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Desde los chistes breves hasta los de tres líneas y los que duran un minuto que les cuentas a tus amigos, un buen chiste agrada a cualquiera. Contar chistes es una de las mejores formas de aliviar la tensión, hacer un nuevo amigo o dar vida a un lugar. Evidentemente, eso sucede si puedes hacer reír. Contar buenos chistes es un arte que surge naturalmente en algunas personas, pero otros necesitan práctica y trabajo duro.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Prepara bien el material

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  1. Todos los aspectos del chiste que cuentes, desde el contenido hasta la duración, necesitan adaptarse a tu público. Lo que es gracioso para un grupo de estudiantes universitarios de 20 años puede ser muy diferente de lo que hace reír a tu tío de 70 años (una vez más, a lo mejor no).
    • Cada persona es única, así que no existen reglas claras ni definidas. Sin embargo, a menos que conozcas personalmente a los miembros de tu público, aquí tienes algunas buenas reglas generales para seguir: a las personas mayores no les gustan los chistes groseros, no recurras a los chistes misóginos si tienes un público lleno de mujeres, a las personas de un grupo racial o étnico específico no les agradarán los chistes que se burlen de su grupo; además, los chistes que requieran un conocimiento especializado (por ejemplo, ciencia o películas antiguas) solo serán apreciados por las personas que posean ese conocimiento.
    • Mientras más conozcas a tu público, mejor podrás adaptar tus chistes a este.
  2. Puedes encontrar material en muchos lugares: desde tu vida, archivos de chistes en línea, al reutilizar chistes que hayas oído, etc.
    • Puedes empezar tu propio archivo de chistes. Puedes anotar tus chistes en tarjetas para tenerlas a la mano o usar un archivo del documento en tu computadora. [1] La última opción te puede permitir una revisión más fácil.
  3. Cada chiste tiene un “objetivo”, que es de lo que trata el chiste. Es importante que el objetivo del chiste (el elemento más básico de tu material) se adapte a tu público. Asegúrate de que sea un objetivo que le interese a tu público y algo de lo que probablemente se rían. [2]
    • Por ejemplo, es probable que los esposos se rían de chistes sobre las esposas y viceversa, mientras que los estudiantes generalmente encontrarán divertidos los chistes sobre la escuela y los profesores.
  4. La introducción del chiste, o inicio, debe tener una base en el mundo real a la cual tu público pueda relacionarla, pero también debe ser exagerada, ya que eso le da a tu chiste su valor humorístico. [3]
    • Piensa en la introducción como la base de una historia. Es una parte fundamental del chiste. Si no sientas una buena base en este punto, entonces el remate no tendrá sentido para el público o no lo encontrarán divertido.
    • Tu introducción necesita ser realista y exagerada para ser divertida, es al colocar estos dos elementos incongruentes lado a lado lo que hace divertido el chiste. [4]
    • La exageración puede ser ligera o considerable, solo depende del chiste particular.
  5. Definitivamente, el final del chiste es crucial. Este es el punto donde llega la conclusión, lo que hace que el chiste tenga éxito o fracase. Si quieres hacer que el público se ría, tu remate necesita ser sorprendente.
    • Algunos chistes también tienen lo que se denomina ocurrencia o réplica, que es un final adicional. La ocurrencia se basa en el remate original o le da un giro de una forma sorprendente. [5]
  6. Muchos chistes reanudan el mismo tema y a veces vuelven a contar una historia que innumerables chistes han contado. Para que tu chiste sea divertido, tiene que sorprender al público de alguna manera, lo que significa que debe parecer original o nuevo.
    • Una forma de personalizar un chiste es cambiar el final. [6]
    • Otra opción es disfrazar el chiste con una historia sobre tu vida. Esto hará que un chiste familiar sea irreconocible. Esto también lo puede hacer muy interesante si tu público se constituye por tu amigo o amigos. [7]
  7. Practicar tu chiste es crucial. No necesitas memorizarlo por completo; de hecho, “no debes” memorizarlo. Sin embargo, tendrás que sentirte muy a gusto con él, tanto que puedas continuar contándolo incluso si te pones nervioso o te distraes, lo que es muy posible una vez que estés frente a un público.
    • Los chistes memorizados no suenan graciosos, suenan como si los leyeras en un guión en vez de como si un amigo o animador lo contara.
    • Los buenos chistes tienen muchos detalles y personalidad, así que no temas adornarlo. [8] Prueba con diferentes cosas y determina cuál se siente bien o suena mejor. No uses un chiste hasta que estés completamente a gusto con él.
    • Trata de grabar tu chiste en una grabadora y reprodúcelo para ti. Si escuchas muchas pausas incómodas o “ah” o “este”, tu chiste no está listo y necesitas practicarlo más. [9] También puedes practicar en frente de un familiar o amigo empático una vez que estés listo para un público “real”.
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Haz bien la presentación oral

