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La fiebre es una señal de que tu cuerpo intenta combatir algo malo, como un virus o infección. Por lo general, es el síntoma de una condición o problema específico, como la gripe, el agotamiento por calor, una quemadura solar, algunas condiciones inflamatorias, reacciones a los medicamentos y más. [1] Ya sea a causa de la fiebre misma o a la condición subyacente que la está provocando, también podrías tener sensibilidad en la piel. Existen varias medidas que puedes adoptar para aliviar este tipo de sensibilidad con la finalidad de sentirte más cómodo durante el proceso de recuperación.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Tratar la sensibilidad de la piel

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  1. [2] Esto incluye a las sábanas y mantas que utilizas para dormir o descansar. Procura usar la menor cantidad de capas posible.
  2. Si es invierno y tienes la calefacción encendida, considera la posibilidad de bajar temporalmente la temperatura para mantener tu casa fresca mientras te recuperas. [3]
    • Si no es invierno y no puedes bajar la temperatura, utiliza un ventilador. Rociarte un poco de agua ocasionalmente mientras permaneces frente a un ventilador también se siente de maravilla.
  3. Con agua tibia, nos referimos a una temperatura de 30 °C (85 °F). Los baños son mejores que las duchas pues te sumerges en el agua, aunque estas últimas son adecuadas en caso de que no tengas una bañera. [4]
    • No utilices agua fría para bañarte.
    • No utilices alcohol isopropílico para tratar de refrescar tu piel.
  4. [5] Existen varios métodos que puedes utilizar para ponerte algo lo suficientemente frío en la frente, cara o nuca. Puedes utilizar un paño remojado en agua fría, envolver una compresa de hielo o cubos de hielo en un paño o toalla (este método durará más tiempo) o humedecer un paño y ponerlo en la congeladora antes de utilizarlo. Haz una bolsa de arroz y colócala en la congeladora. Para hacerla, puedes utilizar una bolsa de tela y arroz seco o incluso puedes comprarla ya fabricada.
  5. Antes de ir a dormir, remoja los pies en agua caliente. Luego remoja un par de calcetines de algodón en agua fría y póntelos. Encima de ellos, ponte un par de calcetines gruesos y ve a dormir. [6]
    • Este método no es recomendable para las personas diabéticas, pues no tienen una buena circulación o sensación en los pies.
    • Algunas empresas especializadas en el cuidado de la piel fabrican productos que contienen menta para tus pies. Al aplicártelos en los pies, hacen que la piel se sienta fresca. Aplícate una loción, crema o gel como este en los pies a lo largo del día para mantenerte frescos
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Tratar la fiebre

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  1. Por lo general, los médicos sugieren tomar paracetamol, ibuprofeno o aspirina para tratar la fiebre en un adulto. Sigue las instrucciones de dosificación que vienen en la caja para determinar la cantidad que debes consumir y la frecuencia en que tienes que hacerlo. [7]
  2. Debido a que la fiebre probablemente es un síntoma de otra condición subyacente, tu médico podría recetarte un medicamento que ayude a tratar dicha condición (p.ej. un antibiótico). [8] Solo toma medicamentos que te hayan recetado específicamente para ti y tu situación. Además, tómalos en los cantidad y frecuencia que te indican el médico y las instrucciones del envase.
  3. La fiebre puede hacer que tu cuerpo se deshidrate, pero si quieres mantenerlo lo suficientemente fuerte para combatir tu condición, debes hidratarte continuamente. Bebe la mayor cantidad posible de agua o jugo, con tanta frecuencia como sea necesaria. [9]
    • Los caldos también son útiles, pues contienen un poco de sal, la cual puede atenuar la deshidratación.
    • Una alternativa a los líquidos es chupar cubitos de hielo o paletas heladas. Como tienes fiebre y probablemente estés muy caliente, esto también puede ayudarte a enfriarte un poco, por lo menos de manera temporal.
  4. Tienes fiebre porque algo está mal en tu interior. Tu cuerpo necesita utilizar toda su energía para combatir tu problema, no para otras cosas innecesarias. Asimismo, las actividades que necesitan energía también hacen que tu temperatura corporal aumente, ¡algo que definitivamente no necesitas en este momento! [10] Quédate en cama o en el sofá. No vayas a trabajar o a la escuela ni hagas recados a menos que sea absolutamente necesario. No te ocupes de los quehaceres del hogar hasta sentirte mejor.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Prevenir la fiebre en el futuro

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  1. El lavado de manos nunca es excesivo. Debes lavarte las manos especialmente después de haber ido al baño y antes de comer. También es útil acostumbrarte a lavártelas después de haber estado en público o haber tocado los mangos de las puertas, los botones de los elevadores o los pasamanos. [11]
  2. Tus manos son tu conexión con el mundo. Por desgracia, eso significa que probablemente estén cubiertas de tierra, aceite, bacterias y otras cosas que no querrás imaginar, sobre todo antes de habértelas lavado. [12]
  3. Esto es especialmente importante en caso de que tú o la otra persona ya se sientan mal. No obstante, solo para estar seguros y debido a que muchas enfermedades pueden ser contagiosas pese a que una persona no evidencia síntomas, es mejor no compartir con nadie nada que entre en contacto con tu boca. [13]
  4. Asegúrate de estar al día en tus vacunas e inmunizaciones. Si no recuerdas la fecha en que recibiste la última, habla con tu médico, pues en algunos casos es mejor vacunarte antes de tiempo que no hacerlo en lo absoluto. [14] Estas inmunizaciones te ayudarán a evitar muchas enfermedades tales como la gripe o el sarampión, los cuales provocan fiebre.
    • Ten en cuenta que no es raro que una vacuna que contenga un virus activo te produzca síntomas temporales, incluida la fiebre, en los días posteriores a su aplicación. Asegúrate de estar al tanto de estos posibles efectos secundarios al consultar con tu médico.
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Advertencias

  • La temperatura corporal “normal” es de 37 °C (98,6 °F). Ponte en contacto con el médico si (a) tu hijo de 1 a 3 meses de edad tiene una temperatura superior a 38 °C (100,4 °F), (b) tu hijo de 3 a 6 meses de edad tiene una temperatura por encima de los 38,9 °C (102 °F), (c) tu hijo de 6 a 24 meses tiene una temperatura superior a los 38.9 °C (102 °F) por más de un día. En el caso de los niños mayores de dos años, ponte en contacto con el médico en caso de que tu hijo tenga más síntomas. Si eres adulto, ponte en contacto con tu médico si tu fiebre es superior a los 39,4 °C (103 °F) y se ha prolongado por más de tres días. [15]
  • Independientemente de la temperatura, ve al médico si tu condición te preocupa.
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