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Por lo general, la lealtad de un caballo depende en gran medida del tipo de entrenamiento o doma que recibe. Es mucho más agradable domar a un caballo para que siga a su líder por respeto que por miedo. Lee los siguientes consejos para que formes un vínculo de confianza sólido con tu caballo a medida que lo domas.

Parte 1
Parte 1 de 5:

Prepararte

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  1. Es imprescindible que formes una relación personal con tu caballo para que te ganes su confianza y puedas entrenarlo en el futuro. Pasa tiempo con tu caballo todos los días. Empieza estando cerca de él y acicálalo para que se conecten y formen un vínculo. Trabaja alrededor de tu caballo en el pasto. Dale tiempo para que se familiarice más contigo. Conversa con él y conviértete en un líder tranquilo y sensato.
    • Los caballos son animales de presa, por lo que siempre están alerta. Están al tanto de todos los cambios y se asustarán por cualquier movimiento repentino. [1]
    • Si tienes un potro o un caballo demasiado menor de cuatro o cinco años, no te preocupes por montarlo y enfócate en desarrollar confianza por medio de un liderazgo y acicalado.
    • Debes invertir una cantidad significativa de tiempo en ganarte la confianza del caballo antes de comenzar a entrenarlo.
    • Hazlo incluso si el caballo ya está entrenado, pero acaba de conocerte.
  2. Los caballos son animales muy fuertes, por eso pueden causar mucho daño. A medida que entrenes a tu caballo, debes velar por tu seguridad. Conoce el campo de visión de estos animales y luego párate en un punto en el que tu caballo pueda verte la mayor parte del tiempo. Los caballos no pueden ver directamente adelante o detrás de ellos. Si vas a acercarte por delante, la derecha o detrás de él, mantén una mano sobre él de modo que pueda sentirte.
    • El punto ideal sobre el que puedes permanecer parado es al lado izquierdo del caballo, hacia su cabeza, donde pueda verte y oírte fácilmente.
    • Háblale a tu caballo cuando te encuentres fuera de su vista. De esta manera, le ayudarás a saber dónde te encuentras.
    • No camines por los puntos ciego del caballo. Primero enfócate en desarrollar confianza.
    • Solo arrodíllate o ponte en cuclillas si estás seguro de que el caballo está acostumbrado a la tarea que vas a realizar. [2]
  3. Domar a un caballo es un proceso lento. Tienes que lograr que cada paso se vuelva plenamente un hábito antes de pasar al siguiente. Cuando entrenes a un caballo, cada concepto nuevo que introduzcas debe afianzar lo que acabes de enseñarle. Recuerda que debes hacer que tu caballo siempre reaccione correctamente con la finalidad de que responda con confianza. [3]
    • Nunca te rindas. Algunos pasos pueden ser más sencillos que otros para el caballo. Domarlo constituye un gran compromiso.
    • Trata de terminar cada lección con éxito. Incluso si solo progresas un poco (por ejemplo, si logras acercarle el cabestro a la cara).
  4. Nunca debes gritarle, golpearle, lanzarle cosas ni actuar de forma agresiva. Esto podría asustarlo y destruir toda la confianza que has ganado hasta ahora. Siempre háblale de manera tranquila y con calma. [4]
    • Si te desobedece, corrígelo de manera tranquila sin mostrar agresión. No hay problema si lo golpeas ligeramente en el hombro o las nalgas con una cuerda con la finalidad de corregir la falta de respeto. No obstante, las “fallas” solo son una señal de que no has preparado realmente a tu caballo para la tarea. [5]
    • Quizás tengas que darle a tu caballo un refuerzo firme de las tareas si has perdido un poco de control. Realiza ejercicios para hacerlo retroceder y así reafirmar tu dominio sin emplear medios violentos.
  5. Como animal de presa, busca una liberación de tensión. Por ello, dar algunos pasos atrás o retirar un equipo que le asuste le demostrará al caballo que no necesita pelear para escaparse. Reaccionará bien incluso con más rapidez la próxima vez para lograr su liberación.
    • El refuerzo negativo sería una continuación de la presión o el aumento de esta. Por ejemplo, procura enseñarle a cambiar contigo utilizando una cuerda guía. Da un paso, pero él no te seguirá. Luego da otro paso, pero sigue sin moverse. Ahora jala un poco la cuerda aumentando la presión hasta que camine. Luego, libera inmediatamente la presión. Pronto, aprenderá a caminar con un poco de presión para así evitar que ejerzas más. Con el tiempo, se moverá apenas lo hagas. [6]
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Parte 2
Parte 2 de 5:

Entrenarlo para colocarle el cabestro

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  1. Para lograrlo, ponlas cerca de su cabeza, orejas y cuello. Debes realizarlo lentamente. Mantente al alcance de la vista del caballo para que no se alarme. Acércate lentamente. Si estiras el brazo demasiado rápido, el caballo puede malinterpretar tu acción. Continúa acercándote hasta que puedas tocarlo.
    • Asegúrate de soltarlo cuando te permita un mayor contacto. Así sabrá que tu tacto no lo lastimará y no necesitará sacudirse de ti, pues te retirarás por tu cuenta.
  2. Primero, déjalo observar y olfatear el cabestro en tus manos. Durante los primeros días, tan solo sostenlo cerca de él y deja que lo observe hasta que reconozca que no constituye un peligro. Luego, colócale el cabestro lentamente sobre la nariz y la cabeza. Al principio, debes dejarlo sin abrochar. Una vez que el caballo se acostumbre, puedes abrochar el cabestro detrás de las orejas.
    • Esto puede costarte varios intentos. Ten paciencia y calma. Trata de progresar un poco cada día.
    • Usa comida para motivar al caballo, como atraerlo hacia su bozal con una zanahoria.
    • Saca el cabestro tan pronto como lo tenga puesto con la finalidad de que no se ponga ansioso y te permita dejárselo con más facilidad la próxima vez. Recuerda que debes enseñarle que estas cosas no son temibles, y aléjate de modo que no sienta la necesidad de luchar.
  3. Comienza a mostrarle la brida junto con el cabestro. Frótala por toda su cara con suavidad. Trata de lograr que el caballo abra la boca para que la muerda. Debes tener mucho cuidado al realizar este procedimiento.
  4. Además de colocarle el cabestro, debes hacer que se acostumbre a utilizar la embocadura. Debes introducir poco a poco la embocadura en su boca. Al principio, debes intentarlo durante unos pocos minutos. Luego, debes dejarla en su boca por más tiempo. [7]
    • Coloca una capa de melaza sobre la embocadura mientras intentas introducirla en su boca para que le resulte más agradable. [8]
  5. Una vez que la embocadura se encuentre dentro de la boca del caballo sin que este se resista, colócale las piezas de las orejas. Aún no ajustes las correas.
    • Avanza gradualmente hacia arriba para ajustar las correas. Recuerda que debes dejar que el caballo se acostumbre a la sensación de la brida sobre su cabeza y orejas.
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Parte 3
Parte 3 de 5:

