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¿Vives tus propios sueños indirectamente a través de tu(s) hijo(s)? Esta es una forma peligrosa de criar niños y, a menudo, resulta ser traicionera, ya que ni siquiera te das cuenta de que lo haces. Por lo general, los niños que sienten el deber de cumplir los sueños de sus padres intentarán hacerlo con mucho ahínco al principio porque quieren complacerlos. Sin embargo, muchos de ellos pueden desarrollar resentimiento, frustración e incluso ira cuando son niños o esto se puede ver reflejado en las decisiones que tomen cuando sean adultos. Si ejerces una presión exagerada sobre tu hijo para que cumpla tus sueños no realizados, es tiempo de empezar desde cero. La buena noticia es que puedes corregir esta situación en el momento en que tomes una decisión, siempre y cuando reconozcas que estás equivocado y tomes una decisión consciente de cambiar.

  1. Considera el motivo por el que te sientes compelido a alentar a tu hijo para que haga las cosas que tú desearías haber hecho. Es esencial enfrentar las razones que puedan haberte hecho sentir la necesidad de vivir a través de tu hijo. A menudo, el deseo de vivir a través de tu hijo es una mezcla conflictiva entre querer lo mejor para él, lo que genera una confusión entre lo que es mejor y los sueños que eran ideales para ti, y buscar el cumplimiento de algo que querías lograr y que quedó inconcluso. Si bien es fácil ponerse a la defensiva, toma en cuenta que no se trata de culparte a ti mismo, sino de reconocer la posibilidad de vivir a través de tu hijo y aceptar que esta situación debe cambiar.
    • En primer lugar, sé honesto sobre todos los sueños que nunca llegaste a cumplir. Tener mayor claridad sobre esto puede ser difícil si has desarrollado una actitud defensiva sobre algo que no lograste hacer o terminar, o algo en lo que fallaste solo para seguir delante de la mejor manera. Por ejemplo, ahora podrías encogerte de hombros ante el hecho de que te perdiste una audición para Broadway debido a que estabas resfriado, pero muy dentro de ti guardas un sentimiento de devastación porque nunca volviste a presentarte. O quizás un entrenador te dijo que eras torpe para jugar béisbol o que estabas muy gorda para bailar ballet, y ahora "vengas" ese resentimiento personal creado por juicios obsoletos al presionar a tu hijo a realizar la actividad que tú no completaste.
    • En segundo lugar, identifica cuál fue la oportunidad que te perdiste y que ahora enfocas exageradamente en tu hijo. Quizás nunca fuiste a la universidad o no conseguiste un título profesional y ahora estás determinado a que tu hijo no "cometa el mismo error". Lo que causa esto es el temor de que tu hijo no consiga un buen trabajo. Alentar a tu hijo a hacer algo (como ir a la universidad) que tú crees mejorará su vida y le hará las cosas más fáciles es una señal de tu apoyo como padre. Por otro lado, si te dejas dominar por tus propios miedos y sentido de pérdida, esto podría causar que te desvíes del verdadero objetivo y que obligues a tu hijo a creer que su destino es aquel que tú escogiste para él. O quizás podrías establecer una valla tan alta que solo aceptes la excelencia como, por ejemplo, formar parte de una liga Ivy o convertirse en el capitán de un equipo, aun cuando tu hijo no ha demostrado ni interés ni aptitud en ello.
    • En tercer lugar, considera algunos aspectos de tu niñez que no te permitieron desarrollar, hablar al respecto o revelar por tensiones familiares o tabús. Es posible que al crecer no se te haya permitido hablar sobre esos problemas, ya que sabías que sería en vano. A menudo, la incapacidad de materializar deseos ocultos puede emerger más adelante cuando tienes cierto control sobre otra persona como, por ejemplo, en una relación padre-hijo. ¿Alguna vez le dijiste esto a tu hijo "yo nunca tuve la oportunidad de hacer eso, así que considérate afortunado, jovencito"? ¿O simplemente has pensado que tu hijo tiene oportunidades envidiables que tú nunca tuviste? Aun peor, ¿alguna vez te has sentido celoso cuando tu hijo ha estado cerca de cumplir o ha cumplido una meta que antes era tuya?
    • Finalmente, date cuenta si has pasado por alto los talentos reales de tu hijo y los has sumergido en tu idea de cuáles serían las actividades u opciones "que deben tener prioridad". Si bien estas podrían llevarte a realizar tus sueños, no permitirán que tu hijo exprese sus propios talentos de manera natural.
  2. Antes de poder concentrarte en cómo desvincular tus sueños de la vida de tu hijo, date la oportunidad de liberarte de aquellos sueños no cumplidos, enfrentar el dolor y seguir adelante. Esto podría resultar doloroso. En realidad, te sentirás muy afligido ya que pasarás por diversas etapas como la negación y la ira antes de llegar a la aceptación, en especial, si nunca antes te has enfrentado a las causas subyacentes.