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  1. El ritmo de un chiste es una función de su redacción y tiempo. [10] Un buen chiste debe ser corto pero no tan corto. [11] En otras palabras, tienes que captar la atención del público y lograr que se interesen, pero no tienes que demorarte tanto de forma que los pierdas.
    • A menos que cuentes un chiste breve o de tres líneas, considera tratar de tardarte un minuto por chiste, aunque podrías tomarte un poco más de tiempo según el público y tus habilidades de presentarlo de forma oral. Si continúas diez minutos con un solo chiste, definitivamente perderás a tu público.
  2. Si estás nervioso e inseguro, el público sentirá lo mismo respecto a ti. En su lugar, mantén la calma, sé feliz y confía en ti ya que vas a decirle sus cuatro verdades a alguien; es mucho más probable que esto haga que los oyentes te encuentren divertido. [12]
  3. Es aburrido escuchar una voz monótona, usa diferentes inflexiones que coincidan con el chiste específico que estés contando. [13]
    • Si funciona para el chiste, usa diferentes voces para personajes diferentes o efectos de sonido (la bocina de un vehículo, una sirena, una puerta chirriando, etc.). Estos animarán el chiste y lo harán más como una historia. Con esto en cuenta, no uses un acento a menos que lo domines, ya que le harás más daño que bien a tu chiste. [14]
  4. Esperar uno o dos segundos más antes de revelar el momento “ajá” del chiste crea suspenso en el público. [15] Esto debe traerte más risas cuando reveles el remate.
    • Algunas personas sugieren seguir “la regla de los tres”, que dice que el remate de un chiste debe brindarse en la tercera línea del chiste. [16] Sin embargo, esto es restrictivo, ya que solo se aplica si cuentas chistes de tres líneas, en vez de chistes breves o más largos.
  5. Sonreír indica que tienes confianza y seguridad en tu chiste, pero reírse puede indicar que te esfuerzas demasiado.
    • Si bien los mejores comediantes ahí fuera (piensa en Chris Rock y Jerry Seinfeld) se pueden salir con la suya al reírse de sus propios chistes, generalmente no es una buena idea reírte de los tuyos a menos que sepas cómo reaccionará tu público. Realizarlo puede hacerte parecer como si estuvieras compensando de manera excesiva un material que realmente no sea muy divertido o como si fueras arrogante.
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Consejos

  • Si quieres mejorar en contar chistes, especialmente en términos de la presentación oral, mira y escucha a tus contadores de chistes favoritos, ya sean comediantes famosos o tus amigos. [17] Puedes aprender mucho de su manierismo, entonación y los tipos de chistes que cuenten.
  • No dejes de contar un chiste solo porque no le gustó a tu público la primera vez. Sin embargo, si fallas 3 o 4 veces y has modificado la presentación oral después de cada intento, probablemente sea mejor desechar el chiste.
  • A veces, los buenos chistes fracasan porque el contador los dijo en un mal momento, por ejemplo, en un funeral o cuando un amigo necesita apoyo emocional en vez de escuchar un chiste. Si tu chiste ha tenido una mala recepción, quizás debas considerar si realmente fue gracioso o si lo contaste en un momento inapropiado. [18]
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Resumen del artículo X

Para contar una broma, primero deberás prepararla con una historia o conexión relacionados con el mundo real. Asegúrate de que sea exagerada, pero a la vez un poco realista y creíble. Al preparar la broma, deberás variar tu tono y ritmo a fin de agregar un poco de humor adicional. Puedes sonreír mientras la cuentas, pero evita reírte de ti mismo, ya que puede distraer al público. Al llegar al remate, ¡deberás bajar el ritmo y tomar una pausa por un segundo para acumular la tensión antes de revelar el final! Empieza a reírte con tus amigos y mide su reacción para determinar si han disfrutado de la forma en la que has contado la broma.

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