Enseñarle a trabajar con el ramal

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  1. Al utilizar el ramal , puedes guiar al caballo alrededor de un área mientras lo entrenas. Mientras realizas este ejercicio, asegúrate de recorrer el círculo más grande que puedas. Los círculos demasiado pequeños pueden herir las piernas, los ligamentos y los tendones del caballo. Asegúrate de que tu círculo tenga un diámetro mínimo de 18 m (60 pies).
    • Cuando comiences a entrenar al caballo con el ramal, no lo hagas por más de 10 minutos en cada dirección. Trata de alargar las sesiones poco a poco, ya que trabajar con la cuerda por períodos largos puede tensionar el cuerpo del animal.
    • Quizás tengas que conseguir un látigo de caballo rígido de 2 m (6 pies) o más que puedes usar para guiar al caballo en la dirección deseada.
  2. Antes de intentar montarlo, es importante que ganes su confianza entrenándolo desde el suelo. Coloca un ramal al cabestro del caballo.
  3. Esto se debe a que jalarás sus dientes y le causarás dolor. Si lastimas su boca o lo incomodas, harás que el caballo se asuste con el ramal.
    • Mueve tu cuerpo junto con el caballo para que el ramal tenga un contacto estable. El caballo finalmente aceptará este contacto y caminará en círculos para mantenerlo en lugar de empujarte y apartarse. [9]
  4. Este procedimiento está dirigido a afianzar tu liderazgo. Debes trabajar con el caballo en un área pequeña. Invierte al menos 1 hora al día entrenando al caballo con el ramal. Utiliza el lenguaje corporal para guiarlo y hacer que acelere. Debes hacer que aumente la velocidad e intensidad gradualmente hasta que el caballo pueda galopar por completo mientras recibe tus señales.
    • Nunca debes tocar al caballo mientras trabajas con el ramal. Debes darle todas las señales mediante cambios en la energía y posiciones corporales o balanceando el extremo del ramal.
    • Este es un ejercicio que sirve para ganar su confianza. Cada vez que el caballo haga lo que le pides, rompe el contacto visual y reduce la presión que estés ejerciendo.
    • Esta también es una manera fantástica de ejercitar a tu caballo cuando no puedes cabalgarlo.
  5. Enséñale a caminar correctamente a tu lado mientras lo guías con una cuerda. A medida que el caballo se mueve en círculos a tu alrededor, es necesario que le enseñes comandos de voz. Enséñale palabras como "alto", "de pie", "camina" y "atrás". Asegúrate de entrenarlo para que entienda los comandos "alto" y "camina" antes que cualquier otra cosa. Luego, puedes introducir otros comandos más rápidos, como "trota".
    • Procura utilizar tu lenguaje corporal en lugar de la voz. Extiende los brazos o mira por encima de su cabeza para indicarle que acelere. [10]
  6. Los caballos te pondrán a prueba mientras los guías. Pueden tratar de empujarte y sacarte de su espacio para probar que ellos son los que mandan. Debes reafirmarte como su líder. Si el caballo se mueve muy cerca de ti, ejerce presión sobre sus costillas, a unos 30 cm (1 pie) detrás del hombro. Así es como el caballo líder disciplina a otro caballo dentro de la manada. El caballo se moverá hacia un lado para darte espacio.
  7. El caballo debe aprender a responder a la presión del cabestro. Amarra la cuerda al cabestro. Párate al lado derecho del caballo. Hala la cuerda a la derecha para ejercer presión. El caballo debe aprender a voltear la cabeza hacia ti cuando le des este comando. Utiliza el refuerzo positivo inmediatamente para liberar la presión.
    • También puedes pararte al lado derecho del caballo. Hala la cuerda a la izquierda para ejercer presión. Con esta orden, el caballo aprenderá a girar la cabeza hacia ti.
    • Repítelo para voltear a la izquierda, haciendo lo mismo que para el derecho salvo halar en la dirección en donde estás.
    • Repite este procedimiento con el lado izquierdo. Haz lo mismo hacia delante y hacia atrás ejerciendo presión sobre el cabestro en la dirección correcta.
    • El caballo aprenderá a seguir la presión para librarse de ella.
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Parte 4
Parte 4 de 5:

Entrenarlo para colocarle la montura

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  1. Un caballo debe familiarizarse con el peso y el sonido de la montura en su espalda. Al igual que con el cabestro y la embocadura, debes pasar algunos días tratando de que el caballo se acostumbre al sonido, olor y aspecto de la montura.
    • Luego de que se acostumbre a verla, sujeta la montura por encima de su lomo (sin tocar al caballo). [11]
  2. En cuanto se acostumbre a ver la montura, coloca la almohadilla sobre su lomo. Déjalo encima del caballo durante algunos minutos. Luego, quítaselo y prémialo. Repite este procedimiento varias veces. Hazlo en ambos lados para que el caballo se acostumbre.
    • Si el caballo se asusta mucho, más de lo controlable, quítale rápidamente la almohadilla de la montura y vuelve a una tarea más familiar como frotarlo con una manta o guiarlo.
  3. Acarícialo para mantenerlo distraído y asegúrate de eliminar la presión con rapidez. [12] Deja la montura encima del caballo durante unos minutos y luego quítasela. Realiza este procedimiento desde ambos lados del caballo.
    • Asegúrate de retirar los estribos y cueros mientras lo entrenas para colocarle la montura.
  4. Realiza este procedimiento muy lentamente. Debes ajustar la cincha poco a poco todos los días, sobre todo si el caballo parece inquietarse. Si parece estar demasiado asustado, detente y sigue intentando familiarizarlo con los arreos.
    • Cuando el caballo te deje ajustar la cincha hasta el final, inclínate suavemente sobre su lomo.
  5. Ahora que la montura está puesta y los estribos se encuentran hacia abajo, debes trabajar con el ramal. De esta manera, el caballo se acostumbrará a tener cosas a los lados (como las piernas). [13] Además, debes colocar nuevamente los cueros sobre la montura.
    • Realiza este procedimiento lentamente en el transcurso de 1 a 2 semanas. Debes introducir solo un elemento nuevo a la vez. Deja que el caballo se familiarice primero con un elemento antes de presentarle otro. [14]
    • Camina con el caballo con los estribos colocados una vez que se acostumbre a la sensación que provoquen. Esto ayudará a hacer que se acostumbre a la sensación que generan los estribos cuando chocan contra sus flancos y la de la cincha sobre su lomo.
  6. Si el caballo puede tener la montura puesta por períodos más largos, empieza a trabajar con el ramal alrededor de un área pequeña.
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Parte 5
Parte 5 de 5:

