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Si eres escritor, probablemente has soñado con completar tu primer libro. Pero una vez que lo has decidido, ¿Cómo empiezas? Fijar tu vista a una página en blanco o una pantalla puede ser desalentador, pero con un poco de planificación y preparación estarás listo para producir las páginas en un abrir y cerrar de ojos.

Método 1
Método 1 de 4:

Encontrar maneras de escribir tu primera oración

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  1. Muchas novelas clásicas se abren con una verdad universal reflexionada por el narrador. Por ejemplo, Anna Karenina de León Tolstoi, comienza con la frase: "Las familias felices son todas iguales; cada familia infeliz, es infeliz a su manera". [1]
    • Piensa de qué se trata tu novela. ¿Se refiere a las relaciones familiares?, ¿las luchas personales?, ¿la capacidad de una persona de ser su propia perdición?
    • Una vez que hayas reducido la(s) cuestión(es) más amplia(s) que tiene en juego tu novela, puedes empezar a pensar en ese tema de una manera más poética.
    • Trata de llegar a algún tipo de verdad universal sobre el tema. Si no puedes inventar el tuyo propio, tienes la opción de citar un famoso aforismo.
    • Para inspirarte o encontrar un fuerte aforismo que puedas citar, prueba a buscar en línea. Puedes empezar con la compilación de los aforismos de Hipócrates, que puedes conseguir aquí: http://www.dominiopublico.es/libros/H/Hipocrates/Hip%C3%B3crates%20-%20Aforismos%20Y%20Sentencias.pdf .
  2. Si las observaciones aforísticas no encajan con la voz del narrador, puedes comenzar con una declaración concisa del narrador. Muchas novelas clásicas se abren de esta manera, incluyendo El Hombre Invisible de Ralph Ellison ("Yo soy un hombre invisible"), y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury ("Fue un placer quemar"). [2]
    • Piensa en el tipo de personalidad que tiene tu narrador. Profundiza en sus mayores triunfos, sus mayores luchas y su caída final, si la tiene.
    • Ponte en el lugar del narrador. ¿Cómo podría poner al día a un lector en una o dos frases concisas que lo abarquen todo?
    • Puede ser útil imaginarte a ti mismo como el narrador conversando con una pareja invisible, y quizás tomando un café o una copa. ¿Qué diría tu narrador en un momento de absoluta verdad, que sería un punto de partida para la historia?
  3. Algunos autores de novelas de renombre han optado por comenzar sus libros con un simple hecho que tiene un significado mayor. Trata de comenzar con una observación que parezca simple en la superficie, pero después de que el lector haya terminado la novela, quedará claro que esta frase tiene mucho más peso de lo que parecía. [3]
    • Este tipo de línea de apertura puede funcionar mejor si terminas un borrador de la novela, luego regresa para reescribir el comienzo durante el proceso de revisión. Necesitarás saber qué sucede y cómo se desarrolla cada carácter en la página para dar una declaración significativa y compleja en la primera línea.
    • Mientras lees el primer borrador de tu novela, piensa: "¿Dónde está la clave de la psique, la lucha o la victoria final del protagonista?".
  4. Una estrategia clásica para escribir la primera línea de un libro es establecer algún elemento literario que lleve al lector hacia la narrativa. Puedes usar la primera línea para establecer el estado de ánimo del libro, introducir la voz del narrador (o la voz de un personaje principal), o enmarcar la hora y el lugar en que se desarrolla el libro. [4]
    • No hay un método correcto o incorrecto aquí. Es posible que tengas que jugar con diferentes elementos establecidos hasta que encuentres el que mejor se adapte a tu libro.
    • Piensa en lo que funcionaría mejor para orientar al lector a tu libro, y a partir de ahí, sigue adelante.
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Método 2
Método 2 de 4:

Empezar una novela

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  1. La mayoría de las novelas implican algún tipo de incidente provocador, es decir, un suceso o situación que pone en marcha la acción de la novela. Ya sea que el incidente se produzca o no en las primeras frases de una novela, el comienzo del libro debe establecer lo que impulsará el resto de la narración. [5]
    • Una incidente provocador debe dejar en claro el problema inicial a "nivel de superficie" del personaje principal. Ese problema terminará preparando el escenario para los temas más grandes con los que el personaje luchará a lo largo de la novela.
    • No importa cuál sea el resultado final de la novela, el personaje principal debe luchar y no superar su problema inicial de superficie. Si fuera un problema que pudiera superar con facilidad, no habría novela más allá de ese incidente provocador.
    • Cualquiera que sea la acción que el personaje principal (y los personajes secundarios) tome para resolver el problema inicial debe ser una acción defectuosa. Ya sea un fracaso de la ética del personaje, o simplemente una circunstancia que sea más grande de lo que él cree, tiene que luchar y establecer problemas futuros que serán tratados en la novela.
  2. El primer capítulo de una novela debería al menos introducir al personaje principal al igual que a otros. Sin embargo, la manera de introducir a ese personaje (y a cualquier otro de apoyo), puede significar la diferencia entre una progresión natural de los acontecimientos y una intrusión estridente en la narrativa.
    • No cargues el trasfondo de un personaje. Si cuentas la historia de la vida del personaje antes de que tengas definida la trama, los lectores se confundirán o se desanimarán con la novela.
    • Recuerda hacer que tus personajes sean creíbles. No intentes escribir a un héroe que siempre es absolutamente bueno o a un villano que siempre es malo; nadie en la vida real puede ser definido de esta manera, así que tus personajes tampoco deberían de serlo. [6]
  3. El comienzo de una novela sirve como una especie de orientación para el lector. Debes captar su atención, dejarlo caer (ya sea abrupta o gradualmente) en el escenario y el estado de ánimo de la narración, y al menos introducir al personaje principal. [7] Hay un sinfín de maneras de hacer esto, y la elección en última instancia, radica en tus gustos y lo que pienses que será la mejor estructura para la historia.
    • Comenzar con una descripción de una escena o un personaje es una manera común de empezar una novela. Pero las largas descripciones pueden aburrir fácilmente a un lector, especialmente si aún no has invertido en la novela.
    • Abrir con algo de diálogo es una buena manera de presentar al protagonista y mostrar la forma en que interactúa con los demás (lo cual puede ser muy revelador). Sin embargo, el diálogo puede ser delicado, y abrir el libro de este modo puede desanimar a los lectores que no les guste la forma en que hable el personaje.
    • Muchas novelas comienzan "in medias res", un término en latín que significa "en medio de las cosas". Esto significa comenzar el libro en algún lugar en medio de la acción, que de otra manera tomaría unos cuantos capítulos más para desplegarse y desarrollarse.
  4. Una vez que hayas esbozado la personalidad del personaje principal, el incidente provocador y la forma en que orientar al lector hacia tu novela, necesitarás ponerlo todo junto. Aquí es donde dejas de planificar y empiezas a escribir la primera frase de la novela.
    • No tengas miedo de probar diferentes enfoques. Escribe la primera oración de diferentes maneras (en media res, abriendo con descripción, etc.) y ve lo que se siente más natural para ti y lo más apropiado para la historia.
    • Trata de no dejar que este paso te intimide. Recuerda que tienes la opción de volver atrás y editar, revisar o recortar escenas por completo, pero solo puedes hacer cambios una vez que hayas puesto el lápiz en la página (o hayas empezado a escribir en el teclado).
  5. Puede sonar extraño que el comenzar un libro desde la primera frase requiera un final del primer capítulo. Pero algunos expertos dicen que puede ayudar a mantenerte en el camino correcto y encontrar algún sentido de dirección para cada capítulo, incluyendo el comienzo mismo de la novela. [8]
    • Piensa en cada capítulo como un viaje del punto A al punto B.
    • Tu primera frase, que ahora tienes, es el punto A. Sin un punto B en mente, podrías terminar vagando sin rumbo y olvidando lo que pretendías que ese capítulo lograra.
    • Siempre puedes cambiar la última frase una vez que llegues al final del capítulo. El punto es darte algún tipo de punto final en concreto hacia el cual trabajar.
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Método 3
Método 3 de 4:

