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Cuando se trata de limpiar la cocina, muchas veces la limpieza de las rejillas de la estufa no es una prioridad. Tarde o temprano, todos esos residuos de comida, aceite y desechos pueden acumularse hasta formar una corteza significativa y al final, terminan convirtiéndose en una prioridad. Si utilizas uno o varios métodos comprobados, notarás que esta tarea es mucho más manejable de lo que parece.

Método 1
Método 1 de 4:

Limpiar con un desengrasante

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  1. Será necesario utilizar suficiente desengrasante para asegurarte de que las rejillas se mantengan húmedas durante todo el proceso de remojo. Ese aspecto húmedo te permitirá saber que estás cubriendo toda esa acumulación, de modo que el producto pueda filtrarse y empezar a actuar.
  2. Debes dejarlo reposar por 15 a 30 minutos, según el nivel de suciedad acumulada en las rejillas. Mientras esperas, revisa con frecuencia que las rejillas aún estén húmedas. Si están empezando a secarse, vuelve a aplicar más desengrasante y déjalo actuar por 30 minutos. [1]
  3. Aunque el hierro fundido puede parecer lo suficientemente resistente como para frotarlo con lana de acero, tendrás que utilizar una esponja no abrasiva para limpiar bien las rejillas. Puede requerir un poco de esfuerzo adicional, pero no las dejará con un montón de rasguños horribles. [2]
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Método 2
Método 2 de 4:

Limpiar con vapores de amoniaco

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  1. Las rejillas de estufa vienen en una variedad de tamaños y deberás determinar qué tamaño de bolsa es adecuado para las tuyas. También puedes decidir limpiar todas las rejillas en una bolsa.
    • Si vas a limpiarlas por separado, elige varias bolsas herméticas con capacidad para 4 litros (1 galón).
    • Si deseas limpiar todas las rejillas, busca una bolsa de basura grande que pueda sellarse bien.
  2. Este método no utiliza amoniaco líquido para limpiar las rejillas. En vez de eso, los vapores del amoniaco se acumulan, lo que suelta la mugre y el polvo con el paso del tiempo. Las rejillas pueden tardar tan solo 3 horas en limpiarse, pero es recomendable dejarlas reposar durante toda la noche. [3]
    • Para las bolsas herméticas selladas de forma individual, utiliza 60 ml (1/4 de taza) de amoniaco. [4]
    • Si utilizas una bolsa más grande para meter todas las rejillas, utiliza hasta 2 tazas (500 ml) de amoniaco. [5]
  3. El uso de amoniaco es sin duda el método más eficaz y más ampliamente utilizado. La mayor parte de los residuos deben lavarse de inmediato. Sin embargo, será necesario utilizar los dedos o una esponja para limpiar cualquier exceso de suciedad. [6]
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Método 3
Método 3 de 4:

Cubrir las rejillas con bicarbonato

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  1. El lavado inicial quitará cualquier capa superficial que pueda enjuagarse con facilidad, lo que permitirá que el bicarbonato actúe en el material más resistente que está por debajo.
  2. También puedes sustituir el agua con vinagre para crear un agente de limpieza más profunda. El objetivo es elaborar una pasta lo suficientemente espesa para cubrir las rejillas y adherirse a ellas.
  3. Esta mezcla cáustica erosionará cualquier exceso de acumulación a medida que se asienta. Verás lo que suele verse en las ferias de ciencias de la escuela primaria. El bicarbonato burbujeante actúa en cualquier contraparte ácida.
  4. Este método debe funcionar al primer intento. Si notas una cantidad de grasa o mugre especialmente persistente, puedes repetir este proceso una segunda vez. [7]
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Método 4
Método 4 de 4:

Rociar las rejillas con una solución de vinagre

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  1. Vierte la solución en una botella de espray para facilitar su aplicación.
    • El ácido del vinagre ayudará a deshacer los residuos de las rejillas. Utilizar esta solución es una forma mucho más natural de limpiar si deseas abstenerte de emplear los métodos del desengrasante y el amoniaco.
    • Este método de limpieza es más eficaz para el mantenimiento de las rejillas y la eliminación de las manchas leves de grasa. [8]
  2. Dado que estás utilizando un agente de limpieza más natural, se recomienda un tiempo de remojo significativo para que la solución penetre las capas de grasa.
  3. Debes notar que los residuos en las rejillas desaparecen, aunque será necesario frotar un poco más. Si aún quedan residuos en la superficie, repite el proceso según sea necesario. [9]
    • Puedes utilizar un cepillo de dientes para frotar los rincones y las grietas de difícil acceso.
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Consejos

  • Aunque por lo general no es recomendable lavar el hierro fundido con jabón, unas gotas de jabón para platos no le harán daño. No utilices limpiadores y estropajos abrasivos para evitar arruinar el acabado. [10]
  • Nunca laves las rejillas de hierro fundido mientras aún están calientes, ya que pueden agrietarse. [11]
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Advertencias

  • El amoniaco es un químico que puede irritar la nariz, la garganta y el sistema respiratorio cuando se inhala. Asegúrate de trabajar en una zona bien ventilada. [12]
  • Cuando manipules cualquier químico, solución de limpieza o ácido, utiliza guantes y protección ocular para mantenerte debidamente seguro.
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