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La lavanda, una planta delicada y fragante, es muy fácil de secar y de conservar de forma que puedas utilizarla para rellenar bolsitas aromáticas o para hacer ramos de flores secas. Para secar lavanda, es importante cosechar las flores en el momento adecuado, cuando su color es más vivo y su fragancia más intensa. Una vez cosechadas, puedes elegir entre secar las flores en una habitación oscura o al sol, dependiendo del uso que les quieras dar. Sigue leyendo si quieres saber cómo secar lavanda de dos formas distintas.

Método 1
Método 1 de 2:

Secar lavanda en una habitación oscura

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  1. Corta la lavanda por la base del tallo cuando los capullos estén empezando a abrirse. De esta forma, la lavanda seca conservará su intenso aroma floral y su color morado. [1]
  2. Intenta que el tallo de la flor quede tan largo como sea posible. Al cosechar lavanda, también podas la planta, lo cual ayudará a que siga creciendo fuerte durante el invierno. [2]
  3. Una vez que hayas cosechado un buen manojo, reúne las flores formando un ramo. Alinea bien las bases de los tallos dando golpecitos contra la palma de la mano.
  4. Enrolla la goma elástica alrededor de la base de los tallos. Sigue enrollándola hasta que los tallos queden bien apretados unos contra otros, evitando que lleguen a quebrarse. [3] Utiliza una goma elástica en lugar de cuerda o lazo para evitar que los tallos se deslicen y se salgan al encoger durante el proceso de secado.
  5. Secar lavanda lentamente en un lugar oscuro es la mejor forma de conservar su color, ya que el sol hace que el tono morado de las flores pierda intensidad. Busca un lugar seco y oscuro en el que no entre mucha luz natural, como el cobertizo, el garaje o a la sombra, bajo el tejado.
  6. Enrolla un trozo de la goma elástica alrededor de un gancho o de un clavo. También puedes atar una cuerda a la goma para colgar la lavanda de un gancho o del tendedero.
  7. Comprueba el estado de la lavanda de vez en cuando para ver si se ha secado. Cuando pases los dedos por el ramo, las flores caerán fácilmente si están secas. Puedes dejar las flores con sus tallos o barrerlas con los dedos para separarlas si quieres hervirlas o usarlas para rellenar bolsitas aromáticas.
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Método 2
Método 2 de 2:

Secar lavanda al sol

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  1. Cosecha la lavanda justo antes de que los capullos empiecen a abrirse. Corta la planta por la base, de forma que el tallo quede lo más largo posible.
  2. Una tabla para cortar u otra pieza grande de madera será perfecta para secar lavanda al sol. Si utilizas una bandeja de metal, la lavanda se calentará demasiado; si utilizas plástico, puede que el material se derrita.
  3. Traslada la tabla de cortar o la pieza de madera a un lugar muy soleado, ya se encuentre en el interior o en el exterior. Este método para secar lavanda es mucho más rápido que el anterior, pero ten en cuenta que el sol hará que el color vivo de las flores se apague y se transforme en un tono morado muy pálido.
    • Si vives en una zona lluviosa, puedes dejar la lavanda en el interior, cerca de una ventana soleada, o en el exterior si estás listo para trasladarla al interior en cuanto haya amenaza de lluvia.
  4. Lo normal es que el sol tarde menos de una semana en secar la lavanda. Comprueba el estado de la planta cada dos o tres días para ver si se ha secado. Cuando esté lista, las flores secas deberían separarse del tallo fácilmente.
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Consejos

  • La lavanda puede ahuyentar a las polillas, así que colgarla en el ropero no solo hará que la ropa huela bien, sino que también evitará el ataque de estos insectos.
  • Si haces nudos de media llave, podrás utilizar la cuerda varias veces más.
  • La duración del proceso de secado depende del clima. Si vives en una zona húmeda, es probable que la lavanda tarde más en secarse.
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