Entrenarlo para montarlo

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  1. Hasta este punto, el caballo probablemente solo te haya visto a la altura (o por debajo) de sus ojos. Llévalo cerca al poste de una cerca. Súbete al poste y párate a una altura que esté por encima de la cabeza del caballo.
  2. Comienza a inclinarte gradualmente sobre el caballo hasta que casi todo tu peso esté apoyado sobre su lomo, pero sin abarcar por completo la montura. [15]
    • Una vez que el caballo acepte esto, libera la presión y acarícialo en el cuello.
  3. Coloca lenta y suavemente el pie izquierdo sobre el estribo e inclina tu peso hacia él. Libera la presión con frecuencia hasta que el cabello deje de sentirse incómodo. [16]
    • Balancea la pierna derecha sobre el lomo del caballo y libera la presión hasta que se siente a gusto contigo encima.
    • Acércate a él lentamente dando solo unos cuantos pasos y utilizando las señales verbales. Aún no utilices las riendas. Detenlo con las señales verbales y desmonta.
    • Comienza a sujetar las riendas mientras te quedas quieto y suéltalas. Luego sujétalas nuevamente mientras te desplazas. [17]
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    Empieza a usar las riendas. Paséalo en círculos alrededor del redil como de costumbre, pero comienza a levantar las riendas mientras das la vuelta. Luego haz lo mismo al revés. Si lo has hecho adecuadamente, el caballo deberá saber cómo cambiar de dirección en el círculo. Sigue aplicando la presión habitual mientras lo haces dar vueltas hasta que mire hacia el centro del corral. Luego libera la presión y acaricia su cuello. Hazlo hasta que puedas darle la vuelta y paséalo en la otra dirección sin detenerte.
    • Aumenta lentamente el tiempo que permaneces sobre la montura. Practica durante varias semanas o meses. No intentes aumentar la velocidad hasta que tu caballo se encuentre totalmente cómodo contigo mientras caminan.
    • Lo más probable es que tenga que pasar 1 año o más antes de que puedas trotar y galopar con tu caballo. No apresures el proceso, o tu caballo podría volverse temeroso de ti debido a que eres impredecible o le exiges demasiado.
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Consejos

  • Utiliza comandos que incluyan una sola palabra. Utiliza la misma palabra siempre para que no confundas a tu caballo.
  • Tranquiliza al caballo si sus oídos se voltean o si muestra señales de miedo.
  • Cada caballo reacciona de manera diferente a la duración de la sesión de entrenamiento que puede tolerar con éxito. Aprende la señal que transmite tu caballo para hacerte saber que está cansado.
  • Antes de intentar una nueva tarea durante el entrenamiento, practica o repasa las tareas que el caballo ya ha aprendido para afianzarlas.
  • Siempre debes realizar ejercicios de calentamiento y enfriamiento con tu caballo antes y después de las sesiones de entrenamiento.
  • Si tu caballo parece estar asustado durante un ejercicio nuevo, cálmalo, realiza otros ejercicios con los que se sienta más cómodo e inténtalo de nuevo más tarde.
  • Antes de montar el caballo, salta junto a él para que no se asuste cuando te subas a su lomo. Después de hacerlo, acaricia la montura un par de veces para indicarle lo que está a punto de suceder.
  • Hazle saber al animal quién es el líder. Si te ataca, no te detengas, ya que, si lo haces, harás que el caballo piense que puede salirse con la suya.
  • Debes comprender que es muy poco probable que logres domar a un caballo si nunca antes lo has hecho. Es mejor que busques un entrenador profesional y no te arriesgues a que el caballo te derribe y te mate.
  • Ten en cuenta que, si bien un entrenador puede enseñarle a tu caballo qué esperar, no podrá mostrarle qué esperar de ti. Después de que lo envíe hacia ti, podría reaccionar bien hacia ti, pero si no tienes confianza ni sabes cómo mantener su respeto, el caballo lo sabrá y dejará de escucharte. Es mejor entrenarlo por tu cuenta aun cuando lo hagas lentamente, pues así te asegurarás de que haya aprendido y confiará en ti gracias a que le has enseñado cada paso. Estará condicionado a verte para sentirte tranquilo ante cualquier situación nueva.
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Advertencias

