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Ofrecerles ayuda a tus amigos y familiares cuando lo necesitan es una parte importante de mantener buenas relaciones. Sin embargo, decir “sí” a cualquier pedido que las personas te hagan puede dejarte exhausto y resentido. Si sientes que te haces cargo de las necesidades de los demás excepto las tuyas, es una clara señal de que necesitas establecer algunos límites para proteger tu tiempo y energía. Aprende a hacerlo definiendo tus propias necesidades, informando a las demás personas sobre tus nuevos límites y defendiéndote en caso de que los demás no los respeten.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Informar a los demás sobre tus límites

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  1. Planifica encontrarte con la otra persona en privado en un lugar libre de distracciones. Escoge un momento en el que tú y la otra persona estén relajados y calmados. [1]
    • Evita conversar al respecto cuando te sientas enojado o frustrado. De lo contrario, podrías hablarle de una forma más severa de la que tenías pensado, lo cual podría empeorar la situación.
    • Cuando hables con una persona sobre tus nuevos límites por primera vez, es mejor que converses cara a cara con ella en lugar de hacerlo por correo electrónico o mensajes de texto.
  2. Saca a relucir cualquier comportamiento que te moleste. Sé honesto, incluso si te sientes avergonzado por mantenerte firme. [2]
    • Por ejemplo, puedes decir algo como: “Quisiera apoyarte, pero últimamente nuestras conversaciones me están haciendo sentir agotado”. “Me resulta difícil enfocarme en tus problemas todo el tiempo”.
  3. Dile a la otra persona lo que necesites de ella. Mantén tu pedido tan simple y breve como puedas. [3]
    • Dile algo como lo siguiente: “Necesito tiempo a solas para relajarme durante la semana, así que necesito que dejes de venir a mi departamento todas las noches. Pero, no hay problema si me visitas los fines de semana”.
  4. Evita acusar a la otra persona por cualquier cosa. En lugar de eso, aborda la conversación de manera constructiva. Conversa con la otra persona como si buscaras una solución para los dos. [4]
    • Si le das un giro positivo a la conversación, quizá evites que la otra persona se sienta mal y probablemente esté más dispuesta a cooperar contigo.
    • Observa tu lenguaje corporal. Evita cruzar los brazos y, en su lugar, deja que permanezcan sueltos a los lados.
    • Habla en primera y no en segunda persona para evitar que la otra persona se ponga a la defensiva. Por ejemplo, puedes decirle “Me siento abrumado”, en lugar de "Me haces sentir abrumado”.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Imponer tus límites

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  1. Si siempre aceptabas todo lo que las personas te pedían, probablemente les tome tiempo acostumbrarse a tus límites. Cuando alguien te pida más ayuda de la que puedas darle, recuérdale gentilmente la conversación que hayan tendido y dile nuevamente la razón por la que no puedes aceptar su pedido. [5]
    • Esta bien si le dices algo como lo siguiente: “Desearía poder ayudarte, pero como te dije la semana pasada, estoy tan ocupado con el trabajo que no puedo hacer nada más por el momento”.
    • No asumas que las personas no respetan tus límites de manera intencional, ya que quizá simplemente los hayan olvidado.
  2. Las demás personas respetarán tus límites del mismo modo que tú los respetes. Al mantener los límites que hayas establecido, les demostrarás a los demás que eres serio y dejarán de pedirte cosas que no puedas hacer. [6]
    • Esta bien que seas flexible con tus límites. Las relaciones son variables y las circunstancias cambian. Sin embargo, si decides hacer una excepción, deja en claro la razón de esta decisión y no dejes que se convierta en un hábito.
  3. Es posible que algunas personas traten de hacerte sentir culpable porque quizá sientan que tienes el deber de ayudarlos. Reconoce que esa actitud es una táctica de manipulación. Tienes el derecho de establecer límites con los que te sientas cómodo y no debes disculparte por ello. [7]
    • A medida que practiques defenderte, mantener tus límites sin sentirte culpable por ello se volverá una tarea más sencilla.
    • Para facilitarte las cosas, muérdete el labio después de comunicar el mensaje. Ese es un recordatorio físico para no divagar en explicaciones o justificaciones. Plantea tu punto de vista y espera a que la otra persona responda.
  4. Ten en cuenta cuándo debes terminar una relación . Si un amigo o un familiar se niega a reconocer tus límites o trata de manipularte para hacer lo que quiera, piensa si sería mejor cortar lazos con esa persona. Alguien que no se preocupa por tu bienestar quizá no merezca un lugar en tu vida. [8]
    • Si decides que no vale la pena mantener la relación con una persona, puedes decirle algo como lo siguiente: “Disfruté pasar el tiempo contigo pero no puedo seguir siendo amigo de alguien que se niega a respetar mis límites”.
    • Si esa persona no es alguien de la que puedas distanciarte, hazle saber que no respetar tus límites tendrá consecuencias. Por ejemplo, puedes decirle a tu hermana lo siguiente: “Si no respetas mi privacidad, dejaré de confiarte mis secretos. Quiero que podamos compartir nuestras cosas, pero no quiero que toda la familia se entere de mis asuntos”.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Pensar en tus necesidades

