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La adultez no llega mágicamente a los 18 o 21 años de edad. Por lo general, ser una persona adulta indica que has pasado a una etapa nueva en la vida en la que tomas más en serio a tu carrera profesional, tus relaciones y tu futuro. Al menos, tendrás más preocupación por tus necesidades futuras, y las emociones superficiales y las divagaciones ya no te persuadirán fácilmente. Si crees que estás atascado en la adolescencia, pero sientes el entusiasmo de la madurez, hay algunas cosas que puedes hacer para verificar si cuentas con la preparación para la próxima etapa de la vida. Recuerda que no hay dos personas adultas que sean iguales, y es posible que encajes con ciertas pautas, pero no a otras.

Método 1
Método 1 de 3:

Analizar tus relaciones

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  1. Las amistades requieren de más esfuerzo mantener a medida que envejezcas. Probablemente notes que tus relaciones sociales se amplían más, pero no tengas relaciones tan cercanas. [1] Quizás sean pocos los amigos que hayas conocido toda tu vida, además de algunos nuevos amigos constantes de diferentes puntos de tu vida. Fíjate en cuánto tiempo han durado tus relaciones actuales, ya sean sentimentales o no.
    • ¿Has sido capaz de mantener relaciones de calidad por un tiempo prolongado?
    • ¿Eres capaz de superar los periodos difíciles y mantener a tus amigos?
    • ¿Has tenido relaciones sentimentales estables y prolongadas?
    • Si respondiste que sí a estas preguntas, es posible que lidies con relaciones adultas.
  2. Incluso las personas adultas más maduras tienen discusiones. La manera en la que manejas la discusión es más contundente que aquello que la originó. Las personas adultas saben cómo respetar las diferencias que haya entre ellas. Mantienen la calma durante las situaciones de tensión. Pueden acceder a estar en desacuerdo o llegar a un acuerdo para encontrar una solución. De igual forma, saben cuándo disculparse y perdonar sin conservar rencores. [2]
    • Ten en cuenta que existe una diferencia entre ser maduro y pasivo. Solo porque nunca contraatacas no necesariamente significa que hayas madurado.
  3. Cuando eres una persona joven e inmadura, todo es pura química y fuegos artificiales. A medida que envejezcas, es posible que busques una pareja que sea tan compatible contigo como emocionante. Hazte las siguientes preguntas. Si respondes que sí, es posible que estés en una relación madura.
    • ¿Tu pareja y tú resuelven sus problemas? ¿Se disculpan entre sí? ¿Pueden perdonarse durante las discusiones?
    • ¿Tu pareja y tú llegan a acuerdos? ¿Te acoplas a sus necesidades? ¿Ella se acopla a las tuyas?
    • ¿Tu pareja y tú respetan sus límites? ¿Logran tener vidas sociales, pasatiempos, intereses y trabajos por separado sin sentir celos o actuar de manera controladora? [3]
  4. ¿Dónde sucede? ¿Cuántas personas hay? ¿Qué haces? Cuando eras más joven, es posible que hayas querido estar en fiestas ruidosas y concurridas en las discotecas o los bares. A medida que creces, quizás notes que buscas un tiempo más calmado con tus amigos. Algunas veces, es posible que aún quieras festejar a lo grande. Sin embargo, por lo general, probablemente notes que organizar una cena y una noche de juegos en casa es más entretenido.
    • Si socializar y chatear es más importante para ti que ir a una fiesta y emborracharte, entonces significa que estás madurando.
  5. A medida que envejeces, comienzas a separarte más y más de la generación más joven. Es posible que te desagrade su gusto por la música, la ropa o el entretenimiento, que comiences a desaprobar sus decisiones en la vida, que pienses que se comporta mal en comparación con tu generación, o incluso podrías apreciar su inocencia, sus juegos, su humor y su libertad de la responsabilidad que se suele perder en la adultez. Esto demuestra que creas una diferencia entre tú, como persona adulta, y los niños.
    • Si tienes hijos, es posible que comiences a preocuparte por su futuro. Es frecuente que los hijos fuercen a las personas a crecer rápidamente, sin importar la edad que tengan. Es probable que tengas una mejor idea de cómo tus decisiones afectan sus vidas, su comportamiento y su futuro. Tus decisiones comenzarán a incluir su bienestar, además del tuyo. [4]
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Método 2
Método 2 de 3:

Manejar tus responsabilidades

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  1. Ser una persona adulta no solo se trata de tener responsabilidades, sino también de cumplir con tus obligaciones y promesas de manera oportuna. [5] Piensa en todas las cosas por las que eres responsable. ¿Logras las labores rápidamente y sin que nadie te las recuerde? Algunas responsabilidades comunes de una persona adulta son:
    • cuidar a los hijos
    • cuidar a los padres de la tercera edad
    • pagar la hipoteca o la renta
    • mantener un carro operativo
    • comprar y cocinar para el hogar
  2. Cuando eras joven, tus prioridades principales podrían haber sido ocuparte de ti y divertirte. A medida que maduras, tus prioridades comienzan a girar en torno a ocuparte de otras personas, además de ti. Por ejemplo:
    • Es posible que te preocupes más por la salud, la jubilación o las deudas.
    • Planificarás ser estable financieramente, en vez de ser una persona adinerada.
    • Comenzarás a ahorrar dinero para la formación educativa de tus hijos o para los costos del seguro.
    • Es posible que incluso tengas un plan en el caso de tu muerte o la de tu cónyuge.
  3. Es común que vivir independientemente sea una meta de la adultez. Lograr limpiar, reparar y manejar tu propia casa es una señal de que tu vida personal está en orden. Fíjate en tu casa y considera lo siguiente:
    • ¿Cuán limpia es tu casa? La limpieza suele ser una señal de madurez. Es posible que comiences a lavar los platos justo después de cenar o que comiences a desempolvar una vez a la semana.
    • ¿Con quiénes vives? Si no vives con nadie, podría indicar que eres una persona independiente. Vivir con unos compañeros de cuarto y tu pareja demuestra que puedes compartir con madurez un espacio con otras personas. Vivir con tus padres podría ser una señal de que no has pasado completamente a la adultez, o que necesitas algo de tiempo para lograr la independencia financiera. [6]
    • ¿Quién se ocupa de tu casa? Si algo se rompe, ocuparse de esto por tu cuenta es una gran señal de responsabilidad. Si el problema está fuera de tu capacidad, debes poder llamar a un profesional de manera oportuna, en vez de esperar hasta que el problema empeore.
  4. Ser una persona adulta no solo se trata de ocuparte de ti, sino que también implica ocuparse de otras personas. Es posible que tengas muchas personas que se valen de ti para ciertas cosas. Ser responsable es una gran señal de madurez. Si respondes afirmativamente a las siguientes preguntas, significa que tienes las responsabilidades de una persona adulta:
    • ¿En el trabajo, lideras algún grupo? ¿Eres responsable de ciertos clientes? ¿Manejas ciertas labores? ¿Lideras cuando compartes un viaje en automóvil?
    • ¿Te ocupas de tus familiares? ¿Tienes hijos? ¿Tienes mascotas? ¿Alguien en tu familia está enfermo o discapacitado?
    • ¿Ayudas a tus amigos cuando lo necesitan? ¿Estás a cargo de ciertas actividades grupales?
  5. Muchas personas utilizan la estabilidad financiera como la máxima distinción de ser una persona adulta independiente. Esto puede ser difícil para algunas personas, y muchos adultos jóvenes deben valerse de algún tipo de ayuda de sus padres. [7] Fíjate en tus finanzas. Considera cuán bien las manejas. Hazte las siguientes preguntas. Si respondes afirmativamente a muchas de estas preguntas, es probable que al menos seas independiente financieramente de alguna forma.
    • ¿Pagas impuestos?
    • ¿Pagas la renta o la hipoteca? ¿Pagas a tiempo?
    • ¿Ahorras dinero o lo inviertes?
    • ¿Pagas tus cuentas a tiempo?
    • ¿Te preocupas por tu calificación crediticia?
    • ¿Tienes deudas? ¿Eres capaz de pagarlas de manera oportuna?
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Método 3
Método 3 de 3:

Evaluar tu mentalidad y tus hábitos

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  1. ¿Dónde te ves dentro de cinco años? ¿Y dentro de diez años? ¿Tienes un plan o sigues esperando a que las cosas sucedan? Cuando eres un niño, tu mentalidad se centra en el momento y lugar actual. Quizás pienses en lo que sucederá mañana o este verano. Sabes que eres una persona adulta cuando piensas en serio acerca de tu vida con miras hacia el futuro. Es posible que quieras actuar para influenciar tu vida futura y que busques más la estabilidad en vez de la aventura. [8] Esto se puede manifestar de diferentes maneras:
    • Inviertes en un fondo de jubilación.
    • Compras productos más costosos pero más resistentes que te durarán por años, en vez de bienes baratos que planees tirar.
    • Planeas tener hijos. Si ya los tienes, planearás su futuro, además del tuyo.
  2. Cuanta más madurez tengas, más notarás cómo tus decisiones pueden impactar en tu salud. Comienzas a pensar en los efectos a largo plazo de tu dieta y régimen de ejercicios. Es posible que incluso comiences a ejercitarte más para mantener una figura jovial o que te preocupes por la muerte. [9] Reflexiona acerca de tus hábitos de la salud.
    • ¿Te preocupas por el dolor de las articulaciones o la flexibilidad?
    • ¿Te ejercitas para poder vivir más?
    • ¿Te ejercitas por tu salud cardiovascular (del corazón) o para mejorar una condición médica, como el colesterol alto?
    • ¿Te preocupas por el consumo alto de sal, azúcar o grasas?
    • ¿Sueles pensar en tu propia mortalidad?
  3. Cuando las personas son jóvenes, suelen preocuparse mucho por lo que piensen de ellas sus semejantes, sus familiares y la sociedad convencional. Tomarán decisiones según lo que sus padres desean para ellas o lo que sea el camino “normal” para las personas en su comunidad. Tomar decisiones no según estas influencias, sino en lo que es mejor y lo más satisfactorio para ti es una señal de verdadera madurez.
    • Es posible que llegue un momento en tu vida en la que te importe menos la opinión convencional o prescrita y te enfoques en lo que te brindará satisfacción. Quizás esto termine siguiendo la línea de lo que es "típico" o previsto, o podría lucir muy diferente.
  4. ¿Qué te gustaba hace 10 o 20 años que ya no te agrada ahora? ¿Qué disfrutas ahora que odiabas cuando eras niño? Es posible que hayas cambiado de parecer en cuanto a las cosas que solías considerar aburridas o desagradables. Algunas señales de que estás madurando son las siguientes:
    • Quizás creas que la música que los adolescentes y los universitarios escuchan es terrible en comparación con la música que escuchabas a su edad.
    • Quizás te comiencen a gustar las películas y los programas de televisión que creíste que eran aburridos en el pasado.
    • Quizás te tomes el tiempo de decorar tu casa, en vez de solo pegar pósteres.
    • Quizás prefieras prepararte comida en vez de comprar comida rápida.
  5. Las personas adultas maduras suelen tener muchas rutinas y hábitos que siguen fielmente. Piensa en todas tus rutinas y hábitos. ¿Qué haces todos los días? ¿Hay algo que no dejes de hacer? ¿Hay ciertos rituales que te ayuden a superar los momentos difíciles? Por ejemplo:
    • beber una taza de café todas las mañanas
    • tener una cita nocturna con tu pareja el mismo día cada semana
    • no poder dormir sin cepillarte los dientes
    • cenar a la misma hora todos los días
  6. Por lo general, a las personas adultas les encanta contemplar el pasado. Si notas que fantaseas acerca de tus días de gloria en la juventud, es posible que experimentes uno de los indicadores fundamentales de la adultez. [10]
    • Si bien es cierto que puedes recordar con cariño los días antiguos, también trata de divertirte en el momento. Quizás dentro de diez o veinte años, considerarás a este periodo de tu vida como el mejor.
  7. Es posible que notes que tienes una mayor preocupación por los eventos actuales de la que solías tener antes, que leas o veas las noticias con más frecuencia que antes, o incluso que notes que tienes una participación política más activa. Todas estas son señales de interés maduro en los eventos y las causas.
    • También podrías sentir preocupación por cómo los mercados o los desastres globales afecten tu estilo de vida, además de que sientas el impulso de donar a las beneficencias.
  8. Como adulto, podrías descubrir que dormir 10 horas como solías hacerlo es imposible debido a todas las responsabilidades. Por ejemplo: [11]
    • En lugar de dormir, podrías emplear el tiempo extra para limpiar, hacer recados o prepararte para el día siguiente.
    • Podrías llegar a despertar un poco más temprano por costumbre, o quizás no lograr tomar tantas siestas como antes.
    • La sola idea de despertarte temprano para hacer los quehaceres de la casa podría no fastidiarte tanto como antes.
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Consejos

  • Hay muchos factores que pueden afectar tu situación personal, y es posible que seas una persona adulta incluso si no encajas en las definiciones tradicionales. Por ejemplo, vivir con uno de tus padres suele verse como una señal de inmadurez porque dependes de él financiera y socialmente. Sin embargo, si uno de ellos está enfermo y lo cuidas, esto se considera una gran característica propia de una persona adulta.
  • Volverse más cortés podría ser una señal de madurez. Por ejemplo, has dejado de llamar a las personas “mi hermano” o “mi amigo” y utilizas su nombre para reconocerlas. En realidad, ¡es posible que ni te moleste referirte a las personas por su título o incluso llamarlas “señor” o “señora”!
  • La edad no es una señal de madurez. Si bien es cierto que algunas personas podrían ser completamente independientes a los 18 años de edad, otras podrían no encontrar la verdadera madurez e independencia hasta cumplir los 30 o 40.
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Advertencias

  • Ser una persona adulta también significa que todavía puedes divertirte y actuar de manera tonta. No te tomes muy en serio. En realidad, la persona adulta que es capaz de ver el mundo por medio de los ojos de un niño nunca perderá la sensación de admiración y asombro. Sin embargo, no confundas esto con la inmadurez.
  • Muchas de estas indicaciones de madurez son culturales y pueden variar según las circunstancias. Todas estas implican decisiones. Es posible que no pierdas el gusto por los dulces y sigas teniéndolo en una edad avanzada, o que nunca te vuelvas una persona ordenada ni disfrutes de levantarte en la mañana, ni te vuelvas más formal.
  • El mayor riesgo en estos cambios de estilo de vida asociados con la edad es que las personas se rigen por el calendario y renuncian a las cosas de las que todavía siguen disfrutando genuinamente y asumen cosas que les aburren en un esfuerzo por conformarse y encajar. Incumplir con las convenciones de la edad puede mantenerte jovial e interesante para la vida.
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