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Ser adolescente es una etapa importante de la vida. Sin embargo, los adolescentes se pueden distraer fácilmente y los padres, maestros y parientes mayores algunas veces consideran que motivarlos para que tengan éxito es una tarea difícil. Al escuchar los deseos y necesidades de un adolescente y al desarrollar metas a corto y largo plazo junto con él, puedes ayudarlo a mantenerse motivado para que tenga éxito.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Comprender a un adolescente

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  1. A fin de motivar a un adolescente, debes desarrollar una relación de confianza. Para hacerlo, esfuérzate por mostrar empatía con las emociones, necesidades, deseos y metas del adolescente.
    • Existen dos tipos de empatía: afectiva y cognitiva. La empatía afectiva se basa en los sentimientos, en experimentar una respuesta emocional con respecto a la situación de otra persona. La empatía cognitiva se basa en hechos, en entender de manera objetiva la realidad de la situación de otra persona. Este es el tipo de empatía que debes esmerarte en tener con el adolescente. Tendrás que comprender de dónde viene y qué obstáculos impiden que tenga éxito y motivación.
    • A fin de mostrar empatía de manera efectiva con un adolescente, tendrás que comunicarte con él. Practica la escucha activa. Cuando el adolescente hable, escucha lo que tenga que decir sin juzgar y sin dar consejos. Cuando sea tu turno de hablar, simplemente reitera lo que ha dicho utilizando tus propias palabras a fin de demostrarle que lo escuchas y que tratas de comprenderlo.
    • Para empezar, no reacciones cuando el adolescente plantee una queja. Antes de corregirlo o de darle tu propia opinión, responde al pedirle que aclare sus sentimientos para que puedas comprenderlo. Por ejemplo, supongamos que el adolescente llega a casa de mal humor y dice “Mi entrenador de fútbol me odia”. En vez de corregirlo de inmediato al decir algo como “Estoy seguro de que tu entrenador no te odia”, opta por una explicación completa. Di algo como “¿Por qué sientes eso?”.
    • La empatía es importante para desarrollar una relación con un adolescente. Querrás que sienta que es comprendido y que puede hablar contigo sobre cualquier problema. Con frecuencia, la falta de motivación tiene su origen en problemas de autoestima o ansiedad. Un adolescente que siente que no puede comunicarse con sus padres y parientes mayores será más probable que manifieste estos problemas o inconvenientes. Si sabes que el adolescente tiene bastante estrés o que se siente mal consigo mismo, puedes intervenir de manera efectiva.
  2. Si bien podrías pensar que presionar al adolescente para que tenga éxito será útil a fin de asegurarle un futuro positivo, esta técnica con frecuencia resulta contraproducente. Los adolescentes no aprenden a motivarse a sí mismos y se atrasan más adelante en la vida.
    • Al presionar a un adolescente para que tenga éxito y al enfocarte bastante en su desempeño en diversos campos significa que tú serás su principal motivador. Un adolescente puede fallar en aprender a desarrollar automotivación, juicio y pensamiento autónomo y estas son habilidades que él necesitará más adelante en la vida para que tenga éxito. [1]
    • Además, tener mucha presión puede provocar un exceso de estrés. Muchos adolescentes tienen un bajo rendimiento o bajo logro de metas debido a tener mucho estrés o ansiedad por el éxito. Si el miedo al fracaso es alto, un adolescente podría pensar que es más fácil simplemente no intentarlo. [2]
  3. Los adolescentes necesitan ser independientes hasta cierto punto a fin de poder motivarse de manera adecuada. Comprende qué es importante para un adolescente y cuáles son sus propias metas, sueños y ambiciones.
    • Pocos adolescentes se sienten completamente desmotivados. Si piensas que el adolescente tiene bajo nivel de logros en sus metas, es probable que simplemente carezca de motivación en los campos que tú valoras. Por ejemplo, si vienes de una lista larga de médicos y tu hijo adolescente obtiene un promedio bajo en Química, podrías etiquetarlo como alguien desmotivado. No obstante, revisa sus otras notas. ¿Le va bien en Arte, Español, Historia? Tal vez simplemente Química no sea tan importante para él. Podría estar muy motivado, pero simplemente no en las direcciones que a ti te gustaría.
