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Estas mantecosas y hojaldradas delicias de desayuno francés no se preparan en un momento, pero son irresistibles. Aunque estarás deseando hincarles el diente, el tiempo y el esfuerzo que se requiere para hacer tus croissants te calmará, aunque no querrás volver a comer esos de tipo industrial. Aquí te decimos cómo hacerlos.

Ingredientes

Para preparar 12 croissants

  • 1 1/4 cucharadita de levadura seca activa
  • 3 cucharadas de agua templada
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 1 3/4 taza (220 g) de harina
  • 1 1/2 cucharadita de sal
  • 1/2 taza (120 ml) leche
  • 2 cucharadita de aceite o aceite de semilla de uva
  • 1/2 taza (115 g) mantequilla sin sal, fría
  • 1 huevo, para el barniz de huevo batido.
Método 1
Método 1 de 4:

Preparar la masa

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  1. Mezcla el agua templada, el azúcar, la sal y la levadura en un bol y deja que repose unos 5 a 10 minutos, hasta que haga espuma y burbujas. Calienta la leche en un cazo en la cocina o caliéntalo usando el microondas a intervalos de 5 segundos. Pon la harina, la leche templada, la mezcla con la levadura y el aceite en un bol y mézclalo todo junto.
    • Puedes usar una batidora o mezclar todos los ingredientes a mano usando una espátula.
    • Asegúrate de que la leche no llegue a hervir cuando la calientes. Si eso pasa, comienza de nuevo con otra leche.
  2. Si estás usando una batidora, puedes dejar que siga trabajando durante uno o dos minutos después de que los ingredientes se hayan mezclado. Si lo estás amasando a mano, presiona la masa de 8 a 10 veces. Cuando esté lista, se debería sentir suave y elástica.
  3. Pon la masa en un recipiente limpio espolvoreado con harina. Así te resultará más fácil sacar la masa del recipiente. Cúbrelo con rollo de plástico o con un trapo de cocina. Deja que la masa aumente durante una o dos horas. Cuando doble su tamaño, estarás listo para el siguiente paso.
    • Para ayudarla a crecer más deprisa, puedes hacer un corte en X en la parte de arriba de la masa. Corta una X de unas 2 pulgadas (5 cm) de ancho en el medio de la masa.
    • Pon la masa en una zona templada de la cocina para ayudarla a crecer más rápido.
  4. Después que la masa haya doblado su tamaño, sácala con cuidado del bol y ponla en la encimera con un poco de harina espolvoreada. Presiona la masa para hacer un rectángulo de 8x12 pulgadas (20x30 cm). Intenta mantener los bordes lo más rectos posibles. Puedes usar tus manos o presionar hacia abajo suavemente con un rodillo.
  5. Dobla la masa en tercios, como una carta. Esto se llama " voltear". Dobla hacia arriba el tercio inferior de la masa, así cubre el tercio del medio. Después dobla el tercio superior hacia abajo sobre las otras dos capas.
  6. Cubre ligeramente la masa con rollo de plástico de envolver o con un trapo de cocina. Deja que crezca hasta que doble su tamaño de nuevo; esto debería tardar una hora y media. Ponla en el refrigerador durante la última media hora, ya que tiene que enfriarse para el siguiente paso.
    • Si lo prefieres, puedes dejar que la masa crezca durante toda la noche en el refrigerador. Tan solo ponla en el refrigerador, estará lista por la mañana.
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Método 2
Método 2 de 4:

Hacer las capas de mantequilla

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  1. Coloca sobre la encimera de la cocina un pedazo de papel encerado grande. Pon la mantequilla fría sobre el papel encerado y pliega el final del papel sobre la parte de arriba. Usa un rodillo para estirar la mantequilla entre las hojas de papel encerado, formando un rectángulo de 12x6 pulgadas (30x15cm). Pasa varias veces el rodillo para alisarla, después extiéndela rápidamente en forma de rectángulo. Procura hacerlo deprisa, así la mantequilla no se calentará.
    • Una cosa importante que debes recordar a lo largo del proceso es que nunca querrás que la mantequilla se derrita hasta que la hayas puesto en el horno. Procura evitar que la mantequilla esté más caliente que la temperatura de la habitación. Vuelve a ponerla en el refrigerador cuando sea necesario.
    • Puedes enfriar tus manos y los utensilios de cocina para no calentar la mantequilla. Lávate las manos con agua fría y trabaja con instrumentos de cocina que hayas enfriado en el refrigerador. Asegúrate que no haga demasiado calor en tu cocina.
  2. Saca la masa del refrigerador y alísala en forma de rectángulo de unos 14x8 pulgadas (35x20 cm). Coloca el rectángulo de mantequilla en el centro del rectángulo de masa, alineándola, así quedará a media pulgada (1,2 cm) separada del borde de la masa.
  3. Dobla el tercio inferior de la masa para cubrir el tercio del medio y el tercio superior ponlo hacia abajo para cubrir ambas capas, como si doblaras una carta. Asegúrate que la mantequilla esté uniformemente extendida y plegada junto con la masa.
  4. Rota la masa con forma de rectángulo 90 grados, con el lado más corto del rectángulo hacia ti. Pasa el rodillo sobre el rectángulo de 14x8 pulgadas (35x20 cm). Esta es la parte más importante del proceso y la parte más difícil de entender para la mayoría de la gente: no estás estirando la mantequilla dentro de la masa. Más bien, estás estirando la masa y la mantequilla para formar capas finísimas.
    • Si el paso previo te lleva un rato y la mantequilla comienza a ponerse blanda cuando la pones dentro de la masa, enfría la masa durante 15-20 minutos antes de estirarla con el rodillo. Recuerda, quieres que la mantequilla esté fría, en capas muy finas y pequeñas dentro de la masa; no quieres que se derrita o llegue a formar parte de la masa.
  5. Tal como hiciste antes, dobla la masa como una carta, en tercios.
  6. Envuélvela con rollo de plástico para envolver o con papel encerado y ponla en el refrigerador. Deja que repose durante dos horas.
  7. Golpéala con suavidad varias veces usando un rodillo para deshincharla. Colócala de forma que los lados superiores e inferiores sean los cortos, y los lados derecho e izquierdo sean los largos (vertical). Deja que la masa repose durante 8-10 minutos.
  8. Estira la masa en un rectángulo de 14x18 pulgadas (35x20 cm). De nuevo, ten cuidado de no presionar muy fuerte — no quieres romper las capas, son muy finas. Gira de nuevo la masa (doblándola en tercios, como una carta). Ahora gira el rectángulo, colocando el lado más corto hacia ti. Estira otro rectángulo de 14x18 pulgadas (35x20 cm). Dóblalo en tercios por última vez.
  9. Envuélvela de nuevo con rollo de plástico o con papel encerado. Deja que la masa se enfríe en el refrigerador durante dos horas más. Si quieres, puedes dejarla toda la noche, mientras pones algo pesado sobre ella para evitar que crezca.
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Método 3
Método 3 de 4:

Cortando los croissants

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  1. Extiende un poco de mantequilla en la bandeja del horno que vas a usar. Pon papel encerado sobre la segunda bandeja del horno. Espolvorea la encimera con harina. Saca la masa del refrigerador, y deja que repose sobre la encimera durante 10 minutos. Finalmente, estira la masa con el rodillo y haz un rectángulo de 20x5 pulgadas (50x12cm).
  2. Usa un cortador para pizza o un cuchillo para cortar la masa en dos, a lo largo. Ahora tienes dos piezas de masa de 10x5 pulgadas (25x12 cm). Pon uno de los pedazos de masa en la bandeja de horno cubierta con papel encerado. Pon encima otra capa de papel encerado.
  3. Haz dos cortes de lado a lado en la tira de la masa. Pon los dos cuadrados en la bandeja del horno con papel encerado. Debería haber una capa de papel encerado que los separe de la gran masa rectangular. Pon la bandeja de hornear en el refrigerador para mantener la mantequilla fría.
  4. Obtendrás dos triángulos, que serán tus croissants.
  5. Comienza por el lado más ancho, enrolla la masa hacia la parte superior del triángulo. Haz una media luna (o un arco), ponlo en la bandeja del horno untada de mantequilla de tal manera que la parte superior del triángulo quede sujeta por el croissant a la bandeja. Repítelo con la siguiente masa triangular.
  6. Saca otra masa cuadrada del refrigerador. Repite el proceso de cortar y enrollar. Sigue sacando cuadrados del refrigerador, cortándolos en triángulos y enrollando los triángulos en forma de croissants hasta que termines la masa. Deberías tener 12 croissants en tu bandeja de horno.
  7. Cubre la bandeja del horno con un trapo de cocina que quede suelto y deja que los croissants crezcan durante 1 hora.
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Método 4
Método 4 de 4:

Hornea los croissants

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  1. Rompe el huevo en un bol pequeño y usa un tenedor para batirlo con una cucharadita de agua.
  2. Cuando estén hechos deberían quedar dorados y tostados por arriba.
  3. Saca los croissants del horno y deja que se enfríen durante 10 minutos en la rejilla del horno. Intenta resistir la tentación de comértelos inmediatamente — ¡estarán calientes!
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Consejos

  • Los croissants rancios nunca son tan buenos como los frescos; asegúrate de comer los croissants frescos el día que los hornees.
  • Los croissants quedan muy buenos cuando los espolvoreas con azúcar.
  • Si quieres obtener un croissant redondeado, como el de las panaderías, estira de los dos extremos de la masa y forma dos semicírculos de manera que las puntas queden juntas antes de hornearlo. Así quedará con una forma adecuada para preparar croissants de jamón y queso.
  • Los croissants combinan con cualquier cosa, desde mantequilla, mermelada y jamón y queso. Para hacer croissants de queso, parte el croissant cocido y ábrelo por un lado, pon la mantequilla dentro y una rebanada de tu queso preferido. Si te gusta la pimienta, espolvoréalo con pimienta. Caliéntalo en un horno precalentado a (475 ºC, 240 ºC).
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Cosas que necesitarás

  • Rodillo
  • Rollo de plástico y papel encerado
  • Cortador de pizza o un cuchillo
  • 2 bandejas de horno
  • Bol
  • Trapo de cocina
  • Pincel
  • Batidora (opcional)

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