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Una gata no esterilizada alcanzará la madurez sexual entre los 5 1/2 y 12 meses de edad, dependiendo de cuán buena sea su alimentación y la duración del día. [1] A diferencia de una gata salvaje que debe luchar por la comida y que pasa por días de escasez en invierno, una gata casera cuenta con lujos como comida abundante y luz artificial. Esto significa que si bien las gatas salvajes tienen una temporada de apareamiento y sus crías nacen en la primavera y a inicios del otoño, tu gata casera puede entrar en celo en cualquier momento y probablemente lo hará cada tres o cuatro semanas. La conducta de una gata en celo puede ser alarmante si no puedes reconocer la causa, pero estas instrucciones te permitirán determinar si está en celo.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Reconoce los signos en su conducta

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  1. Otro término para el celo es el “llamado”. Esto se debe a que la gata empieza a maullar más y suele caminar por la casa llorando o vocalizando. [2] Esto puede sonar como un llanto afligido y quejumbroso, y puede ser lo suficientemente fuerte y persistente como para mantenerte despierto toda la noche.
    • Si tu gata maúlla todo el tiempo por naturaleza, la vocalización no es necesariamente un signo de que está en celo.
    • Cuando una gata emite “llamados”, su llanto suele volverse más fuerte y persistente, y ocurre junto a las conductas indicadas a continuación.
  2. La conducta inquieta y la incapacidad para calmarse son características de una gata en celo. [3]
    • Esta inquietud suele ocurrir al mismo tiempo que el llamado.
  3. Una gata en celo suele ser mucho más afectuosa de lo que es normalmente. Si tu gata es distante por naturaleza, esto por lo general cambiará cuando esté en celo. [4]
    • Cuando tu gata esté en celo, es posible que se frote en tus tobillos de una forma tan persistente que se vuelve un peligro cuando intentas caminar.
    • Esta conducta también se manifestará cuando frote las mejillas y el mentón (en donde se encuentran sus glándulas odoríferas) contra los muebles, y en especial en los puntos de ingreso y salida como los marcos de las puertas.
    • Cuando una gata está en celo, su esencia cambia levemente y disfruta esparciéndola en todas partes para anunciar que está esperando la visita de un macho. [5]
  4. Un signo común de una gata en celo es el reflejo de desviación de la cola. Esto simplemente significa que cuando frotes la parte inferior de su lomo, en especial sobre su pelvis y la base de su cola, levantará su trasero y moverá su cola a un lado. [6]
    • Este reflejo es la forma en la que permite que el gato macho tenga acceso a su vulva con más facilidad.
  5. Esta es una conducta en la que la gata coloca sus patas delanteras estiradas en el piso y levanta su trasero y luego se arrastra por el piso en esta postura. [7]
  6. Algunas gatas en celo rodarán en el piso y llorarán al mismo tiempo. [8]
    • Es claro que si no sabes que esta conducta es totalmente normal, puede parecer alarmante y es una causa común de llamadas telefónicas que personas en pánico hacen al veterinario. Sin embargo, esto no es una señal de que tu gata está sintiendo dolor.
  7. Cuando una gata está en celo, es común que su vulva se hinche. Esta hinchazón leve es incómoda y probablemente hará que tu gata pase mucho tiempo limpiando el área. [9]
    • Esta hinchazón es muy leve como para que una persona poco minuciosa la note, así que no esperes encontrar una diferencia física. [10]
  8. Incluso las gatas que adoran su hogar se vuelven aventureras cuando están en celo. Si un gato no aparece después de llamarlo, es probable que ella desaparezca por uno día aproximadamente para buscar uno por su cuenta. [11]
    • Si la gata no fue esterilizada y no quieres que se embarace, mantenla dentro de casa durante su periodo de celo y cierra la puerta para gatos para que ningún intruso pueda entrar.
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Aprende sobre el ciclo reproductivo de tu gata

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  1. Las gatas son poliéstricas, lo que significa que estarán en celo muchas veces al año. [12]
    • Esto es lo opuesto a las perras, quienes experimentan un ciclo diestro; es decir, estarán en celo solo dos veces al año. [13]
    • Durante el periodo de celo, el útero de tu gata se hinchará a medida de que su flujo de sangre aumente como anticipación a un embarazo. Sin embargo, no podrás observar esto, ya que no hay signos externos de este proceso. [14]
  2. La temporada de apareamiento de las gatas salvajes ocurre entre la primavera y el final del verano. Esto significa que las crías nacen sin verse expuestos al clima hostil del invierno, durante el cual sus probabilidades de sobrevivir serían reducidas. [15]
    • La luz artificial podría engañar a una gata casera y hacerle pensar que no es invierno. Por lo tanto, si tu gata pasa mucho tiempo dentro de casa, el cambio de las estaciones tendrá poco o ningún efecto en su ciclo reproductivo. [16]
    • Ten en cuenta que una gata que vive dentro de casa entrará en celo muchas veces durante todo el año.
  3. El ciclo reproductivo de una gata es, en promedio, 21 días. De estas tres semanas, pasará hasta siete días en celo. [17]
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Consejos

  • Mantén a tu gata dentro de casa y lejos de cualquier posible pareja cuando esté en celo, salvo que quieras tener gatitos.
  • Normalmente, las gatas permanecen en celo por cuatro a siete días.
  • Debido al inmenso problema de la sobrepoblación, que tiene como resultado una gran cantidad de gatos sin hogar y gatos sacrificados cada año, debes castrar a tu gata, a menos que seas un criador profesional de gatos de raza.
  • Puedes hacer que castren a tu gata en la veterinaria local. Por lo general, esto cuesta entre $ 50 y $ 150, dependiendo del área en la que vives y el local al que acudas para que castren a tu gata.
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Advertencias

  • No es normal que una gata sufra una descarga vaginal durante el estro, así que si notas sangre o una descarga de color amarillo verdoso cuando tu gata está en celo, comunícate con un veterinario de inmediato. [18]
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Referencias

  1. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  2. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  3. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  4. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  5. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  6. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  7. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  8. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  9. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  1. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  2. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  3. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  4. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  5. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  6. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  7. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  8. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.
  9. Reproduction in the Dog & Cat. Christiansen. Editorial: Bailliere Tindall.

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