    • En vez de reprender al adolescente por las áreas en las que le falta motivación, habla con él sobre las áreas en las que parece estar más motivado. Pregúntale algo como “¿Por qué estás tan dedicado a la lectura?”. Podría responder que ama los libros y que espera estudiar Español en la universidad. Puedes ayudarlo a que se motive en otras áreas al decirle que para ingresar a una buena universidad es necesario un promedio general alto, por lo que si incluso no está muy interesado en su curso de Álgebra, podría serle útil a largo plazo canalizar parte de su motivación por la literatura hacia las matemáticas.
  4. La falta de motivación es una causa común de depresión. Con todos los cambios hormonales y químicos que suceden en el cuerpo de un adolescente, algunas veces es posible pasar por alto las señales de un problema mayor. Todos los adolescentes se portan mal de vez en cuando; no obstante, la depresión es más sostenida y grave. Es probable que los adolescentes deprimidos experimenten irritabilidad e ira, molestias y dolores inexplicables y sensibilidad a la crítica, así como otras señales. Si observas estas o algunas de las siguientes sensaciones, habla con el adolescente sobre la posibilidad de ver a un profesional de la salud mental (o al menos a un médico): [3]
    • sensación de tristeza o desesperanza
    • sensación de inutilidad o que es alguien “fracasado”
    • deseos frecuentes de llorar y cambios de estado de ánimo
    • alejamiento de amigos y actividades que solía disfrutar
    • falta de entusiasmo, motivación o fuerza de voluntad
    • cambios en los hábitos alimenticios y de sueño
    • fatiga, agotamiento o falta de energía
    • problemas para concentrarse
    • pensamientos o deseos de autolesionarse
  5. La ansiedad es otro culpable común de la falta de motivación durante la adolescencia. Es posible que los adolescentes muestren señales de ansiedad debido a las muchas presiones que sufren; no obstante, mantente atento a las señales de ansiedad más graves, por ejemplo, bajo rendimiento escolar, inasistencias a la escuela y alejamiento de las interacciones sociales. Pueden ser señales de trastorno de ansiedad generalizada. [4] Si el adolescente muestra estas señales o cualquiera de las siguientes, consulta con tu médico o profesional de salud mental: [5]
    • preocupación constante por inquietudes que no tienen relación con su importancia o impacto
    • problemas para “dejar ir” las preocupaciones
    • incapacidad para relajarse o descansar, sentirse “tenso”
    • síntomas corporales como temblores, sudoración, dolores de cabeza o náuseas
    • fatiga o cansancio
    • mareos o aturdimiento
    • dificultad para respirar
    • problemas para concentrarse o tomar decisiones
  6. Recuerda que, si bien es importante dejar que un adolescente cometa errores, en algún momento podrías tener que intervenir. Si el adolescente no asiste de forma constante a la escuela, podría haber un problema psicológico subyacente. Piensa en cuándo notaste los síntomas por primera vez y cuánto tiempo ha pasado así el adolescente. También puedes hablar con un médico o pediatra para que te ayude a determinar lo anterior si tienes alguna causa o inquietud.
    • Si el adolescente parece ser crónicamente incapaz de concentrarse, saca una cita con un psiquiatra a fin de ver si tiene un trastorno de déficit de atención o algún tipo de discapacidad de aprendizaje.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Desarrollar la responsabilidad personal

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  1. Proteger a un adolescente de los fracasos al obligarlo de forma constante a hacer su tarea o a estudiar significa que carecerá de automotivación a largo plazo. Permitir pequeños fracasos de vez en cuando puede ayudar al adolescente a estar más motivado.
