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El miedo al agua es una de las fobias más comunes. Tratar de vencerla puede parecer una prueba aterradora; sin embargo, con tiempo y voluntad, podrás aprender a estar más tranquilo en el agua sin importar la profundidad. Contrarresta tu miedo con una preparación mental, ejercicios cuidadosos o ayuda profesional, los cuales harán que te acostumbres poco a poco a las aguas profundas.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Prepararte mentalmente

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  1. Reconoce tu miedo. Muchas personas que padecen esta fobia se traumatizan más con la vergüenza que esta origina. Ellas harán lo posible por no confrontar su miedo. No obstante, aceptar tu fobia es el primer paso para solucionarla. [1]
  2. Temerle al agua profunda es algo común que afecta a millones de personas. Cada persona tiene un grado diferente de comodidad con el agua, y muy pocas se sienten totalmente cómodas en el agua profunda. No hay nada de qué avergonzarse. [2]
    • Los estudios indican que más de la mitad de los norteamericanos adultos le temen al agua profunda. [3]
  3. Antes de tratar de confrontar el agua, dedica un tiempo a recordar la primera vez en la que notaste que le temías. ¿Tu fobia se debe a un accidente en especial o una persona influyente? Si puedes identificar el origen de tu fobia, a veces esto puede ser de utilidad para comprender y lidiar con tu ansiedad. [4]
    • Por ejemplo, si a tu padre le aterraba el agua profunda, es probable que te haya transferido ese miedo. Por otra parte, si estabas en un bote que se volcó, esto podría haber provocado tu fobia. Si tienes en cuenta que hay un punto de inicio lógico, esto podría permitirte lidiar con lo que puede parecer un terror irracional.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Enfrentar el agua

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  1. Si le temes al agua, no deberás empezar con un océano con olas altas. En lugar de ello, ve a una piscina en la que se controlen la temperatura del agua, su profundidad y el flujo. [5]
    • Limita cualquier otra incomodidad que puedas sentir, como el agua helada o una gran cantidad de espectadores, por lo que tendrás que encontrar un cuerpo de agua que sea cómodo en cualquier otro aspecto, además de tu miedo a las aguas profundas.
    • Asimismo, quizás lo mejor sea que optes por agua transparente, así podrás ver el fondo. Las aguas oscuras u opacas pueden aumentar tu ansiedad por las aguas profundas.
    • Una bahía o un lago tranquilos también podrían funcionar en caso de que prefieras estar al aire libre. No obstante, lo ideal es que escojas un cuerpo de agua que tenga un descenso gradual, así podrás ingresar a él con lentitud.
  2. Si tu miedo te avergüenza, podrías notar que es más fácil si estás cerca de un profesional capacitado (como un instructor de natación o un salvavidas) que esté informado sobre la seguridad en el agua y la forma de lidiar con las personas que le temen al agua. Al menos debes contar con una persona responsable que esté dispuesta a apoyar tu esfuerzo sin presionarte ni burlarse de ti. [6]
    • Para poder aliviar tus miedos, lo mejor es que escojas a alguien que sea un nadador experimentado y que esté cómodo en el agua.
  3. Entra lo más que puedas, y nota el punto en el que empieces a sentirte nervioso. Si sientes algo de miedo, detente en donde estés y respira profundo por unos segundos antes de volver al área poco profunda.
  4. Ahora camina en círculos lentos en el agua. Para ello, empieza en el área poco profunda y poco a poco aumenta la circunferencia de tu trayecto, así te animarás a ir un poco más profundo cada vez. [7]
    • Lleva a cabo este proceso con la lentitud que necesites. Algunas personas podrían lograr ingresar a profundidades que cubran su cabeza en tan solo unas horas. Otras podrían tener que extender este proceso a un tiempo más largo, ingresando un día a una profundidad que llegue a las rodillas, luego a la cintura al día siguiente, y así sucesivamente.
    • No olvides que este proceso está bajo tu control. Es bueno que sigas animándote a avanzar si puedes hacerlo, pero debes detenerte de inmediato si sientes que estás perdiendo el control.
    • Si es posible, reorienta tu interacción con el agua centrándote en la sensación agradable que produce al fluir hacia tu piel y tus extremidades cuando camines. Esto puede ayudarte a distraerte y no pensar en las sensaciones de miedo.
  5. Si te concentras en mantener una respiración lenta y constante, esto puede ser de utilidad para mitigar el pánico u otras respuestas corporales al miedo que afrontes. Cuando camines en círculos, concéntrate en respirar profundo hasta la cuenta de 5 y exhalar con lentitud hasta la cuenta de 7. [8]
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Extender tu zona de confort

