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Las orquídeas producen flores hermosas y únicas. A la hora de cultivarlas, es importante cambiarlas de maceta de forma regular para mantenerlas saludables, puesto que no les gusta mantenerse en el mismo medio de crecimiento (o sustrato) por mucho tiempo. Sin embargo, el trasplante es estresante para las plantas, por eso también es fundamental tener mucho cuidado durante el proceso. Pero, si lo realizas con éxito, prolongarás la vida de las orquídeas. Así que debes trasplantarlas regularmente a medida que crecen las plantas.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Organizar el trasplante

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  1. Es necesario trasplantar las orquídeas cada uno o dos años a medida que su sustrato se descompone y pierde nutrientes. Para la mayor parte de ellas, el momento ideal para el trasplante es la primavera, pero también debes considerar otros factores. Trasplántalas: [1]
    • una vez que la planta haya florecido y produzca raíces u hojas nuevas;
    • cuando las raíces y la planta empiecen a sobrepasar la maceta actual;
    • cuando no florezca o forme nuevas flores;
    • si la maceta se rompe;
    • si la planta está infestada de insectos;
    • si el sustrato está húmedo y no drena de forma adecuada.
  2. La elección de la maceta es un factor importante que abarca el tamaño y estilo. Si trasplantas la orquídea a una maceta muy grande, ella se verá obligada a concentrarse en el desarrollo de sus raíces en vez del florecimiento. Asimismo, para que la orquídea sobreviva, debes colocarla en una maceta con agujeros de drenaje.
    • Elige una maceta que le permita crecer 1 o 2 años como máximo. Si no sabes con certeza qué tanto crecerá la planta, opta por una maceta de solo un tamaño más grande que la actual. [2]
    • Puedes usar macetas de plástico o terracota para las orquídeas. Las de terracota necesitan que las riegues con mayor frecuencia.
    • Usa macetas con agujeros en los costados para que haya un gran flujo de aire.
    • Escoge una maceta poco profunda en vez de una profunda para impedir la acumulación de agua.
  3. La mayor parte de las orquídeas no se desarrollan en el suelo como otras plantas, sino más bien en árboles. Es por eso que muchas de ellas no pueden crecer en la tierra para macetas regular, ya que necesitan una tierra muy suelta alterada con trozos de corteza y otros materiales orgánicos. [3]
    • Los sustratos más populares para las orquídeas son la cáscara de coco, el musgo esfagno, la perlita, la corteza de abeto y las combinaciones de estos materiales.
  4. Antes de trasplantarla, riégala un poco el día anterior para disminuir el impacto del trasplante. Pero no le des más agua que lo habitual. Solo dale lo suficiente para humedecer su sustrato actual. [4]
  5. Muchos sustratos para orquídeas son secos y si remojas el tuyo antes del trasplante, le permitirás absorber y retener más humedad. Esta es la forma de remojarlo: [5]
    • Llena la nueva maceta con una cantidad de sustrato suficiente para trasplantar la orquídea.
    • Trasládalo a un balde que sea dos veces más grande que la nueva maceta.
    • Llena el resto del balde con agua.
    • Deja remojar el sustrato por 1 o 2 horas.
    • Cuélalo con un colador de malla fina.
    • Vierte agua corriente sobre el sustrato para retirar el polvo.
  6. Una vez que hayas retirado la orquídea de su maceta actual, necesitarás un par de tijeras o un cuchillo esterilizado para cortar las raíces y hojas muertas. Es esencial usar una herramienta esterilizada para evitar la transmisión de virus y enfermedades.
    • Una forma de esterilizarla es sostenerla por encima de una llama abierta hasta que el metal se ponga al rojo vivo.
    • También es posible remojar las tijeras o el cuchillo en un desinfectante, como yodo o alcohol. Remoja tu instrumento por 20 minutos.
    • Otra forma de esterilizarlo es hervirlo en agua por 20 minutos.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Arrancar de raíz la orquídea

