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La panleucopenia felina, también conocida como moquillo felino, es una enfermedad grave y a menudo mortal de los gatos. Es producto de un virus que se transmite fácilmente a través del contacto con fluidos orgánicos o pulgas infectadas. Además, los seres humanos pueden portar el virus en la ropa, las manos o los zapatos. Afortunadamente, la enfermedad se ha vuelto poco común, debido a la eficacia y el uso generalizado de las vacunas. Sin embargo, si el gato no ha sido vacunado o si no estás seguro de que esté al día con las vacunas, presta atención a los signos de la enfermedad y haz que reciba un diagnóstico si los detectas.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Identificar los signos de la panleucopenia felina

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  1. Un gato infectado con panleucopenia felina presenta una serie de signos y síntomas. El signo más obvio generalmente es la diarrea sanguinolenta, la cual el gato no puede controlar.
    • La diarrea suele estar asociada a una deshidratación extrema. Asegúrate de que el gato beba suficiente agua e informa al veterinario de si realmente lo hace. El gato puede incluso estar sentado junto a su tazón de agua durante horas sin beber, así que vigílalo atentamente. [1]
  2. El virus ataca el tracto intestinal, así que muchos signos están asociados al sistema digestivo. Es posible que el gato no pueda retener ningún alimento debido al malestar digestivo. [2]
    • Incluso un gato saludable es propenso a vomitar de vez en cuando. Sin embargo, los vómitos a causa de la panleucopenia son distintos, pues el gato no dejará de vomitar o lo hará constantemente durante un breve periodo de tiempo.
  3. Si sospechas que está enfermo, revisa sus encías. Por lo general, los gatos con panleucopenia felina tienen las membranas mucosas y las encías pálidas. [3]
  4. Hay varios signos conductuales del moquillo felino. Los problemas del sistema digestivo y de la salud general del gato repercutirán en su conducta. En el caso del moquillo felino, el gato probablemente estará exhausto. Es posible que no se mueva ni siga con su rutina habitual. [4] [5]
    • Este cansancio puede implicar que el gato ni siquiera se acicale. Fíjate si no se acicala cuando evalúes la posibilidad de que tenga panleucopenia.
  5. Un gato con panleucopenia felina tendrá un malestar estomacal e intestinal extremo. Eso probablemente hará que el gato no tenga ningún interés en la comida. Si el gato está siempre emocionado a la hora de comer, entonces este signo será muy evidente. Por otro lado, si normalmente es muy quisquilloso para comer, es posible que no puedas detectar con mucha facilidad este síntoma.
    • El gato también puede sentarse encorvado para aliviar las molestias digestivas.
  6. Esta enfermedad es especialmente grave en estos. Toma en cuenta que un gatito tiene menos probabilidades de sobrevivir a la enfermedad, por lo que necesita atención veterinaria urgente si sospechas que se ha infectado.
    • Muchas veces, un gatito con moquillo felino morirá repentinamente sin presentar signos reales de la enfermedad antes de morir.
    • Además, si una gata madre se infecta durante el embarazo (y sobrevive), los gatitos pueden crecer de forma anormal. El cerebelo de los gatitos afectados no se formará correctamente, lo cual hará que nazcan muertos o débiles, o que tengan una manera anormal de caminar y temblores corporales. [6]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Recibir un diagnóstico veterinario

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  1. Si un gato o un gatito que no ha sido vacunado contrae la panleucopenia felina, hay una serie de signos y de pruebas de diagnóstico que permiten determinar si el gato tiene esta enfermedad. Las pruebas de laboratorio, particularmente el recuento sanguíneo completo, ayudarán al veterinario a diagnosticarla.
    • En el análisis del recuento sanguíneo habrá una disminución de los glóbulos blancos (las células que combaten las infecciones), una cantidad baja de glóbulos rojos (debido a la hemorragia intestinal) y una disminución de las plaquetas (las células sanguíneas que hacen que la sangre se coagule).
    • A los gatos que se sospecha que tienen panleucopenia se les puede hacer una prueba de heces en la clínica mediante la prueba del parvovirus canino, ya que la panleucopenia entra en el espectro del parvovirus. [7]
    • Las pruebas también mostrarán si el gato está deshidratado y si sufre una conmoción.
  2. Se pueden hacer algunas otras pruebas de diagnóstico para diagnosticar de forma más definitiva la panleucopenia felina. Hay algunas otras pruebas que pueden realizarse para diagnosticar de forma más definitiva la panleucopenia felina. Sin embargo, no se realizan habitualmente, pues con o sin estas el tratamiento que reciba el gato suele ser el mismo. Estas pruebas son las siguientes: [8]
    • Las pruebas de detección de anticuerpos, las cuales detectan los anticuerpos que el organismo forma como respuesta a la enfermedad. Estas requieren el suero de la sangre, el cual se envía a un laboratorio de diagnóstico.
    • También se puede realizar una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (RCP) en heces o tejidos de gatos muertos en un laboratorio de diagnóstico.
    • El examen post mortem (después de la muerte) de un gato del que se sospecha que tiene panleucopenia, junto con el examen microscópico del tejido, también puede ayudar a diagnosticar la enfermedad.
  3. El tratamiento es complementario, pues no existe ningún medicamento específico para matar al virus. Por lo general, al gato se le administran fluidos por vía intravenosa, medicamentos antidiarreicos y nutrientes para que esté más cómodo y para que su sistema inmunitario pueda combatir la infección con mayor eficacia. [9]
    • Muchos pacientes no sobreviven a la enfermedad a pesar de los esfuerzos en el tratamiento.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Prevenir la panleucopenia felina

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  1. Hay una vacuna muy eficaz para evitar que un gato contraiga la enfermedad. Se administra a los gatitos a partir de la sexta semana de vida, y luego durante la novena y la doceava semana. La vacuna forma parte del calendario anual de vacunación de los gatos.
    • Se administra una vacuna seguida de una segunda al cabo de 3 o 4 semanas. La vacunación anual que se realiza una vez al año asegura que el gato esté totalmente protegido contra esta enfermedad mortal.
  2. Los gatitos que no están vacunados deben mantenerse alejados de otros gatos hasta que se vacunen. La vacunación suele realizarse entre la sexta y la novena semana de vida, por lo que debes mantener aislado al gatito hasta ese momento. [10]
    • Este aislamiento impide que tú u otra persona pueda transmitirle la enfermedad a través del cuerpo o la ropa. Debes evitar acariciar a otros gatos o interaccionar con estos hasta que el gatito esté completamente vacunado.
    • Los gatitos pueden heredar cierta inmunidad de sus madres antes de que se vacunen. Sin embargo, no se sabe con certeza el grado de eficacia de esta inmunidad.
  3. Por ejemplo, mantén a los gatos callejeros, que puedan portar la enfermedad, fuera de tu patio usando espráis disuasivos para gatos o aspersores de agua. Esto se debe a que el virus puede vivir en el exterior durante meses o años en las heces de los gatos.
    • Asegúrate de que cualquier gato o gatito nuevo que entre en tu casa esté vacunado.
    • No dejes que el gato salga a la calle sin estar vacunado. La enfermedad se puede transmitir a través de peleas (mordeduras) o incluso al compartir fuentes de agua con gatos infectados que no estén vacunados.
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