    • Piensa en su adolescencia como si fuera una narración. Las pequeñas historias que encajan en esa narrativa, como una prueba o un ensayo, son simplemente parte de una historia más grande y que está en evolución. Por ejemplo, si el adolescente saca una nota muy baja en una prueba de Química, podría parecer un desastre. No obstante, ten una visión más amplia. Tal vez ese fracaso lo motive a esforzase más duro en la clase, lo cual dará como resultado que obtenga una nota alta en una prueba importante. [6]
    • Si bien es importante fomentar las buenas habilidades de estudio en un adolescente, al final tendrás que retroceder un poco y dejar que tome sus propias decisiones. Al principio, podría dejar de hacer sus tareas para ver videos de YouTube; sin embargo, si empieza a ver las consecuencias de sus acciones al final aprenderá a obligarse a sí mismo. [7]
  2. Un adolescente no aprenderá mucho sobre motivación si siempre tienes el control de todo. Si bien puedes guiarlo a tomar buenas decisiones, permítele establecer sus propias metas de forma independiente a tus deseos.
    • La motivación requiere avanzar hacia algo. El adolescente tendrá que sentir que avanza en dirección de un resultado conocido. Así, lo mejor que podrás hacer para motivarlo es ayudarlo a descubrir lo que quiere para sí mismo.
    • Pídele que considere sus valores personales y la forma en que los visualiza en su vida. Por ejemplo, tal vez ambos valoren los logros, pero los podrían definir de forma distinta. Tal vez tu idea de logro sea tener un promedio general alto, mientras que él puede pensar que logro es hacer que le vaya bien a su equipo deportivo. Determina dónde pueden encontrar puntos en común antes de alentarlo a pensar en las cosas que quieres para él.
    • Evita poner más presión en un adolescente al decir cosas que enfaticen el rendimiento sobre el proceso, por ejemplo, “¿No quieres entrar a una buena universidad?”. Decir cosas como estas es poco probable que ayuden a la motivación o rendimiento. En vez de eso, enfócate en el aprendizaje y desarrollo como si fueran un proceso, no una sola meta. Esto te permitirá contextualizar los obstáculos y errores como parte del proceso, no como “fracasos”.
  3. Si el adolescente saca una nota baja en una prueba, no lo reprendas. En vez de eso, hazle preguntas. ¿Qué crees que pasó para que saques esta nota? ¿Tuviste tiempo suficiente para estudiar? ¿Sientes que entendiste las preguntas? ¿Te pusiste nervioso durante el examen? Con frecuencia, los adolescentes se sienten desmotivados cuando tienen un bajo rendimiento en la escuela; sin embargo, es posible que no se den cuenta de por qué les va mal.
    • Conoce lo que es realmente importante para el adolescente. Por ejemplo, si el adolescente dice “Odio Química", no es necesario que lo corrijas al decir “No, no”. Todos tienen determinados cursos que les resultan más naturales y está bien que no tengan interés en un curso. Sin embargo, trata de ayudar al adolescente a aprender a tener éxito a pesar de las dudas y ayúdalo a ver cómo sacar una nota decente en un curso que no le gusta puede ayudarlo a largo plazo. Di algo como “Entiendo que no te guste Química; sin embargo, ¿cómo puedo ayudarte a tener éxito para que puedas sobrevivir?”. Con frecuencia los adolescentes dicen que “odian” un curso porque no lo comprenden. Haz preguntas sobre lo que el adolescente odia. Esto te ayudará a determinar si algo como clases de tutoría o incluso ayuda adicional con la tarea podría ser útil.
  4. Los adolescentes con frecuencia tienen problemas para recordar, simplemente debido a la forma en que están conectados sus cerebros. De vez en cuando puede ser útil recordarle a un adolescente una fecha límite o importante.
    • Entre la escuela, las actividades extracurriculares y la vida social, los adolescentes tienen muchas cosas para recordar. En ocasiones podrían olvidar determinadas obligaciones y podrían necesitar ayuda adicional para mantenerse en el camino.
    • Las ayudas visuales, como los cuadros y calendarios, pueden resultar útiles. Establecer determinadas rutinas (por ejemplo, tener tiempo tranquilo durante ciertos momentos del día para las tareas) también puede ayudar a un adolescente a enfocarse en una tarea.
