Los seres humanos estamos inclinados al pecado por naturaleza. Todos sentimos el impulso de pecar en algún momento u otro, porque hacerlo nos aporta muchos beneficios tangibles, aunque vanos, a costa de los morales y espirituales. La tentación es el impulso a pecar. Somos juzgados por el grado en que impedimos nuestras tentaciones, justamente debido a la naturaleza pecaminosa de la humanidad, la que en algún momento dado nos hace caer en tentación. Afortunadamente, nunca estamos solos en nuestra búsqueda por frustrar las tentaciones. Según la Biblia: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano” (1 Corintios 10:13, Nueva Versión Internacional). En el presente artículo, aprenderás las estrategias para evitar la tentación y combatirla cuando te salga al encuentro.
Pasos
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Identifica tus tentaciones y los defectos personales que las crean. Todos tienen sus propias tentaciones. Si bien Jesús nunca pecó, fue tentado (Hebreos 4:15). Dedícate unos momentos a reflexionar e identificar tus tentaciones personales. Luego, detecta los rasgos de personalidad que te llevan a la tentación: quizá seas inseguro o nunca estés satisfecho contigo mismo, quizá le des prioridad al placer más que a la responsabilidad. No existen dos personas exactamente iguales. Lo que te tienta a ti podría ser parecido a lo que tienta a tus amigos, familiares u otros conocidos, pero lo más probable es que sea único a ti. Algún sacerdote, consejero u otra persona de confianza podría ayudarte a identificar las tentaciones y los defectos que les dieron origen.
- Si te cuesta mucho definir exactamente tus tentaciones, primero detecta aquellas cosas que entristecen tu vida, luego trata de buscar un proceso de pensamiento o hábito que poseas que te lleve a ellas. Por ejemplo, digamos que tienes una relación comprometida con la mujer que amas, pero tienes un sentimiento de culpa intenso frecuentemente, porque coqueteas con otras mujeres. Escudriña tu corazón y pregúntate: “¿Qué pienso o hago que me hace actuar así?”. Después de un momento de reflexión, por ejemplo podrías descubrir que lo que te preocupa es no saber si sigues siendo atractivo. La fuente de tentación en este caso radica en tu falta de seguridad.
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Trázate metas razonables para combatir la tentación. A la hora de combatirla, deberás considerar el hecho de que, como ser humano serás incapaz de ser perfecto. No te impongas una meta inalcanzable como “nunca pecaré de nuevo”. Si lo haces, estarás destinado a la decepción. Ten presente que inevitablemente pecarás de nuevo (sin parar). Así que, trázate metas realistas que tomen en cuenta ello.
- Por ejemplo, si no has estado yendo a los recitales de canto de tu hijo para pasarla en casa viendo televisión, tu meta podría ser nunca más perderte otro de sus recitales (excepto por emergencias) y reducir 4 horas del tiempo que miras televisión cada semana. Esta meta sí estará dentro de tus posibilidades.
- En el caso de ciertos pecados muy serios, será absolutamente necesario trazarse una meta de tolerancia cero, por ejemplo, evidentemente deberás prometer nunca cometer asesinato ni adulterio. Estos pecados podrían causar daños irreparables en la vida de los demás.
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Sé responsable de ti mismo. No por nada recibiste la bendición de la voluntad propia. Así que no desperdicies la oportunidad de actuar conscientemente en contra de la tentación ¡sucumbiendo a la tentación de no hacer nada! Decídete y toma medidas al respecto ahora . Procura que tu objetivo sea no sucumbir ante la tentación. La parte más difícil de ello podría estar empezando. No sabotees este recorrido antes de que haya empezado diciéndote que no lo podrás lograr.
- Cuando Jesús murió, nos dio autoridad sobre las fuerzas del mal (Marcos 16:17). Nunca temas ni huyas de las fuerzas del mal en tu propia vida. Con trabajo duro y fe sincera, nada te será imposible.
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Dale la espalda a los pecados del pasado. Lo único que no podrás cambiar de ti mismo será tu pasado. No permitas que te embargue el remordimiento de los pecados que hayas cometido en el pasado. El único camino correcto es el que va hacia adelante, hacia la justicia. Si tu pasado está marcado por el pecado, reconoce tus errores sin sentirte culpable en exceso. Edifica sobre la base de tus errores pasados y lucha por nunca cometerlos de nuevo. Aunque recaigas, habrás progresado mucho de tu pasado pecaminoso.
- Si todavía no lo has hecho, pídele a Dios con sinceridad que te perdone. Dios es infinito para perdonar. En sus ojos, cuando estás perdonado, es como si nunca hubieras pecado: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades” (Hebreos 10:17).
