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Sin un cuidado regular, el clarinete y la boquilla se ensucian y albergan bacterias y acumulaciones de calcio, lo cual tiene un efecto sobre el sonido del instrumento e incluso puede enfermarte. Si enjuagas y secas el clarinete con dedicación, puede tener un sonido hermoso por los años venideros.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Secar el clarinete después de usarlo

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  1. Afloja el ligamento. Quita la boquilla y la caña que está dentro de ella. Asimismo, suelta la pieza del barrilete que une la boquilla a las piezas que contienen las teclas. Es recomendable realizar esta limpieza cada vez que toques para quitar la humedad que puede dañar el clarinete.
    • Si deseas, puedes separar las piezas inferiores para limpiar esas partes del instrumento de manera individual. Sin embargo, la mayor parte del tiempo no es necesario.
  2. Al tocar el clarinete, dejas saliva en la caña, y esto deja partículas de comida y crea un lugar húmedo para el crecimiento de bacterias y hongos. Después de tocar, seca la caña con un paño suave antes de guardarla en su estuche. [1]
    • No olvides lavar el paño de vez en cuando, ya que un paño sucio volverá a dejar gérmenes y saliva en la caña.
  3. Puedes limpiar la campana y las piezas con un hisopo especializado que tiene una cuerda. Pasa la cuerda a través de la campana y sácala por el otro extremo. Luego, tira del hisopo. Asegúrate de que esté extendido para alcanzar lo más posible del instrumento. Si separaste las piezas del clarinete una de otra, puedes limpiarlas individualmente de la misma forma con el hisopo.
    • Puedes comprar hisopos especializados en línea o en tiendas de suministros de música.
  4. Durante la limpieza regular, puedes colocar la boquilla bajo agua corriente fría o tibia para deshacerte de la saliva y los restos que empiezan a formarse. Esto hará que una limpieza profunda más adelante sea más fácil.
  5. Antes de volver a armar el clarinete o guardar las piezas, asegúrate de que la boquilla esté seca. Usa un hisopo en una cuerda pasándola a través de la boquilla y tirando del hisopo. Deja la boquilla al aire libre para que se seque por entre varios minutos y media hora para asegurarte de eliminar toda la humedad.
  6. Siempre debes usar un hisopo limpio con el instrumento para no volver a introducir humedad ni sustancias dañinas. Coloca el hisopo en la lavadora con el resto de la ropa antes de que olvides limpiarlo y luego cuélgalo para que pueda secarse para la próxima vez que lo uses. [2]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Conservar la boquilla

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  1. El recipiente debe tener el tamaño suficiente como para que quepa la boquilla y cubrirla con líquido. Coloca la boquilla con la punta hacia abajo dentro del recipiente. El recipiente en sí puede estar dentro de un lavabo. [3]
    • Hazle una limpieza profunda a la boquilla como mínimo una vez al mes, pero de preferencia una vez por semana.
  2. Utiliza una solución que sea mitad agua y mitad vinagre blanco o peróxido de hidrógeno. Cualquiera funcionará para hacerle una limpieza profunda a la boquilla. Estas sustancias no son lo suficientemente fuertes como para dañar el instrumento. El agua debe estar tibia o fría pero nunca caliente. [4]
    • El detergente lavavajillas regular también puede limpiar la boquilla con agua tibia o fría.
  3. Una vez que hayas remojado la boquilla por varios minutos, refriégala usando un cepillo suave para deshacerte de los depósitos de calcios. Las tiendas venden cepillos especializados para las boquillas que no rasguñarán el instrumento. [5]
    • También puedes quitar los depósitos de calcio con un cepillo dental para bebés.
  4. Colócala bajo un grifo con agua fría o tibia. El agua lava el detergente, el vinagre o el peróxido de hidrógeno y ayuda a quitar los depósitos restantes. Repite los pasos anteriores si la boquilla aún no está limpia.
  5. Si bien esto no es obligatorio, el germicida asegura que se eliminen todas las bacterias de la boquilla. El Sterisol suele venderse para limpiar instrumentos, pero también se puede usar enjuague bucal. Remoja la boquilla en un recipiente pequeño con la solución. [6]
  6. Con un papel toalla o un paño suave, quítale toda la humedad antes de volver a armar el clarinete o guardar las partes. La humedad restante puede dañar las almohadillas del clarinete o crear un caldo de cultivo para bacterias dentro del estuche del instrumento.
    • Puedes dejar secar la boquilla en el papel toalla o paño para asegurarte de eliminar toda la humedad.
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Consejos

  • No guardes el instrumento apenas termines sino, en cambio, adopta el hábito de secarlo de inmediato.
  • El vinagre puede hacer que la boquilla adquiera un color verdoso, pero no le es dañino.
  • Siempre debes proteger el corcho envolviéndolo con film de plástico transparente.
  • Si la boquilla adquiere un color verdoso, añádele aceite de oliva y deja que lo absorba por unas horas. Luego, límpiala con un pañuelo.
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Advertencias

  • Solo debes aplicarles grasa para corchos a los corchos secos para así no sellar la humedad dentro y ocasionar podredumbre.
  • Si los corchos o las almohadillas se mojan, sécalos con cuidado aplicándoles la menor cantidad posible de presión. Luego, déjalos secar.
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Cosas que necesitarás

  • vinagre, peróxido de hidrógeno o detergente lavavajillas
  • agua
  • un tazón poco profundo
  • una boquilla
  • hisopos
  • un cepillo para boquillas o un cepillo dental para bebés

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