¿Tengo depresión?

Si sospechas que podrías tener un problema de depresión, no estás solo; según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 280 millones de personas de todo el mundo padecen esta enfermedad mental. [1] Si bien solo un profesional de la salud mental puede diagnosticarte oficialmente con depresión, aún puedes mantenerte informado/a sobre lo que es este problema (¡y sobre lo que no es!), y sobre cómo puedes pedir ayuda.

Depresión vs. tristeza vs. trastornos de ansiedad

• La tristeza es una emoción negativa cuyos síntomas no afectan gravemente a las actividades diarias por más de dos semanas. Todos sienten tristeza y pena de vez en cuando, como después de terminar una relación o perder a un ser querido. Si bien el proceso no es sencillo, las personas tristes y afligidas tienen un sentido de autoestima y no experimentan sus sentimientos negativos de manera indefinida. También pueden vivir momentos felices y positivos en medio de los tristes. Aunque una persona en duelo también puede tener depresión, las dos experiencias no son la misma.
• Los trastornos de ansiedad giran en torno a la preocupación y el miedo frecuentes. Las personas con trastornos de ansiedad la experimentan a largo plazo (más de 2 semanas) hasta el punto de afectar su rutina diaria. Si bien los trastornos de ansiedad y la depresión pueden existir al mismo tiempo, son diagnósticos independientes.
• La depresión es una enfermedad mental a largo plazo. La depresión cambia fundamentalmente la forma en que una persona se ve a sí misma y al mundo que la rodea; una persona deprimida suele sentir desesperanza, inutilidad y vacío. Los síntomas de depresión duran mucho tiempo (más de 2 semanas) y pueden afectar los hábitos alimenticios, los niveles de energía y el horario de sueño de una persona.

Síntomas de depresión

• Sentimiento de desesperanza: Sin importar cómo le des vuelta a las cosas, parece que no puedes encontrar una luz al final del túnel. Sientes que estás atrapado/a en tus pensamientos y sentimientos negativos, y que no hay forma de escapar de ellos.
• Odio hacia uno mismo: Llevas contigo un sentimiento constante de culpa y te sientes inútil frecuentemente. A menudo, ves tus defectos y errores bajo un microscopio y eres sumamente duro/a contigo mismo/a.
• Menos interés en lo que normalmente disfrutas: Tus antiguos pasatiempos ya no tienen el mismo atractivo que antes y no te sientes particularmente motivado a realizar ninguna de las actividades que antes disfrutabas.
• Niveles bajos de energía: Continuamente te sientes cansado/a y lento/a, y te cuesta terminar tareas simples sin sentirte agotado/a.
• Sensación de imprudencia: Encuentras una sensación de escape en pasatiempos peligrosos, tales como los juegos de apuestas, las drogas u otras actividades que ponen tu vida en riesgo.
• Cambios de apetito: Tu peso cambia muy drásticamente (al menos un 5 %) en el lapso de un mes.
• Mal horario de sueño: A menudo, te das cuenta de que duermes demasiado o no lo suficiente.
• Irritación: Tienes una mecha más corta de lo normal y te irritas frecuentemente con las personas.
• Problemas de concentración: Te cuesta concentrarte en las tareas que tienes pendientes y no eres el mejor recordando cosas. También te resulta difícil tomar decisiones.
• Dolores aleatorios: Sientes dolores aleatorios en áreas tales como el estómago, la espalda o la cabeza, pero no puedes determinar qué los causa.
• Pensamientos suicidas: A veces, piensas en hacerte daño o en acabar con tu vida.

Formas de obtener ayuda

• Acude a un profesional de la salud mental o a tu médico. Comparte lo que sientes y experimentas con un psiquiatra o con tu médico de cabecera. Ellos pueden observar tus síntomas más de cerca e informarte si la depresión podría ser un problema.
• Toma medicamentos que te haya recetado tu médico. Tu psiquiatra o médico podría sugerirte tomar un antidepresivo, el cual te dará un apoyo adicional en tu día a día. Algunos tipos de medicamentos que tu médico podría recomendarte incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y más.
• Visita a un terapeuta. Los terapeutas toman un enfoque más profundo en tus problemas de salud mental dentro de un entorno seguro y de apoyo. Existen muchas variedades de terapia, entre las que están la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia dialéctico-conductual (DBT) y la terapia interpersonal. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a determinar el mejor tipo de tratamiento y terapia que satisfaga tus necesidades.
• Llama a una línea de ayuda si tienes sentimientos suicidas. Lidiar con pensamientos y sentimientos suicidas puede ser extremadamente aislante, pero no estás solo/a. Llama o envía un mensaje de texto al 988 inmediatamente (si vives en los Estados Unidos) para ponerte en contacto con un consejero capacitado. Si vives en otro país, haz clic aquí para obtener un directorio de líneas de ayuda a nivel global que puedan conectarte con el apoyo que necesitas.