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La tierra húmeda puede ser un gran inconveniente, sin importar que estés trabajando en una construcción o en tu patio trasero. La cal es útil para secar la tierra demasiado húmeda en un momento de apuro, pero si buscas usar una solución más natural para la tierra ligeramente húmeda, prueba los correctores de suelo tradicionales o la aireación.

Método 1
Método 1 de 3:

Usar cal

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  1. Antes de agregarle cualquier cosa a la tierra, debes asegurarte de despejar la zona de cualquier desecho que resulte un estorbo.
    • Si dejas los desechos, puedes introducir material indeseable en la tierra mientras aplicas la cal. La presencia de los desechos de la superficie también bloquea la luz solar que ayuda a secar la tierra, lo que la hace retener más humedad.
    • Como mínimo, rastrilla las hojas empapadas y el mantillo viejo para despejar la tierra. También elimina otros desechos muy absorbentes de la zona.
    • Además, es conveniente recortar los tallos de flores muertas, los arbustos densos y las ramas de árboles de copa frondosa debido a que pueden bloquear la llegada de la luz solar a la tierra.
  2. Existen distintos tipos de cal agrícola, cada uno con su propio uso. Sin embargo, para el objetivo de secar la tierra, debes usar cal viva o cal hidratada. [1]
    • La cal agrícola estándar simplemente es una forma de piedra caliza pulverizada y no funcionará muy bien.
    • La cal viva es óxido de calcio y la cal hidratada es hidróxido de calcio. La estructura química de los dos materiales les confiere su capacidad secante.
    • Entre las dos opciones, la cal viva actúa más rápido que la cal hidratada, pero ambas lograrán el mismo resultado.
  3. Ponte los guantes de jardinero y esparce como mínimo 5 cm (2 pulgadas) de cal sobre la tierra empapada. [2]
    • Si estás trabajando con una zona grande, es mejor esparcir la cal de forma mecánica, por ejemplo, con un esparcidor de empuje o un camión granelero neumático. Sin embargo, para los jardines y los patios pequeños, lo mejor suele ser esparcir la cal a mano.
    • Deja reposar la cal esparcida por 1 o 2 horas antes de proseguir con el siguiente paso. Durante ese periodo, la cal debe secar la mayor parte del exceso de agua de la superficie.
  4. Remueve la tierra con un rastrillo o un azadón, mezclando la cal esparcida en los primeros 15 cm (6 pulgadas) de tierra mientras trabajas.
    • Si trabajas en una zona muy empapada, quizás tengas que introducir la cal incluso con más profundidad en la tierra.
    • Si trabajas en una construcción de gran magnitud o en otra zona muy extensa, quizás necesites una máquina pulverizadora y mezcladora, un cargador frontal o una grada de discos para mezclar la tierra. Sin embargo, para los jardines y los patios pequeños, el rastrillo o el azadón común son mejores opciones.
    • Da varias pasadas sobre la zona tratada para introducir la cal en la tierra. Tras una hora de tratamiento, notarás que la tierra se ha secado rápido. Si aún no está lo suficientemente seca, debes esparcir y mezclar más cal.
  5. Con la ayuda de un apisonador manual, presiona la tierra tratada hasta sentirla firme.
    • Debes compactar las zonas pequeñas con un apisonador manual, pero las zonas grandes requieren un rodillo de pata de cabra o un rodillo de ruedas lisas.
    • Compactar la tierra ayuda a mantener la cal en su lugar. Como consecuencia, la tierra permanece seca, incluso después de recibir fuertes precipitaciones.
    • Una vez que la tierra esté compactada, el proceso estará terminado y la tierra estará seca por completo.
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Método 2
Método 2 de 3:

Usar correctores de suelo naturales

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  1. La materia vegetal muerta, los desechos y otras obstrucciones bloquean el paso de la luz solar y el aire hacia la tierra que está debajo. En consecuencia, la tierra no puede secarse de forma natural y, por ende, se mantiene más empapada por periodos más prolongados.
    • Asimismo, podrías introducir accidentalmente dichas obstrucciones indeseables en la tierra mientras agregas los correctores de suelo deseados, lo que hará que la tierra quede más empapada que antes.
    • Rastrilla las hojas empapadas, el mantillo viejo y otros materiales orgánicos e inorgánicos muy absorbentes. También debes recortar los arbustos densos y las ramas de árboles de copa frondosa, además de los tallos de flores muertas que cuelgan sobre la zona.
  2. Si es posible, deja que la luz del sol y la circulación de aire sequen ligeramente la tierra despejada antes de corregirla. No es necesario que la tierra se seque por completo por sí sola, pero intenta esperar hasta que desaparezcan los principales charcos.
    • La tierra húmeda es pesada y la tierra seca es más ligera. Por lo tanto, será mucho más fácil incorporar los correctores al suelo cuando esté menos húmedo.
    • Si no tienes mucho tiempo disponible o si los charcos se rehúsan a desaparecer sin un trabajo adicional, puedes corregir el suelo mientras aún está empapado. Solo ten presente que necesitarás usar más fuerza física.
  3. Aplica entre 5 y 7,5 cm (2 y 3 pulgadas) de gravilla sobre la superficie de la tierra empapada. [3]
    • Aplicar gravilla en la tierra agregará un espacio no absorbente entre las partículas de tierra. Mientras más partículas de tierra se mantengan separadas, menos agua se retendrá.
    • Puedes usar arena en vez de gravilla, pero solo si trabajas con suelos no arcillosos. Agregar arena a la arcilla puede hacer que la tierra se endurezca como el concreto.
  4. Coloca 5 a 7,5 cm (2 a 3 pulgadas) de compost o materia orgánica similar sobre la gravilla. [4]
    • Usa más o menos la misma cantidad de materia orgánica que la gravilla.
    • Al agregar gravilla a la tierra, aumentas la cantidad de espacio que ocupan los componentes no nutritivos. En cambio, la materia orgánica aumenta el valor nutritivo de la tierra para compensar dicho efecto. Pero si no piensas cultivar nada en esa tierra, puedes omitir este paso.
    • Agregar materia orgánica a la tierra también la vuelve más ligera, lo que mejora su capacidad de drenaje.
    • Si trabajas con suelos de arcilla, por lo general debes utilizar 0,8 m3 (1 yarda cúbica) de correctores de suelo totales por cada 9,3 m2 (100 pies cuadrados) de tierra. La proporción de correctores y tierra es similar para los suelos no arcillosos, pero puede variar ligeramente en función del tipo de suelo.
  5. Con la ayuda de un rastrillo, un azadón o una pala, remueve la tierra y aplica los correctores en los primeros 15 cm (6 pulgadas).
    • El proceso estará terminado una vez que hayas introducido los correctores de suelo en la tierra. El agua que queda en ella se drenará más rápido que de costumbre. A partir de ahora, también tendrás menos problemas con la tierra empapada.
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Método 3
Método 3 de 3:

Emplear la aireación

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  1. Despejar la superficie de los desechos permitirá un mejor acceso a la luz del sol y al aire, dos elementos que ayudan a secar la tierra de forma natural.
    • Según la forma en que airees la tierra, también existe cierto riesgo de que los desechos se introduzcan en la tierra a medida que caves en ella. Por ello, debes despejar la zona antes de airearla en vez de esperar hasta después.
    • Retira todo lo que esté asentado en la superficie de la tierra. Es indispensable retirar la materia vegetal absorbente como las hojas muertas y el mantillo viejo, pero cualquier obstrucción puede mantener la tierra empapada y, por ende, debes eliminarla.
    • Otra manera de mejorar la circulación del aire y el acceso a la luz del sol es cortando las fuentes de sombra, como las ramas frondosas o los tallos de flores muertas.
  2. Esto método solo funciona si la tierra no está empapada. Puede estar húmeda, pero si la superficie presenta grandes charcos de agua, debes esperar a que estos desaparezcan o probar otro método.
    • La luz del sol y el aumento de la circulación del aire ayudan a secar parte de la tierra empapada si no hay más precipitaciones por varios días.
    • La tierra estará lista para airearla una vez que se ponga firme. Puede estar firme y húmeda, pero no tan suave como para que pierda su forma y se vuelva lodo.
  3. Para los patios y otras zonas de tierra pequeñas, el aireador manual de césped será más eficaz. También son útiles las horcas de púas largas y los rastrillos.
    • En caso de trabajar con una zona más grande de tierra húmeda, es mejor invertir en una máquina aireadora.
  4. Trabaja a lo largo de toda la zona de tierra húmeda con el aireador, eliminando los terrones cada 30 a 60 cm (1 a 2 pies). [5]
    • Si usas un aireador manual de césped, coloca el aireador sobre el suelo y presiónalo contra la tierra utilizando el pie. Retira el aireador y los terrones inclinando hacia atrás la empuñadura.
    • Si usas un rastrillo o una horca, clava las púas en el suelo y mueve la herramienta hacia adelante y hacia atrás para soltar la tierra.
    • Si usas una máquina aireadora, sigue las instrucciones del fabricante mientras la operas.
  5. Rastrilla los terrones cuando hayas terminado e intenta mantener despejada la zona de más desechos.
    • Al eliminar los terrones, le estás dando a la tierra más espacio para expandirse, lo que mejora su capacidad de drenaje.
    • El proceso estará terminado una vez que hayas eliminado la mayor parte de los terrones.
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Cosas que necesitarás

Usar cal

  • cal viva o cal hidratada
  • guantes de jardinero
  • un esparcidor de empuje o una máquina esparcidora similar
  • un rastrillo, un azadón o una máquina mezcladora
  • un apisonador manual, un rodillo de pata de cabra o un rodillo de ruedas lisas

Usar correctores de suelo naturales

  • gravilla
  • compost u otra materia orgánica
  • un rastrillo, un azadón o una pala

Emplear la aireación

  • un aireador manual, una horca de púas largas o una máquina aireadora

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