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Evita las situaciones y las personas que te conlleven a pecar. Determinadas personas, lugares y situaciones hacen que el pecado sea más fácil de cometer. Ciertos pecados serían imposibles sin el equipo, el ambiente o las personas adecuadas. Asegúrate de mantenerte alejado de aquello que te lleve a pecar. Si tienes una adicción a las drogas, mantente lejos de las zonas de la ciudad donde las vendan. Si ciertos amigos casi siempre intentan convencerte para cometer actos de vandalismo, no salgas más con ellos. Al distraerte de la gente y de las cosas relacionadas con el pecado eliminarás las oportunidades para cometerlo y tendrás menos posibilidades de caer.
- En general, te recomendamos ayudar a otras personas a vencer sus pecados. Sin embargo, si estás luchando con la fuerza de tus propias tentaciones, las personas pecaminosas podrían dificultar tu escape. Espera a tener tus tentaciones bajo control antes de volver a ayudarles con sus pecados.
- Elimina las fuentes de tentación que pueda haber en tu casa. Por ejemplo, desecha toda tu colección de videos pornográficos.
- En algunos casos, necesitarás eliminar las distracciones de tu propia casa. Por ejemplo, deberás tirar a la basura la colección de pornografía que consume tu tiempo o desaloja a tu compañero que siempre trata de convencerte de evadir tus responsabilidades.
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Busca ayuda. No tendrás que luchar con las tentaciones solo. No tiene nada de malo pedirle ayuda a Dios o a otra persona. Si te cuesta evadirlas, no dudes en recurrir a un sacerdote, clérigo, consejero o amigo de confianza. Aceptar ayudar es sensato y recuerda que parte del propósito de aquellas personas consiste en ayudarte para cuando tengas dificultades.
- Determinadas tentaciones como la de mirar pornografía no son consideradas pecaminosas por la mayoría de la sociedad. Si buscas ayuda para vencerlas, será más razonable consultar con un sacerdote, rabí, imam, etc. que un consejero secular.
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Mantente ocupado. El dicho “Las manos ociosas son el juguete de Diablo” tiene mucho de verdad. Si te mantienes ocupado con trabajos bueno y virtuosos o un conjunto de pasatiempos, tendrás menos tiempo solo, es decir, menos tiempo para sentir la tentación de pecar por aburrimiento. Dedícate a tu trabajo o tus estudios haciendo horas extras u ofreciéndote para enseñar, por ejemplo. Dedica tu tiempo a aprender un instrumento o idioma nuevo. Si tienes mucho tiempo libre, haz cualquier cosa para llenar tu día con actividades que te harán una persona más sana, rica o mejor.
- Si te cuesta pensar en algunas actividades a las que te podrías dedicar para ocupar tu tiempo, podrías empezar en un refugio para las personas de la calle, un centro de crisis o un centro comunitario. Habla con los encargados, así podrás aprovechar tus talentos únicos para ayudar a los que no tienen tanta suerte en tu comunidad.
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Sé perseverante. Desafortunadamente, la tentación no se irá tan fácilmente cuando decidas resistirte a ella; no, ella persiste. En ocasiones, la decisión consciente de luchar contra una tentación hará que esta sea más intensa temporalmente. Si decides resistirte a llenarte de chocolate, por ejemplo, podrías empezar a tener antojos después de uno o dos días de no comerlo. Toma tiempo para que las tentaciones desaparezcan e incluso algunas nunca lo hacen. ¡Ello no quiere decir que mejor será rendirse! Lucha contra tus tentaciones con todas tus fuerzas. No te rindas, aunque sufras contratiempos y recaídas. Entre más perseverante seas, tendrás mayores posibilidades de vencerlas.
- Nunca te premies con “licencias” o “descansos” pecaminosos. Resiste el camino engañoso de la gratificación instantánea.
- Considera tus tentaciones malos hábitos que deberás erradicar de tu vida. Esfuérzate por adoptar nuevos hábitos buenos para reemplazar los antiguos con un comportamiento constante de acciones virtuosas y buenas.
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Reconoce que la tentación es inevitable. Tendrás que tener presente que, por más dura que sea la batalla, será imposible tener una vida sin tentaciones. En algún momento u otro, siempre sentiremos la tentación de pecar, ya sea algo inocuo como el impulso de mentir por nuestra tardanza o algo grave como el impulso de golpear a alguien que te haya insultado. También será inevitable sucumbir ante este impulso en algún momento. Sin embargo , con tu esfuerzo, podrás menguar el control que la tentación tiene sobre ti. Luchar con la tentación es como librar una batalla que durará toda una vida, así que prepárate para celebrar tus victorias y aprender de tus derrotas.
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No te sientas desanimado por tu propia imperfección. Nunca caigas en el odio hacia tu persona. No eres alguien detestable ni patético por el hecho de sentirte tentado, porque Dios siempre perdona. Así que no te castigues continuamente, aunque caigas en tentación una y otra vez. Emplea tu tiempo de manera más inteligente pidiéndole sinceramente a Dios que te perdone y esforzándote por superarlas.
