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Todos conocen bien los riesgos de salud relacionados con fumar, pero los adolescentes todavía tienen ganas de fumar. Muchos adolescentes fuman por la presión de los amigos, como una manera de rebelarse contra una autoridad o por estar expuestos a adultos que fuman. [1] Si encuentras a un adolescente fumando, puedes reaccionar con ira o cólera. Sin embargo, tal vez las palabras duras o los gritos no lo convenzan de dejar de fumar. En vez de eso, debes hablarle de las consecuencias de fumar y hacer que no le sea tan fácil conseguir cigarros. Debes mantener una comunicación abierta con él para que sienta que puede conversar contigo antes de fumar de nuevo.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Decirle las consecuencias de fumar

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  1. Muchos adolescentes creen que son indestructibles y conocen muy poco de los problemas de salud a largo plazo relacionados con fumar. Sin embargo, es posible que aun así sea útil comenzar la conversación mencionando que se ha demostrado que fumar causa graves problemas de salud, como el cáncer, problemas cardiacos y enfermedades pulmonares. Muchos fumadores adultos empiezan a fumar cuando son muy jóvenes y se vuelven adictos al cigarro, mientras que envenenan sus cuerpos. A lo mejor quieras decirle a ese adolescente que fumar es la causa principal de las muertes que se podrían prevenir en los Estados Unidos. [2]
    • Con frecuencia, los adolescentes no se preocupan tanto por los problemas de salud a largo plazo y pueden no considerar los cigarros una adicción. Sin embargo, puede ayudarte mencionar los hechos que hay detrás del hecho de fumar, ya que puede ayudarle a darse cuenta de la gravedad de desarrollar el hábito de fumar cuando es muy joven.
  2. Tal vez reaccione frente a consecuencias más inmediatas, como la forma en que el fumar podría afectar negativamente su rendimiento académico. El fumar puede deteriorar su capacidad de concentración en la clase y dificultar su desempeño académico. También puede empezar a faltar a clases porque no puede ir sin fumar durante las horas académicas, lo cual puede poner su rendimiento académico en peligro. [3]
    • También puedes hablar sobre cómo el fumar afecta negativamente su capacidad de realizar actividades extracurriculares, como los deportes. Puede presentar dificultades para respirar cuando compita en el equipo de atletismo o cuando baile. También puede costarle realizar actividades físicas con amigos y familiares, ya que puede tener problemas pulmonares por fumar.
  3. Puedes aprovechar su preocupación por su apariencia y su imagen corporal para convencerla de dejar de fumar. Puedes decirle que fumar hace que los dientes se pongan amarillentos y causan un envejecimiento prematuro, causándole arrugas antes de tiempo. Fumar también ocasiona mal aliento y hace que la ropa huela como un cenicero. Puede mostrarse más receptivo a escuchar sobre cómo fumar causa problemas en su apariencia, ya que es probable que en realidad sea algo que le preocupe en la actualidad.
    • También debes decirle que fumar puede dar lugar a que le sea más difícil hacer ejercicios por problemas de respiración y pulmonares. Esto puede afectar negativamente su imagen corporal y su peso.
  4. Otra manera de comunicarle las consecuencias de fumar es usando a un familiar o amigo fumador como ejemplo. Los ejemplos de la vida real pueden darle una perspectiva y obligarla a concentrarse en las consecuencias de los cigarros en la vida real.
    • Por ejemplo, tal vez tenga un tío que tenga el hábito de fumar una cajetilla al día. Puedes hacerle notar cómo esa persona ahora tiene problemas de respiración y una mala salud por fumar. También puedes indicarle que su tío gasta mucho dinero todos los años por este hábito y le ha costado dejarlo por años, aunque sabe que fumar daña su cuerpo.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Restringir o limitar su acceso a los cigarros

