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El trastorno conocido como escápula alada hace que tengas un omóplato protuberante que se parece un poco a un muñón de ala. Además, puede producir un dolor localizado y restringir el movimiento de la parte superior del cuerpo. Hay muchas variedades del trastorno; sin embargo, para la mayoría de estas, es muy probable que el médico recomiende una combinación de reposo, fisioterapia y control del dolor. Si es necesario, puedes tomar en cuenta las opciones quirúrgicas. La mejor manera de prevenir la escápula alada es fortalecer los grupos musculares de la parte superior del cuerpo.

Método 1
Método 1 de 3:

Tratar la escápula alada con rehabilitación y cirugía

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  1. Aunque es posible que desees una solución rápida si el omóplato sobresale y causa dolor, la paciencia con frecuencia es la mejor opción. Con la mezcla correcta de reposo y rehabilitación, muchos casos de escápula alada se pueden curar sin que el paciente se deba someter a cirugía y a los riesgos asociados. [1]
    • No trates de diagnosticar o tratar la escápula alada por tu cuenta. Visita a un médico si tienes un omóplato protuberante o si sientes dolor en el área del hombro que limite tu capacidad de hacer actividades diarias como lavarte los dientes o empujar un carrito de supermercado.
  2. El médico te pedirá que dejes el hombro en reposo; sin embargo, la fisioterapia dirigida y supervisada de manera profesional generalmente acelerará los procesos de curación y de fortalecimiento. Pídeles al médico y a amigos que te recomienden buenos fisioterapeutas en tu área y pídele a tu compañía de seguros una lista de proveedores dentro de la red. [2]
    • Durante las sesiones de fisioterapia, harás ejercicios dirigidos de rango de movimiento y de fortalecimiento del omóplato. Probablemente también se te mostrarán ejercicios para que los hagas en casa.
    • La recuperación de la escápula alada es un proceso prolongado, así que planifica asistir a sesiones de fisioterapia durante varios meses (posiblemente 6 o más).
  3. La terapia de masaje puede ser parte del programa de fisioterapia o puedes hacerla de manera independiente. Esta puede calmar el dolor de la escápula alada y relajar los músculos rígidos del área. [3]
    • Pídeles recomendaciones al médico y al fisioterapeuta. Los masajes médicos probablemente serán más beneficiosos, pero los masajes estilo espá también pueden ayudar.
    • Si el médico ha recomendado la terapia de masaje, es posible que debas asistir a sesiones durante al menos el mismo tiempo que las sesiones de fisioterapia (probablemente 6 meses o más).
    • La terapia de masaje puede cubrirla la compañía de seguros.
  4. Para el alivio del dolor a corto plazo de la escápula alada, algunas personas responden mejor al calor, mientras que otras prefieren aplicar hielo al área. Pide consejo al médico o al fisioterapeuta, y prueba ambas técnicas para saber cuál funciona mejor para ti. [4]
    • Aplica calor o hielo aproximadamente por 20 a 30 minutos a la vez, a menos que se te indique otra cosa. Por lo general, puedes aplicar calor o hielo con tanta frecuencia como desees.
    • No apliques una compresa o una bolsa de hielo directamente a la piel. Envuélvela en una toalla primero.
    • Es posible que necesites que alguien te ayude a sostener en un lugar la compresa caliente o de hielo, o a envolverla en su sitio.
  5. Este aparato se abrocha sobre los hombros y alrededor de la cintura con el objetivo de presionar el omóplato protuberante contra la parte superior de la espalda. Esta medida puede aliviar un poco el dolor y contribuir con la curación. [5]
    • Un soporte ortopédico no es apropiado para todos los casos de escápula alada, así que sigue las recomendaciones del médico.
    • El médico te preparará un aparato ortopédico, te ayudará a conseguirlo a través de una compañía de suministros médicos y te enseñará cómo ponértelo.
  6. Como parte del programa de reposo y rehabilitación, el médico puede prescribir uno o más medicamentos para lidiar con el dolor de la escápula alada. Por lo general, estos incluyen relajantes musculares, AINE y otros analgésicos. [6]
    • Toma cualquier medicamento prescrito para la escápula alada exactamente como se te indique y presta atención a cualquier efecto secundario del que te haya advertido el médico o el farmacéutico.
    • Los posibles efectos secundarios que los relajantes musculares pueden causar incluyen adormecimiento, somnolencia, debilidad muscular y letargo; los AINE pueden causar reacciones alérgicas o exacerbar las úlceras estomacales; el acetaminofeno (Tylenol) puede causar problemas hepáticos y los analgésicos opiáceos pueden conducir a la dependencia si se usan de manera prolongada.
  7. Si varios meses o hasta 2 años de reposo y rehabilitación no mejoran sustancialmente la escápula alada, entonces la cirugía es la opción más probable. El médico también puede recomendarla antes para ciertos tipos de escápula alada, como la que es producto de una lesión traumática. Las siguientes son algunas opciones quirúrgicas: [7]
    • Transferencias de nervios o músculos. Se reubicarán los nervios o los tejidos musculares de otras partes de la parte superior del cuerpo para reparar el daño al omóplato y al área circundante.
    • Estabilización estática. Se colocará un cabestrillo interno para volver a conectar el omóplato a la parte superior de la espalda.
    • Fusión escapulotorácica. Este es un procedimiento de último recurso que fusiona el omóplato directamente con la caja torácica. Puede causar limitaciones significativas en el rango de movimiento y problemas pulmonares, entre otros problemas. [8]
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Método 2
Método 2 de 3:

Fortalecer los omóplatos

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  1. Si te han diagnosticado escápula alada, es posible que empieces gradualmente con un programa de ejercicios de fortalecimiento del omóplato. Estos ejercicios también pueden mejorar tu rango de movimiento y posiblemente reducir las probabilidades de desarrollar casos futuros de escápula alada. [9]
    • Si te han diagnosticado escápula alada, sigue el programa de ejercicios que el doctor o el fisioterapeuta haya recomendado. En algunos casos, los ejercicios de fortalecimiento (sobre todo si se hacen en exceso), pueden causar más daño.
    • Si nunca has tenido escápula alada, estos ejercicios son de todas formas una buena manera de aumentar la fuerza y la flexibilidad del hombro.
  2. Comienza acostado boca abajo con los brazos a los lados. Luego haz cada una de las 4 posiciones de 2 a 3 veces, dedicando 15 segundos a cada posición. [10]
    • Cada ejercicio toma nombre de la forma de la letra que el cuerpo adopta durante la maniobra.
    • En el caso del ejercicio I, debes colocar las manos en las caderas con las palmas hacia arriba y los pulgares apuntando hacia los muslos. Luego, mueve los brazos hacia arriba y hacia abajo.
    • En el caso del ejercicio T, debes poner las manos a los costados con las palmas hacia abajo. Luego, mueve los brazos hacia arriba y hacia abajo.
    • En el caso del ejercicio Y, debes mover las manos a medio camino entre los costados y por encima de la cabeza. Luego, mueve los brazos hacia arriba y hacia abajo con las palmas hacia abajo.
    • En el caso del ejercicio W, debes doblar los codos y pegarlos a los costados mientras mantienes las manos extendidas formando el ángulo de la “Y”. Luego, extiende los brazos de vuelta a la posición "Y" completa y repite la operación durante 15 segundos.
  3. Párate con los brazos extendidos frente a ti a la altura y la anchura de los hombros, las palmas frente a frente, sosteniendo una banda de ejercicios (sin tensión) en las manos. Manteniendo los brazos rectos y a la altura de los hombros, extiéndelos hacia afuera tanto como puedas hacerlo cómodamente y empleando un movimiento lento y constante. Vuelva a la posición inicial lentamente (controla la contracción de la banda en vez de dejar que se contraiga de golpe). [11]
    • Haz 2 a 3 series de 10 a 15 repeticiones cada una y toma un descanso breve entre las series.
    • Empieza con una banda de ejercicios de resistencia ligera. Luego, cuando el nivel actual no presente ya ningún desafío, asciende lenta y gradualmente a niveles de resistencia mayores.
  4. Colócate enfrente de una pared y extiende los brazos para que las palmas se apoyen contra esta. Los brazos deben estar a la altura y la anchura de los hombros. Sin doblar o mover los brazos, desplaza lentamente el esternón hacia la pared hasta que los omóplatos se junten. Luego, sin mover las manos ni los brazos, retrae el esternón un poco más allá de la posición inicial, de modo que los omóplatos queden ligeramente arqueados hacia afuera. [12]
    • Haz 10 a 15 repeticiones por serie y entre 2 y 3 series.
  5. Párate a una distancia de un brazo de la pared con los pies separados a la altura de los hombros. Coloca una pelota medicinal de 4 kilos (8 libras) contra la pared con un brazo extendido y una palma plana. Usa la otra mano para acomodar la pelota si es necesario. Haz rodar la pelota alrededor de la pared en pequeños círculos en sentido antihorario y horario durante 15 a 30 segundos. Trata de no dejar que la pelota se caiga. [13]
    • Haz 2 o 3 series con cada brazo.
    • Con el tiempo, es posible que puedas usar una pelota medicinal más pesada.
  6. Acuéstate boca arriba con las rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo. Sostén una pelota medicinal de 4 kilos (8 libras) sobre ti con ambas manos y con los brazos extendidos por encima de la parte superior del pecho. Mantén la espalda, los pies y la cabeza en el suelo y usa solo los omóplatos para empujar la pelota unos centímetros más hacia arriba, luego vuelve a la posición inicial. [14]
    • Trata de hacer 2 a 3 series de 10 a 15 repeticiones cada una.
    • Si es necesario, puedes empezar con una pelota medicinal más ligera (o incluso con una pelota de fútbol o vóleibol) y pasar a una pelota más pesada cuando estés preparado físicamente para un desafío mayor.
  7. Adopta una posición estándar de flexión con las piernas y el cuerpo, pero coloca ambas manos en una pelota de ejercicios que esté colocada debajo de la parte superior de tu pecho. Extiende los brazos y, al mismo tiempo, trata de mantener las manos en la pelota, luego vuelve a descender lentamente hasta que el pecho toque la pelota. [15]
    • Haz 10 repeticiones y 2 series.
    • Mantener la pelota segura debajo de ti requiere práctica y una fuerza adecuada en la parte superior del cuerpo. Comienza a hacer este ejercicio suavemente y considera la posibilidad de trabajar con una persona para que sostenga la pelota. De lo contrario, esta puede salir disparada y hacer que te caigas de bruces.
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Método 3
Método 3 de 3:

Recibir un diagnóstico de escápula alada

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  1. Los trastornos relacionados a los que se denominan colectivamente escápula alada toman nombre del omóplato protuberante que se parece un poco a los rudimentos de un ala. Si notas que uno o, aunque es menos común, ambos omóplatos sobresalen notablemente, sobre todo al alzar los brazos, haz una cita con el médico. [16]
    • Si tienes la escápula alada, es casi seguro que también experimentarás dolor en el hombro, en la parte superior del brazo, en la parte superior de la espalda o en el cuello, al levantar el brazo. El dolor puede ser lo suficientemente fuerte como para hacer que tareas simples como lavarte los dientes o empujar un carrito del supermercado sean difíciles.
  2. Aunque es poco común, la escápula alada es más frecuente en culturistas, en atletas aficionados o profesionales (jugadores de béisbol, golf, baloncesto, etc.) y en personas cuyos empleos requieran movimientos repetitivos de los hombros (por ejemplo, vaciar botes de basura en un camión recolector). Incluso extender el brazo en la misma posición por períodos largos (como en un trabajo de oficina) puede en raras ocasiones contribuir con el desarrollo de la escápula alada. [17]
    • Por ejemplo, si has empezado a jugar al tenis regularmente o has aceptado un nuevo empleo plantando árboles y arbustos, díselo al médico.
  3. Incluso sin actividades de movimientos repetitivos, la escápula alada sigue siendo una posibilidad si exhibes síntomas. Los siguientes ejemplos pueden ser otras causas: [18]
    • Lesión traumática. Por ejemplo, los accidentes vehiculares pueden causar daño en el tejido y en los nervios que pueden contribuir con el desarrollo de la escápula alada.
    • Cirugía. Si se dañan nervios específicos durante un procedimiento quirúrgico que involucre el hombro, la parte superior de la espalda o el pecho, puede darse la escápula alada.
    • Enfermedades. Las enfermedades virales como la gripe y los trastornos médicos como la distrofia muscular algunas veces pueden contribuir con el desarrollo de la escápula alada. Lo mismo ocurre con las reacciones alérgicas, las sobredosis de drogas o la exposición a toxinas. Sin embargo, todas estas causas son extremadamente raras.
  4. En la mayoría de los casos, el médico hará el diagnóstico de escápula alada examinándote el omóplato y hablando contigo de los síntomas. Probablemente, por ejemplo, mirará y palpará el omóplato a medida que levantas los brazos. [19]
    • Si aún tienes dudas, el médico puede recomendar una electromiografía (la estimulación nerviosa mediante la inserción de agujas de electrodos en los músculos) para confirmar el diagnóstico de escápula alada. Sin embargo, en la mayoría de los casos, es innecesario. [20]
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Consejos

  • Evita los movimientos repetitivos del hombro y el brazo para ayudar a reducir el riesgo de escápula alada.
  • Practica una buena postura y ejercicios ergonómicos para prevenir la escápula alada. Aunque no es totalmente prevenible, esta medida disminuye el riesgo.
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Referencias

  1. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2684151/ . Martin RM, Fish DE. Scapular winging: anatomical review, diagnosis, and treatments. Current Reviews in Musculoskeletal Medicine. 2008;1(1):1-11. doi:10.1007/s12178-007-9000-5.
  2. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2684151/ . Martin RM, Fish DE. Scapular winging: anatomical review, diagnosis, and treatments. Current Reviews in Musculoskeletal Medicine. 2008;1(1):1-11. doi:10.1007/s12178-007-9000-5.
  3. https://www.healthline.com/health/scapular-winging
  4. http://www.sportsinjuryclinic.net/sport-injuries/shoulder-pain/chronic-shoulder-injuries/winged-scapula
  5. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2684151/ . Martin RM, Fish DE. Scapular winging: anatomical review, diagnosis, and treatments. Current Reviews in Musculoskeletal Medicine. 2008;1(1):1-11. doi:10.1007/s12178-007-9000-5.
  6. https://www.healthline.com/health/scapular-winging
  7. https://www.healthline.com/health/scapular-winging
  8. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2684151/ . Martin RM, Fish DE. Scapular winging: anatomical review, diagnosis, and treatments. Current Reviews in Musculoskeletal Medicine. 2008;1(1):1-11. doi:10.1007/s12178-007-9000-5.
  9. https://www.healthline.com/health/scapular-winging

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