    • Date una oportunidad para lamentarte por tu niñez perdida. Reconoce cuánto duele haber fallado o nunca haber perseguido el sueño que tenías cuando eras niño o adolescente. Reconoce cuánto te irritaste por nunca llegar a ser la capitana del equipo de porristas o cuando no llegaste a la ronda final del concurso de deletreo. Permitirte expresar los sentimientos negativos sobre lo que no pudiste lograr es un buen primer paso.
    • A menudo, hablar sobre tus miedos y tu tristeza con alguien que se preocupe por ti es una forma positiva de liberarte de esos sentimientos. De esta manera, podrás dejar ir el dolor de tu pérdida, a la misma vez que esta persona podrá recordarte todas las cosas buenas que has logrado a pesar de la tristeza o ira que sientes por lo que no llegaste a hacer. Escoge a alguien que sepas que no te juzgará y que te ame incondicionalmente.
  3. Todos tienen cosas que lamentar en la vida, pero es cómo reaccionan las personas lo que marca toda la diferencia. Llevar contigo la carga de un pasado lleno de frustraciones puede arruinar el resto de tu vida. Si no puedes dejar de hacerte la víctima, el proceso podría ser aún más difícil ya que has dejado que el pasado defina quién eres. Sin embargo, el hecho de que sea difícil no es ninguna excusa para aferrarte a esta mentalidad originada por pérdidas del pasado. Concéntrate en el padre que quieres ser en lugar de aquel logro que pensaste que te definiría como persona. Dile a tu niño interior o a tu niño del pasado que es hora de seguir adelante y celebrar el tipo de padre que quieres ser. Está bien que quieras nutrirte y lo harás de una manera más efectiva si dejas que el adulto y el padre que llevas dentro de ti se hagan cargo.
    • Podría resultar útil recurrir a algún ritual o ceremonia que te ayude a liberarte. Por ejemplo, podrías escribir el sueño que una vez tuviste en un trozo de papel. Dobla el papel y colócalo en un barco de papel. Lleva el barco a un río dentro de tu comunidad y déjalo ir. Conforme el barco se aleje a lo largo del río, afirma en voz alta que deseas liberarte y continuar con tu vida, libre de cualquier resentimiento relacionado con lo que nunca sucedió.
    • Transforma tu dolor en gratitud. Una vez que hayas hecho algo para liberarte de tu dolor, piensa en las cosas que hayas hecho en la vida. Habrá muchos logros, incluso si te negaste a reconocerlos en el pasado. Ser padre es un logro valioso y perpetuo que mereces celebrar, junto con otros elementos de tu vida de los que te sientas orgulloso.
  4. Si tu hijo está en edad escolar, es muy probable que, por lo menos, haya desarrollado algunos aspectos de independencia y que tenga talentos propios o en desarrollo. Ya sea que se trate de deportes, danza o aspectos académicos, intenta identificar las áreas en las que puedas haber ignorado los verdaderos deseos o talentos de tu hijo y te hayas puesto en su lugar con el fin de buscar resultados relacionados con tus deseos, en lugar de aquello que tu hijo quería ser o hacer.
    • Reflexiona sobre qué tan lejos te ha llevado tu deseo de vivir a través de tu hijo. Por ejemplo, ¿has llegado tan lejos que obligas a tu hija a asistir a concursos de belleza incluso cuanto ella te dijo claramente que no puede soportarlos? ¿o eres más sutil al punto de que simplemente (y de manera constante) “sugieres” que tu hijo tome una clase de reanimación cardiopulmonar de animales, la que, con suerte, podría significar que asistirá a la escuela veterinaria en el futuro? Identifica las maneras sutiles y evidentes en las que has hecho que tu hijo vaya en dirección hacia lo que tú, como padre, deseas.
    • Intenta ponerte en los zapatos de tu hijo. En algunos casos, un niño que destaca en actividades que detesta o con las que no siente una fuerte conexión, lo hace porque es una forma de pasar tiempo con uno de sus padres; un tiempo que espera con ansias y que no recibe en ninguna otra área de su vida. Por lo tanto, hacer lo que mamá o papá le piden equivale a tener toda su atención o interés, y aceptar dar aún más significa que obtendrá más atención. Es fácil confundir las acciones del niño con el hecho de que disfrute o que tenga la voluntad verdadera de realizar una actividad específica o de alcanzar una meta. Además, si tu hijo siente que tu amor depende de un logro, corre el riesgo de nunca ser suficientemente bueno ante tus ojos.
