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Muchos bebés y niños se chupan los dedos durante los primeros años de su vida. Esta acción les brinda una sensación de seguridad y felicidad. El acto de chuparse el pulgar es un instinto totalmente natural y suele ser inofensivo para los niños, pero puede causar problemas con los dientes o la adaptación social del niño a medida que crezca. [1]

Parte 1
Parte 1 de 3:

Ponerle fin a este comportamiento

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  1. La mayoría de los niños dejan de chuparse los dedos entre los 2 y 4 años de edad, por lo que puedes optar por no hacer nada al respecto. Esto podría evitar el trauma u otros problemas con el niño, salvo que la acción de chuparse el pulgar esté generando otros problemas. Contempla qué opción podría ser la mejor para tu hijo teniendo en cuenta su personalidad y otros factores, como la presión social o tus sentimientos.
    • Recuerda que chuparse los dedos es un reflejo natural para los niños y podría reconfortarlos más que perjudicarlos, en especial si tratas de forzar a tu hijo a dejar de hacerlo. [2]
  2. Él podría chuparse los dedos en respuesta al estrés o la ansiedad, o podría ser un reflejo natural que se ha convertido en su hábito. Presta atención a sus comportamientos antes y después de chuparse los dedos, así identificarás los desencadenantes específicos. [3]
    • Identifica las situaciones específicas que hagan que se chupe los dedos. ¿Lo hace cuando ha hecho algo malo o está asustado? ¿Tu hijo se chupa los dedos solo por la noche como una manera de dormirse? Esto podrá ayudarte a encontrar las estrategias más eficaces para eliminar los desencadenantes y el hábito de chuparse los dedos.
    • Pregúntale a tu hijo por qué se chupa el pulgar. En algunos casos, la comunicación abierta es un buen paso para abordar el problema. Tu hijo también podría ayudarte a notar que puedes reconfortarlo o brindarle una actividad de otras maneras. [4]
  3. Una vez que hayas identificado todo desencadenante que lo haga chuparse el pulgar, podrás empezar a eliminarlos poco a poco. Si le das la tranquilidad o actividad que necesita o desea, este puede ser un paso importante para eliminar el hábito. [5]
    • Alivia el estrés o la ansiedad que lo lleven a chuparse los dedos. El problema podría ser algo similar al miedo a la oscuridad. En este caso, podrías tener que colocar una luz de noche en su habitación y darle una actividad que pueda realizar (como leer un libro) mientras se duerme. Asimismo, si se asusta cuando te alejas, haz un video pequeño para recordarle que pronto llegarás a casa.
  4. Además de la ansiedad y el estrés que sienten los niños, el aburrimiento también suele hacer que se chupen los dedos. [6] Si le brindas a tu hijo diversas actividades y formas de divertirse, esto puede ayudar a distraerlo de la acción de chuparse los dedos. Verifica que tus distracciones sean adecuadas para los hábitos de chuparse el dedo por el día o por la noche.
    • Dale muchos juguetes con los cuales jugar durante el día. Si lo mantienes ocupado, esta será la manera más sencilla de distraerlo para que no se chupe los dedos.
    • Ten una actividad manual o un juguete listos para tu hijo si notas que se está metiendo la mano o los dedos a la boca. Si colocas un juguete en sus manos, esto mantendrá sus dedos ocupados.
  5. Ofrecerle otra actividad para sus dedos también puede ser de utilidad para eliminar el hábito. Puede ser algo tan sencillo como darle un juguete o hacer que pruebe un movimiento diferente con sus dedos. [7]
    • Dile que apriete el pulgar si siente la necesidad de chuparse los dedos.
    • Enséñale a jugar a “ocultar el dedo”. Por ejemplo, si quiere chuparse el pulgar, dile que “cubra su dedo con otro dedo para ocultarlo”.
    • Usa artículos que induzcan el sueño para reemplazar la acción de chuparse el dedo por la noche. Puedes reproducir canciones de cuna o ruido blanco para tu hijo durante toda la noche. Un osito de peluche también puede ayudar a reforzar otros artículos.
    • Los niños mayores pueden probar juguetes para dedos especiales contra el estrés (como una pelota antiestrés o un spinner) para distraerse.
  6. Si las otras estrategias no funcionan, puedes cubrirle las manos con vendajes o un calcetín. La textura o incluso el tamaño de la mano cubierta pueden ayudar al niño a abandonar el hábito de chuparse los dedos en cualquier situación.
    • Recuerda que no deberás avergonzarlo. Puedes cubrirle las manos con vendajes solo si no está en la escuela o un lugar público. Esto podría funcionar mejor en casa o cuando esté durmiendo. [8]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Brindarle un refuerzo positivo