    • Los recordatorios verbales constantes pueden resultar molestos. Dado que muchos adolescentes tienen una tendencia rebelde, es posible que les moleste que les digan lo que tienen que hacer. Es mejor utilizar pistas visuales, establecer rutinas y optar por enseñar al demostrar en vez de decir.
  5. Recuerda que la forma más importante de motivar a un adolescente es ayudarlo a desarrollar un sentido de responsabilidad personal. Establecer recompensas o castigos externos significa que las consecuencias provendrán de una fuente externa y no de un sentido interno de logro.
    • Utilizar dinero, comida o mayor libertad a cambio de rendimiento es una mala idea. No le digas a un adolescente que si mantiene notas altas, al final podrá ir al campamento de verano con sus amigos. Esa será una meta a corto plazo que bloqueará su capacidad de ver los beneficios del éxito académico a largo plazo. [8]
    • No utilices el miedo como una herramienta de motivación. Con frecuencia los padres tratan de asustar a los adolescentes al decirles que determinados comportamientos los pondrán en problemas y comprometerán su futuro. Si bien un adolescente debe comprender que los comportamientos tienen consecuencias, las tácticas de miedo solo aumentan la ansiedad. Esto puede afectar la capacidad de un adolescente de vivir a la altura de su potencial. [9]
    • Alienta al adolescente a tomar sus propias elecciones. Explícale de manera objetiva cuáles son las consecuencias de determinados comportamientos a largo plazo y permite que tome una decisión informada por su cuenta. [10]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Lidiar con la resistencia

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  1. Tener todo muy programado o comprometido son problemas importantes para los adolescentes modernos. Con frecuencia, un adolescente se resistirá a empezar o a terminar una tarea debido al exceso de estrés.
    • Permite que el adolescente decida por sí mismo qué compromisos son realmente importantes para él. Por ejemplo, si tiene muchas actividades extraescolares, no hay nada de malo en permitirle que las reduzca un poco. Así, dejar que tenga un horario ligero le puede dar la flexibilidad que lo ayudará a mantenerse motivado con respecto a lo que es realmente importante para él.
    • Ayuda a tu hijo a dividir las cosas que tiene que hacer en partes manejables. Esto puede ayudar a combatir el estrés. Supongamos que tu hijo tiene cinco cosas para hacer un día. Divide esas cinco tareas en partes individuales y ayúdalo a hacer un horario a fin de terminar las tareas en orden de importancia.
  2. Discutir con un adolescente o darle muchos sermones con frecuencia no vale la pena. Solo aumenta la tensión en tu casa, lo cual puede distraer al adolescente y disminuir su motivación.
    • Recuerda que la mayoría de la gente solo está dispuesta a escuchar consejos cuando los piden. Un adolescente no es diferente. En vez de decirle varias veces lo que debe hacer, espera hasta que acuda a ti debido a un problema. También puedes darle la oportunidad de pedirte tu consejo. Si parece que tiene dificultades para mantenerse en una tarea, di algo como “Veo que tienes problemas con ese curso en la escuela. ¿Hay algo que yo pueda hacer?”.
    • Las discusiones son una parte inevitable de toda relación, incluyendo la relación con tu hijo adolescente. Sin embargo, puedes minimizar las discusiones al tomar una pausa de las conversaciones cuando las cosas se calienten y al dar tiempo para que ambos se calmen.
  3. A la mayoría de las personas, no solo a los adolescentes, les resulta más fácil participar en una actividad si es divertida. Encontrar una forma de hacer que el trabajo y la escuela sean agradables para tu hijo puede servir para que se mantenga motivado.
    • Los adolescentes responden especialmente a la competencia. Alentarlo a participar en deportes de equipo podría ayudarlo a aprender sobre el trabajo en equipo, la motivación y la autosuficiencia.
    • Si hay un videojuego, programa de televisión o película que puede ser educativo, determina si puedes lograr que tu hijo lo mire o juegue.
    • Trata de tener una idea de lo que disfruta el adolescente y crea actividades divertidas en torno a sus intereses, metas y ambiciones personales.
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