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  1. Dar el salto suele ser uno de los aspectos más complicados para las personas con acuafobia; por ello, es sensato que progreses poco a poco para sumergirte bajo el agua en pasos, empezando en un área poco profunda y controlada. Si te sientes cómodo con la sensación de tener la cabeza sumergida, será mucho más sencillo que ingreses a aguas profundas. [9]
    • Métete al agua hasta que llegue a la altura de tu cintura, de modo que puedas inclinarte con facilidad y tocar el agua con el rostro.
    • Para empezar, salpícate el agua en la cara para dejar que se acostumbre a la sensación y la temperatura. Luego aguanta la respiración e inclínate hasta que tus labios toquen el agua.
    • Cuando te sientas cómodo con ello, agáchate con la boca cerrada hasta que el mentón y los labios estén sumergidos. Respira profundo por la nariz y nota que podrás seguir respirando con la boca bajo el agua.
    • Cuando te sientas cómodo con este paso, aguanta la respiración y sumerge las fosas nasales unos segundos antes de pararte y respirar. El agua puede entrar a tu nariz, pero no irá más allá de tus senos paranasales, la cual sería la única forma en la que podría afectarte de manera negativa.
    • El último paso es sumergir la cabeza por completo, aguantar la respiración y quedarte sumergido por unos segundos antes de pararte y respirar. Al igual que tu nariz, notarás la forma en la que el agua entra a tus orejas, pero no te causará dolor, ya que no irá más allá de tus tímpanos.
  2. Este ejercicio te enseñará que puedes exhalar bajo el agua sin absorberla por la boca o la nariz. Esto es de utilidad para sentirte más cómodo bajo el agua profunda y conocer la forma en la que puedes entrenar tu cuerpo para interactuar de manera segura con ella. [10]
    • Empieza con el agua a la altura de la cintura, y agáchate para que tu boca esté justo por encima de la superficie del agua. Inhala por la nariz y exhala por la boca varias veces, prestándole atención a las ondas de agua debajo de tu respiración.
    • Luego sumerge la boca, pero mantén la nariz por encima del agua. Inhala por la nariz y sopla el aire con lentitud por los labios. Tu exhalación debe crear burbujas en el agua.
    • Ahora respira profundo una vez, sumerge la nariz y sopla burbujas exhalando con lentitud por las fosas nasales. Luego de terminar de exhalar, párate y respira.
    • Por último, respira profundo una vez y aguanta la respiración. Sumerge toda la cabeza y sopla burbujas por la nariz y la boca. Párate y respira cuando termines de exhalar.
  3. Intenta flotar . Si tienes en cuenta que el agua hace flotar los objetos y mantendrá tu cuerpo a flote si lo permites, puede ser de mucha utilidad para calmar tus ansiedades sobre las aguas profundas. Si recién estás aprendiendo a flotar, lo mejor será que colabores con un compañero para que te ayude a dominarlo en un entorno de apoyo que sea seguro. [11]
    • Las reacciones naturales de tu cuerpo al miedo (como encogerte o empujar las piernas hacia abajo) podrían hacer que tengas dificultades para flotar. Por ello, empieza haciendo que alguien jale tus brazos con cuidado por el agua mientras te mantienes horizontal y relajas todo el cuerpo.
    • También puedes hacer que la persona te dé soporte en una posición estática. Para ello, coloca los brazos debajo de la espalda mientras te echas boca arriba en el agua.
    • Una vez que puedas flotar con ayuda, haz que la persona te suelte y flota lo más que puedas sin su ayuda. Si puedes mantenerte a flote luego de que te haya soltado, trata de empezar a flotar por ti mismo.
  4. Nada en donde puedas aferrarte a algo. La primera vez que te pongas a prueba en el agua profunda en la que no puedas tocar el fondo, asegúrate de permanecer cerca de un área en donde puedas alcanzar y sujetar algo para mantener tu equilibrio. [12]
    • Por ejemplo, podrías nadar por los bordes de una piscina profunda. Aléjate de los lados de vez en cuando y nada, flota o patalea durante el tiempo que puedas hacerlo sin ponerte nervioso. Cada vez que te sueltes, intenta prolongar el tiempo durante el cual no te sostengas de algún objeto.
    • Si vas a nadar en un lago, quédate cerca de un bote o una balsa resistente, así podrás sostenerte o subirte con facilidad siempre que lo necesites.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Solicitar ayuda profesional

