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Como padre, las pataletas son una de las cosas más estresantes y frustrantes con la que tienes que lidiar, especialmente cuando tu hijo cumple los dos años de edad. Sin embargo, según los psicólogos infantiles, la mayoría de niños no hacen una pataleta solo para portarse mal o para manipular. Más bien, los gritos son un síntoma de ira y frustración del niño debido a que no tiene el vocabulario para explicar lo que realmente le molesta. Por lo tanto, mantener la calma y aprender a identificar lo que realmente está molestando a tu niño te ayudará a manejar la situación con rapidez y eficacia.

Método 1
Método 1 de 3:

Habla con claridad

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  1. Lo peor que los padres pueden hacer es tener una pataleta durante la pataleta de sus hijos. Los niños necesitan una influencia calmante, especialmente durante una pataleta. Si no puedes darle eso, no puedes esperar a que se calmen. Respira profundo y espera por lo menos un par de segundos antes de decidir una respuesta.
  2. Recuerda que la pataleta de tu niño no es necesariamente una forma de “salirse con la suya”, sino que puede ser el resultado de frustración, falta de atención necesaria por parte de ti o incluso un problema físico (como baja cantidad de azúcar en la sangre, dolor o problemas digestivos). Tal vez a tu hijo le están saliendo los dientes, tal vez ensució su pañal o quizás necesita una siesta. En casos como estos, no trates de negociar con el niño, simplemente proporciónale lo que necesita y verás que se le pasará la pataleta.
    • Es muy común para los niños hacer pataletas cuando tienen sueño. Una hora de siesta programada puede ayudarte a evitar las pataletas recurrentes si este parece ser el problema.
    • Cuando estés fuera de casa con tu hijo, ten un refrigerio saludable disponible en todo momento. De esta manera, él no terminará haciendo una pataleta por hambre.
  3. Los niños solo quieren que los escuchen, y hacer una pataleta es a menudo la mejor manera para expresarse. Tomar en serio a tu hijo preguntándole cuál es el problema y realmente escuchar su respuesta, puede ser de ayuda. Míralo directamente a los ojos y dale toda tu atención para que tenga tiempo para explicarte.
    • Esto no quiere decir que tienes que ceder a lo que tu hijo quiera. El punto es simplemente escucharlo de una manera respetuosa, tal como lo harías con cualquier otra persona. Ya sea que tu hijo quiera un juguete nuevo o no quiere ir a la escuela, él o ella debe tener el derecho de expresarlo.
  4. Muchos padres simplemente dicen “no” y “porque lo he dicho” en lugar de explicar el motivo, pero eso es frustrante para los niños. No tienes que darle una explicación detallada y larga, pero darle un motivo por tus actos ayudará a que el niño entienda las cosas y sienta que tiene más control de la situación.
    • Por ejemplo, si estás en una tienda de comestibles y tu hijo hace una pataleta porque quiere cereal azucarado, recuérdale que a él le gusta la avena y la fruta en el desayuno, así que no hay necesidad de comprar cereales.
  5. Por ejemplo, si tu hijo quiere helado pero es demasiado tarde, dile: “Jhonny, realmente te estás enojando ahora. Cálmate o tendrás que ir a tu habitación”. Le has dado una opción: o te controlas o te vas a un lugar en donde no puedas influenciar a los demás. Si él hace la elección correcta (calmarse), recuerda felicitarlo: “Me pediste helado y te dije que no. Quiero agradecerte por aceptar un ‘no’ como respuesta”.
    • Por otra parte, ten consecuencias y oblígale a que las cumpla si decide enojarse. Por ejemplo, llévalo a su habitación e insiste firmemente que se quedará ahí hasta que se calme. Esto es más fácil con un niño de dos años de edad que con un niño de ocho, así que mientras más temprano comiences el proceso de aprendizaje, mejor.
  6. Sé comprensivo pero firme cuando hables con tu hijo y una vez que hayas dado una explicación calmada, no te retractes. Es posible que tu hijo se calme o no de inmediato, pero recordará que hacer una pataleta no le dará ningún resultado satisfactorio. La próxima vez que tu hijo quiera algo, será menos probable que haga una pataleta.
  7. Algunos niños pueden llegar a ser bastante expresivos durante una pataleta. Si esto ocurre, retira los objetos peligrosos del camino del niño o aléjalo del peligro.
    • Trata de evitar sujetar al niño durante su pataleta, aunque algunas veces esto es necesario y reconfortante. Sé gentil (no uses fuerza excesiva), pero sujétalo con firmeza. Háblale al niño de una manera calmante, sobre todo si la pataleta es el resultado de una decepción, frustración o un entorno desconocido.
  8. Es importante dar el ejemplo de la conducta que quieres ver en tu hijo. Si pierdes el control, empiezas a gritar y haces una pataleta al estilo de los adultos, tu hijo verá que este tipo de comportamiento es algo aceptable en tu casa. No es fácil de hacer, pero mantener la calma y estar sereno es lo mejor que puedes hacer por ti y por tu hijo. Tómate unos minutos para calmarte si es necesario. Pídele a tu cónyuge u otra persona responsable que cuide a tu hijo mientras te calmas. Lleva a tu hijo a su habitación y cierra la puerta con llave si es necesario.
    • No le des nalgadas a tu hijo o le grites. Perder el control de ti mismo de esta manera solo hará que tu hijo se sienta confundido y asustado. No dará como resultado una relación sana y de confianza.
    • Practicar buenas maneras de comunicación y manejar ciertas situaciones en la relación con tu pareja también es importante. Evita pelear en frente de tu hijo o enojarte cuando no te sales con la tuya.
  9. Algunas veces los niños hacen pataletas porque quieren un poco de amor y atención. Retener amor nunca es una buena política cuando se trata de disciplinar a un hijo. Sin importar qué, tu hijo debe saber que lo amas.
    • Evita reprenderle a tu hijo o decirle “Estoy tan decepcionado de ti” cuando haga su pataleta.
    • Abrázale a tu hijo y dile “Te amo”, incluso si te sientes muy frustrada por su comportamiento.
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Método 2
Método 2 de 3:

Intenta con el tiempo fuera

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  1. Evita razonar con cualquier niño que se encuentre en medio de una pataleta. En su lugar, dale tiempo para que se calme y di frases para que exprese las emociones que está experimentando. Di frases como “Debes estar realmente cansado después de un día tan largo” o “Debes estar frustrado por no tener lo que quieres en este momento”. Esto no solo ayudará al niño a verbalizar su situación más adelante, sino que también muestra empatía sin la necesidad de ceder. A estas alturas, es posible que te des cuenta de que tu mejor opción es darle espacio hasta que se calme.
  2. Si tu hijo está teniendo un colapso total y no hay manera de que responda a una conversación racional, a veces el “tiempo fuera” es el mejor método. Dile que es hora permanecer en silencio hasta que se calme y se sienta mejor.
    • Mantén la calma para darle el ejemplo de una buena conducta a tu hijo.
    • No uses el tiempo fuera como una amenaza o un castigo, sino como una manera de darle a tu hijo espacio para que pueda calmarse.
  3. El dormitorio de tu hijo u otro lugar seguro en la casa en donde te sientas cómodo dejándolo solo durante un rato es mejor. El lugar debe estar libre de distracciones, es decir, sin un ordenador, un televisor o una consola de videojuegos cerca. Escoge un lugar tranquilo y pacífico que tu hijo pueda asociar con una sensación de calma.
    • No encierres al niño en una habitación. Esto puede ser peligroso y lo interpretará como un castigo.
  4. Esto le ayudará a entender que lo estás ignorando porque su comportamiento es inaceptable, no porque no te preocupes por él. Cuando el niño se calme, cumple con tu parte del trato hablando sobre la pataleta y sus preocupaciones.
  5. Cuando tu hijo no esté haciendo su pataleta, tengan una conversación acerca de lo que sucedió. Sin reprender a tu hijo o hablar en un tono acusador, pregúntale por qué estaba enojado. Proporciónale una explicación clara de tu versión de la historia.
    • Es importante no tratar a tu hijo como si fuera el enemigo a pesar de estar molesto con él. Abrázalo y háblale con amor, incluso si le estás explicando que no siempre se puede salir con la suya.
  6. Los niños necesitan una estructura para poder sentirse seguros y en control de sus vidas. Si no están seguros de lo que pasará si se comportan de cierta manera, empezarán a portarse mal. Usa el tiempo fuera o el tiempo de silencio cada vez que tu hijo tenga una pataleta. Verás que pronto aprenderá que gritar y patear no es tan eficaz como hablar.
  7. Si no te sientes cómodo llevando a tu hijo a una habitación o un lugar diferente, puedes facilitar un tiempo fuera enfocando su atención a otra parte. Cuando tu hijo haga una pataleta, dile que vas a anotarlo. Compra un diario y escribe lo que pasó y cómo te sentiste. Pregúntale a tu hijo cómo se siente para que también lo puedas escribir. Tu hijo querrá estar involucrado en lo que estás haciendo y pronto se olvidará de gritar y llorar.
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Método 3
Método 3 de 3:

Ten en cuenta cuándo recurrir al asesoramiento profesional

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  1. Cada niño responde a un método disciplinario diferente. Intenta algunas cosas diferentes y ve cuál parece funcionar. Si tu hijo sigue haciendo pataletas sin importar lo que hagas, es posible que quieras obtener la ayuda de un médico o un terapeuta, quienes pueden darte más ideas que se adapten a las necesidades específicas de tu hijo.
  2. Ciertos estimulantes ambientales pueden ser la causa de que tu hijo tenga más pataletas de lo normal. A veces los niños tienen sensibilidad a los alimentos (especialmente al azúcar), a la luz, las muchedumbres, la música u otros factores que los irritan y hacen que se frustren.
    • Observa los momentos en que tu hijo tiene pataletas y considera si están conectadas a algo en el medio ambiente. Quita el estimulante y ve si eso ayuda.
    • Obtén asesoría profesional si tienes problemas para averiguar qué es lo que está causando las pataletas.
  3. La mayoría de niños superan el hacer pataletas con el tiempo cuando aprenden otras formas de comunicación eficaces. Si tu hijo sigue haciendo pataletas una vez que haya pasado la etapa de la infancia, es posible que haya algo que necesite tratarse. Considera llevar a tu hijo a un médico o terapeuta para descubrir si hay algún problema más grave.
    • Lleva a tu hijo al médico si las pataletas son frecuentes o violentas. Si tu hijo tiene una pataleta varias veces al día o si las pataletas son particularmente violentas y agotadoras, es una buena idea llevar a tu hijo con un profesional para descubrir si tiene una necesidad que no estás satisfaciendo. Las pataletas frecuentes y violentas pueden ser un síntoma de un problema de desarrollo.
      • Las pataletas son un problema muy frecuente en el caso de los niños con algún tipo de trastorno del espectro autista. Pide siempre consejo a los especialistas al respecto.
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Consejos

  • Educa a tu hijo para que tenga éxito, no para que fracase. Por ejemplo, si sabes que ha sido un largo día y no ha comido nada desde la hora del almuerzo, espera hasta la mañana siguiente para ir a la tienda de comestibles. Si no es una opción, trata de involucrar a tu hijo al ir de compras de manera rápida. ¡Recuerda lo pequeño que es y que todavía está aprendiendo a ser paciente!
  • Si estás en un lugar público, algunas veces la mejor solución es simplemente irte, incluso si tienes que llevar a tu hijo gritando y pataleando. Mantén la calma y recuerda que tu hijo se está comportando de acuerdo a sus emociones y no está siendo racional.
  • Con un tono normal y haciendo contacto visual, dile a tu hijo que lo escucharás después de haber pagado las compras familiares. Por ejemplo, dale un artículo y dile “Esto le gusta a tu papá”. Después, ponte una cinta transportadora y agradécele al operador de pago. Dale a tu hijo algo, ponlo en la cinta transportadora y agradécele si él también lo hace. Haz que sienta que lo ha hecho muy bien y sonríe diciendo “Me encanta cuando ayudas a mamá”. Dale una sonrisa afectuosa.
  • Nunca grites o le hables fuerte a tu hijo cuando quieres que deje de hacer una pataleta. Explícale lo que está haciendo, por qué no lo apruebas y sugiérele otra manera de expresarse. Por ejemplo, “Carlos, estás gritando y pataleando y eso no es bueno. Cuando gritas y golpeas, haces que las demás personas se enojen. Quiero que dejes de hacerlo y hables conmigo. Quiero saber qué te molesta, pero no podré escuchar tus palabras si continúas gritando”.
  • Cabe señalar que los niños con dificultades de desarrollo no siempre pueden entender las instrucciones verbales. Los niños con problemas de desarrollo a veces pueden repetir las instrucciones, pero tienen dificultades para convertirlas en acciones. Si experimentas esto, trata de hacer un gráfico visual de lo que te gustaría que sucediera. Recorta fotos de revistas o dibuja un cuadro imágenes de palitos y llama al niño. Es posible que de esta manera entienda mejor al ver las imágenes además de las instrucciones verbales.
  • En algún momento, un niño tendrá que aceptar que “no” es “no”. Sin embargo, si es lo suficientemente grande como para entender, explícale por qué no debe comportarse de esa manera.
  • Ten un plan. Cuando tengas que lidiar con un lugar problemático, como la caja registradora de la tienda de comestibles, discute la situación con tu hijo antes de tiempo. Por ejemplo: “(nombre del niño), las últimas veces hemos tenido problemas en la caja registradora. A partir de ahora, esto es lo que vamos a hacer. Cuando lleguemos a la caja, dejaré que elijas un paquete de goma de mascar si puedes comportarte bien hasta ese entonces. Si gritas porque quieres más, entonces no te daré nada. Ahora, (nombre del niño), dime qué vamos a hacer”. El niño debe repetir las instrucciones. Una vez que el plan esté claro, no hay necesidad de explicárselo de nuevo a la hora de salida. Si (nombre del niño) se comporta, entonces recibirá el premio acordado; si no, él ya conoce las reglas.
  • Una pataleta no es una manipulación a menos que tú lo permitas. A menudo, la pataleta ni siquiera es consecuencia de algo que acaba de pasar, tal vez es la liberación de frustración acumulada durante días por tratar de hacer lo correcto y aprender a ser una personita socializada.
  • Cada niño es diferente y también lo es cada situación. Este artículo no es la solución para cada pataleta. Tú, el padre, tienes el control. Mantén la calma. Si te das cuenta de que estás enojado, molesto, frustrado, irritado, etc., entonces trata de salir de esa situación y calmarte antes de intentar calmar al niño enojado.
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Advertencias

