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Una fistula es un pequeño túnel que se origina desde una apertura anormal entre dos órganos o superficies del cuerpo. Los lugares más comunes donde se originan son entre el recto (parte inferior del intestino) y la vagina, entre el recto y la piel que rodea el ano o entre la parte inferior del intestino y la vejiga. Las fístulas pueden ser dolorosas, alarmantes e incómodas. Afortunadamente, existen muchas opciones de tratamiento. Aprende a reconocer los síntomas comunes de una fístula y busca ayuda médica si crees que tienes una. Para facilitar el diagnóstico del profesional, asegúrate de mencionarle los factores de riesgo que pueden facilitar el desarrollo de una fístula como, por ejemplo, una cirugía, un traumatismo o una cicatrización anormal.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Identificar los síntomas de una fístula

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  1. El dolor y la irritación son síntomas comunes de muchos tipos de fístulas. Es posible que sientas dolor e inflamación alrededor del ano, los genitales o la zona entre los genitales y el ano (el perineo). [1]
  2. Las fístulas pueden producir sangrado o flujo alrededor del ano y los genitales. Esta secreción puede tener un olor fétido y puede contener pus. [4]
    • Si tienes una fístula vaginal, es posible que tengas flujo con pus o heces y que experimentes expulsiones de gas por la vagina.
  3. Las fístulas que involucran la vejiga pueden producir una variedad de síntomas del tracto urinario. Además de sufrir infecciones urinarias frecuentes, es posible que experimentes: [5]
    • dificultad para contener la orina o escape de orina de lugares inusuales (por ejemplo, la vagina);
    • pasaje de gas desde la uretra (la apertura entre la vejiga y los genitales) al orinar;
    • orina de olor fuerte, turbia o decolorada.
  4. Las fístulas pueden provocar dolor en la pelvis o en el abdomen. Es posible que experimentes náuseas, diarrea o vómitos. Si bien estos pueden ser síntomas de distintas afecciones, también pueden ser una señal de una fístula si los experimentas junto con otros síntomas como, por ejemplo, dolor o flujo genital. [6]
  5. Además de los síntomas específicos, las fístulas pueden provocar síntomas inciertos que afectan la totalidad del organismo y que pueden indicar una infección asociada a la fístula. Es posible que experimentes síntomas tales como: [7]
    • fiebre
    • escalofríos
    • fatiga
    • sensación de malestar general
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Recibir un diagnóstico médico

