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Dar inicio a una dieta puede ser abrumador, especialmente si no te has preparado mentalmente para el cambio. Cuando tienes la mentalidad adecuada es más fácil empezar una dieta y un programa de salud. Al prepararte a ti mismo puedes tener un mejor ánimo para seguir la dieta correcta y evitar distraerte de tu meta.

Método 1
Método 1 de 3:

Evaluar tu pensamiento

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  1. A menudo, las dietas se desmoronan debido a los patrones de pensamiento negativo con respecto a la comida y a comer. Trata de tomar en cuenta tus propios pensamientos con respecto a la comida y cómo debes luchar para cambiar esos pensamientos.
    • Muchas veces, las personas sienten que está bien darse un gusto durante las ocasiones especiales. No hay nada de malo con comer excesivamente de vez en cuando, pero sé honesto contigo mismo con respecto a qué consideras una ocasión especial. Cuando las situaciones como comer en la calle, los almuerzos en el trabajo, las fiestas de la oficina y otros pequeños eventos se convierten en una excusa para comer en exceso, pueden sabotear los planes de hacer dieta. Trata de revaluar cómo defines una ocasión especial. [1]
    • ¿Usas la comida como una recompensa? Muchas personas sienten que, después de un día largo, merecen una cena para llevar o un tazón de helados. Trata de buscar medios para recompensarte que no sean comida. Recompénsate con un buen baño caliente, gasta algo de dinero en un traje nuevo o mira una película. Hay muchas maneras de recompensarte a ti mismo sin tener que recurrir a la comida. [2]
  2. La comida está vinculada intensamente a la costumbre. Puede ser difícil renunciar a los bocadillos que sean azucarados o que engorden si los asocias emocionalmente a ciertas costumbres. Haz un esfuerzo consciente para disociar la comida de ciertos hábitos.
    • Trata de ser consciente de cuándo comes en exceso o ingieres comidas y bebidas poco saludables. ¿Compras siempre palomitas de maíz y una gaseosa en el cine? ¿Pides siempre algunos vasos de vino en una cita nocturna? ¿No puedes imaginar una mañana de sábado sin café y rosquillas? Si es así, esfuérzate para reducir estas asociaciones. [3]
    • Trata de reemplazar la comida poco saludable con otras asociaciones. Por ejemplo, juega un juego de mesa durante una cita nocturna en vez de conversar y beber. Ingiere fruta fresca y yogur con tu café de sábado por la mañana. Si te relajas comiendo al final del día, trata de leer un libro o escuchar música. [4]
  3. A largo plazo, estarás más propenso a ceñirte a una dieta si abordas los hábitos negativos en vez de solo restringir las calorías. Trata de ser consciente de cuándo y por qué comes. Aunque se trate de solo la mitad de una galleta, ¿te das el gusto debido a que tuviste un día largo? ¿Comes por aburrimiento y no por hambre? Si es así, trata de deshacerte del hábito. Aunque no te excedas con las calorías, la cuestión principal es que comes los alimentos incorrectos por las razones incorrectas. [5]
  4. Cambiar es difícil. No puedes hacerlo solo. Busca el apoyo de tus amigos y de tu familia. Diles que tratas de perder peso y pide su ayuda. Pídeles que no te inviten a fiestas en donde haya comida chatarra o alcohol. Pregúntales si puedes hablarles cuando te sientas frustrado o tentado. Habla con los miembros del hogar sobre tus metas. Solicítales que mantengan los alimentos tentadores fuera de tu vista. [6]
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Método 2
Método 2 de 3:

Establecer metas

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  1. Muchas personas sabotean los planes de hacer dieta y perder pesos estableciendo metas muy difíciles. Si quieres ceñirte a una dieta, mantén tus metas realistas.
    • Ten en cuenta que la mayoría de las personas pierden entre 0, 45 a 0,91 kilogramos (1 a 2 libras) a la semana con una dieta saludable. Si quieres perder más, es probable que te predispongas al fracaso. [7]
    • Para empezar, debes establecer algunas metas inexactas. De esta manera, estarás más propenso a alcanzar esas metas y estarás motivado a continuar. Las metas abstractas, como “Comeré vegetales todos los días de la semana” y “Pediré ensalada en vez de papas fritas cuando coma afuera durante este mes”, son buenas metas para comenzar y te predispondrán al éxito. [8]
  2. Parte de ceñirte a una dieta es la responsabilidad. Sal y compra un diario para que puedas usarlo como un diario de dieta. Registra todo lo que comes cada día y cuenta las calorías. Ver físicamente cuánto consumes te obliga a confrontar tus hábitos. Esto puede motivarte a reformar tus hábitos alimenticios. [9]
  3. Planificar la comida por adelantado puede ayudarte a reducir los antojos. En los días previos al comienzo de tu dieta, haz una lista de las comidas saludables que quieres hacer. Trata de preparar tus alimentos. Es decir, troza los ingredientes necesarios con anticipación. Incluso puedes hacer una tanda grande de algo como una sopa o una ensalada para tener el almuerzo listo para cada día de la primera semana.
  4. Trata de imaginar una versión más delgada de ti mismo. Muchas personas están menos proclives a hacer concesiones en su dieta cuando tienen una imagen clara de adónde quieren llegar. Si luchas por volver a tu peso previo, puede ser útil imprimir imágenes de ti mismo cuando eras más delgado. Déjalas alrededor de tu casa para obtener algo de inspiración. [10]
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Método 3
Método 3 de 3:

Fortalecer tu fuerza de voluntad

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  1. Aumentar tu fuerza de voluntad puede ser difícil si trabajas en términos abstractos. Sin embargo, abordar conductas concretas puede ayudarte a fortalecer tu resolución con el tiempo.
    • Haz una lista de las conductas concretas que deseas cambiar. Empieza con pequeñas alteraciones y luego prosigue. Trata de limitarte a alterar estas conductas por una semana y luego añade nuevos cambios a tu régimen.
    • Por ejemplo, di algo como “Hoy, en vez de ver una película después del trabajo tomaré una caminata de 40 minutos”. Mantente haciendo esto por una semana. La siguiente semana, aumenta la duración de tu actividad física. Camina por 60 minutos, por ejemplo.
  2. Aunque tengas que ser duro contigo mismo, debes hacerte responsable de los deslices de tu fuerza de voluntad. Esto te ayuda a reconocer que eres el único que tiene el poder de cambiar tu conducta.
    • Reconoce cuando fracasas en una de tus metas. Escríbelo en tu diario de dieta. Acepta la responsabilidad por el fracaso.
    • Escribe la razón por la que fallaste en términos que dejen claro que estás decepcionado de ti mismo. Por ejemplo, escribe algo como “No me abstuve de la torta cuando salí a comer esta noche porque preferí sentirme mal conmigo mismo luego”. Aunque pueda parecer duro, muchas personas encuentran útil expresar detalladamente los fracasos. Esto las motiva a hacer un mayor esfuerzo para cambiar.
  3. Para muchas personas, poder comer lo que quieran una vez a la semana hace que su dieta sea viable. Abstenerte por mucho tiempo puede hacer que toda tu dieta se desmorone. Ceñirse a una dieta estricta puede ser más factible cuando sabes que tienes la comida que esperas al final del túnel. Si crees que puede beneficiarte, considera añadir un día en el que puedas comer lo que quieras a tu rutina. [11]
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Consejos

  • Para muchas personas es útil hacer una lista de las razones por las que desean perder peso en un diario de dieta. Puedes repasar esta lista cuando te sientas estresado o desanimado.
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Advertencias

  • Consulta con un médico antes de empezar cualquier plan de dieta o de ejercicios.
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