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El método de ensayo y error puede haberte demostrado que regañar a tus hijos por no hacer tareas no da resultados. Debido al estrés y la frustración que por lo general acompañan la crianza de los hijos, es posible que recurras a esta táctica a pesar de saber que no te dará los resultados deseados. Cuando los padres regañan constantemente, los niños empiezan a desconectarse de ellos. Por lo tanto, necesitas estrategias útiles para alentar a tus hijos a manejar sus responsabilidades sin regañarles. Al usar tu voz de una manera correcta, desarrollar un sistema de quehaceres prácticos y establecer consecuencias y premios claros, puedes hacer que tus hijos cumplan con sus obligaciones en poco tiempo.

Método 1
Método 1 de 3:

Utilizar tu voz efectivamente

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  1. Es posible que pienses que tus hijos saben lo que esperas, pero tal vez no sea el caso. Dar instrucciones claras y detalladas de lo que quieres puede evitar que te sientas frustrado cuando tus hijos no realicen la tarea de la manera que deseabas. [1]
    • Por ejemplo, si quieres que tu hijo limpie su habitación, evita decirle “¡Limpia tu habitación!”. En su lugar, dile “Tienes que separar tu ropa limpia de la sucia, recoger todos tus juguetes y la basura del suelo, y tender tu cama”.
  2. Casi todo el mundo realiza mejor sus quehaceres, y la pasa bien haciéndolos, cuando no están estresados y se sienten felices. Usar el humor para recordarles a tus hijos que necesitan hacer sus quehaceres puede establecer un buen ambiente para un buen día y hacer que los cumplan sin la necesidad de pelear.
    • Por ejemplo, puedes escribir una nota acerca del perro haciéndole acordar a tu hijo que está hambriento y necesita comer. [2]
  3. Normalmente, los niños no quieren escuchar conferencias extensas cuando sea que se olviden de hacer algo. En su lugar, crea recordatorios directos de una palabra que los puedan ayudar a recordar sus quehaceres cuando los olviden.
    • Por ejemplo, decir “gato” para que lo alimenten o “tarea” para recordarles que tienen que terminar sus tareas puede ser suficiente para alentarlos a hacer sus quehaceres sin la necesidad de originar una pelea. [3]
  4. Predicar con el ejemplo es uno de los métodos más efectivos para enseñarles a los niños. Lo más probable es que tu hijo posponga sus tareas o no le guste realizar sus quehaceres si te ve actuar de la misma manera. En su lugar, haz tus propios quehaceres de una manera oportuna y demuéstrale el tipo de actitud y desempeño que esperas que tu hijo tenga. [4]
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Método 2
Método 2 de 3:

Desarrollar un sistema claro

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  1. No puedes esperar que tu hijo pequeño lave y doble su ropa, y tampoco que tu hijo adolescente no pueda hacer más que tender su cama. Seleccionar quehaceres que son apropiados para la edad es clave, ya que no querrás que tus hijos se sientan frustrados o aburridos porque las tareas son muy difíciles o muy fáciles.
    • A medida que tus hijos crecen, aumenta la cantidad de quehaceres y su complejidad. Por ejemplo, los niños de primaria pueden ayudarte a doblar los pares iguales de calcetines, colocar la ropa sucia en el cesto y alimentar a las mascotas. Los niños mayores pueden lavar los platos, lavar su ropa y mantener la casa ordenada. [5]
  2. Los niños, sobre todo los más jóvenes, por lo general aprenden mejor al ver cómo se cumplen los quehaceres en lugar de simplemente escuchar instrucciones verbales. Por lo tanto, además de explicarles el procedimiento, demuéstrales cómo ejecutarlo también. [6]
  3. La mayoría de los niños tienen horarios y rutinas, y la realización de tareas debe estar incluida. Cuanto más seas capaz de incluir una tarea a una rutina ya existente, más probable será que tus hijos la completen sin discutir. [7]
    • Por ejemplo, pídele a tu hijo que saque a pasear al perro cuando regrese a casa de la escuela antes de que se involucre con otra actividad. De esta manera puedes evitar que se moleste cuando tenga que dejar una actividad de su gusto para completar la tarea.
  4. Si tus hijos tienden a posponer sus quehaceres, establece un cronómetro para darles tiempo para completarlos. Si no completan la tarea en 20 minutos, por ejemplo, no recibirán mesada o serán recompensados por hacer sus quehaceres. [8]
    • Establecer un cronómetro también puede ayudar a motivar a tus hijos, ya que tener que completar los quehaceres dentro de un periodo de tiempo puede sentirse como un juego. Dile algo como “El cronómetro está configurado para sonar dentro de 20 minutos. ¡Apresúrate con esos platos!” para motivar a tu hijo.
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Método 3
Método 3 de 3:

Establecer las consecuencias y las recompensas

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  1. Sé directo y claro con respecto a las consecuencias de no terminar los quehaceres. Si bien no debes encerrarte, tampoco debes dejar que tus hijos no sepan lo que pasará como resultado de su desobediencia.
    • Para un joven, una consecuencia apropiada puede ser no darle las llaves del auto o no permitirle pasar tiempo con sus amigos. Una consecuencia para un niño más joven puede ser no darle su mesada o retener su juguete favorito durante un periodo corto de tiempo. [9]
  2. Los padres que no exigen a sus hijos a que terminen sus tareas por lo general se dan cuenta de que estos lo ignoran y esperan a que el padre lo haga por ellos. [10] En su lugar, asegúrate de que terminen lo que esperas de ellos.
    • Asimismo, cuando les comuniques que habrá una consecuencia si no terminan los quehaceres, asegúrate de realmente aplicarla mediante disciplina. Tus hijos no te tomarán en serio si haces amenazas vacías que jamás aplicas.
  3. Tus hijos serán más propensos a sentirse animados a hacer un quehacer cuando te escuchen decir que están haciendo un buen trabajo. Esto es particularmente cierto cuando están aprendiendo a hacer una nueva tarea. Incluso si el resultado final es menos de lo que esperabas, escucharte decir que aprecias su esfuerzo es útil. [11]
    • Elogia a tus hijos al decir cosas como “¡Hiciste un buen trabajo limpiando tu habitación!” o “¡Me alegra ver que el recipiente de comida del perro esté lleno!”.
    • Asimismo, resiste el impulso de corregir lo que ha sido completado, ya que hacerlo puede provocar que tu hijo sienta que cualquier cosa que hace jamás será lo suficientemente buena para tus expectativas. [12]
  4. [13] La perspectiva de ofrecerles una propina es por lo general un motivador efectivo para los niños. Sin embargo, una de las mejores maneras de alentar a tus hijos mediante la propina es ofrecerles un sistema basado en comisiones. En otras palabras, en lugar de ofrecerles una cierta cantidad cada semana, solo págales por el trabajo que han completado.
    • Adicionalmente, no les des su mesada si no han completado los quehaceres. No tener dinero para hacer las cosas que quieren hacer les recordará que no tienen fondos porque no hicieron lo que esperabas.
  5. [14] Si tus hijos te han ayudado a desarrollar un conjunto de consecuencias y recompensas que los motivan, lo más probable es que cumplan sus quehaceres. Siéntate con tus hijos una vez al año o cada cuantos meses y repasa tu sistema de disciplina y recompensas. ¿Las recompensas y las consecuencias coinciden con los intereses de tus hijos o con su estado de desarrollo?
    • Por ejemplo, si tienes un hijo de 7 años de edad que es adicto a cierto programa de dibujos animados, es posible que lo recompenses al ofrecerle una propina que vaya a un fondo para comprar un juguete de tamaño real del personaje principal de la serie. Sin embargo, si tu hijo no completa las tareas, una parte de la disciplina podría ser quitarle los privilegios de la televisión por un día.
    • En el ejemplo anterior, si el niño ya no está interesado en ver programas de televisión, las recompensas y consecuencias no serán tan motivadoras. Repara tu sistema con regularidad para asegurarte de que aliente a tu hijo a completar sus tareas.
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