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  1. Una conversación sencilla con él podría bastar para ayudarlo a dejar este hábito. Mantén una actitud positiva y bríndale recordatorios amables para que deje de chuparse los dedos, lo que podría darle un refuerzo suficiente como para reducir su problema. [9]
    • Pregúntale “¿Sabías que a veces te chupas el pulgar?”. Si te dice “no”, este será un buen signo de que el hábito es un reflejo natural que podrá olvidar con facilidad a través de recordatorios amables. No obstante, podrías descubrir que se chupa los dedos como una manera de obtener tu atención. En este caso, ignorarlo a veces será la mejor manera de eliminar el hábito.
    • Evítale toda vergüenza sobre su hábito. Si empieza a chuparse los dedos en público por hábito, tengan una seña de mano especial o una pista privada para pedirle que se detenga. También podrías usar una palabra clave como “burbujas” para indicarle que se detenga.
  2. Eliminar un hábito es difícil para un niño, por lo que será muy importante que lo incentives en cada paso. Recuérdale lo bien que se sentirá ser un “niño grande”.
    • Tendrás que reconfortarlo con frecuencia, en especial si el niño comete un error. Puedes decirle “Sé que es muy difícil, pero estás haciendo un gran trabajo para dejar de chuparte los dedos”.
    • Jueguen un juego de expresión oral para incentivarlo. Por ejemplo, párate con tu hijo delante de un espejo y haz que mire tus dientes y los suyos. Si tiene un espacio vacío pequeño, puedes decirle “Si sigues chupándote los dedos, lucirás como ese conejo pícaro Bugs Bunny. ¿Quieres tener dientes grandes como él?”.
  3. Parte de incentivar a tu hijo consiste en darle elogios. Siempre que alcance un objetivo o haga algo que muestre que está aprendiendo a no chuparse los dedos, recuerda darle un elogio. Además de hacer que se sienta genial, esto también reforzará las lecciones que le estés enseñado sobre no chuparse los dedos. [10]
    • Dile “No te he visto chupándote los dedos hoy en lo absoluto. ¡Bien hecho! ¿Por qué no ponemos una calcomanía en el calendario?”. Asimismo, podrías decir “Christopher, noté que empezaste a colocar tus dedos en la boca y que luego te detuviste y tomaste un libro. ¡Esto fue genial y estoy muy orgulloso de ti!”.
    • Ofrece elogios verbales y de otros tipos. Por ejemplo, coloca calcomanías en un calendario por un premio u otro objetivo. También podrías crear un afiche para tu hijo que diga algo como “¡Bien hecho Sam!” y adornarlo con estrellas y otros diseños.
  4. Si cumple los objetivos o ha dejado de chuparse los dedos, ¡deberás premiarlo! No tendrás que hacer algo muy complicado; un gesto pequeño como una historia adicional para la hora de dormir, un viaje al parque o un juguete pequeño podrán mostrarle que estás orgulloso de su logro. Además, esto ayudará a reforzar las lecciones que le enseñes sobre no chuparse los dedos. [11]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Evitar las experiencias negativas

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  1. En algunos casos, los amigos y conocidos (o algunos doctores) podrían recomendar cubrir las uñas del niño con una substancia amarga, como el vinagre o un esmalte inofensivo. Ten en cuenta que estos elementos podrían ser contraproducentes y causarle al niño un estrés y una ansiedad considerables, lo que puede provocar más problemas en torno a chuparse los dedos. [12]
    • Ten en cuenta que los esmaltes y pinturas diseñados para disuadir el comportamiento de chuparse los dedos no son perjudiciales para la salud del niño. Estos solo tienen un mal sabor. Presta mucha atención y determina cómo este método afecta a tu hijo. Si parece ser más perjudicial que beneficioso, prueba otro.
  2. Sin importar lo que hagas, nunca regañes, ridiculices ni critiques su hábito de chuparse los dedos. Esto puede causarle un trauma considerable y hacer que mantenga el hábito con más firmeza. Solo usa palabras positivas y aléjate de la situación si notas que no puedes controlar tu reacción a él. [13]
    • Recuerda que tu hijo es un niño. También podrías tener que recordar lo difícil que es eliminar tus propios malos hábitos y que esto puede ser muy difícil para un niño.
  3. Muchos niños pequeños dejarán de chuparse los dedos a esa edad. Esto podría ocurrir entre los 2 y 4 años de edad, pero también podría ocurrir más adelante debido a la presión de sus compañeros en la escuela. [14] Chuparse el pulgar solo suele volverse problemático si se trata de un problema social de tu hijo o si sus dientes permanentes han empezado a desarrollarse. Si tienes en cuenta que chuparse el pulgar es una parte normal de la infancia y que este hábito desaparecerá con el tiempo, esto podría ser de utilidad para que tu hijo y tú eviten una experiencia traumática.
    • Reflexiona si el hábito de tu hijo es perjudicial para él, o si te molesta a ti. Esto podría ayudarte a determinar si este es el momento adecuado para eliminar dicho hábito. Ten en cuenta que la Academia Americana de Pediatría recomienda el tratamiento solo para los niños que se chupan los dedos después de los 5 años de edad.
  4. Si te preocupa mucho el hábito de chuparse los dedos y nada logra detenerlo, programa una cita con el dentista. Por lo general, el dentista podrá darte consejos o trucos que podrían hacer que tu hijo deje de chuparse los dedos. Incluso dejar que hable con él podría bastar para eliminar el hábito. [15]
    • Informa al consultorio del dentista el motivo de tu visita. Deberás indicarle tus inquietudes al dentista en privado, en un lugar en el que el niño no pueda escucharlos; de lo contrario, podrías causarle un trauma. Pregúntale al dentista cuál considera que es la mejor forma de hacer que tu hijo deje de chuparse los dedos.
    • Podrían recomendarte un protector bucal u otro dispositivo especial si el hábito está causando algún problema.
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Consejos

  • Sigue intentándolo con tu hijo hasta que abandone el hábito. Recuerda que tan solo es un niño y es normal que cometa errores y afronte obstáculos.
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