  • No cedas solo para evitar pasar vergüenza, lo cual también le enseña al niño a actuar en frente de una multitud. Si bien puedes sentir que todos los ojos están puestos sobre ti cuando tu hijo hace una pataleta en público, la realidad es que la mayoría de los espectadores están pensando “¡Ponlo en su lugar!” cuando vean que estás estableciendo límites razonables para tu hijo.
  • No esperes una conducta que no es apropiada para su edad. Como padre, no tienes que aceptar los comportamientos groseros o hirientes y debes establecer límites, pero sé consciente de lo que es normal para la edad de tu hijo. Recuerda que esta etapa pasará. Tu trabajo es guiar y amar a tu hijo a través de ella; no forzarlo a pasar a la siguiente etapa.
  • Tener un niño malcriado puede hacer que las cosas sean más difíciles para ti si estás bajo presión. Por ejemplo, si tienes la responsabilidad de pagar las facturas y la hipoteca, un niño gritón no hará que tu vida sea más fácil. Ve a un lugar en donde sientas que puedes desfogar tu ira. Recuerda que bajo ninguna circunstancia debes descargar tu enojo con el niño, ya que tus circunstancias difíciles no son culpa de él.
  • Si has intentado las estrategias enumeradas en este artículo pero tu hijo sigue haciendo pataletas frecuentes, es posible que sea el momento de buscar ayuda profesional para comprender a tu hijo y saber cómo tratarlo. Es posible que los niños con dificultades de desarrollo o de otro tipo requieran las habilidades y los conocimientos de un especialista. Explícale al profesional lo que tú y tu hijo están experimentando. Lleva un artículo como este contigo y muéstrale qué tácticas has estado utilizando y cómo han funcionado. Es probable que el profesional tenga otras sugerencias o recomiende una evaluación adicional.
  • Nunca te rindas ante tu hijo (durante una pataleta). Esta es una señal de que ha ganado y que tiene el control. Aprende cómo manejarlo en casa y tendrás menos oportunidades de que te avergüence en un lugar público. Tal vez puedas “ceder” en cuestiones pequeñas, lo cual le dará una sensación de mayor control y reducirá las pataletas cuando se dé cuenta de que estar calmado tiene su recompensa.
  • No cuentes a menudo en proporcionarle una distracción (como una goma de mascar) para que deje de hacer la pataleta. Enséñale a tu hijo a no hace pataletas y desarrollará más rápido otros mecanismos de afrontamiento. Sin embargo, algunos niños pueden tener pataletas debido a que son más emocionales. Al igual que los adultos, algunos niños son calmados y otros son más dramáticos. Una buena pataleta libera la energía acumulada, la frustración, la ira y otras emociones. Es natural. Si le enseñas a tu hijo a reprimir sus emociones, ¡estás creando un adulto que no será capaz de expresar sus sentimientos!
  • Nunca golpees o abuses de tu hijo. Si eliges utilizar el castigo corporal, hazlo con calma y de manera responsable. Siempre infórmate con anticipación sobre las leyes referentes a los castigos corporales en el lugar en donde vives.
  • Dependiendo de la situación, si necesitas poner a tu hijo en tiempo fuera, hazlo. Nunca está bien golpearlo. Disciplinar a un niño físicamente por su “pataleta”, solo le enseña a usar la fuerza física sobre los demás (bofetadas, patadas, puñetazos, etc.).
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