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Los ratones domésticos pueden ser compañeros adorables, pero su tamaño diminuto los hace susceptibles de sufrir lesiones por caídas, ataques de mascotas más grandes y otros traumatismos. Si sospechas que el ratón se ha lesionado, lo más seguro es que acudas al veterinario. Por lo general, las heridas leves pueden tratarse en casa; sin embargo, el riesgo de infección o de agravamiento de la lesión es mayor si no interviene un veterinario.

Método 1
Método 1 de 3:

Tomar medidas cuando veas una lesión

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  1. Las infecciones se pueden diseminar rápidamente debido al tamaño diminuto de un ratón, así que es mejor prevenir que lamentar si ves un corte o una herida en él. Llama inmediatamente al veterinario si sospechas de posibles lesiones internas (por ejemplo, si el ratón se ha caído desde cierta altura o si lo han pisado) o de huesos rotos.
    • Por ser animales de presa que otros cazan, los ratones son buenos para disimular y ocultar sus heridas. Así que, ya sea que puedas ver la lesión o que solo sospeches que tiene una, asume que es más grave de lo que el ratón aparenta.
  2. Si llamas al veterinario y te dice que “no hay problema” con una herida superficial leve, lo más probable es que tu tarea principal sea observarla y mantenerla relativamente limpia. Si te lo recomienda, lava la herida con agua limpia (con un cuentagotas o una jeringa de succión) y pásale un bastoncillo o una bola de algodón. Aplícale un espray o una pomada antibacteriana si el veterinario te dice que lo hagas.
    • Por lo general, las heridas menores en el cuerpo de un ratón no sangran de manera profusa y sanan muy rápidamente.
    • Para reducir el riesgo de infección, se te puede indicar que limpies el recinto del ratón con más cuidado y frecuencia (por ejemplo, todos los días en vez de una vez por semana). Incluso se te puede recomendar que pongas al ratón en una jaula aparte, muy limpia, lejos de sus compañeros habituales.
  3. Las heridas en las patas, las uñas, la cola y la cara tienden a sangrar más que las del cuerpo. Una vez que identifiques el origen de una herida sangrante, mantén un paño limpio sobre esta durante 2 minutos. Si la herida sigue sangrando, vuelve a aplicar presión durante 2 minutos más, o aplica harina o maicena en la misma. [1]
    • En el caso de una herida que sangra profusamente, trata de detener el sangrado antes de llamar al veterinario.
  4. Ya sea que termines visitando al veterinario o que simplemente lo llames para que te asesore, es posible que te recomiende darle al ratón analgésicos en el caso de una lesión. En muchos casos, un veterinario recomendará ibuprofeno o paracetamol (Tylenol) para el tratamiento del dolor. Sigue sus indicaciones en cuanto a la dosis y la administración del medicamento. [2]
    • Por lo general, a los roedores domésticos se les administra entre 15 y 60 mg de ibuprofeno por cada 0,5 kilos (1 libra) de peso corporal, cada 6 o 12 horas. Sin embargo, el ibuprofeno puede afectar a la coagulación de la sangre, por lo que el médico puede recomendar de 90 a 140 mg/lb de paracetamol cada 6 o 12 horas.
    • Te puede aconsejar que le des ibuprofeno o paracetamol líquido para niños con una jeringa medicamentosa, o que tritures un trozo de una pastilla para adultos y que la mezcles con yogur, comida para bebés o puré de aguacate.
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Método 2
Método 2 de 3:

Estar preparado y atento a las lesiones

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  1. En vez de ir de un lado a otro buscando suministros y el número del veterinario después de que el ratón se haya lesionado, dedica un poco de tiempo a organizar lo que puedas necesitar en un solo lugar. Coloca todo en una caja de zapatos, en una pequeña bolsa de plástico o, mejor aún, en el contenedor pequeño que usas para llevar al ratón al veterinario. Incluye los siguientes productos: [3]
    • una ficha con los datos de contacto del veterinario y cualquier información médica necesaria para el ratón
    • 1 o 2 toallas
    • alcohol de frotamiento para esterilizar herramientas
    • pomada antibiótica
    • guantes de látex para limitar la transmisión de bacterias
    • un cuentagotas o una jeringa de succión para lavar las heridas
    • bastoncillos y bolas de algodón para limpiar las heridas
    • tijeras o cortaúñas para recortar el pelo de las heridas o las uñas rotas
    • harina o maicena para ayudar a detener el sangrado
  2. Las heridas abiertas y las extremidades rotas pueden ser fáciles de detectar, pero un ratón puede ocultar los signos de muchas lesiones. Presta atención a los siguientes cambios físicos o conductuales:
    • esconderse más de lo habitual
    • no comer ni beber
    • cojear o no usar una extremidad
    • bultos o protuberancias inusuales en el cuerpo
    • respiración pesada o ruidosa
    • aumento o pérdida de peso inexplicable
  3. Cada mañana, tómate unos minutos para observar al ratón. Fíjate si hay alguna conducta inusual o algún síntoma físico que pueda ser indicio de una lesión o una enfermedad. Verifica que haya consumido su cantidad usual de comida y agua durante la noche, y que la cantidad y la textura de sus excrementos sean normales.
    • Si hay algo que evidentemente esté mal, ponte en contacto con el veterinario. Si no estás convencido de que algo esté mal, revisa al ratón regularmente durante las siguientes horas y llama al veterinario si aún tienes sospechas.
  4. Levanta con cuidado al ratón con las manos, luego usa los pulgares y los dedos para buscar heridas ocultas o protuberancias anormales en su cuerpo. Hazle cumplidos con una voz relajante mientras lo examinas.
    • Considera la posibilidad de realizar este examen físico cada semana mientras limpias a fondo el recinto del ratón. De este modo, no tendrás que interrumpir su rutina habitual dos veces.
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Método 3
Método 3 de 3:

Prevenir lesiones

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  1. A la mayoría de los ratones no les gusta que los agarren o los sostengan, así que limita la frecuencia con la que lo hagas. Cuando levantes a un ratón, usa uno de los siguientes métodos:
    • Agarra al ratón cerca del nacimiento de la cola (nunca cerca del extremo final) con una mano y sujeta su cuerpo con la otra a medida que lo levantes. Puedes dislocarle la cola o incluso amputarle la punta si lo levantas por el extremo externo.
    • Pon las manos alrededor del ratón y levántalo. Si trata de escaparse, junta las manos sin apretarlas. Después de 15 o 30 segundos, la mayoría de los ratones dejarán de tratar de escapar y te permitirán que los sostengas en las manos de esta manera.
  2. Los ratones son hábiles para escapar y pueden colarse por espacios increíblemente pequeños. Como casa, elige una jaula hecha específicamente para ratones o un acuario con una tapa de malla apta para estos animales. Si hay una puerta o una reja, asegúrate de que esté bien cerrada. [4]
    • Un recinto para ratones debe ser espacioso, pero no debe tener más de 61 centímetros (2 pies) de altura. A los ratones les gusta trepar, pero caerse desde una altura superior puede causarles lesiones graves.
  3. Mantén a los gatos, los perros y otras mascotas potencialmente depredadoras fuera de la habitación en la que vive el ratón. No te fíes únicamente de la jaula para mantener al ratón a salvo.
    • Debes supervisar de cerca a todos los niños menores de 8 años, así como a los de cualquier edad que no tengan experiencia con ratones domésticos. Estos son más propensos a lastimar a un ratón al apretarlo involuntariamente, dejarlo caer o pisarlo.
  4. Los ratones son criaturas sociales a las que les gusta la compañía, pero si mantienes a ratones machos juntos, por lo general, terminarán peleando y quizás haciéndose daño mutuamente. Es mejor tener dos o más hembras juntas, o un macho castrado con una o más hembras. [5]
    • Si pones a un macho que no esté castrado con 1 o más hembras, prepárate para tener muchas crías de las que tendrás que ocuparte en poco tiempo.
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