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Las plantas de interior (o plantas domésticas) tienen necesidades distintas a las de exterior. Ellas dependen de ti para todo. El riego de estas implica saber las necesidades específicas de tus plantas, regarlas según su nivel de humedad y verificar con frecuencia la tierra. Puedes ayudarlas colocándolas en macetas con buen drenaje y del tamaño adecuado para ellas. Las plantas saludables también necesitan el tipo y las cantidades apropiadas de agua, pero existen formas de estabilizarlas si las riegas en exceso.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Evaluar tus plantas

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  1. No todos los tipos de plantas de interior tienen las mismas necesidades de riego, por lo tanto, debes informarte respecto a las plantas que tienes o piensas comprar. No asumas que cada planta necesita 1 litro (1 cuarto de galón) de agua cada 2 días, puesto que todas tus plantas no se desarrollarán de esa manera. [1]
    • Algunas prefieren tener su tierra muy seca casi todo el tiempo, mientras que otras la necesitan húmeda. Algunas necesitan que la tierra esté seca entre cada riego.
  2. Aunque tal vez sea más fácil regar siguiendo una rutina que tú mismo has establecido, tus plantas no crecerán bien si las riegas de este modo. Así que, en vez de regarlas cada dos días, hazte una idea de con qué frecuencia necesitan agua tus plantas. Verifica la tierra de forma constante, aprende a reconocer con qué frecuencia tiende a secarse y riega según dicha frecuencia. [2]
    • Incluso las plantas de interior suelen tener un periodo de inactividad en invierno, así que lo más probable es que no necesiten agua tan seguido durante este periodo.
    • En cuanto al momento del día para regar, la mañana es un buen momento porque le permite a la planta secarse un poco antes de la llegada de las temperaturas más frías en la noche.
  3. Mete un dedo en la tierra hasta tu primer nudillo y nota si la tierra está lo suficientemente húmeda. Si tu dedo no puede atravesar la tierra, es seguro que necesita riego. Si llegas a 2,5 cm (1 pulgada) de profundidad, pero tu dedo sale totalmente seco, es probable que necesite agua. Si los 2,5 cm (1 pulgada) de la parte superior se sienten muy húmedos y parte de la tierra se pega a tu dedo, significa que tiene suficiente agua. [3]
    • Nuevamente, recuerda que esta prueba no es una garantía para todas las plantas. Pero en general si la porción superior de la tierra está seca, la planta puede utilizar un poco más de agua.
    • Puedes comprar un medidor de humedad (higrómetro) que se inserta en la tierra y te indica en qué momento necesita agua la planta. Esto te será muy útil y evitarás hacer suposiciones.
  4. Estas son un buen indicador de la falta o el exceso de riego. Si las hojas se ven caídas, esto suele significar que la planta necesita agua. Si están marrones, secas o algunas se han caído, esto normalmente indica que la planta necesita riego. [4]
    • Estos signos significan que algo está muy mal. No esperes hasta que la planta los desarrolle antes de regarla.
    • Si planta está seca, riégala lentamente. Si le das mucha agua, podrías matarla.
    • Los mismos signos a veces indican que has regado en exceso la planta, así que guíate de ellos junto con la verificación de la humedad de la tierra. Si sabes que acabas de regarla ese día, dale a la planta tiempo de absorber y usar esa agua antes de volver a regarla.
  5. Otra forma de verificar si tu planta tiene suficiente agua es levantarla justo después de regarla y notar lo pesada que se siente. Levántala de forma periódica y cuando no la sientas lo suficientemente pesada, sabrás que necesita agua. Se trata más de un arte que de una ciencia, pero puede ser un buen truco para dominar. [5]
    • Esta prueba solo es buena para las plantas lo bastante ligeras para levantarlas y si tienes la fuerza para hacerlo. No vale la pena esforzarte solo para verificar su peso.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Darles a las plantas el agua que necesitan