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  1. Hazte recordar que tus necesidades físicas y emocionales son tan importantes como las de todos los demás. Cuidar de ti mismo no es egoísta, es tu derecho. [9]
    • Cuidar de ti mismo te permitirá estar más capacitado para ayudar a los demás.
    • Si estás acostumbrado a poner las necesidades de alguien más sobre las tuyas, probablemente te tome tiempo hacer este cambio mental. Sé paciente contigo mismo y recuerda que no hay nada de lo que debas sentirte culpable.
  2. Tómate algunos minutos para pensar al respecto y escribe las cosas que más valores. Definir tus prioridades en la vida te servirá como una guía para crear buenos límites. [10]
    • Por ejemplo, entre las cosas que valores podrían encontrarse la honestidad, la buena comunicación y el tiempo que pases con tu familia.
  3. Échale un vistazo a tu lista de valores y prioridades nuevamente. En base a esa lista, considera si hay algo con lo que no te sientas cómodo haciendo o cualquier asunto sobre el que no quieras ceder. [11]
    • Las cosas sobre las que no estés dispuesto a ceder son tus límites personales.
    • Por ejemplo, si la integridad es una de las cosas que más valoras, probablemente decidas que no puedes continuar haciendo la tarea de un amigo, incluso si él tiene miedo de desaprobar el curso sin tu ayuda.
  4. Piensa si algún amigo o familiar te pide más de lo que puedas hacer de manera rutinaria. Si con frecuencia te sientes exhausto o no valorado, piensa en los límites que puedas establecer para protegerte. [12]
    • Por ejemplo, si te sientes abrumado porque tu amiga te pide que cuides a sus hijos todos los fines de semana, puedes establecer un límite diciéndole que ya no puedes hacerlo.
  5. Crea una estrategia de cuidado propio . Haz un plan para satisfacer tus propias necesidades físicas y emocionales, y comprométete a cumplirlo. Establecer y mantener límites saludables es más fácil cuando tienes el hábito de cuidar de ti mismo. [13]
    • Cuida tu cuerpo comiendo bien, haciendo ejercicio y descansando lo suficiente.
    • Hacer tiempo para tus pasatiempos y relajación te ayudará a mantenerte saludable emocionalmente.
  6. Establecer límites con tus seres queridos puede ser agobiante. Aunque establecer límites es esencial para formar relaciones saludables, el proceso puede ser desafiante. Durante este proceso, pídeles apoyo a amigos y familiares que te comprendan y te valoren. [14]
    • Por ejemplo, si tienes un compañero de trabajo de confianza que comprenda tu necesidad de establecer límites con un amigo, puedes compartir tu progreso con él y pedirle que te ayude a alcanzar tu meta.
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