    • Considera pedir la opinión de alguien ajeno a la situación. A veces es difícil saber si realmente intentas vivir tus sueños a través de tus hijos o no. Pídele a tu cónyuge o a un miembro cercano de la familia que te dé su opinión honesta y prométele que no reaccionarás mal ante sus comentarios. Por ejemplo, puedes hacer una pregunta como esta: "¿Crees que fui demasiado duro con él en el campo de fútbol o que perdí los estribos muy rápido cuando obtuvo una “B” en su examen de inglés?". Si se trata de alguien cercano a ti, tendrá conocimiento de tus sesgos y metas personales y podrá incluirlos en tu relación con tu hijo.
  5. Si gastas demasiada energía en concentrarte en los puntos negativos de tu hijo porque te da temor que otras personas vean esos aspectos y los asocien con tu personalidad, corres el riesgo de hacer que tu hijo sea un medio para lograr posicionarte en la sociedad. Al no ayudar a tu hijo a perfeccionar sus fortalezas y a superar sus debilidades, y al obligarlo a concentrarse únicamente en ciertos aspectos de su personalidad que, según tu opinión, son apropiados, corres el riesgo de dañar, de manera permanente, la autoestima de tu hijo. Por último, intentar moldear a tu hijo para ser una persona ideal dañará su relación en el presente y en el futuro. Es mejor que te concentres en guiar a tu hijo para que desarrolle un comportamiento constructivo y la capacidad de autoexpresarse al no prestarle mucha atención a los puntos negativos.
    • Nunca te sientas “avergonzado” si tu hijo se equivoca. Los niños aprenden rápido y con mucha disposición, de modo que se equivocarán (y deberías esperar que lo hagan) en algunas tareas de vez en cuando. El error es un maestro igual de importante que el éxito y el niño que sabe cómo se siente equivocarse y volver a empezar desarrollará la capacidad de adaptación necesaria para progresar. Asimismo, se dará cuenta de que si comete errores, no es el fin del mundo. Si crees que el desempeño o el comportamiento de tu hijo es un reflejo directo de ti, podrías estar tan avergonzado que te transferirás los pequeños errores de tu hijo y empezarás a creer que eres un fracaso, haciendo que todo esto sea un tema personal. Las repercusiones de este patrón de pensamiento no saludable serán devastadores para ti y tu hijo. Debes aprender a reconocer cuándo tienes este tipo de pensamientos y siempre tratar de detenerlos.
    • Evita presumir sobre los logros de tu hijo. La otra cara del fracaso es aquel momento en que tu hijo logra una meta. Nunca tomes el crédito ni concluyas que el logro es una consecuencia de que tu hijo haya "heredado tus dones o tu inteligencia". Si bien la genética juega un rol importante en lo que tu hijo llegue a ser, la mayor parte se consigue al nutrir sus talentos ocultos y al enseñarle a confiar y a apoyarse en sus propias habilidades. En lugar de llevarte la gloria, enséñale a tu hijo que el esfuerzo personal es lo que marca la gran diferencia. Asimismo, debes ver a tu hijo como un individuo con sus propios talentos y habilidades únicos, en lugar de verlo como una extensión de lo que tú eres.
  6. En lugar de decirle qué hacer, pregúntale qué quiere hacer. Empieza por preguntarle qué le gusta o qué quiere hacer. Podrían sorprenderte mucho sus respuestas. Haz que tus preguntas sean más generales para incluir temas como sus intereses actuales, amistades y esperanzas para el futuro. Debes estar dispuesto a escuchar lo que no necesariamente deseas oír. Prepárate para aceptar lo que te diga y simplemente escucha. Podrías darte cuenta de que has sido un fantástico motivador pero un muy mal oyente.
  7. Recuérdate que tu hijo no eres tú y que expresar sus talentos no es un reflejo directo de tu personalidad o de lo que hayas logrado en la vida. Al permitirle explorar sus propios intereses, sin importar qué tanto difieran estos de los tuyos, le proporcionarás un ambiente de aprendizaje seguro que, finalmente, lo facultará para alcanzar su mejor potencial.
    • Sé de mente abierta cuando tu hijo tenga intereses diferentes a los tuyos. Haz a un lado tus escrúpulos. Quizás a tu hijo le gusten los insectos y todo lo relacionado con ellos, pero al crecer tú pensabas que estos eran repugnantes. En lugar de intentar hacer que tu hijo pierda interés en los insectos, apóyalo e intenta averiguar más sobre lo que le gusta o le apasiona. ¡Este también podría ser un periodo para que crezcas y llegues a entenderte mejor!
