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A menudo los estudiantes se portan mal cuando no están comprometidos o motivados. No obstante, al usar refuerzos positivos, puedes redirigir el mal comportamiento de los estudiantes. Trata de elogiar el comportamiento positivo, enseñar a ser educado, ofrecer recompensas y alentarlos. Otra forma de mejorar el comportamiento de los estudiantes es reestructurar la forma en que enseñas. Para hacerlo, reorganiza tu aula, deja tareas prácticas, muestra una agenda diaria y da descansos a los estudiantes.

Método 1
Método 1 de 3:

Ofrecer apoyo y sensación de positividad

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  1. Sin duda querrás corregir las conductas perturbadoras; sin embargo, si un estudiante hace algo de forma correcta, presta atención a ese momento. Alentar el comportamiento positivo muestra a los demás estudiantes un ejemplo positivo y reduce la atención prestada al mal comportamiento.
    • Redistribuir los elogios dará a cada estudiante la oportunidad de hacer algo bien.
    • Agradece a un estudiante que levante la mano para hablar.
    • Elogia a toda la clase, por ejemplo, puedes decir “¡Gracias a todos por entregar su tarea a tiempo!”. [1]
  2. Prueba sistemas de recompensa en el aula, por ejemplo, ofrecer puntos extras o utilizar un cubo de premios para alentar a los estudiantes a mejorar sus logros y acciones. Un estudiante que suele ser perturbador empezará a interrumpir menos si se le motiva a hacer bien sus tareas o a seguir las reglas. [2]
  3. Creer en tus estudiantes y demostrar que te preocupas por ellos ayuda a redirigir el mal comportamiento hacia las acciones positivas. También ayudará a mejorar su autoestima, y empezarán a creer más en sus propias habilidades.
    • Si un estudiante no comprende algo, ofrécete a enseñárselo después de la clase.
    • Si un estudiante interrumpe a cada rato la conversación en clase, pregúntale de forma personal si hay algo de lo que le gustaría hablar a solas en otro momento.
    • Si un estudiante realmente se siente apasionado por un tema, ofrécele material de lectura adicional sobre el mismo. [3]
  4. Los estudiantes pueden actuar de forma perturbadora cuando su atención desaparece o si no están comprometidos. Hacer recesos breves a lo largo de la clase ayudará a dividir el trabajo y a mantener atentos a los estudiantes. Los recesos pueden ser simples, por ejemplo, pueden hacer una pausa para hacer diez saltos o dar un paseo por el pasillo.
    • La frecuencia y duración de los recesos es una preferencia personal. Trata de hacer recesos después de bloques largos sobre un tema o cuando tus estudiantes parezcan estar perdiendo la atención. No hagas recesos de más de unos minutos para que no interfieran con tu tiempo de enseñanza.
    • También puedes encontrar un video divertido, corto y relevante en Internet para reproducirlo como intermedio.
    • Dar recesos también ofrecerá un estímulo y una recompensa. Puedes decir algo como “Clase, muy bien, después de terminar el primer borrador del ensayo, nos tomaremos un receso de cinco minutos para leer”.
    • Los recesos regulares evitarán que los estudiantes se agoten y les ayudarán a ser más productivos.
  5. En la mayoría de las clases siempre habrá algunos cuantos estudiantes que levanten la mano primero. Sin embargo, debes llamar a todos por igual. Prueba la estrategia de comportamiento “Elegir palitos” para asegurarte de que todos sean llamados y así no herir sus sentimientos.
    • Escribe los nombres de los estudiantes en palitos. Toma un palito para escoger al que llamarás.
    • También puedes asignar un número a cada estudiante y anotarlo. Toma un palito y escoge al estudiante al que se le dio el mismo número que está escrito en el palito.
    • Usa esta opción también cuando asignes trabajos a los estudiantes o cuando elijas ayudantes. [4]
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Método 2
Método 2 de 3:

