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Una lufa, también conocida como esponja, se utiliza para exfoliar células muertas de la piel y para la higiene personal. Existen muchas esponjas de lufa naturales compuestas por un material fibroso que se encuentra en una fruta tropical llamada Luffa aegyptiaca. Por otro lado, también existen esponjas de lufa hechas de plástico y materiales sintéticos. Con el paso del tiempo, sus pequeños recovecos y grietas comienzan a acumular bacterias y hongos desagradables, por lo que es muy importante limpiar este tipo de esponja para garantizar un uso seguro.

Método 1
Método 1 de 2:

Mantener e higienizar la esponja de lufa de manera regular

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  1. Enjuaga la esponja después de usarla y apriétala para eliminar el exceso de agua. [1]
  2. Las bacterias crecen especialmente en los ambientes húmedos, por lo que es muy importante conservar la esponja seca para evitar el cultivo de gérmenes desagradables que pueden causar foliculitis, hongos e infecciones fúngicas. [2] Una vez que la enjuagues, consérvala en un lugar fresco y seco.
  3. Al principio, las esponjas de lufa son higiénicas, pero la acumulación de células muertas de piel y el ambiente húmedo propician un ambiente ideal para el cultivo de bacterias. Sumerge la esponja en lejía o lavandina diluida durante cinco minutos una vez por semana para eliminar las bacterias y los gérmenes. [3]
  4. Los aceites esenciales cuentan con propiedades antimicrobianas que permiten prevenir el crecimiento de las bacterias. Además, no contienen sustancias químicas agresivas o irritantes, por lo que son muy buenos para la piel y el ambiente. [4]
    • Una vez por semana, sumerge la esponja de lufa en una solución de agua y algunas gotas de aceites esenciales puros. Puedes comprarlos en la mayoría de las tiendas de productos naturales.
  5. El microondas es una poderosa arma contra los gérmenes y las infecciones que causan las bacterias. Por lo tanto, puedes calentar la esponja sintética en el microondas durante dos minutos para descontaminarla.
    • Antes de colocarla en el microondas, asegúrate de que esté totalmente seca y no tenga partes metálicas para evitar el riesgo de incendio. [5]
  6. ¡Anímate a darle una limpieza profunda a la esponja en la lavadora! Ten en cuenta que es importante lavarla una vez por semana con agua fría con un ciclo suave o leve. De todas formas, no la coloques en la secadora, dado que sus fibras naturales se derretirán. [6]
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Método 2
Método 2 de 2:

Reemplazar la esponja de lufa

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  1. Evita conservarla cuando ya no sea seguro usarla. Es importante que te deshagas de ella si observas un crecimiento de moho o libera un olor mohoso o rancio. Esto te ayudará a evitar una infección cutánea desagradable.
    • Reemplaza tu esponja natural cada tres o cuatro semanas. Las esponjas de lufa sintéticas pueden durar hasta por dos meses. [7]
  2. Existen muchos productos naturales y sintéticos en el mercado. Ten en cuenta que las esponjas hechas con materiales naturales no duran tanto como las esponjas sintéticas. Esta última opción suele durar más tiempo y requiere menos mantenimiento.
  3. Las esponjas de lufa suelen ser uno de los accesorios favoritos del baño y la ducha para muchas personas. Sin embargo, sus recovecos y grietas conforman un ambiente propicio para el cultivo de bacterias. Por lo tanto, considera la posibilidad de evitar su uso y reemplazarla por una alternativa más higiénica.
    • Los paños se utilizan con una mayor frecuencia y son más fáciles de lavar y secar. Además, acumulan menos bacterias debido a su estructura física. [8] Si no puedes deshacerte de tu esponja de lufa, al menos alterna su uso con un paño.
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