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Puede ser muy difícil que los padres de uno y los padres del cónyuge se tengan antipatía. Esto puede terminar en interacciones incómodas o, muchas veces, frustrantes. Para sobrellevar la situación, establece límites firmes. Informa a todas las partes qué comportamientos son aceptables y cuáles no. Averigua si hay una manera de encontrar un solución o resolución al desacuerdo. Durante las reuniones familiares, procura minimizar el conflicto y dar a todos su espacio. De vez en cuando, date un respiro a nivel emocional. Rodéate de gente positiva que te levante el ánimo.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Establecer límites de comportamiento

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  1. Al tratar de establecer límites de comportamiento, toma en cuenta los sentimientos de las partes involucradas en cuando a la situación. Los rencores o las heridas del pasado suelen crear conflictos en una unidad familiar, así que analiza si hay algún motivo subyacente por el cual tus suegros y tus padres no se llevan bien.
    • Si tus suegros y padres se tienen antipatía en la actualidad, es probable que algo en el pasado haya creado dicha tensión. Trata de analizar qué interacción o momento del pasado haya podido quizá originar el distanciamiento entre ellos.
    • Por ejemplo, quizá algo haya pasado en la boda. Si una pareja dio una mala primera impresión en la otra, este primer encuentro tal vez todavía esté causando problemas. Procura tenerlo muy presente cuando te dispongas a establecer los límites. Comprende que tus padres y suegros quizá todavía tengan heridas específicas y se guarden rencor debido a un primer encuentro desafortunado.
    • Sin embargo, es importante recordar que los desacuerdos entre familias no siempre son el resultado de rencores pasados. Estos desacuerdos pueden originarse de diferencias culturas elementales. Si sospechas que ha surgido un desacuerdo a causa de diferencias culturales, podrías tomarlo como una oportunidad para instruir a ambas partes de la familia. Hazlo pronto y seguido, y asegúrate de que tu cónyuge esté de acuerdo contigo.
  2. Si bien no se les puede obligar a amistarse, puedes bosquejar posibles soluciones después de tomar en cuenta sus puntos de vista. Puedes tratar de limar los roces, pero también puedes tratar de establecer límites claros de comportamiento para minimizar los conflictos. [1] No obstante, recuerda que no habrá una solución para cada uno de los problemas. Si las cosas no parecen mejorar, puedes optar por dejarlas como están y pasar página.
    • A menudo, un conflicto se da por falta de conocimiento. Tal vez tus suegros y padres tengan orígenes diferentes. Imaginemos que tus suegros provienen de una cultura donde los abrazos son lo normal. Tus padres provienen de una cultura donde el espacio personal es una prioridad. Si tus padres, por ejemplo, no devolvieron un abrazo cálido en la boda, es probable que esto haya dejado un sabor amargo.
    • Puedes tratar de explicar las diferencias a cada pareja. Por ejemplo, “Sé que piensan que los padres de Laura fueron maleducados con ustedes en la boda, pero su familia nunca ha sido de abrazos como nosotros. No se sienten cómodos con los abrazos y no creo que hayan tenido la intención de ofenderlos”.
    • Recuerda que no puedes obligar a alguien a renunciar a un rencor. En el caso de que tus padres y suegros no se lleven bien, busca otra solución. Por ejemplo, en lugar de centrarte en su reconciliación, busca maneras de minimizar sus interacciones en el futuro.
  3. Si ambos están lidiando con problemas familiares complejos, es importante que tengan las mismas expectativas. Convérsenlo primero antes de presentarles los límites a tus padres y suegros. Lleguen a un acuerdo sobre el tipo de comportamiento que esperan. [2]
    • Por ejemplo, si van a establecer límites para una reunión navideña, ¿qué quieren y esperan ambos? ¿Quieren que sus suegros y padres se comporten civilizadamente durante la reunión? ¿Quieren que una de las partes se disculpe? ¿Preferirían celebrar las reuniones estrictamente por separado?
    • Ten un plan claro en mente y asegúrate de conversar cualquier dificultad que tú y tu cónyuge tengan sobre cómo sobrellevar el problema. Si tu cónyuge tiene una idea diferente de cómo sobrellevarlo, procura llegar a un consenso. Por ejemplo, si tu cónyuge prefiere reuniones por separado y tú quieres que todos se porten civilizadamente durante una reunión grupal, convérsenlo hasta que alcancen una solución mutua.
  4. Sobre todo al tratar con los suegros, la comunicación directa es clave. No debes, por ejemplo, pedirle a tu cónyuge que hable con sus padres en representación tuya. Esto podría parecer una conducta pasivo-agresiva. Tampoco debes lanzar indirectas sobre el problema. Recuerda que la idea es establecer límites firmes y no solo sugerir cambios. Déjalo en claro al tratar el tema. [3]
    • Ambos deben conversar con tus suegros y padres por separado sobre el problema. Asegúrate de decirles sobre qué quieren hablar sin dejar lugar a ambigüedades. Por ejemplo, puedes decirles “Queremos hablarles sobre el problema con mis padres y cómo todos podemos llevarnos bien esta Navidad”.
  5. No es tu debes amistar a las personas que no se llevan bien. De hecho, puede ser estresante. En su lugar, céntrate en establecer límites claros que les permitan a tu cónyuge y a ti minimizar el estrés en sus vidas. [4]
    • Determina valores y expectativas específicas y luego comunícaselos directamente. Por ejemplo, quizá no quieras que ninguna de las parejas hable mal de la otra a otros miembros de la familia, especialmente no en las reuniones.
    • Comunica estos valores a ambas parejas directamente. Por ejemplo, “Mamá, papá, sabemos que tienen sus problemas con los padres de José, pero les agradeceríamos si pudieran guardárselos para sí. Por favor, ya no se quejen de ellos con mi hermana, en especial cuando todos estén juntos en una reunión”.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Sobrellevar la situación durante reuniones familiares

