que las interrupciones te saquen completamente de tu ritmo; mira si puedes encontrar alguna forma de aprovecharlas o por lo menos, librarte de ellas.
    • Por ejemplo, si tratas de terminar una presentación para mañana temprano y se va la luz, contrata a alguien que te ayude a practicar el control de calidad que sigue, hasta que regrese la energía. Incluso puedes usar el hecho para hacer un chiste tonto al día siguiente sobre cómo un competidor intentó sabotear tu presentación a prueba de apagones.
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Método 2
Método 2 de 3:

Escuchar a tu cuerpo

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  1. Si eres una persona madrugadora o un "ave nocturna", aprovéchalo. Maximiza tus horas más productivas. Si la música te ayuda a concentrarte, úsala; si te distrae, olvídala.
    • Piensa en lo que te ha funcionado cuando has sido productivo en el pasado. ¿Te fue mejor en los exámenes finales de la universidad cuando estudiaste escondido en un rincón silencioso de la biblioteca o cuando tus compañeros de habitación estaban jugando videojuegos a un metro de distancia?
  2. Cuando tu cerebro se funda y tengas que alejarte, hazlo. Mira una telenovela, pasea al perro o limpia algunos de esos estantes polvorientos que has tenido la intención de limpiar. [3]
    • Vas a necesitar este tipo de descansos, así que acomódalos en tu horario. De esta forma, no sentirás como si estuvieras perdiendo el tiempo mientras, bueno, pierdes el tiempo (pero de una forma positiva).
  3. La luz natural ayuda a mantener los ritmos del cuerpo equilibrados, te da energía y simplemente se siente bien. [4] Sal a caminar o trabaja al lado de una ventana cuando puedas.
  4. Rompe con la monotonía del día, alivia el estrés, ayuda a volver a concentrar la mente y es bueno para ti.
  5. [5] Al trabajar en un proyecto, tu mente se llenará de ideas, algunas relevantes para la tarea actual y otras no. Si te sientes atascado o atorado al tratar de entender una tarea, trata de vaciar tu mente de las ideas que te distraen, ¡pero mantenlas a la mano por si acaso!
    • Anota las ideas dispersas en una libreta (o en el dispositivo más avanzado tecnológicamente que prefieras) al final del día o cuando te sientas sobrecargado mentalmente.
    • No te preocupes por conectar todos los puntos en este momento. Esta es otra forma de hacer una lluvia de ideas; sacas las ideas, descubres lo que funciona, lo que no funciona y luego, las conectas.
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Método 3
Método 3 de 3:

Establecer prioridades

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  1. Algunas personas que piensan que son improductivas en realidad son personas productivas que simplemente esperan demasiado de sí mismas. No muerdas más de lo que puedes masticar. Las personas productivas no son “superhumanas”; saben lo que pueden lograr (y sus límites) y se concentran en terminar el trabajo.
    • Considera si le pedirías a alguien más que haga todo lo que estás tratando de hacer. Si te sentirías mal de pedirle a alguien más que haga tanto, probablemente te estés exigiendo demasiado.
    • Al final del día, escribe una lista de todo lo que lograste. Tal vez te sorprendas y tengas algo más que mirar que no sea esa lista larga de tareas con la que empezaste la mañana.
  2. Piensa en los elementos esenciales de lo que quieres o necesitas lograr. Es más fácil lograr un objetivo claro.
    • Concéntrate en los resultados, no en el tiempo que te tardas para llegar allí. [6] Después de todo, lo que suele juzgarse son en los resultados. No importa el tiempo que le llevó al panadero hacer un pastel de bodas o los métodos que haya usado; lo que se espera es que el pastel se vea bien y tenga un sabor excelente.
  3. Un buen general y presidente bastante decente, Dwight Eisenhower, sabía cómo hacer las cosas. Él determinó lo que en verdad era importante y urgente y se le conocía por decir "Lo que es importante rara vez es urgente y lo que es urgente rara vez es importante".
    • La Caja de Eisenhower divide las tareas en cuatro categorías: si es importante y urgente (hazlo ahora); si es importante, pero no es urgente (decide cuándo quieres hacerlo posteriormente); si no es importante, pero es urgente (delégalo a los demás); si no es importante y no es urgente (bórralo de la lista). [7]
    • Por supuesto, no todo el mundo tiene la misma capacidad para delegar las tareas como un general o presidente, pero este tipo de tareas también pueden ser oportunidades para hacer un trabajo colaborativo. Conoce tus fortalezas y las de los que te rodean.
  4. Todos quisieran ser más productivos, pero si tu búsqueda de la productividad reduce mucho el tiempo con tu familia o daña alguna otra cosa de gran valor para ti, retrocede y vuelve a crear prioridades de tus valores. Si obtienes una productividad excepcional a costa de algo mucho más valioso para ti, ¿qué ganaste en realidad?
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