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Ser misionero puede ser una experiencia espiritual muy satisfactoria, pero tienes que seguir unos cuantos pasos para asegurarte de estar preparado. Tendrás que reunir algunos requisitos básicos, por ejemplo, tener cierta edad o cumplir otros requisitos de tipo religioso. Luego, habla con los miembros de tu comunidad sobre el tema de las misiones y busca información por tu cuenta. Después de encontrar el programa correcto, ¡solo tendrás que acertar con el proceso de postulación y hacer la capacitación!

Parte 1
Parte 1 de 4:

Reunir los requisitos básicos

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  1. Los estándares en cuanto a la edad adecuada para viajar varían según la organización. Algunas exigen que el postulante tenga 18, mientras que otras prefieren que sea mayor. Antes de avanzar, asegúrate de encontrar un programa que se adapte a tu rango de edad. [1]
  2. Las organizaciones misioneras buscan postulantes comprometidos de lleno con su fe. La mejor manera de demostrarlo es ofreciéndote como voluntario y ayudando a la congregación cada vez que puedas. Esta también es una buena manera de confirmar que lo estarás haciendo por los motivos correctos. Si ser más activo en la iglesia te parece agotador, el trabajo misionero quizá no sea para ti. [2]
  3. Hacer misiones en el extranjero puede ser una experiencia emocionalmente agotadora. Quizá tengas que depender enormemente de tu fe para sobrellevar los momentos difíciles. Algunos procesos de entrevista hasta podrían incluir tiempo de oración o de reflexión espiritual. Ten momentos de reflexión solo y haz lo posible por ser más activo en organizaciones cristianas. [3]
  4. Algunos grupos buscan principalmente personas con determinado conjunto de habilidades profesionales, ya sean médicas, educacionales o lingüísticas. Si buscas hacer trabajo misionero en un área específica en otro país, asegúrate de que tus credenciales se alineen a los suyos. Otros pueden exigir un título de educación secundaria o universitaria, así que también presta atención a ese punto.
  5. El aprendizaje de idiomas suele estar incluido en el proceso de capacitación, aunque no siempre. Muchos grupos misioneros terminan viajando a países extranjeros que tienen otro idioma. Algunas organizaciones pueden exigir un conocimiento previo del idioma extranjero antes de la postulación, así que prepárate también para este punto.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Buscar información y escoger una organización misionera

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  1. El pastor de tu congregación de seguro te podrá y querrá ayudar. Él sabrá si la iglesia tiene algún viaje misionero en camino o te podrá referir a organizaciones que conozca. También podrá aconsejarte para saber si las misiones son el camino correcto para ti. [4]
  2. Es muy probable que alguien en tu iglesia haya sido misionero antes. Hazle preguntas y escucha sus experiencias con atención. Lo más probable es que esté lleno de conocimiento y quiera compartirte los pros y los contras del trabajo misionero. [5] Algunas preguntas con las que puedes empezar son:
    • ¿Por qué te convertiste en misionero?
    • ¿Cómo era tu rutina diaria?
    • ¿Qué tipo de cambios en tu estilo de vida tuviste que hacer antes de partir hacia allá?
    • ¿Hay algo que te hubiera gustado saber antes de partir?
    • ¿El viaje ayudó a hacer crecer tu fe?
  3. Cada grupo tiene programas que siguen metodologías propias según sus creencias. Los grupos católicos tienen filosofías diferentes a las de los grupos protestantes. Asegúrate de escoger uno que se alinee perfectamente con tus propios ideales. El pastor o los miembros de tu congregación sabrán mucho al respecto.
  4. Algunos viajes misioneros se enfocan solamente en promover el cristianismo en países extranjeros, mientras que otros ya tienen actividades más tangibles que tienes que realizar. Estas pueden variar considerablemente, por ejemplo, puedes construir casas e instalar pozos en pueblos, promover programas de alfabetismo o brindar servicios médicos. Procura hacer una lista de las actividades que más te interesen y para las que estés más preparado. Enfócate en los grupos que se dedican a ese tipo de trabajo. [6]
  5. Muchos viajes misioneros se hacen a países en vías de desarrollo, pero otros se hacen a Estados Unidos o a otros países desarrollados. Familiarízate con los idiomas, la cultura y la geografía de los lugares a los que tengas planeado ir. Algunas organizaciones permiten al postulante opinar sobre el país donde terminará, mientras que otras asignan el destino unilateralmente. Asegúrate de verificar si tus áreas de interés concuerdan con la filosofía religiosa y las opciones de destino de la organización. [7]
  6. Es posible que un inmigrante de uno de los países de tu lista viva por tu zona. Averigua si tu ciudad tiene alguna organización sin fines de lucro o algún centro comunitario para inmigrantes de ese país. Acércate a ellos y escucha sus historias. [8]
  7. Los viajes misioneros pueden variar considerablemente en cuestión de duración. Algunos pueden durar solo 1 o 2 semanas, mientras que otros varios años seguidos. Si tienes familia y un empleo fijo en tu país de origen, quizá mejor sea escoger los viajes cortos. Si no tienes muchas ataduras, los viajes más largos pueden ser la opción adecuada para ti. [9]
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Hacer la solicitud de postulación y pasar por el proceso de entrevista

