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Las camas solares a menudo se usan para broncear el cuerpo en entornos más controlados que los que ofrece la luz solar natural. Sin embargo, emiten la misma radiación ultravioleta que el sol, la cual está asociada al cáncer de piel. Tomar ciertas precauciones, como conocer tu tipo de piel, familiarizarte con el equipo y tener en cuenta otros factores personales, evitará que las uses de manera insegura.

Método 1
Método 1 de 4:

Usar una cama solar

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  1. Reduce el riesgo de quemaduras del sol al saber cuánto bronceado puede tolerar tu piel de forma segura en una sola sesión. Busca la prueba de tipificación cutánea de Fitzpatrick en línea. En función de los resultados, tendrás una imagen más clara del cronograma que tendrás que seguir para tu piel para lograr un bronceado base. Los resultados precisos varían de persona en persona, pero, en general, existen cinco categorías de tipos de piel:
    • La piel tipo 1 es extremadamente pálida o blanca, y se quema rápido, pero resiste el bronceado. La piel generalmente tiene muchas pecas. Otras características de las personas con este tipo de piel incluyen el cabello rojizo y los ojos azules o verdes.
    • La piel tipo 2 es más beis que el tipo 1, pero se quema fácilmente sin broncearse. Las personas con este tipo de piel suelen ser morenas o rubias, moderadamente pecosas, y con ojos azules o verdes.
    • La piel tipo 3 es naturalmente marrón, y puede quemarse después de una gran exposición al sol, pero suele broncearse primero. Las personas con este tipo de piel tienen el cabello y los ojos marrones.
    • La piel tipo 4 es naturalmente marrón claro u oliva. Se broncea con un poco de dificultad, pero puede quemarse después de períodos prolongados al sol. Las personas con este tipo de piel suelen ser morenas con ojos más oscuros que las personas con el tipo tres.
    • La piel tipo 5 es naturalmente marrón y se broncea con poca o ninguna dificultad, quemándose muy poco o nada. Las personas con este tipo de piel suelen tener el cabello y los ojos extremadamente marrones.
  2. En caso de ser necesario, haz que un empleado te ayude a determinar tu tipo de piel. Luego, desarrolla un cronograma a seguir para alcanzar el bronceado base a lo largo de varias sesiones. El plan específico podría variar de un salón a otro debido a la potencia y la salida de los rayos ultravioletas de sus equipos, pero, generalmente, el cronograma se organizará según estas pautas: [1] [2]
    • Tipo 1 . Se recomienda que las personas con este tipo de piel nunca usen las camas solares, debido a su sensibilidad a los rayos ultravioletas. Sin embargo, si insistes, comienza con sesiones de no más de un minuto. Después de tres o más sesiones, suma otro minuto, pero solo si la piel se siente fresca y cómoda después del primer minuto.
    • Tipo 2 . Limítate a dos minutos durante las primeras dos sesiones. Luego, suma otro minuto para las siguientes tres, a menos que la piel comience a sentirse tibia o incómoda después de los primeros dos minutos. Si aún te sientes bien después de tres minutos de exposición, suma otro minuto a la última sesión por un total de seis sesiones.
    • Tipo 3 . Comienza con una sesión de dos minutos. Siempre y cuando la piel se sienta fresca después, suma otro minuto para las próximas dos sesiones. Alcanza los cuatro minutos para la cuarta y quinta sesión, a menos que la piel se sienta más caliente de lo normal después de los primeros tres minutos. Por último, incrementa el tiempo a cinco minutos para la última sesión por un total de seis sesiones.
    • Tipo 4 . Comienza con una sesión de tres minutos. Sigue con una sesión de cuatro minutos. Luego, incrementa la exposición a cinco minutos para las próximas dos sesiones. Suma otro minuto para las últimas dos sesiones por un total de seis sesiones. Si la piel comienza a sentirse incómoda en cualquier momento, reduce el tiempo para una exposición más segura.
    • Tipo 5 . Comienza con una sesión de tres minutos. Luego, suma otro minuto en la siguiente sesión. Prueba con cinco minutos en la tercera. Si la piel se siente relativamente fresca después de cada sesión, suma otro minuto en cada siguiente sesión hasta alcanzar los ocho minutos en la sesión final.
  3. Averigua si el salón ofrece más de un estilo de cama solar. Pídele al personal que te ayude a elegir cuál es el mejor para ti en función de tu tipo de piel y efecto deseado. Además, pide que te aclare la duración a la que debes limitarte en cada sesión para cada tipo de cama. [3]
    • Las camas de baja presión imitan la salida de los rayos ultravioletas de la luz solar.
    • Las camas de alta presión alteran la salida de los rayos ultravioletas para crear un bronceado menos temporal en menos tiempo.
  4. Usa la solución de limpieza proporcionada para rociar y limpiar la cama antes de subirte. El cliente anterior y el personal podrían haberlo hecho, pero hazlo de todas formas para tener la tranquilidad de que la cama esté desinfectada. Si no tienes una solución de limpieza a mano, pídele al personal.
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Método 2
Método 2 de 4:

Protegerte el cuerpo

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  1. Protégelos de los rayos ultravioletas con gafas específicamente diseñadas para el uso en camas solares. Réntalas o pídelas prestadas en el salón, dependiendo de su política. Invierte en un par si planeas hacer visitas regulares. No dependas de los párpados, las gafas de sol y otras formas de protección ocular para protegerte los ojos. [4]
    • Si usas gafas del salón, asegúrate de que estén limpias desde el uso del cliente anterior. El hecho de que un salón que no use una solución de limpieza para desinfectar la protección ocular podría indicar que no toma medidas higiénicas en otras áreas. [5]
    • La falta de protección ocular incrementa el riesgo de sufrir cataratas, conjuntivitis e irritación. [6]
  2. Usa ropa interior o traje de baño para broncearte solo las partes visibles al público. Ten en cuenta dónde se formarán las líneas del bronceado. Usa calzoncillos, bañadores o bikinis para mostrar la piel bronceada incluso al usar pantalones cortos, faldas o vestidos cortos para exponer más las piernas. También puedes eliminar las líneas del bronceado y broncearte sin nada de ropa, en el caso de que el salón lo permita. [7]
    • Antes de broncearte sin ropa, ten en cuenta que los pezones, los genitales y otras áreas delicadas podrían quemarse antes que el resto del cuerpo.
  3. Reduce el daño de la luz ultravioleta al protegerte con protector solar. Aplícalo en todas las partes expuestas de la piel. Espera un cuarto de hora antes de usar la cama solar para que la piel pueda absorber bien el producto. [8] Puedes reducir más el riesgo si usas un acelerador de bronceado para lograr el color deseado en menos tiempo. [9]
    • El protector solar ayuda a reducir el daño en la piel causado por la luz ultravioleta, pero no lo elimina por completo.
    • Usa un protector con un factor de protección solar de 30 o más, por más que suelas usar una fórmula más baja al aire libre. Recuerda que el sol se encuentra a miles de millones de kilómetros de la Tierra, pero las luces de las camas solares solo están a unos pocos centímetros de la piel.
    • Si bien los aceleradores de bronceado contienen ingredientes que ayudan a defender la piel de los efectos de la luz ultravioleta, no son iguales a los protectores solares. No uses los dos productos de forma intercambiable.
    • Consulta los ingredientes del acelerador para asegurarte de que incluya L-tirosina. Ten en cuenta que los fabricantes de los hidratantes simples a menudo los publicitan como aceleradores, por más que no tengan este ingrediente activo. Esto solo se debe a que la piel húmeda, en teoría, se broncea más rápido que la piel seca. Sin embargo, un hidratante tendrá un efecto mínimo en una cama solar.
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Método 3
Método 3 de 4:

Cuidar la piel después del bronceado

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  1. Ten en cuenta que cada sesión seguirá afectando la piel después de que termine. Aplica un hidratante cuando sea necesario durante las 12 horas o más para evitar que la piel se seque, dado que la piel húmeda se broncea de manera más efectiva que la piel seca. Asegúrate de hacerlo si tomas una ducha, nadas, sudas mucho o te expones a líquidos después de broncearte, dado que estas actividades podrían lavar las aplicaciones previas. [10]
  2. Espera 24 horas como mínimo antes de volver a broncearte, ya sea al aire libre o en un lugar cerrado. Si tu piel pertenece al tipo dos, espera al menos 48 horas antes de la próxima sesión. Para ser más precavido aún, espera 72 horas, independientemente de tu tipo de piel. [11] [12]
    • Nuevamente, las personas con la piel tipo 1 deben evitar el bronceado en general. Si decides hacerlo de todas formas, dale a tu piel sumamente sensible la mayor cantidad de tiempo posible de descanso entre las sesiones.
  3. Limítate a un máximo de dos o tres por semana, si solo te bronceas en temporada. Si quieres broncearte todo el año, hazlo solo una vez por semana. Limita las sesiones anuales a 60 como máximo para evitar una sobreexposición. [13]
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Método 4
Método 4 de 4:

Comprender los riesgos

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  1. Comprende que la exposición prolongada a la luz natural o artificial incrementa el riesgo de melanoma. Ten mucho cuidado con esas partes del cuerpo que normalmente no reciben mucha luz directa. Evita broncearte totalmente desnudo en las camas solares si tus partes privadas rara vez ven la luz del día. [14]
    • Si tienes algún familiar que haya sufrido cáncer de piel en el pasado, considéralo una señal de advertencia de que tienes un mayor riesgo de padecerlo. No uses las camas solares si hay casos de melanoma en tu familia.
  2. Cuanto más joven seas, mayor será el daño de los rayos ultravioletas. El uso de las camas solares a menudo está prohibido para las personas menores de 18 años. Sin embargo, no descartes la posibilidad de padecer melanoma después de esta edad. Usa las camas solares de manera esporádica o evítalas por completo hasta tener 25 años o más. [15]
  3. Si actualmente tomas algún medicamento o aplicas cremas tópicas, ya sean recetados o de venta libre, lee las instrucciones antes de broncearte. Verifica las advertencias detenidamente acerca de la sensibilidad adicional a la luz solar. Si indican que es necesario limitar la exposición a la luz natural del sol, interprétalo como que tampoco debes usar una cama solar. [16]
    • Consulta con tu médico acerca de las posibles repercusiones de los medicamentos que te recete, además de otros factores de salud que puedan incrementar tu riesgo de desarrollar cáncer de piel.
  4. Ten en cuenta que los impactos negativos de las quemaduras del sol y la sobreexposición pueden presentarse después de 20 años. Evita broncearte y arriesgarte a mayores daños si has sufrido quemaduras del sol en el pasado. Evita el uso de las camas solares incluso más si has sufrido esas quemaduras en la infancia, al estar en un mayor riesgo de desarrollar daños a largo plazo. [17]
  5. Si bien existen ciertos debates en cuanto a que el bronceado de base protege contra las quemaduras, es mejor ser precavido. Considera el bronceado como una reacción natural a la sobreexposición previa en un intento de prevenir mayores daños. Usa protector solar y otras formas de protección para evitar las quemaduras del sol, en vez de confiar en tu bronceado de base para que haga el trabajo por ti. [18]
    • Las personas con piel tipo 1 y 2 deben usar un protector solar con FPS de 30 o más. También debe hacerlo cualquier persona con un historial personal o familiar de cáncer de piel u otra afección de la piel que la haga más sensible a la luz del sol. [19]
    • Las personas con piel tipo 3, 4 y 5 deben usar una fórmula de FPS 15 para estar seguras. Sin embargo, siempre se recomienda usar un protector solar más fuerte. [20]
    • Permite que la piel absorba el protector solar durante un cuarto de hora antes de exponerla al sol. Revisa las instrucciones para conocer el poder de duración. Jamás esperes más de dos horas para aplicar más. Vuelve a aplicar de manera frecuente si nadas o sudas mucho.
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