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No todas las propiedades en alquiler permiten mascotas; cuando ese es el caso, muchos posibles arrendatarios se enfrentan a la difícil decisión de qué hacer: seguir buscando hasta encontrar un lugar donde sí esté permitido, o pedirle a alguien que adopte a su mascota. Si se trata de un gato, puede valer la pena preguntar a pesar de la política establecida sobre la tenencia de animales. Hay algunos argumentos que puedes utilizar para convencer a tu casero del valor de aceptarte como inquilino “a pesar de” tu gato.

  1. Asegúrate de tener excelentes referencias y ningún problema previo en términos de pagos de renta; demuestra que siempre cumples con los pagos a tiempo. Como parte de tus referencias, pide a tus previos y actual casero que incluyan comentarios sobre el comportamiento de tu gato y el tuyo en tanto su dueño, que servirán como referentes positivos.
  2. Muchos corredores apreciarán a un inquilino que tenga buena presencia y excelentes referencias, pague su renta puntualmente y sea un dueño responsable respecto a su mascota. Si consigues el apoyo del corredor, puede que ellos también traten de convencer al casero de que eres una apuesta segura, incluyendo al gato.
  3. Así podrás demostrar que lo sometes a controles veterinarios con regularidad, que sus vacunas están al día y que no hay ningún problema de salud relevante. Toma en cuenta que los arrendadores se preocupan por los posibles daños a su propiedad por rasguños, arañazos o vómitos, así como problemas como ruido excesivo (que mantiene a los vecinos despiertos). Es mejor (y más prudente) que tu gato esté esterilizado o castrado; es poco probable que ganes el favor de tu casero si tu gato puede tener crías o causar peleas entre machos en la vecindad, además de marcar territorio.
    • Como parte de esto, es conveniente explicar cómo controlas las pulgas. Los arrendadores pueden preocuparse por posibles infestaciones en su propiedad. Si puedes, demuéstrale que te encargas de removerlas regularmente y de forma efectiva; esto puede ser de mucha ayuda.
  4. Evita buscar en lugares donde los gatos están prohibidos por el cuerpo corporativo o cualquier otra asociación que represente a todo el complejo de apartamentos o unidades. No conseguirás cambiar su punto de vista. Si te alejas de lugares donde las reglas no pueden cambiarse, tendrás muchas más posibilidades de convencer al casero.
    • Busca las propiedades correctas en los lugares correctos. Busca en línea lugares donde acepten animales usando páginas web que se enfocan en dueños de mascotas, además de buscar y averiguar sobre espacios en alquiler en lugares como albergues de animales, veterinarias, tiendas de mascotas y clubs de dueños de mascotas. [1]
  5. No esperes hasta que te hayan aceptado como inquilino y estés a punto de firmar la línea punteada para informar que tienes un gato. Tienes que haber advertido respecto al hecho de que te gustaría tener un gato en tu propiedad durante el proceso de evaluación. Simplemente di algo como:
    • "Me encanta esta propiedad y estoy dispuesto a mudarme inmediatamente. Tengo un gato; se comporta muy bien y tengo las referencias veterinarias necesarias para probar que goza de buen estado de salud. Además, tengo referencias de previos caseros para demostrar su buen comportamiento en los lugares en que viví previamente. Pago a tiempo y soy un inquilino muy limpio, ordenado y cuidadoso, que apreciaría la oportunidad de vivir aquí y cuidar de este lugar como si fuese mío.”
  6. Si puede ver por sí mismo a tu educado, bien alimentado y satisfecho gato, así como tu manejo confiado de este, ello puede ayudar a convencerlo de que, en tu caso, esto puede funcionar.
  7. Aun si tu casero está convencido de que eres una apuesta segura, incluyendo a tu gato, puede que tengas que pagar una suma extra para cubrir potenciales daños ocasionados por tu mascota, y posiblemente debas aceptar la adición de ciertas cláusulas al contrato que se vinculen directamente a tu mascota. Esto depende de las leyes en tu jurisdicción y los deseos de tu arrendatario. Evalúa si los gastos y condiciones adicionales valen la pena, comparándolas a no arrendar el lugar y no tener a tu mascota contigo.
    • Prepárate, sin importar las condiciones extra, a ofrecer que te encargarás de quitar cualquier huella de la presencia de tu gato en la residencia antes de partir. Ofrécete a pagar por una limpieza que incluya la eliminación de pulgas y pelo, y a reemplazar cualquier cosa que pueda haber sido arañada o mascada.
    • Si pediste y te permitieron instalar una gatera, asegúrate de ofrecerte a restaurar la puerta a su condición original antes de irte, tal vez cubriendo el agujero con una plancha de vidrio. [2]
    • Considera ofrecerte a pagar una renta ligeramente más alta por poder vivir con tu gato, si es que puedes costearlo. Puede que eso facilite el trato.
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Consejos

  • Considera buscar un lugar no amoblado antes que uno amoblado. ¡Que tu gato arañe tus propios muebles es infinitamente mejor a que arañe los de tu casero!
  • Informa a tu casero sobre cómo planeas prevenir los arañazos, por ejemplo al tener postes para rascar disponibles.
  • Asegúrate de tener suficiente tiempo disponible para buscar una propiedad adecuada. Así no te sentirás presionado a tomar una que no tenga las condiciones necesarias, o a tomar la terrible decisión de separarte de tu mascota.
  • Ten en cuenta que algunos arrendadores habrán tenido malas experiencias con mascotas en el pasado (es poco probable que consideren las diferencias entre especies) y pueden estar influenciados por los actos de algún dueño irresponsable. Reparar los daños es costoso para los caseros, y si pueden evitarlo, escogerán hacerlo. Trata de convencerlos de que los gatos requieren pocos cuidados, son limpios y no se comportan como los perros.
  • Explícale a tu casero los beneficios de arrendar a inquilinos con mascotas. Por un lado, los dueños de mascotas son menos propensos a marcharse pronto pues sus animales se acostumbran al lugar tanto como ellos. [3]
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Advertencias

  • Recuerda que algunos arrendatarios no están en la posición de decidir, pues están sujetos a las reglas del lugar que alquilan o cualquier condición de arrendamiento bajo la que operan.
  • Evita ceder ante la tentación de colar a tu gato. De una u otra forma, te descubrirán y no será una muy buena experiencia para ti como inquilino.
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