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Elogiar a alguien puede ser algo difícil de hacer. Debes hablar con afecto acerca de alguien que has perdido, pero no debes perder la compostura. Es posible que te entristezcas un poco; sin embargo, verás que al final es normal dejar que las otras personas presentes sepan cuánto significaba esa persona para ti.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Escribir el panegírico

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  1. No puedes improvisar un panegírico y las notas al menos deben respaldar la memorización. Tal vez estés demasiado triste y no puedas hacer bromas si te olvidas lo que ibas a decir. Escribe notas en un pedazo de papel o escribe el discurso entero y simplemente léelo.
    • Si tienes problemas para empezar, haz una lluvia de ideas. Pon una alarma de 15 minutos, piensa en tu ser querido y escribe cualquier cosa que te venga a la mente.
    • Usa fotografías, álbumes de recortes y otros recuerdos de la persona para inspirarte a medida que escribas.
  2. La mayoría de los discursos tienen un promedio de 2 a 10 minutos de duración. Si muchas personas hablan, trata de que el discurso sea corto. Si eres el familiar más cercano o el único hablante, entonces puedes hablar más tiempo. [1]
    • Un discurso de cinco minutos tendrá unas 650 palabras.
  3. El enfoque del panegírico debe ser el difunto. Debes contar historias y describirlo de una manera que ayude a los miembros de la audiencia a estructurar sus propios recuerdos. Por tanto, enfócate en las cualidades precisas de tu ser querido.
    • Puedes hacer una lista de sus mejores cualidades, de sus rarezas mas peculiares y de sus creencias fervientes. [2]
    • Di qué es lo que extrañarás del difunto, pero no hables demasiado de lo triste que estás. Tus sentimientos son importantes, pero no son el enfoque principal del discurso.
  4. Ilustra tus declaraciones acerca de tu ser querido con historias reales que lo muestren en su mejor y más entrañable faceta. Pueden ser de su infancia y de su adultez. Además, tendrán más fuerza si fuiste parte de las anécdotas. [3]
    • Por ejemplo, si tu ser querido siempre defendía a los débiles, puedes contar una historia acerca de una ocasión en la que defendió a alguien. Si era una persona excepcionalmente inteligente, puedes contar una historia de alguna ocasión en la que los libró a ambos de una mala situación pensando rápido.
  5. Haz saber a la audiencia qué es lo que experimentó tu ser querido y cómo cambió en el curso de la vida. ¿Cuáles fueron sus amores y sus luchas? No hagas énfasis en los aspectos negativos y reconoce cualquier dificultad que lo defina, como una enfermedad prolongada o una pérdida trágica.
    • Identifica las luchas que enfrentó y superó. Por ejemplo, si perdió a alguien cercano, habla acerca de esa pérdida y de cómo lo afectó.
    • Describe las relaciones importantes del difunto, incluyendo tu relación con él. Por ejemplo, puedes hablar acerca de cuánto amó a su hija.
    • Habla acerca de sus pasiones, de sus pasatiempos y de sus talentos.
  6. Si hay algún texto que asocies estrechamente con el difunto, puedes citarlo durante el discurso. Esto no es necesario. Sin embargo, si al difunto le gustaba mucho un poema, un verso religioso, la letra de alguna canción o incluso un chiste, puede ser apropiado citarlo brevemente. [4]
    • La cita no debe tomar más de un minuto del discurso. Tus palabras serán, finalmente, más significativas.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Practicar el discurso

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  1. Practica leyendo el discurso en voz alta con un temporizador. Asegúrate de leerlo a un ritmo lento y natural. Trata de que el tiempo que uses para hablar sea ligeramente más corto. Es posible que llores o que tengas otra interrupción cuando trates de hablar durante el funeral. [5]
  2. Repasa el discurso para que estés seguro de qué es lo que quieres decir precisamente. Al leerlo, quizás te parezca difícil de recordar o quizás te parezca fácil de recordar pero difícil de entender tus propias notas. Para memorizarlo, simplemente lee en voz alta muchas veces hasta que sientas que estás listo sin necesidad de recurrir al papel.
    • Luego, repite el discurso sin leer; sin embargo, puedes mirar hacia abajo cada vez que te olvides de lo que sigue.
    • Hazlo muchas veces. Concéntrate en las áreas en las que te olvidas qué decir y practícalas más.
    • No es necesario que memorices el discurso e incluso puede ser más natural si no lo haces.
  3. Es posible que te pongas emocional al leer el discurso o que sufras de pánico escénico enfrente de los dolientes reunidos. Es normal mostrar un poco de emoción, pero asegúrate de que las otras personas puedan oírte, practica mantener la calma aunque ya estés calmado.
    • Respira profundamente.
    • Toma agua.
    • Mira a un amigo o a un familiar en la audiencia para obtener apoyo.
    • Ordénate a ti mismo usando tu nombre. Darte órdenes mentales cortas mientras te diriges a ti mismo usando tu nombre puede ayudarte a mantener el control. Si empiezas a ponerte nervioso, piensa "Pedro, tranquilízate".
  4. Para asegurarte de que el discurso sea conciso, apropiado, conmovedor y de que lo presentes bien, practica enfrente de una audiencia. Puede ser una o varias personas que ames. Pídeles que escuchen y que te den su opinión acerca de la presentación.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Dar el discurso

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  1. Párate derecho y mira a los dolientes. Endereza los hombros e imagina que hay una cuerda que va del techo a tu nuca. Pon las notas en el podio, si es que hay uno, o sostenlas a la altura de la cintura.
    • No mires las notas o el podio.
  2. Recuerda que debes hablarles a las personas de la primera fila (las personas que más amaron al difunto y que están más tristes por su muerte). Estas te escuchan atentamente. Además, el resto de la sala también es testigo del discurso que presentas. [6]
    • Cuando hables de alguien, míralo.
  3. A medida que hables, observa cómo te sientes. Si te sientes nervioso, dirígete a ti mismo para que bajes la velocidad. Es posible que hables más rápido de lo que crees. Proyecta la voz, no grites, pero respira desde el estómago y trata de llegar a la pared del fondo con tus palabras.
    • Habla en un tono conversacional. No hay necesidad de elevar la voz para dramatizar, la situación hablará por sí misma.
    • Habla más lentamente de lo normal. Esta medida no solo ayudará a la audiencia a entenderte, sino que también puede hacer que mantengas la calma.
  4. Es posible que llores. Continúa a menos que te ahogues. Si te ahogas, usa las técnicas de relajación que planificaste. La audiencia no se sorprenderá si lloras, sino que comprenderá. [7]
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Cosas que necesitarás

  • pañuelo de papel o de tela

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