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  1. Quizás gritarle e indicarle que no puede fumar no sea la solución más eficaz, ya que solo puede hacer que se rebele más contra ti y siga fumando. En vez de eso, piensa en maneras en las que puedes restringir o limitar su acceso a los cigarros y haz que le sea más difícil poner sus manos en una cajetilla. Esto puede significar dejar de darle su mesada para que no pueda usar tu dinero en comprar cigarros. Dejar de darle su mesada también puede dificultarle comprarse otras cosas y puede terminar sintiéndose tan frustrada que acepte no comprar cigarros si eso significa que pueda volver a recibir su mesada. [4]
    • También puedes tratar de controlar sus gastos para que puedas disuadirla de comprar cigarros. Por ejemplo, si te pide dinero para gastarlo en libros para la escuela, vayan de compras juntos y presta atención a cómo gasta el dinero. Asegúrate de que el dinero se dirija a buenos hábitos y elementos que le beneficiarán y no hacia cigarros.
  2. Aunque a lo mejor no quieras castigarla demasiado por correr el riesgo de animarla a fumar aun más, puedes establecer cierto control en casa para disuadirla de fumar. [5]
    • Puedes decirle que bajo ninguna circunstancia puede fumar en casa, bajo tu mismo techo. También puedes decirle que si la encuentras fumando en su dormitorio o en cualquier lugar de la casa, le quitarás los cigarros le darás un toque de queda para que llegue a casa más temprano los fines de semana. Estas reglas pueden enfadarla, pero es una manera en que puedes ejercer tu autoridad sobre esta situación.
    • Si fumas, debes ser un buen ejemplo a seguir y practicar lo que predicas. No lo hagas en casa o esfuérzate en dejar de fumar. Tu hijo lo notará si rompes tus propias reglas, así que síguelas y da el ejemplo.
  3. Los adolescentes por lo general empiezan a fumar por amigos que fuman. Puedes enseñarle a no salir con amigos que fumen, pero esto puede ser contraproducente y hacer que salga solo con amigos que no aceptas aun más que antes. En vez de eso, puedes sugerirle que pase tiempo con amigos que no fumen o que pase igual cantidad de tiempo con otros grupos de amigos. De esta manera, puedes referirte a esta posibilidad y darle un poco de libertad para decidir en vez de obligarlo a hacer lo que le digas. [6]
    • Puedes animarlo a pasar tiempo con mejores grupos de amigos sugiriéndole invitar a casa a amigos que no fumen y dejándoles que pasen un poco de tiempo ahí. Puedes organizar una parrillada o una cena para esos amigos y hacer que se sientan bienvenidos. Esto puede mostrarle que la valoras y apoyas cuando lleva a casa amigos que aceptas en vez de traer amigos que fuman.
    • Puedes hablarle en un tono más serio y prohibirle que cualquier amigo que fume entre a tu casa. Esta puede ser otra manera de mantenerla alejada de esos amigos. Sin embargo, esto también puede hacerle pasar tiempo con amigos fumadores fuera de casa y, a su vez, pasar más tiempo lejos de casa.
  4. Puedes detener su interés en fumar animándola a realizar otras actividades que sean más sanas para él. A lo mejor le motiva tener un buen rendimiento académico. Puedes sugerirle que se esfuerce en obtener buenas notas y llenar formularios para postular a la universidad en vez de gastar energías en fumar. Hazle recordar lo que es importante en la vida y cómo fumar puede interponerse entre sus metas. [7]
    • También puedes hacer que se concentre más en actividades extracurriculares que sean de su agrado, como los deportes, el baile o la actuación. Anímalo a matricularse en más clases de arte o a practicar en un equipo deportivo. Esto puede permitirle desviar su atención hacia otras actividades que sean más saludables para él.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Mantener una relación abierta y honesta

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  1. Una manera de comprender mejor por qué fuma es conversar acerca de las razones por las que lo hace. Siéntate con él y pídele que reflexione sobre las razones por las que fuma. Esto puede ayudarles a ambos a darse cuenta de las motivaciones detrás de su hábito de fumar y a lo mejor lleguen a la causa principal. Determinar la causa principal de su hábito de fumar puede permitirte ayudarla a resolver este problema y evitar que fume de nuevo. [8]
    • Haz que anote las razones por las que fuma así como la forma en que empezó a fumar. Usa la pregunta “¿Por qué crees que fumas?” como una sugerencia. Luego, haz que comparta sus pensamientos contigo y conversen.
  2. Algunos adolescentes se ven motivados a fumar porque ven a sus padres u otra figura de autoridad hacerlo a menudo. Entonces, puede adquirir ese hábito por curiosidad o por deseos de emular a sus padres. Si tú, como padre, tienes el hábito de fumar, debes considerar dejar de hacerlo. Esto te permitirá practicar lo que aconsejas y actuar como un modelo a seguir. [9]
    • Puede ser difícil dejar de fumar, pero hazle saber que estás dispuesto a hacerlo para él no termine fumando como tú. Puedes pedirle que te apoye no fumando. De esta manera, ambos pueden apoyarse mutuamente mientras que intentan dejar de fumar.
  3. Si a tu hijo le cuesta dejar de fumar o si te preocupa que desarrolle una adicción al cigarro, puedes acudir a profesionales para que le ayuden. Puede ser difícil dejar de fumar una vez que se ha empezado a hacerlo, en especial a una edad temprana. Debes apoyarlo haciendo que reciba una ayuda profesional para que aprenda a dejar de fumar. [10]
    • Puedes comunicarte con un consejero sobre addiciones por medio de la American Lung Association o a través del Departamento de Salud. También a lo mejor quieras conversar con el doctor de cabecera para que te recomiende a un terapeuta sobre adicciones que haya trabajado con adolescentes anteriormente.
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