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Estudia la Biblia. Las Escrituras cristianas están llenas de historias, enseñanzas y proverbios a los cuales podremos recurrir cuando estemos tratando de evadir nuestras tentaciones pecaminosas. La naturaleza del pecado y la tentación son temas frecuentes en toda la Biblia; simplemente ve a un pasaje como Romanos 7:18 para que veas la dificultad de luchar contra la tentación: “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo”.
- Muchas de los personajes más reverenciados de la Biblia han tenido que luchar intensamente contra la tentación (muchas veces sin éxito). Adán y Eva cometieron el primer pecado al sucumbir ante la tentación de comer el fruto prohibido. El rey David, una de las figuras más importantes de la historia bíblica, mató a uno de sus soldados para que ¡pudiera permitirse la tentación de robarse a su esposa! Leer la Biblia te ayudará a comprender cómo esos grandes hombres y mujeres lucharon y vencieron la tentación.
CONSEJO DE ESPECIALISTASacerdote ordenadoEl reverendo Zachary B. Rainey es un sacerdote ordenado con más de 40 años de ministerio y práctica pastoral, incluyendo más de 10 años como capellán de hospicio. Se graduó en el Colegio Bíblico de Northpoint y es miembro del Consejo General de las Asambleas de Dios.Al estudiar la palabra, puedes verificar lo que realmente enseña la Biblia. Zachary Rainey, sacerdote ordenado, nos comenta: "Algunas personas se alejan de la realidad por la falsedad. Alguien les dice algo que no es cierto sobre Jesús, la Iglesia o la Biblia. Siempre es bueno tener cuidado con las afirmaciones sospechosas antes de adoptarlas como verdaderas".
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Recuerda confiar en Dios cuando seas tentado. Superar una tentación muy desagradable será muy duro. Será fácil perder las esperanzas e incluso empezar a creer que Dios nos ha abandonado, lo cual no podría estar más alejado de la verdad. No es bueno pensar: “La vida es dura, así que seguro Dios me odia”, esos pensamientos solo te perjudicarán. Cuando estés luchando con la tentación, Dios estará de tu parte más que nunca. Dios quiere verte tener éxito. Lo único que quiere es verte venciendo la tentación. Así que, si Dios te prueba, no pierdas tu confianza en él, más bien, muéstrate a la altura de su desafío.
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Sigue el ejemplo de Jesucristo. Aunque no seas cristiano (ni siquiera religioso), te recomendamos luchar por alcanzar la perfección de Cristo, una persona muy reverenciada y estimada por muchos dentro y fuera del cristianismo. Jesús vivió una vida de pureza y perfección. Dedicó su vida a ayudar a los demás. Practicó la no violencia, aunque estuvo dispuesto a soportarla. Sufrió tentaciones, pero las resistió siempre. Esfuérzate por alcanzar la perfección de Jesús; los seres humanos comunes y corrientes no podrán hacerlo, pero serán mejores personas si lo intentan.
- Los cristianos creemos que, a través de su sacrificio mortal, estamos limpios de todo pecado: “Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Si estás interesado en la salvación de Cristo, ponte en contacto con un sacerdote, ministro u otro clérigo en tu comunidad.
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Consejos
- Procura que tus pensamientos siempre sean sobre DIOS.
- Ten siempre fe y sé perseverante en amar y perdonar a los demás.
- Cuando caigas en tentación, asegúrate de orar. Ora para pedir perdón, para ponerte de pie y seguir tu vida con Jesús. Cuando Dios te perdona, olvida tu pecado por completo.
- Ora. Sigue a Dios y evita a las personas en tu vida que te causen problemas o te traten de manera negativa.
- Ora antes de tomar una decisión.
- Podrás hacer todo a través de Cristo, que te fortalece. Su nombre es extremadamente poderoso. Así que cuando quieras librarte de ' cualquier sentimiento, de ' cualquier duda, de ' cualquier mal o enfermedad, di palabras de fe con el corazón lleno de convicción. Cita las Escrituras, exige lo que quieres que te abandone y di “En el nombre de Jesús” o “Por la sangre de Jesucristo”. Deberás decirlo con convicción.
- Recuerda: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu ” (Romanos 8:1).
Advertencias
- Tenemos que tener confianza en la Palabra de Dios. Según 1 Corintios 10:13, Dios no te tentará más de lo que puedas soportar. Aunque caigas en pecado, ten presente que la victoria siempre será posible.
- No le des vueltas a tus errores del pasado. Recordar siempre los pecados pasado que Dios ya perdonó solo hará que Satanás tenga una mayor influencia sobre ti. Siéntete perdonado y sigue adelante. Recuerda que en el segundo capítulo de Proverbios dice que el que confiesa su pecado a DIOS recibirá misericordia; el que no, verá muerte.
Cosas que necesitarás
- biblia
- fe
- esperanza
- amor
- disciplina
Referencias
- http://www.kingjamesbibleonline.org/ : sitio oficial con el texto completo de King James Bible.