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Muchos luchan con la posibilidad de ser vulnerables en las relaciones porque hay que exponerse al rechazo o al ridículo. Pero no permitirse ser vulnerable con los amigos y los seres amados puede hacerte perder conexiones personales profundas. Mediante el proceso de vencer los miedos y abrirse con los demás, podrás aprender a ser vulnerable y a lograr más satisfacción en tus relaciones.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Vencer tus miedos

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  1. Ponte a pensar en los motivos por los que te da miedo ser tú mismo en determina relación. Pregúntate qué es lo que más te asusta de la posibilidad de abrirte con otra persona. Quizá quieras evitar que te hieran o herir al otro. Tu ego podría estar impidiendo que reveles lo que consideras como una debilidad. Quizá hayas tenido malas experiencias al abrirte con otras personas en el pasado. Sé lo más honesto posible contigo mismo a la hora de analizar tus miedos.
    • Escribirlo en una hoja de papel puede ayudarte a visualizar tu razonamiento con mayor claridad.
  2. La vulnerabilidad con los demás puede ser muy provechosa, por ejemplo, puede hacer que una conexión sea más profunda, aumentar la confianza y la satisfacción. Centrarte en los resultados te ayudará a sobreponerte a cualquier miedo que tengas. Busca actividades que te ayuden a conservar una actitud positiva, ya sea el ejercicio, la meditación o la escritura . [1]
  3. Busca un amigo o familiar con el que sientas que puedes abrir más tu corazón. Compártele lo que te preocupa acerca de la posibilidad de ser vulnerable con los demás. Esa persona podría darte una perspectiva que nunca hayas visto antes. También puede servir como ensayo para ser más abierto con otra persona. [2]
  4. Si te cuesta abrirte con los demás, no tengas temor de hablarlo con un terapeuta autorizado. Este profesional puede ayudarte a vencer este problema, ya sea escuchándote o dándote consejos. Compártele la lista que hiciste de las razones por las que tienes temor de ser vulnerable o cualquier otra experiencia del pasado que te haya marcado. [3]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Abrirte con alguien

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  1. Escoge algo que quieras compartir con la otra persona en la relación. Ese será tu punto de partida. No compartas todas tus angustias y temores de una sola vez, si no tú y él terminarán abrumados.
    • Empieza con algo pequeño, como alguna preocupación que tengas sobre tu carrera o sobre algún miembro de tu familia. Si no, también puedes mostrarle un pasatiempo tuyo que no muchos conozcan.
    • Para algunos, es más fácil empezar con alguien que ya les haya compartido detalles personales o privados. De esta manera, habrá más equilibrio en la dinámica.
  2. Empieza las conversaciones difíciles expresando lo que quieres de la otra persona. Pídele simplemente que te escuche si solo quieres desahogarte. Deja en claro si quieres consejos. Hacer esto puede ayudarte a sentirte más en control si te pone ansioso lo que vas a compartir. [4]
    • Prueba diciendo primero “Me gustaría sacarlo todo del pecho antes de que digas algo”. O pregúntale “¿Puedo solo desahogarme?”.
  3. Sé honesto con la persona en cuestión acerca de lo que te angustia. Háblale sobre las experiencias pasadas que te hayan inducido a querer ocultar tus sentimientos. Así podrá comprender por qué vacilas en compartir tus sentimientos. Y sabrá que quieres hacer el esfuerzo de mejorar la comunicación entre ustedes.
    • Después de admitir tus dificultades, puedes decirle “Estoy tratando de mejorar”. Pídele que te indique en el futuro los momentos en que podrían abrirse más uno con otro.
  4. Dile algo malo que hayas hecho o algo que te avergüence. Todos cometemos errores y es probable que se identifique. La gente tiende a gravitar en torno a los que son auténticos y realistas, así que no trates de ocultar tus imperfecciones. [5]
    • Si estás listo, puedes revelarle algo grande, por ejemplo, algún error que haya puesto fin a una relación pasada. Pero incluso algo pequeño puede ayudar. Ten en mente una lista de las interacciones del día que hayan podido ser más positivas. Quizá hayas sido maleducado con un desconocido y ahora te arrepientas de no haber sido más amable. Revelarle este tipo de cosas le hará entender que eres consciente de tus actos.
  5. Todos quieren parecer cultos, pero fingir saberlo todo puede parecer arrogante. Pídele que te explique algo si no lo entiendes. Así te ganarás su respeto, aumentarás su autoconfianza y le demostrarás que le tienes confianza. [6]
    • Puedes pedirle que te explique un tema político complejo o algo de su trabajo que no entiendas. Si no, puedes pedirle que te enseñe algo nuevo, como cocinar o practicar algún deporte.
    • No tengas temor de pedirle retroalimentación y sus opiniones de tus interacciones con otras personas. Esto puede ayudar a clarificar los puntos que no entiendas y a conocer las áreas específicas en que tienes que prestar atención la próxima vez.
  6. Reprimir las emociones puede producir ira y frustración. Pero admitir que algo te molesta puede ayudarte a resolver el problema de inmediato, además la otra persona verá tu intento de ser honesto.
    • No tienes que expresar tus emociones hablando siempre. Puedes escribirlas o expresarlas a través de la música. Será como si estuvieras comunicándoselas a otra persona. [7]
  7. Es probable que esa persona sea receptiva, lo cual te dará la comodidad de abrirte más. Sin embargo, aunque no obtengas la reacción que esperabas, de todas maneras habrás superado tus miedos y te habrás armado de valor para ser vulnerable.
    • Si su reacción la primera vez te parece valiosa, agradécele por ser receptivo contigo. Si su respuesta te hirió, dile cómo te sientes para que sepa que su reacción te afectó.
    • Expresar las emociones verbalmente ayuda a superarlas más rápidamente, así que, sea cual sea el resultado, igual habrás hecho algo bueno para ti. [8] Enorgullécete de los pasos que has tomado para ser más auténtico y repite el mismo comportamiento en esta relación y en las demás.
    • Observa el desarrollo de la interacción y determina si tus miedos estaban justificados con base en la experiencia. Muchas veces, el miedo es mayor a la experiencia misma.
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