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  1. Tal vez creas que no hay problema con el agua de tu grifo, pero podrías estar equivocado. El agua de tu ciudad puede contener cloro y fluoruro, los cuales no todas las plantas pueden soportar. El agua blanda puede tener un exceso de sal. El agua del grifo puede ser muy alcalina. Si usas cierta agua por un tiempo y al parecer no mantiene saludables tus plantas, es hora de cambiar el tipo de agua. [6]
    • Si puedes colocar un recipiente al exterior para atrapar la lluvia, esta es una excelente opción debido a que es el agua que reciben naturalmente las plantas. Pero si vives en un lugar con lluvia ácida, esto no servirá. La nieve derretida también es una buena opción si vives en un clima frío con poca lluvia.
    • También es conveniente usar el agua de botella, aunque puede ser muy costoso.
    • En el caso del agua de tu ciudad, puedes llenar un recipiente abierto y dejar reposar el agua por un día, ya que esto permite la evaporación de los químicos antes de usarla en tus plantas.
  2. Después de regar, vuelve a llenar de agua tu recipiente de riego y déjala reposar hasta la próxima vez que riegues. Así el agua puede alcanzar una temperatura estándar en vez de estar a cualquier temperatura del grifo o la lluvia. La mayoría de las plantas prefieren el agua tibia en vez de la fría. [7]
    • Si tienes múltiples plantas y necesitas mucha agua, mantén unas cuantas jarras o regaderas en un lugar que te permita llenarlas y tenerlas listas para cuando sean necesarias.
  3. Es mejor darles a tus plantas menos agua que lo suficiente, debido a que es más fácil agregar un poco más. Una vez que las riegas en exceso, es muy trabajoso solucionarlo. Lleva un registro de la cantidad de agua que usas una vez y la próxima vez para tener una idea de cuál es la cantidad adecuada.
    • Algunas plantas también se benefician de rociar las hojas, puesto que el riego afecta sobre todo a las raíces. Pero existen otras que no se benefician en lo absoluto del rociado, por eso es importante que conozcas tu planta.
  4. Si riegas en exceso tu planta y el agua no se drena, puedes probar un par de soluciones para estabilizarla. Ladea con cuidado la maceta y deja que el exceso de agua se drene por un rato. Otra opción es colocar toallas de papel sobre la superficie de la tierra y dejarlas absorber parte del agua. [8]
    • Si se vuelve un verdadero problema, piensa en trasladarla a otra maceta con buen drenaje.
    • Intenta mover la maceta hasta una ubicación más caliente, de modo tal que se seque con más rapidez.
    • Evita regar la planta un tiempo. Espera hasta el suelo se haya secado de nuevo.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Usar los recipientes adecuados

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  1. Las plantas deben estar en un recipiente del tamaño adecuado para garantizar la distribución eficiente del agua. Las plantas en recipientes muy pequeños pueden llegar a tener las “raíces anudadas”, es decir, estas ocupan todo el espacio. Las plantas en recipientes muy grandes podrían no retener el agua en la tierra y por ende, se secarán. [9]
    • Si observas las raíces y notas que hay más raíces que tierra, esto es un buen indicador de que es hora de conseguir una maceta más grande. Solo debes trasladar las plantas del tamaño de una maceta a la vez, de modo que no termines con mucho espacio adicional.
    • Si las hojas de la planta se ven desproporcionadas en relación al tamaño del fondo de la maceta, debes pasarla a otra de un tamaño más. Si la maceta alguna vez se ha volcado por ser muy pesada, este es un indicador definitivo de que necesitas una maceta más grande.
    • Como ocurre con muchos aspectos del cuidado de las plantas de interior, no existe una regla fija para aplicarse siempre. Debes evaluar tu planta de vez en cuando y decidir si se beneficiará de una maceta más grande.
  2. Dado que el exceso de riego con frecuencia mata las plantas, las macetas que permiten un buen drenaje son de vital importancia. Dichas macetas tienen un agujero en el centro del fondo o algunas ranuras finas en la base. Las macetas con un fondo sólido pueden hacer que el agua se estanque y las raíces pueden podrirse si están empapadas por mucho tiempo. [10]
    • Si solo dispones de macetas que carecen de agujeros de drenaje, una buena idea es colocar una capa de piedras en el fondo. De este modo, el exceso de agua se estancará allí y no entrará en contacto directo con la tierra y las raíces. La capa de piedras debe ser de 2,5 cm (1 pulgada) de profundidad.
    • Si solo puedes encontrar macetas de plástico sin agujeros, puedes perforar tus propios agujeros en la base.
  3. Si tu maceta va a drenar agua, de hecho, no querrás que escurra en tus pisos. Puedes comprar platillos de plástico diseñados especialmente para dicho propósito o puedes usar un plato o bandeja. Incluso es posible cortar una botella de leche de plástico o una botella de 2 litros si la maceta es lo suficientemente pequeña y no te importa mucho su aspecto. [11]
    • Siempre vacía el platillo hasta media hora después de regar la planta, en vez de dejarla asentarse en él. Si no te deshaces del agua del platillo, es lo mismo que tener una maceta sin agujeros, ya que la planta aún estará saturada de mucha agua.
  4. Si mantienes una planta desde hace un tiempo y está creciendo más, lo mejor es trasplantarla a una maceta más grande. Si la tierra de la planta se separa de los bordes, podrías necesitar una maceta más pequeña. Para verificar si la planta tiene las raíces anudadas, sácala con cuidado de la maceta y observa si aún hay mucha tierra o si mayormente ves raíces.
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Consejos

  • Dado que el polvo siempre se acumula en interiores, es bueno desempolvar las plantas de vez en cuando. Así ayudarás a mantenerlas saludables.
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