    • Alienta a tu hijo a cumplir las expectativas propias que haya pospuesto, de modo que aprenda cómo esforzarse por alcanzar una meta que él mismo se haya trazado, aun cuando se trate de "solo una fase". Como guía y mentor, debes apoyarlo en el proceso de aprender a sentir pasión por lo que hace, aprender tanto sobre los obstáculos como sobre las cosas emocionantes y luego encontrar un equilibrio feliz entre ellos. Darte cuenta de que los niños son el resultado de sus propios intereses es también una parte importante de no forzar a un niño a permanecer atrapado en tus propias obsesiones.
  8. Quizás te hayas sentido bastante abrumado y completamente consumido por la paternidad. Con todo lo que los medios de comunicación esperan de los padres, es posible que la necesidad de sentir ser un padre perfecto se haya apoderado de ti y que te haya llevado a exagerar en cuanto a tu interacción con tu hijo. Es fácil perderte a ti mismo en la vida de tu hijo por todo lo que debes hacer: deportes, actividades extracurriculares, citas, pijamadas, etc. Aun así, es necesario que ambos se tomen un descanso: un tiempo fuera para ti como padre y un tiempo fuera para que tu hijo deje de preocuparse por ser el mejor. Al fijar un nuevo centro de atención en tu rol como padre mentor en lugar de ser un entrenador constante, ganarás más tiempo para dedicarlo a las cosas que tienen significado para ti (¡aparte de tu hijo!). Asimismo, le darás a tu hijo más espacio para respirar y tomar las riendas de su propio destino. Nunca olvides que jugar sin la supervisión de un adulto es una parte esencial de la niñez.
    • Regresa en el tiempo y recuerda las cosas que te hacían feliz antes de que te abordara la necesidad de ser un padre perfecto. ¿Disfrutabas pintar o tocar la guitarra? ¿Eras un ávido corredor pero colgaste los zapatos cuando llegaron los hijos? Si tienes una obsesión por concentrarte en tus hijos, quizás ahora tengas el tiempo suficiente para redireccionar esa concentración hacia algo que te hacía feliz.
    • No temas pedir ayuda. Otras personas como, por ejemplo, las niñeras, tus amigos o tus familiares estarán dispuestos a escucharte y ayudarte, a darte espacio y tiempo para que no te preocupes por las responsabilidades de ser padre y simplemente a permitirte hacer una pausa y no tratar de siempre estar presente para tu hijo.
    • Valora tus propias relaciones. Antes de tener un hijo, quizás hayas tenido un mundo entero de relaciones sociales, pero ahora parece que estuvieras más concentrado en las relaciones de tu hijo que en las tuyas. Has invertido tanto tiempo y energía en la vida de tu hijo que has sacrificado tu propia vida. En lugar de obsesionarte con el estatus social de tu hijo, redirecciona la mayor parte de tu atención a tus relaciones de adulto. Nutre tus relaciones tanto con tus amigos como con tu cónyuge o pareja. Al crear un modelo de lo que una relación buena y saludable debe ser, tu hijo verá que es posible mantener amistades y relaciones mientras se afrontan otros aspectos de la vida, en vez de sentir que es el único foco de atención en tu vida.
  9. ¿Quién dijo que no puedes hacerlo ahora que te has convertido en padre? Este es un mensaje negativo y, a menudo, se origina al dejar que las ideas y expectativas equivocadas de otras personas disminuyan tu entusiasmo y voluntad. Si aún lamentas no haber alcanzado tu sueño o meta, considera seriamente volver a perseguirlos. En lugar de hacer que tu hijo sea un peón en lo que deseas de la vida, libéralo y persigue tus sueños por ti mismo. Nunca es demasiado tarde cuando tienes la voluntad y la determinación para aceptar el reto. Después de todo, ya que has hecho esto durante bastante tiempo, demuéstrale a tu hijo que tienes la intención sincera de cambiar.
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Consejos

  • Mantén un diálogo abierto y honesto con tu hijo sobre las actividades que hayas escogido. Permítele expresarse libremente sobre las actividades o proyectos que tú seleccionaste.
  • Si tu hijo no desea participar en una actividad en la que lo hayas inscrito, pídele que concluya el proyecto o la temporada y que luego reflexione sobre las actividades. Esta es una parte importante de aprender a "no rendirse" y a no defraudar a un equipo del que formamos parte. Al darle a tu hijo la habilidad de tomar la decisión de continuar o no después de terminar la sesión o la temporada, le enseñas que debe probar cosas nuevas y luego decidir.
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Advertencias

  • Nunca obligues a tu hijo a hacer algo que podría herirlo física o mentalmente en un esfuerzo por alcanzar una meta. Si no estás seguro, entonces esa es una mayor razón para cuestionar los motivos que te llevan a presionar a tu hijo.
  • Si no puedes hacerlo solo, busca ayuda profesional. Esto es tan importante para tu crecimiento saludable como lo es para proteger a tu hijo de los sueños que proyectas en él.
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