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  1. Antes de ir a un evento familiar, procura tomar las cosas con positivismo. Aunque haya habido animosidad entre tus padres y tus suegros en el pasado, ir anticipando lo peor puede preparar el escenario para el desastre. Si llegas tenso, puede pasarse a otros. Procura esperar lo mejor antes del gran evento.
    • Piensa en tu intención de ser feliz con anticipación y exprésala sin ambigüedades. Por ejemplo, piensa “Tengo la intención de disfrutar de esta reunión de Navidad, pase lo que pase”.
    • Esta actitud puede salir a relucir, incluso durante las interacciones negativas. Si tus suegros, por ejemplo, dicen algo negativo de tus padres, será más probable que lo tomes con calma si has decidido estar contento. Esto puede evitar que te sientas alterado y agraves un problema por casualidad.
  2. Los desacuerdos entre padres y suegros pueden perturbar la celebración de días festivos y demás eventos. Antes de un evento, avísales a todos que te gustaría que pongan a un lado sus diferencias por un día. [5]
    • Habla sobre posibles situaciones difíciles con ambas parejas con antelación sin dejar de mencionar que entiendes sus sentimientos y frustraciones. Por ejemplo, “Mamá, papá, sé que piensan que los padres de José son presumidos. Entendemos que a veces se sienten frustrados”.
    • Luego, pídeles que pongan este rencor a un lado, por lo menos mientras dura un evento. Por ejemplo, “Pero esta es la primera fiesta de cumpleaños de nuestro hijo, así que queremos que todos se lleven bien. Si pudieran tan solo poner este rencor a un lado durante la fiesta, se lo agradeceríamos”.
  3. Si tu familia tiende a pelear mucho durante las festividades, quizá tengas que crear nuevos rituales para minimizar las peleas. Muchas veces, si una familia solo se reúne una o dos veces al año, pueden resurgir viejos patrones de comportamiento y tensiones olvidadas durante esos días. Procura crear nuevos rituales que ayuden a minimizar el conflicto y las discusiones. [6]
    • Por ejemplo, puedes mantener a todos ocupados con una tarea en una reunión familiar. Si, por ejemplo, juegan juegos de mesa todo el rato, tus suegros y padres tendrán algo en qué concentrarse aparte de ellos mismos.
    • También puedes considerar rituales que ayuden a minimizar la interacción entre los padres y los suegros. Por ejemplo, si tienes una familia muy grande, instala dos mesas para la cena de Navidad y pon a tus suegros y padres en mesas diferentes.
  4. Otra opción es dividir tu tiempo con cada grupo en dos reuniones separadas. Tú y tu cónyuge pueden decidir los días y horarios para celebrar con cada grupo por separado.
    • Por ejemplo, puedes invitar a tus suegros a cenar para la víspera de Navidad y luego invitar a tus padres para la cena de Navidad.
  5. No es tu deber asegurarte de que todos se lleven bien. Tus padres y suegros tienen que estar dispuestos a ser maduros y limar asperezas. Si no ves ningún avance, reconoce lo que puedas estar experimentando, por ejemplo, tristeza, tensión y frustración. [7]
    • No tiene nada de malo darse un tiempo para desahogarse. Expresa tus sentimientos en lugar de reprimirlos. Por ejemplo, si te sientes abrumado, escápate un rato para enviarle un mensaje de texto a un amigo con las quejas de las peleas de tu familia.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Manejar las emociones de las partes involucradas

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  1. Debes procurar que todas las partes involucradas se sientan escuchadas. Si tus padres y suegros se tienen antipatía, deja que todos expresen su sentir del problema. Así, ninguno sentirá que has tomado algún partido. [8]
    • Deja que tus suegros y padres expresen las frustraciones que puedan tener. Cuando hablen, escucha genuinamente lo que comparten.
    • Procura ponerte en los zapatos de los demás. Ponte a pensar en las experiencias únicas que podrían llevar a alguien a la percepción del problema. Reflexiona en la manera en que te sentirías si fueras tus padres o suegros.
    • Recuerda que no tienes que resolver el problema. Con frecuencia, tan solo ser escuchado hace que alguien se sienta reconocido. Esto puede incentivar a que tus suegros y padres tengan una actitud más cortés en el futuro.
  2. Algunas tensiones simplemente no desaparecen. En las reuniones familiares y celebraciones de días festivos, ten planes de escape preparados. De esta manera, si alguien se siente abrumado, tendrá la opción de escaparse por un rato. Esto puede mantener las emociones bajo control si los conflictos no parecen tener una resolución clara.
    • Por ejemplo, tú y tus padres pueden acordar tener una palabra o frase secreta que pueden usar si necesitan un respiro de tus suegros. Si dicen “Estamos muy cansados”, significará que tienen que retirarse de la reunión temprano para evitar una discusión.
  3. También tienes que lidiar con tus propias emociones. Después de interacciones difíciles entre tus padres y suegros, rodéate de gente de la familia que sí se lleve bien. Por ejemplo, si tú y tus hermanos se llevan bien, pasa un rato con ellos después de que surjan discusiones entre tus padres y suegros.
  4. La risa puede ayudar a poner un problema en perspectiva y a mantenerte positivo. Ríete de las interacciones negativas y haz chistes con tu cónyuge sobre el problema. El humor puede ayudar a minimizar el estrés durante las confrontaciones y las discusiones estresantes. [9]
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