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La morcilla es un tipo de embutido que tiene su origen en Irlanda y el Reino Unido. Además, es popular como alimento para el desayuno y se considera un manjar en abundantes comidas. Tradicionalmente, la morcilla se prepara combinando la sangre y la grasa de animales de carnicería (más comúnmente cerdos) con avena y otras harinas de grano. Esta mezcla se condimenta y se rellena en una cubierta gruesa para embutidos. Dada su consistencia inusual y su forma inestable, muchas personas consideran que la morcilla es difícil de preparar. Sin embargo, la mayoría de las morcillas se cocinan antes del envasarse y se pueden calentar en tan solo 10 minutos.

Método 1
Método 1 de 3:

Freír morcilla

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  1. Si has comprado una morcilla empaquetada, comienza por retirar la envoltura de plástico de la parte exterior de la salchicha. Coloca la salchicha sobre una tabla de cortar y córtala en rebanadas de aproximadamente 1 cm (½ pulgada) de espesor con un cuchillo afilado. Las rebanadas más gruesas necesitan cocinarse por más tiempo, pero existirán menos posibilidades de que el relleno se desmorone a medida que se calienta. [1]
    • También puedes comenzar a rebanar la salchicha mientras aún se encuentra en la envoltura de plástico y retirar el plástico y la piel juntos. [2]
    • Los embutidos como las morcillas presentan una consistencia más delicada, ya que contienen muy poca carne real. La avena y los granos en el interior no resisten tan bien la cocción como las salchichas más carnosas.
  2. Utiliza un cuchillo para hacer una pequeña incisión en el borde de cada rebanada y luego quita la piel. Ten cuidado de no dañar la salchicha mientras la cortas y la pelas. Quitar la piel de la morcilla antes de cocinarla permitirá que se cocine de manera más uniforme, y además la volverá más fácil de consumir. [3]
    • Utiliza un cuchillo afilado para evitar triturar la salchicha mientras la cortas.
  3. Enciende la estufa a fuego medio y comienza a calentar una sartén lo suficientemente grande como para que contenga de 2 a 3 rebanadas de morcilla. Si lo prefieres, puedes utilizar 30 g (1 onza) de mantequilla o 1 cucharada de aceite para freír la morcilla, aunque esto no es necesario debido al alto contenido de grasa de la salchicha. Coloca las rebanadas planas en la sartén y deja que comiencen a cocinarse. [4]
    • La morcilla se cocina bien con su propia grasa, al igual que el tocino u otras variedades de salchichas. Puedes utilizar mantequilla y aceite para agregar sabor y darle a la capa externa un acabado extracrocante.
    • Para preparar un desayuno tradicional inglés, puedes agregar otros ingredientes a la sartén que se pueden freír al mismo tiempo (por ejemplo, huevos, tocino, papas y otras salchichas que combinen bien). [5]
  4. Fríe las rebanadas de morcilla durante 3 a 4 minutos antes de voltearlas. Debes vigilarlos de cerca mientras se cocinan. Dado su color oscuro, es probable que sea difícil saber cuándo están listas. Una morcilla bien frita debe lucir negra y crocante por fuera, con un centro suave y ligeramente más claro en color. [6]
    • Si la morcilla se ha cocinado demasiado, se volverá arrugada y dura a medida que pierda humedad.
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Método 2
Método 2 de 3:

Hornear morcilla

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  1. Configura el horno y comienza a precalentarlo a 190 °C (375 °F). Es recomendable que utilices una temperatura más baja al hornear morcilla para evitar que se queme. [7]
    • La morcilla es propensa a cocinarse a un ritmo inconsistente debido a las diferencias de calentamiento en sus componentes.
  2. Córtala en rebanadas de 1 cm (½ pulgada) de espesor. Corta la cubierta a lo largo del borde exterior de cada rebanada y retira la piel.
    • Corta la morcilla en rebanadas para servirla como plato principal. Las rebanadas más delgadas se pueden picar o desmenuzar después de cocinarlas y agregarlas a otros platos. [8]
  3. Rocía una sartén grande o una charola para hornear con aceite. Coloca las rebanadas sobre la charola a una distancia uniforme. Coloca la charola en el horno sobre la rejilla central. [9]
  4. La morcilla debe permanecer en el horno durante unos 10 o 20 minutos, dependiendo de su espesor, o hasta que la parte exterior comience a volverse crocante. Debes echar un vistazo al progreso de la morcilla después de que se haya horneado durante varios minutos para asegurarte de no se cocine demasiado. El calor circulante del horno cocinará la morcilla de manera más uniforme que la sartén. [10]
    • Voltea las rebanadas de la morcilla en medio de la cocción para que queden crocantes y acarameladas sobre ambos lados.
    • Meter la morcilla al horno puede ser una táctica que ahorre tiempo si además planeas preparar otros platos y no tienes tiempo para vigilar una sartén.
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Método 3
Método 3 de 3:

Hervir morcilla a fuego lento

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  1. Quita la envoltura que cubre la morcilla. No rebanes ni quites la piel. Si la cubierta se daña o se retira, la salchicha absorberá agua y se volverá pastosa. [11]
    • Ten cuidado de no romper la cubierta de la piel al retirar el plástico exterior.
  2. Llena una caldera con agua y caliéntala hasta que hierva. También puedes utilizar una sartén profunda para hervir la morcilla a fuego lento, aunque esto lleva más tiempo y requiere que lo revuelvas de forma regular. La olla o la sartén que utilices debe ser lo suficientemente grande como para contener toda la morcilla. [12]
    • El proceso de ebullición funciona mejor con salchichas más delgadas. La circunferencia voluminosa de las salchichas gruesas hace que calentarlas en una sartén sea poco práctico.
  3. Coloca con cuidado la morcilla en el agua hirviendo. La salchicha se sumergirá al colocarla en la caldera. Si has decidido cocinar la morcilla a fuego lento en una sartén, debes voltearla cada pocos minutos para asegurarte de que se cocine bien.
    • Voltea las salchichas a fuego lento con unas pinzas de mango largo para evitar quemarte.
    • Debes revisar las salchichas en ebullición de manera periódica para asegurarte de que la piel no se rompa. Si este es el caso, debes retirar la morcilla del agua de inmediato, cortarla en rebanadas y terminar de cocinarla en una sartén o en el horno para que recupere su sabor y textura.
  4. Deja que hierva o se cocine a fuego lento durante 6 a 8 minutos. Puedes probar la consistencia de la salchicha mientras se cocina apretándola ligeramente con unas pinzas. Una vez que la mayor parte de su firmeza haya cedido y haya adquirido una textura suave, estará lista para que la sirvas. [13]
    • Es probable que tengas que cocinar las salchichas más gruesas por más tiempo para que la temperatura sea constante.
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Consejos

  • A pesar de los riesgos para la salud que conlleva el consumo de sangre animal, la mayoría de los tipos de morcilla se cocinan antes de rellenarse, lo que significa que es seguro consumirlas directamente del empaque.
  • La salsa de tomate y la mostaza granulada son condimentos que comúnmente se utilizan para comer morcilla.
  • La morcilla es un alimento para el desayuno altamente nutritivo en Gran Bretaña. A menudo, se prepara con tubérculos y huevos, se hornea en pasteles de carne o se sirve sobre tostadas.
  • Como un plato para la cena, también se sabe que la morcilla combina bien con mariscos (como vieiras, almejas y mejillones).
  • La morcilla recientemente ha recibido la distinción de “superalimento”, lo que significa que es rico en antioxidantes y otros nutrientes beneficiosos.
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Advertencias

  • Ten cuidado de no dejar que la cubierta se rompa mientras cocinas la morcilla, en especial si vas a hervirla a fuego lento. La salchicha puede perder su forma y sabor y volverse pastosa si el agua se filtra.
  • Algunos tipos de morcillas se rellenan y se venden crudas. Estas salchichas siempre deben cocinarse antes de consumirse para eliminar los contaminantes de la sangre o los que se contraen por la exposición a otras carnes crudas.
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Cosas que necesitarás

  • morcilla
  • un cuchillo de cocina afilado
  • una sartén antiadherente
  • una caldera grande o una sartén profunda
  • una charola para hornear grande
  • mantequilla o aceite (opcional)
  • otros condimentos al gusto (opcional)

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