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  1. Llena los formularios de postulación necesarios y escribe los ensayos personales requeridos mucho antes de la fecha deseada de partida. Recuerda que los ensayos personales serán parte integral del proceso de postulación. Las preguntas del ensayo varían dependiendo de la organización, pero asegúrate de enfatizar tu motivación y propósito para querer promover el cristianismo y ayudar a los necesitados.
  2. Nunca está de más estar bien preparado. Ten una copia física de tus ensayos y la información de contacto de tus referencias.
  3. Al igual que la postulación en sí, las entrevistas varían dependiendo de la organización. En la mayoría de las entrevistas el personal del programa hace las preguntas, pero prepárate para hacer alguna de las siguientes opciones:
    • orar y reflexionar profundamente
    • hablar con un doctor sobre los posibles riesgos a tu salud
    • hablar sinceramente sobre tu fe
    • dar tu consentimiento para someterte a una revisión de antecedentes penales
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Prepararte para irte

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  1. Será más difícil arrancar tu vida en el extranjero si tienes una deuda pendiente con algún préstamo estudiantil, hipoteca o tarjetas de crédito. Tus opciones pueden ser las siguientes:
    • Hacer pagos hasta que la deuda quede cancelada.
    • Preguntar por opciones de aplazamiento. Los que se dedican a trabajos sin fines de lucro pueden gozar de algunas de estas opciones.
    • Preguntarle a uno de tus familiares o amigos cercanos si puede pagar el interés de la deuda mientras estás en el extranjero. [10]
  2. Estando en el extranjero, tu dieta y rituales diarios cambiarán drásticamente. Si tienes un historial de complicaciones médicas, asegúrate de informarlo por completo al doctor del programa. [11] Antes del viaje, te recomendamos tener los siguientes hábitos saludables:
    • Ejercitarte regularmente.
    • Eliminar los hábitos alimenticios perjudiciales, por ejemplo, comer comida chatarra o tener horarios de comida irregulares.
    • Adaptar tu horario para dormir al horario del programa.
    • Tomar vitaminas y suplementos para evitar enfermarte antes del viaje. [12]
  3. La duración del proceso de capacitación puede variar dependiendo del grupo. Puede durar de 6 meses a 1 año antes de ingresar al campo misionero. Para algunos procesos hay que mudarse, mientras que otros se pueden hacer de manera remota por internet. [13]
  4. Empieza a empacar con tiempo. Así tendrás más que suficiente para incluir las cosas que podrías olvidar a último minuto. El programa de capacitación te brindará una lista de las cosas que recomiendan para empacar. Prepárate para adherirte a sus normas sobre lo que puedes y no puedes llevar. Y también desconéctate de todo lo que tenga que enchufarse. Los tomacorrientes o la electricidad podrían escasear en el campo de trabajo. [14]
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Consejos

  • Todas las organizaciones misioneras te capacitarán. Después de terminar con la capacitación, conocerás tu misión asignada. A esas alturas, estarás listo para empezar a hacer la labor de misionero y hacer realidad tus sueños.
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