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  1. Si crees que tienes una fístula, llama a tu médico de inmediato. Si no la tratas en tiempo y forma, podría desarrollarse una infección o dañar aún más los tejidos circundantes. [8] Durante la consulta, asegúrate de mencionarle la siguiente información a tu médico:
    • Los síntomas que estés experimentando.
    • Tu historia médica y otras condiciones que padezcas.
    • Cualquier medicación que estés tomando.
  2. El profesional comenzará a realizar un examen físico para buscar signos visibles de una fístula. También buscará masas visibles, áreas de sensibilidad y otros signos de enfermedad, infección o daño.
    • Si el médico sospecha que tienes una fístula vaginal, te realizará un examen pélvico y examinará el interior de tu vagina con un espéculo. [9]
    • Si el médico sospecha que tienes una fístula en el ano o en el recto, tendrá que palpar la parte interna del recto digitalmente (con los dedos enguantados) u observar el ano y el recto con un anoscopio. [10]
    • Las fístulas anales se pueden observar de manera externa como aperturas en la piel alrededor del ano. [11]
  3. Si el médico sospecha que tienes una fístula, posiblemente te recomiende uno o dos exámenes por imágenes para identificar su ubicación. Los exámenes por imágenes más comunes son: [12]
    • Rayos X en el recto, tracto urinario o genitales. Tendrás que inyectarte o colocarte un enema con medio de contraste (como bario o yodo radiactivo) para hacer que las fístulas sean visibles durante el procedimiento.
    • Tomografía computarizada o imagen por resonancia magnética.
    • Ultrasonido del ano o la vagina.
  4. Si el profesional sospecha que tienes una fístula ocasionada por la enfermedad de Crohn u otro trastorno inflamatorio intestinal, es posible que quiera realizarte una colonoscopía. Este procedimiento consiste en insertar un tubo flexible con una pequeña cámara en el colon a través del ano. [13]
    • Generalmente, las colonoscopías se realizan bajo “sedación consciente”. Esto significa que estarás semiconsciente durante el procedimiento pero no sentirás ninguna incomodidad mayor.
  5. Un análisis de sangre puede ser muy útil para encontrar algunos tipos de fístulas, ya que ayuda a detectar la enfermedad de Crohn (una causa común de las fístulas). [14]
  6. Estas pruebas sirven para diagnosticar las fístulas en la vagina y la vejiga o el recto. Es posible que tengas que tragar un tinte de color brillante o te la inyecten directamente en el recto o la vejiga. Luego, el médico insertará un tampón en la vagina. Si alguna parte del tampón acumula el colorante azul, el profesional podrá tener una idea de la ubicación de la fístula.
    • La prueba con doble colorante se utiliza para identificar la ubicación de la fístula entre la vagina y el tracto urinario. [15]
    • La prueba con colorante azul se utiliza para buscar las fístulas ubicadas entre el recto y la vagina. [16]
  7. Según el tipo de fístula, el profesional puede recomendarte otro tipo de pruebas. Los estudios más comunes incluyen:
  8. El tratamiento correcto dependerá del tipo de fístula, su ubicación y otras complicaciones relacionadas. Es posible que el médico te derive a otro profesional como, por ejemplo, un urólogo o un ginecólogo para realizar otro tratamiento. Los tratamientos más comunes incluyen: [19]
    • La inserción de un catéter en la fístula para drenar el material infectado, las obstrucciones o la acumulación de líquido.
    • Antibióticos para tratar la infección.
    • Cirugía para reparar la fistula.
    • El uso de pegamentos medicinales u otros materiales (como el colágeno) para sellar o rellenar la fístula.
    • La realización de una pequeña incisión en la piel y el músculo sobre las fístulas en el caso de aquellas ubicadas entre el ano y la superficie de la piel para ayudar al proceso de curación. [20]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Evaluar los factores de riesgo

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  1. Este trastorno, al igual que la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerativa, puede incrementar el riesgo de desarrollar algunos tipos de fístulas. [21] Si tienes síntomas correspondientes a una fístula y sabes o sospechas que tienes una enfermedad inflamatoria intestinal, habla con tu médico de inmediato.
    • Si experimentas diarrea persistente, calambres abdominales, inflamación, heces sanguinolentas, fiebre, náuseas y pérdida de peso inexplicable, es posible que tengas una enfermedad inflamatoria intestinal.
    • Trata la diverticulitis , una afección que consiste en la formación de pequeñas bolsas en el colon que se inflaman o infectan. Esto también puede provocar una fístula. [22]
  2. Las fístulas pueden aparecer durante un parto difícil o complicado. Aquellas ubicadas entre el recto y la vagina son particularmente comunes, pero también se pueden desarrollar alrededor de la parte externa del ano. [23] Luego del parto, continúa el seguimiento regular con tu obstetra o ginecólogo para asegúrate de que las heridas ocasionadas por el nacimiento se estén curando correctamente.
    • Llama a tu obstetra o ginecólogo de inmediato si has dado a luz recientemente y estás experimentando síntomas de una infección o una fístula como, por ejemplo, fiebre, dolor o flujo con olor fétido.
  3. Cualquier tipo de daño en los intestinos o en la zona pélvica puede ponerte en riesgo de desarrollar una fístula. Este tipo de daño puede ser resultado de un traumatismo (por ejemplo, un daño ocasionado por un accidente automovilístico) o de una cirugía pélvica compleja (por ejemplo, una histerectomía). También se pueden desarrollar fístulas luego de una infección, cáncer o terapia de radiación que afecte la pelvis. [24]
    • Los daños ocasionados por la terapia de radiación tardan mucho tiempo en manifestarse. Si te has sometido a un tratamiento de radiación en la zona pélvica, es posible que desarrolles una fístula dentro de los seis meses a los dos años posteriores del procedimiento.
    • Algunas enfermedades de transmisión sexual como, por ejemplo, la clamidia o el VIH, suponen un riesgo mayor de desarrollar una fístula. [25]
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