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  1. Inscríbete en un curso de natación para adultos. Muchos centros de actividades acuáticas de tu localidad (como piscinas públicas o centros de YMCA) ofrecen cursos dictados por especialistas que están capacitados para lidiar con la acuafobia. Si asistes a un curso formal, esto puede ser beneficioso para vencer tu miedo, ya que será seguro y contará con la supervisión de un experto. Si te inscribes en una clase, esto también te obligará a comprometerte a solucionar el problema. [13]
    • Escoge una clase que esté diseñada en especial para los adultos. Algunas podrían promocionarse de forma específica como lecciones para superar la acuafobia; no obstante, todos los cursos de natación para adultos asumirán que los estudiantes tienen cierto grado de miedo o incomodidad con el agua.
    • Esta opción también es grandiosa para aquellos que valoran el apoyo de una comunidad. Tus compañeros tendrán experiencias y sentimientos similares, por lo que podrán ayudarse el uno al otro a superar el miedo al agua profunda sin sentir vergüenza.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA

    Brad Hurvitz

    Instructor de natación de supervivencia certificado
    Brad Hurvitz es instructor certificado de natación para My Baby Swims, una escuela de natación para jóvenes con sede en La Jolla, California. Brad está entrenado como instructor de recursos de natación infantil (ISR, por sus siglas en inglés) con el programa Self-Rescue® de ISR. Se especializa en entrenar a niños de edades comprendidas entre los seis meses y los seis años de edad, como flotar boca arriba para respirar y nadar hacia la pared, y al mismo tiempo educar a los padres sobre cómo mantener a sus hijos seguros. Tiene una maestría en Administración de Empresas de la Oregon State University.
    Brad Hurvitz
    Instructor de natación de supervivencia certificado

    Nuestro experto señala: si le tienes miedo al agua, inscríbete en clases de natación particulares con un instructor profesional. Al cabo de algunas clases, comenzarás a aprender las habilidades que te ayuden a sentirte más cómodo y confiado con el agua, y sabrás qué hacer en una situación complicada.

  2. Si sientes que tu fobia es demasiado abrumadora como para lidiar con ella por tu cuenta o si te sientes totalmente incapaz de lidiar con el agua profunda, comunícate con tu proveedor de atención médica para que te derive a un profesional de la salud mental. Un psicólogo, un terapeuta o un consejero especializado en ansiedades podrán enseñarte a controlar tus miedos ejerciendo el autocontrol en tus pensamientos, sentimientos y reacciones. [14]
  3. La terapia de exposición te expone a la situación a la que temes en varias ocasiones y en incrementos lentos, así podrás aprender a controlar tu reacción con el tiempo. Si tienes dificultades para entrar al agua, obtén la ayuda de un psicoterapeuta capacitado que pueda supervisar el proceso mediante la terapia de exposición. [15]
  4. Sométete a una terapia cognitivo conductual . Busca a un profesional de la salud mental calificado (como un psicólogo o terapeuta) que pueda brindarte una terapia cognitivo conductual para tratar tu fobia al agua profunda. Este tipo de terapia cambia tu relación con el miedo al enseñarte la manera de lidiar mejor con los pensamientos y sentimientos que parecen abrumadores, y ejercer control sobre ellos. [16]
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Consejos

  • Tómatelo con lentitud y no dejes que las personas te presionen para hacerlo con una rapidez mayor a aquella con la que estés cómodo. Ayudar y brindar apoyo moral es grandioso; obligar no lo es.
  • No es necesario ser un campeón de natación. Con que sepas desenvolverte en el agua para no ahogarte es suficiente.
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Advertencias

  • No nades solo. Ten en cuenta el clima y las condiciones del agua para garantizar que sea seguro nadar.
  • No intentes superar tu miedo saltando en medio de un lago a fin de superar tu problema. Esto no es tan seguro ni eficaz como desarrollar tu tolerancia al agua profunda de forma gradual.
  • Quizás sea una buena idea no mirar películas que puedan mantener tus miedos, como Titanic , Tiburón o Mar abierto .
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