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Puede ser muy molesto y desagradable tener a un gato que regurgite la comida todo el tiempo. No solo es una contrariedad para ti, sino que también puede indicar un problema de salud en el gato. Si el gato vomita a menudo, debes hacer que lo examine un veterinario. Este puede evaluar su salud, determinar si vomita o regurgita, descubrir la fuente del problema y recomendar opciones de tratamiento. Con un poco de atención tuya y del veterinario, es probable que puedas minimizar o acabar con la regurgitación del gato.

Método 1
Método 1 de 3:

Tratar la regurgitación en casa

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  1. Si al gato le gusta mucho la comida o si tiene que apurarse para comer a fin de conseguir comida antes que otros gatos en la casa, entonces es posible que coma demasiado rápido. Si el gato no puede digerir toda la comida, entonces esta conducta puede conducir a la regurgitación. Para evitarlo, debes darle de comer lentamente. Puedes hacerlo dándole comidas pequeñas más frecuentemente o dándole de comer con un alimentador de rompecabezas, el cual hace que el gato coma de forma lenta. [1]
    • Si le das al gato comida seca, puedes esparcirla sobre un área del piso y obligarlo a moverse alrededor para comerla. Este método reducirá la velocidad con la que come.
    • De manera alternativa, los platos especiales pueden ayudar al gato a consumir la comida más lentamente. También puedes darle de comer en un cartón de huevos limpio para reducir el ritmo de las comidas, colocando una cantidad pequeña de comida en cada cuenco.
    • Mantén lejos a los otros gatos mientras el gato que regurgita come. Esta medida permitirá que se relaje y coma más lentamente.
  2. Si al gato le gusta ir directamente al tazón de agua después de una comida y tomar mucha agua, esto puede causar la regurgitación. Para evitarlo, debes quitar el tazón de agua mientras come y reemplazarlo con agua fresca para cuando haya tenido la oportunidad de digerir un poco la comida, generalmente en una hora.
    • Es importante que el gato siempre tenga acceso a agua limpia y fresca. Sin embargo, limitar el agua aproximadamente por una hora no le hará daño. [2]
  3. Algunos gatos las regurgitan con frecuencia, lo cual puede ser una situación desagradable y potencialmente peligrosa. Si el gato regurgita una bola de pelo cada una o dos semanas, por lo general, no es un motivo de preocupación en cuanto a su salud. Sin embargo, si las bolas de pelo aparecen con más frecuencia, el gato debe recibir tratamiento. En la mayoría de los casos, estas pueden minimizarse cepillándolo regularmente y dándole de manera semanal un remedio para la bolas de pelo.
    • Habla de las bolas de pelo con un veterinario y pídele que te recomiende tratamientos apropiados.
  4. La regurgitación es distinta del vómito y, por lo tanto, tiene causas y tratamientos diferentes. Tomando esto en cuenta, es importante que puedas distinguir una de otra. En general, vomitar es una acción activa que implica que todo el cuerpo del gato sufra convulsiones. Regurgitar, por otro lado, es un proceso pasivo en el que el gato baja la cabeza y la comida simplemente se desliza fuera del esófago de forma fácil e inesperada. [3]
    • La regurgitación no suele provocar hinchazón, arcadas ni compresión abdominal.
    • El vómito suele ser comida parcialmente digerida y bilis estomacal, que por lo general es de color amarillo. La regurgitación suele ser comida no digerida que nunca llegó al estómago ni a la mucosidad.
    • La comida regurgitada también suele tener forma de tubo, puesto que ha estado en el esófago antes de su expulsión.
    • Es más común que los gatos vomiten que regurgiten.
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Método 2
Método 2 de 3:

Recibir un diagnóstico veterinario

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  1. Si el gato regurgita constantemente, llévalo a que lo vea un veterinario. La regurgitación ocasional (por ejemplo, una vez al mes) no suele ser motivo de preocupación. Sin embargo, si el gato tiene problemas para retener la comida con más frecuencia, entonces debes hacer que lo examinen. [4]
    • Si haces una cita para que examinen al gato, debes decirle al veterinario cuál es el problema y cuánto tiempo hace que tiene los síntomas.
  2. Si el veterinario trata de averiguar qué es lo que le pasa al gato, primero tendrá que saber si el gato regurgita o vomita. Los detalles de los síntomas del gato pueden hacer que lo logre, pues es difícil que el gato regurgite cuando se lo ordenen para que puedan verlo. [5]
    • Para que el veterinario pueda distinguir entre el vómito y la regurgitación, es posible que debas tomar un video del gato mientras tenga un episodio. Mostrarle al veterinario qué es lo que ocurre con precisión le ayudará significativamente a hacer el diagnóstico.
  3. Si averigua qué le pasa al gato, el veterinario tendrá que hacerle pruebas y evaluar su salud física. El veterinario probablemente le hará al gato una evaluación física general mirando y palpando su cuerpo. A continuación, le hará pruebas. Estas variarán, pero normalmente incluirán una serie de análisis sanguíneos. [6]
    • Con la información que le des y la información que obtenga de la evaluación y las pruebas, el veterinario debe ser capaz de darte un diagnóstico preciso.
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Método 3
Método 3 de 3:

Buscar un tratamiento veterinario

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  1. La causa médica más común de la regurgitación en los gatos es una enfermedad o un problema que afecte a la función del esófago. Si el veterinario descubre que el gato tiene una obstrucción o una malformación en el esófago, entonces sugerirá opciones de tratamiento para tu mascota. [7]
    • Las causas comunes de regurgitación asociadas al esófago incluyen obstrucción por cuerpos extraños, estenosis, anormalidades vasculares o tumores.
    • Es probable que los tumores se deban tratar quirúrgicamente.
    • Se pueden usar antibióticos para curar algunas anomalías que se producen a causa de infecciones.
  2. Muchos de los gatos que regurgitan la comida mejoran con una dieta líquida. Puedes darle comida enlatada que haya sido diluida como papilla para facilitar la digestión. Esta pasará más fácilmente al estómago y será menos probable que el gato la regurgite.
    • También puede ayudar darle de comer al gato en una plataforma elevada para que la gravedad pueda contribuir a que la comida ingrese al estómago.
  3. Hay algunos medicamentos que se les pueden dar a los gatos para reducir la regurgitación. El veterinario puede prescribir uno para el gato. Sin embargo, recuerda que estos medicamentos tratarán los síntomas, pero no curarán la causa subyacente de la regurgitación. [8]
    • Los medicamentos que el veterinario podría prescribir incluyen aquellos que mejoran la motilidad esofágica, como metoclopramida. Otros medicamentos que puede prescribir incluyen reductores del ácido y antieméticos.
  4. Si el gato regurgita, es posible que aspire algo de comida y líquido por los pulmones. Si eso sucede, puede hacer que el gato contraiga una tos o incluso una neumonía. Si el gato desarrolla cualquiera de estos dos trastornos, debes llevarlo con un veterinario para que reciba tratamiento. [9]
    • Por lo general, el tratamiento para la neumonía en un gato incluye darle un antibiótico de amplio espectro. Adicionalmente, el gato podría necesitar atención adicional en forma de oxígeno, fluidos y nebulización para mantener sus pulmones húmedos.
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