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  1. Pon una mano sobre la base de la orquídea de modo que cubra la parte superior de la maceta. Sostén la maceta con la otra mano y da la vuelta suavemente a la orquídea sobre la mano que la sostiene.
    • Si la orquídea está aferrada a la maceta, masajéala moviéndola con suavidad de un lado a otro.
    • Solo corta las raíces o los tallos si no logras soltar la orquídea de la maceta con ese suave movimiento. Si debes hacer algún corte, conserva lo más que puedas de la raíz o el tallo. [6]
  2. Mientras aún sostienes la planta cuidadosamente con una mano, quita con suavidad la mayor cantidad posible del sustrato viejo usando tus dedos. Una vez que hayas retirado la mayor parte de dicho sustrato, enjuaga las raíces bajo un chorro de agua tibia para eliminar el resto. [7]
    • Retirar el sustrato viejo permitirá que la orquídea obtenga la mayor cantidad posible de nutrientes a la hora de trasplantarla y además así te asegurarás de destruir cualquier insecto.
  3. Cuando la orquídea esté limpia, revísala en búsqueda de hojas, tallos, raíces y pseudobulbos muertos. Usa tu herramienta de cortar esterilizada para cortar las raíces suaves y marrones, las hojas amarillas y los pseudobulbos negros y marchitos.
    • El pseudobulbo es un elemento característico en ciertos tipos de orquídeas. Se trata de un crecimiento bulboso cerca de la base de la planta con una hoja creciendo desde ella. [8]
    • Si vas a trasplantar varias orquídeas a la vez, esteriliza tu herramienta de cortar limpiándola con un desinfectante o calentándola con una llama antes de usarla con cada planta.
  4. La canela es un potente fungicida que ayuda a proteger la orquídea contra las infecciones y la pudrición. Espolvorea canela molida en los extremos de las raíces, tallos, pseudobulbos u hojas que hayas cortado. [9]
    • También puedes usar un fungicida específico para orquídeas.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Trasplantar la orquídea

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  1. Trasládala con cuidado a su nueva maceta y coloca las raíces al interior. Asegúrate de que la planta se encuentre a la misma profundidad que la de su anterior maceta o que la base de la hoja más baja esté 1,2 cm (1/2 pulgada) por debajo del borde de la maceta. [10] Si la orquídea está muy profunda, retira la planta y agrega una capa del sustrato al fondo de la maceta.
    • En el caso de las orquídeas con pseudobulbos, coloca la planta de modo que el pseudobulbo esté en el borde de la maceta.
    • En cuanto a las orquídeas que crecen desde un solo tallo principal, coloca la planta en el centro de la maceta.
  2. Viértelo en la maceta y presiónalo suavemente alrededor de las raíces, usando los dedos. Agrega suficiente sustrato de modo que alcance la base de la orquídea.
    • Después de haber agregado todo el sustrato y de haberlo compactado ligeramente alrededor de las raíces, inclina con cuidado la maceta de un lado a otro para asegurarte de que la planta no quede suelta. De lo contrario, agrega un poco más de sustrato compactado. [11]
    • Para mantener estable el sustrato, levanta la maceta y golpetea suavemente el fondo contra una superficie plana unas dos veces.
  3. Una vez que la planta esté instalada en su nueva maceta, agrega suficiente agua para remojar por completo el sustrato. Durante las próximas semanas, será necesario regarla más seguido hasta que el sustrato pueda absorber y retener la humedad.
    • Una vez establecida por completo, riégala cada 2 semanas, cuando el sustrato esté seco al tacto.
  4. Las orquídeas pueden volverse fácilmente muy pesadas si producen muchas flores al mismo tiempo. Para evitar que se caiga hacia un lado, ata la planta a un tutor.
    • Inserta un tutor de bambú delgado en el centro de la maceta.
    • Ata suavemente el tallo principal al tutor con una cuerda suave. Ata la planta en la parte central y cerca de la parte superior. [12]
  5. Para reducir el estrés que sufre la planta al trasplantarla, llévala a alguna parte donde solo reciba sol filtrado. Mantenla lejos de la luz solar plena y directa por una semana. Para aumentar su humedad, rocía los tallos, las hojas y las raíces dos veces al día por una semana. [13]
    • Una vez transcurrida dicha semana, regresa la planta a su lugar. A la orquídea le encanta la luz solar plena pero no directa. Lo ideal es colocarla detrás de una cortina o persiana.
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