Establecer pautas y expectativas claras

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  1. Piensa en al menos tres reglas antes de que empiece el año escolar. Ofrece a los estudiantes la oportunidad de agregar dos reglas más. Si ellos tienen voz al establecer las expectativas, será más probable que sigan las reglas.
    • Juntar las cosas en grupos de tres o de cinco puede ser más fácil de recordar. [5]
  2. Aumenta poco a poco las responsabilidades de tus estudiantes al asignarles tareas pequeñas, como borrar la pizarra o recoger las asignaciones. Eso les ayudará a tener un mayor sentido de responsabilidad. Identifica a tus estudiantes más irresponsables y encárgales tareas pequeñas que fomenten su responsabilidad.
    • Las tareas pequeñas fomentarán la responsabilidad, y la responsabilidad dará lugar a un mejor comportamiento. [6]
  3. Modela el comportamiento que deseas que tus estudiantes imiten al decir cosas educadas y actuar con amabilidad. Enfócate en alentar palabras como “Por favor”, “Gracias”, “Hola”, “Adiós” y “Lo siento”. Reforzar los modales adecuados inspirará más actos de cortesía y cambiará el tono de tu clase.
  4. Así crearás un entorno de aprendizaje positivo. Establece tu lugar de enseñanza en la parte frontal del aula y dispón los pupitres de los estudiantes en círculo alrededor de ese lugar. De esta manera podrás verlos a todos, moverte con facilidad por el aula y minimizar las distracciones. Todos los estudiantes podrán ver fácilmente la parte frontal del aula.
    • Una vez que los estudiantes se familiaricen con esta disposición circular de los pupitres, establecerán su propio espacio personal en el aula. Conocer su lugar puede ayudar a mejorar el comportamiento general, ya que se sentirán cómodos con este punto de vista. [7]
  5. Las sorpresas pueden desorientar a un estudiante, ponerlo ansioso y hacer que se porte mal. Una solución simple es escribir una agenda diaria en la pizarra en la que detalles lo que harás ese día. Si tus estudiantes se sienten preparados para el día, sentirán menos ansiedad y se portarán mejor.
    • Puedes escribir cosas como “Ver película”, “Terminar los problemas de práctica” o “Tomar el examen”.
  6. Las tareas prácticas incluyen actividades como el desarrollo de modelos, la realización de experimentos científicos o la representación de situaciones hipotéticas. Así minimizarás la posibilidad de que los estudiantes se aburran y causen interrupciones. Incorporar un estilo de aprendizaje activo los mantendrá comprometidos y también puede ser una forma divertida de aprender.
    • En el caso de las clases de Matemáticas, implementa un juego como Jeopardy! y haz que los estudiantes respondan de forma correcta a los problemas matemáticos para obtener puntos. Ganan los estudiantes o el equipo con más respuestas correctas.
    • En el caso de las clases de Español, intenta la lectura “intercalada” en la que un estudiante de la clase lee un párrafo y luego le pide a otro que lea el siguiente. Así harás que los estudiantes escuchen y estén atentos. [8]
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Método 3
Método 3 de 3:

Lidiar con los estudiantes complicados

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  1. Si muestras una actitud frustrada o enojada, se la contagiarás a tus estudiantes y es posible que respondan de forma similar. Tomate un segundo para tranquilizarte si lo necesitas, pero asegúrate de hablar con amabilidad para establecer el tono.
    • Tu objetivo será hacer que los estudiantes se sientan bien consigo mismos y con su comportamiento. [9]
  2. Si le das al estudiante la oportunidad de hablar, harás que se sienta validado y comprendido. Deja que te explique por qué lo que ha hecho está mal y anímalo a encontrar una solución.
    • Podría ser algo como “Juan, esa no ha sido una respuesta muy amable. ¿Por qué eso que dijiste es algo malo?”. [10]
  3. Tranquilízalo al decir algo como “Oye Carlos, me caes bien, solo que no me gusta cuando gritas una respuesta antes de que yo te llame”. Así le harás saber que no hay nada de malo en él, solo en la acción, y esto hará que sea menos probable que lo haga la próxima vez. [11]
  4. A veces hay que hablar más a fondo sobre un problema con un estudiante. Cuando esto suceda, mantén en privado la conversación. Algunos buenos momentos para una conversación privada serán al reunirse ambos en tu oficina o después de clases. Describe el mal comportamiento de forma específica y expón las consecuencias de la acción.
    • Si es necesario, ese será el momento de llevar a cabo medidas disciplinarias, como la suspensión o derivación a reformatorio.
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Consejos

  • Prueba diferentes estrategias y usa lo que funciona para cada estudiante.
  • Pregunta a otros maestros qué les ha funcionado para mejorar el comportamiento.
  • Cada estudiante es único, y no todas las estrategias funcionarán para todos.
  • No hagas las cosas muy fáciles al punto que tus estudiantes se aburran, pero tampoco las hagas muy difíciles al punto que les provoques ansiedad. Trata de encontrar un equilibrio.
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