Comenzar un libro de no ficción

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  1. La no ficción es un género amplio, que abarca todo lo que no está inventado. Esto puede incluir memorias, ensayos personales, un libro de historia, uno de cocina, guías de autoayuda e incluso las de viaje. [9] Antes de que empieces a escribir un libro de no ficción, debes tener una idea bastante buena sobre qué tipo de libro estás esperando escribir.
    • Los ensayos personales generalmente son reflexivos o meditativos, y se pueden tratar de acontecimientos pasados o actuales en tu vida. Un ensayo debe explorar un tema o acontecimiento a fondo, examinándolo desde todos los ángulos y mirando más allá de la superficie de las cosas. [10]
    • Las memorias tienden a contextualizar un acontecimiento o situación singular del pasado, analizándolo con una nueva visión del presente. Estas, a menudo hablan de por qué un acontecimiento fue significativo, lo que significó en ese momento para el escritor y por qué es importante para él ahora. [11]
    • Los libros instructivos, como las guías de viaje, los libros de autoayuda y los de cocina, tienden a ser partes iguales de investigación e instrucción. Necesitarás saber de lo que estás hablando (con fuentes creíbles y fidedignas), y deberás ser capaz de decirle al lector qué hacer y cuándo hacerlo.
    • Los libros de historia requieren una investigación extensa, y a menudo necesitan algún tipo de autoridad por parte del autor. Si no tienes un grado universitario en historia, los lectores pueden preguntarse el porqué estás calificado para escribir sobre eventos históricos.
  2. Así como una novela requiere que el autor sepa hacia dónde va su libro, también sucede lo mismo con un libro de no ficción. Sin saber a dónde lleva tu narrativa, te arriesgas a divagar sin rumbo tratando de llegar allí.
    • Calcula el arco narrativo del libro de no ficción. ¿Hacia dónde se dirige todo lo que se está construyendo, y qué información o detalles son necesarios para llevar al lector hasta ese punto?
    • Divide tu narrativa en una serie de acontecimientos y las complicaciones que rodean a cada uno. Por ejemplo, un acontecimiento en el libro podría ser tu fiesta de cumpleaños, y la complicación podría ser que tus padres olvidaron que era ese día.
    • Cada acción, obstáculo y persona descrita en el libro debe contribuir al punto final del mismo. Si no son relevantes, no importa lo interesantes que puedan ser, es posible que tengas que recortarlos. [12]
  3. A diferencia de una novela, no puedes crear personajes y escenas en tu cabeza. La no ficción requiere que las personas y las experiencias sean reales, y el diálogo debe ser lo más verdadero posible (teniendo en cuenta el factor limitante de la memoria). La manera en que decidas comenzar tu libro de no ficción debe ser un punto de partida natural para la historia verdadera que estás tratando de contar.
    • Al igual que una novela, un libro narrativo de no ficción (específicamente una colección de memorias o ensayos), debe tener algún tipo de incidente provocador. No puedes inventar el incidente como lo harías en la ficción, así que averigua sobre cual evento realmente preparó tu vida para los hechos más grandes de los que se trata el libro.
    • Comenzar el libro con un incidente o incluso comenzarlo en medias res, puede enganchar al lector con la intensidad de las acciones o tragedias que ocurrieron en tu vida.
    • Muchos libros de no ficción comienzan con lo que se llama una escena de status quo: una descripción de cómo era tu vida antes del incidente provocador. Es una buena manera de atraer a un lector, porque él sabe que algo inevitablemente sacudirá la forma en que tu vida es al principio y está motivado para seguir leyendo. [13]
  4. No hace falta decir que las memorias o la colección de ensayos personales se contarán desde tu punto de vista. Todo lo que sucede en el libro debería haberte pasado a ti, y estás obligado a contar esa historia tan completa y verazmente como te sea posible. Sin embargo, muchas personas tienen dificultades para mantener su perspectiva personal bajo control mientras escriben sobre eventos de la vida real. Cada uno experimenta un evento de manera diferente, y cada uno tendrá una perspectiva diferente sobre los detalles de lo que sucedió, así que ten cuidado al escribir sobre tu vida y, las personas y acontecimientos en ella.
    • No te describas a ti mismo como un héroe o una víctima. Incluso si te sientes de esa manera, será claro para el lector que hay cosas que están siendo retenidas y eso podría desconectarlo por completo.
    • Recuerda que eres como todos los demás: un ser humano real, vivo y ligeramente defectuoso. No eres perfecto, y las personas en tu vida no son objetivamente malas o maliciosas.
    • Todo requiere equilibrio en la narración. Incluso si tus memorias son sobre una infancia problemática, ningún lector creerá que fuiste infeliz las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Así que equilibra esos momentos desgarradores con algunos más ligeros. Los que representen tus mejores días al lado de los peores. [14]
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Método 4
Método 4 de 4:

Planificar el resto de tu libro

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  1. Antes de comenzar cualquier proyecto de escritura, es importante tener una idea firme en mente de lo que vas a escribir. Esto puede sonar obvio, pero es una parte importante para la planificación de cualquier proyecto de extensión del libro.
    • Conoce la historia que quieres contar.
    • Decide qué personajes (personas de la vida real o inventados, personajes de ficción) son relevantes.
    • Reconoce cuál es la crisis en tu historia, ya cada historia necesita algún tipo de crisis.
    • Recuerda que toda buena historia, ya sea ficción o no, debe incluir algún tipo de descubrimiento o revelación personal que conduzca a algún tipo de cambio posterior. [15]
  2. Algunos escritores piensan que un esquema es demasiado restrictivo. Si bien esto puede ser cierto para algunas personas, muchos escritores pueden desviarse fácilmente sin un esquema. Te arriesgas a divagar e ir por tangentes irrelevantes, o incluso a olvidarte de incluir algún detalle o acontecimiento pertinente. Un buen esquema debe incluir:
    • una sólida comprensión del tema;
    • el arco narrativo de tu libro (hacia dónde se dirige todo);
    • la configuración principal de cada escena;
    • los personajes involucrados (ya sean reales o imaginarios);
    • lo que cada escena o capítulo intenta lograr (dentro del contexto de su arco narrativo). [16]
  3. Algunos autores principiantes tratan de hacer del primer capítulo un prólogo, o pasan página tras página describiendo una escena/paisaje. Otros tratan de usar un comienzo falso, como una secuencia de sueño que se siente real. Sin embargo, tanto los agentes literarios como el público se sienten a menudo insatisfechos o incluso engañados por estos comienzos. En lugar de confiar en trucos o artificios, intenta hacer que cada página sea relevante, atractiva y bien escrita. [17]
    • Evita las descripciones tangenciales o irrelevantes. Recuerda el consejo que dio Anton Chejov: "Si pones un arma cargada en una escena, debe dispararse". [18]
    • Reduce las descripciones omitiendo adverbios y adjetivos innecesarios. Si el lector puede tener una imagen de lo que estás describiendo a partir de los sustantivos y los verbos (y algunos adjetivos limitados), probablemente no sea necesario un adverbio que describa el verbo. [19]
    • Recuerda el viejo refrán: "Mostrar, no contar". En otras palabras, representa la escena, la persona o la acción, en lugar de contarlo al lector.
    • Recuerda que no todos los paisajes, edificios, personas y acciones necesitan que se muestren demasiado. Concéntrate en lo que es importante y deja que la imaginación del lector llene el resto.
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Consejos

  • Ten cuidado al usar los diálogos para abrir la conversación, ya que puede desanimar a un lector si no le gusta cómo hablan o interaccionan tus personajes. El diálogo puede ser una excelente línea de apertura, pero necesitas estar seguro de que puedes lograrlo.
  • No tengas miedo de exagerar, pero evita los clichés.
  • Tu primera línea o párrafo debe enganchar al lector y dejarlo con ganas de leer más.
  • Considera la posibilidad de usar un procesador de textos para verificar si hay errores ortográficos o gramaticales. Utiliza también un tesauro para encontrar sinónimos poco comunes y un diccionario para asegurarte de usar la palabra correcta.
  • Lee sobre escritores consagrados del género que hayas elegido. Busca en línea recomendaciones de varios autores y visita la biblioteca o librería local.
  • No uses demasiados superlativos. También debes evitar el uso excesivo del adverbio, ya que esto tiende a diluir una parte de la escritura.
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