  • Mantén un estado de ánimo estable y verifica tu lenguaje corporal. Si el caballo aplana sus orejas o azota sus patas delanteras sin encabritarse, debes calmarlo. Dale un descanso. Tal vez solo esté cansado, irritado, asustado o confundido. Recuerda que solo necesitas tiempo, no fuerza.
  • Ten cuidado con los caballos que tienen las orejas con broches. El broche es algo que los caballos usan en sus orejas para hacer que estas se orienten hacia atrás, lo que significa que no escucharán a lo que está detrás de ellos. Un caballo que usa broches en las orejas se sentirá frustrado y estará listo para morder o asustar a alguien, ya sea a ti o a otro caballo.
  • Los caballos reciben señales del estado emocional y lenguaje corporal de la persona. Si estás tenso y ansioso, el caballo también lo estará. Esto se aplica especialmente si eres el líder firmemente establecido. Después de todo, si el líder tiene miedo, ¿por qué no lo estaría el caballo?
  • Un caballo recién nacido debe permanecer con la madre durante los primeros 3 a 4 días, pues necesitará un tiempo para establecer un vínculo con ella y que esta le enseñe a seguirla. Durante esta etapa, no es necesario el contacto humano, salvo para asegurarte de que esté respirando, de que se haya puesto de pie en el trascurso de 6 horas y de que tome leche dentro de las 12 horas. Tanto la mamá como el hijo deben tener acceso a los pastizales tan pronto después del nacimiento de modo tal que la madre pueda pastar con la finalidad de mantener su fuerza y enseñarle al potrillo a seguirla antes de encontrarse con los demás miembros de la manada. No te preocupes, pues ella podrá controlar a su hijo y lo presentará a los demás en el trascurso de 3 a 6 días. Un momento especial es cuando la yegua te presenta a su potrillo porque está orgullosa y desea compartirlo contigo.
  • Antes del primer año, los potros no estarán listos para un entrenamiento con un equipo que no sea un cepillo y un peine. Deben aprender modales, la presión y liberación, así como la comunicación de su manada antes de que los humanos puedan intentar algo más además del cepillado, las caricias y la alimentación.
  • Biológicamente, no se debe montar un caballo antes de los tres años, ya que hacerlo tensará sus músculos y columna vertebral. Si lo haces con demasiada frecuencia o ejerces demasiado peso, puedes provocarle complicaciones musculares y deformación en los huesos. Será mucho más seguro que comiences a acariciarlo y entrenarlo con el cabestro a partir del año de edad, con las riendas a la de edad de dos, a guiarlo a la edad de tres y a montarlo a partir de los tres años y medio o cuatro. No existe peligro de causarle daño físico. Asimismo, dale mucho tiempo para realizar trucos divertidos y se vincule a ti, permítele tomar el control de sus patas y aprender su papel en la manada. Esto le brindará una base sólida para un aprendizaje futuro.
  • También recuerda que los caballos utilizan el lenguaje corporal.
  • Familiarízate con la dinámica de la manada. El caballo inferior se someterá a los miembros más altos de la manada al acercarse con cuidado y alejándose de su camino. Un miembro más superior esperará esta sumisión de los caballos inferiores. Por lo general, las personas terminan lastimadas debido a que no conocen las señales. El caballo tendrá broches en las orejas, agitará la cola, girará la espalda e incluso caminará hacia ella en busca de elasticidad.
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