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La enfermedad del hígado graso ocurre cuando la masa de tu hígado tiene un porcentaje de grasa de 5% a 10%. Esta enfermedad puede deberse al alcohol o a otros factores, pero de cualquier modo, puede provocar serios problemas de salud si no se trata. Afortunadamente, el hígado graso es una enfermedad reversible.

Método 1
Método 1 de 3:

Primera parte: Dieta y estilo de vida

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  1. Si sufres de hígado graso y tienes sobrepeso u obesidad, la pérdida de peso gradual puede ayudarte a revertir algo del daño hepático. [1]
    • La clave está en perder peso progresivamente. Proponte bajar una o dos libras (de 450 a 900 gramos) por semana. Perder más peso puede provocar complicaciones.
    • Los estudios sugieren que perder por lo menos el nueve por ciento de tu peso durante varios meses puede revertir los efectos del hígado graso. Perder menos peso que esto tal vez no revierta el daño, pero de todos modos reducirá la acumulación actual y futura de grasa en tu hígado.
    • Pierde peso con una dieta adecuada y haciendo actividad física. Aléjate de los suplementos dietéticos o dietas novedosas.
  2. Mantener actividad física puede ayudarte a perder peso o mantener un peso saludable. El ejercicio también mejora la circulación, lo cual mejora la habilidad de tu cuerpo para repartir la grasa por todo tu cuerpo y también fuerza al cuerpo a utilizar carbohidratos para obtener energía en vez de convertirlos en grasa adicional.
    • Hacer ejercicio ligero o moderado es mejor que nada. Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio, comienza poco a poco haciendo una caminata de 30 minutos tres o cinco veces por semana. Incrementa gradualmente esa cantidad de ejercicio hasta llegar a hacer caminatas todos los días de la semana.
    • Haz ejercicio cardiovascular. Es preferible hacer actividades para que tu corazón bombee con fuerza; tales como, caminar, montar bicicleta y nadar en lugar de hacer ejercicios de entrenamiento de fuerza que se concentran en construir músculos.
  3. La insulina es una hormona que almacena grasa y por eso, necesitas bajar los niveles de insulina de tu cuerpo si quieres revertir el hígado graso. Los azúcares simples y carbohidratos refinados incrementan la insulina de tu cuerpo, así que debes evitarlos. [2]
    • El cuerpo digiere estos carbohidratos simples rápidamente, y por eso, experimentas un incremento del azúcar en la sangre después de consumirlos. Los carbohidratos complejos son más saludables porque al cuerpo le toma más tiempo procesarlos y no producen la misma clase de incremento dramático de azúcar en la sangre.
    • La comida específica que contiene carbohidratos es aquella que se prepara a base de harina blanca y cantidades altas de azúcar. Debes evitar todos estos tipos de comidas, pero además debes limitar los carbohidratos en general, incluso aquellos compuestos de granos enteros.
    • Restringe tu ingesta de pan, pasta, arroz, cereales, queques, pasteles y refrigerios hechos de harina.
  4. Las verduras ofrecen carbohidratos saludables y complejos en dosis más pequeñas que los granos, así que tienen un efecto muy pequeño en el azúcar de la sangre y la insulina. Pueden incluso ayudarte a eliminar la grasa del hígado y restaurar las habilidades para filtrar de este órgano. [3]
    • Puedes comer verduras crudas o cocidas, pero evita acompañarlas de un aliño o comida similar que pueda contener grasa dañina.
    • Para estar incluso más saludable, considera tomar dos o tres vasos de jugo de verduras crudas por semana. Cada vaso de 8 a 10 oz (250 a 300 ml) debe contener de 90% a 95% de verduras. El resto de la bebida debe contener fruta en vez de endulzantes artificiales.
    • La fruta fresca también puede ayudarte a limpiar el hígado, pero debes tener cuidado cuando la consumas porque la fruta también contiene una alta dosis de azúcar y puede provocar problemas de insulina.
  5. Las proteínas no tienen ningún efecto nocivo en el azúcar de tu sangre o en los niveles de insulina. Lo que hace es ayudarte a mantener estables los niveles de azúcar en tu sangre. Las proteínas también reducen el hambre, facilitándote la tarea de comer menos y perder peso.
    • Procura obtener tus proteínas de fuentes saludables, como huevos, carne de aves, carnes bajas en grasas, mariscos, nueces, semillas, legumbres y lácteos bajos en grasas.
  6. Puedes creer que una dieta baja en grasas te ayudará a revertir los efectos del hígado graso, pero eso es solo parcialmente cierto. Debes evitar las grasas dañinas que se encuentran en la "comida chatarra" como las patatas fritas y la pizza, pero debes incluir grasas saludables en tu dieta si deseas que tu cuerpo se nutra bien.
    • Come alimentos que contengan grasa saludable como los mariscos, el aceite de oliva, el aceite de nueces, mantequilla de nueces, nueces crudas, semillas y huevos.
  7. El alcohol es la causa más común del hígado graso. Incluso si sufres de hígado graso no alcohólico, de todos modos debes eliminar el alcohol de tu dieta o restringirlo severamente.
    • El alcohol provoca inflamación y daña las células hepáticas. Como resultado, el hígado se vuelve débil frente a las células grasas y permite que se acumulen.
    • Una investigación poco convencional que llevó a cabo la Universidad de California (la Facultad de medicina de San Diego) sugiere que beber una copa de vino cada día en realidad puede reducir y revertir el hígado graso no alcohólico. El riesgo de sufrir de más enfermedades del hígado puede incluso reducirse a la mitad. Sin embargo, esto solo aplica para el vino y no para otros tipos de bebidas alcohólicas. La cerveza y otros licores incrementarán el riesgo de un mayor daño hepático. [4]
  8. Tu hígado actúa como un filtro. Aunque muchos medicamentos no tienen ningún impacto en tu hígado, muchos otros en realidad pueden provocar que tu hígado se dañe o se vuelva más débil. Evitar estos medicamentos puede retardar o revertir la enfermedad del hígado graso.
    • Se sabe que los medicamentos que tienen un efecto negativo en el hígado son los analgésicos (aspirinas, acetaminofeno, ibuprofeno), los antibióticos, medicamentos gastrointestinales, medicamentos cardiovasculares, agentes hipoglicémicos, anticonceptivos, tratamientos de hormonas sexuales, agentes antineoplásicos, fármacos antipsicóticos, antiepilépticos y antituberculosos.
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Método 2
Método 2 de 3:

Segunda parte: Suplementos naturales

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  1. Toma suficientes suplementos de cápsulas de vitamina E que te proporcionen 800 UI cada día.
    • Un estudio que realizó el centro médico de la Universidad de Virginia de la Commonwealth indicó que la vitamina E puede bajar la cantidad de algunas enzimas del hígado que se cree que empeoran las enfermedades hepáticas. Incluso puede ser capaz de curar la fibrosis del hígado. [5]
  2. Consume 1000 mg de suplemento ácidos grasos de Omega-3 cada día. Puedes obtener estos ácidos grasos tomando cápsulas de aceite de pescado.
    • La Revista Médica Británica reporta que esta cantidad de grasas de Omega-3 puede reducir los marcadores séricos que se asocian con el daño en las células hepáticas. También puede bajar los niveles de triglicéridos y de glucosa del cuerpo, y por lo tanto, bajar los factores de riesgo comunes que producen la enfermedad del hígado graso.
  3. Toma una cápsula de suplemento de cardo mariano o prepárate una taza de té con una bolsa filtrante de cardo mariano. También puedes poner diez gotas de extracto de cardo mariano directamente en un vaso con agua.
    • La silimarina, que se encuentra en el cardo mariano, sirve de antioxidante y antiinflamatorio. Algunas investigaciones sugieren que puede afectar directamente la función hepática reduciendo la liberación de citoquinas dañinas de un hígado inflamado. Como resultado, el hígado puede llevar a cabo más fácilmente un proceso curativo natural durante el cual puede disminuir la acumulación de grasas.
  4. Bebe dos o tres tazas de té verde todos los días. Si esta alternativa no te agrada, entonces toma 600 mg de suplemento de extracto de té verde todos los días. [6]
    • Para ser más específicos, puedes obtener suplementos de extracto de té verde comprando suplementos que contengan catequinas derivadas del té verde descafeinado.
    • Algunos estudios sugieren que el té verde y las catequinas que derivan del té verde pueden reducir la absorción intestinal de grasa y su almacenamiento. También pueden promover la oxidación de ácidos grasos, y por lo tanto, te ayudan a transformar esos ácidos grasos en energía.
  5. Toma una cápsula diaria de probióticos. Para un consumo más natural, también puedes obtener probióticos de los alimentos que contienen bacterias u hongos saludables para el hígado. El yogurt, por ejemplo, tiende a tener altas cantidades de probióticos.
    • Aunque aún no existen conclusiones definitivas, algunas investigaciones sugieren que el consumo de bacterias saludables puede contrarrestar el efecto de una dieta poco saludable o desequilibrada. Ya que la enfermedad del hígado graso se debe a una dieta poco saludable, los probióticos pueden combatir y revertir este tipo de daño hepático.
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Método 3
Método 3 de 3:

Tercera parte: Tratamiento médico

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  1. El hígado graso a menudo está asociado a la diabetes e investigaciones preliminares sugieren que algunos medicamentos para tratar la diabetes también pueden tener un efecto positivo en el hígado graso. Averigua específicamente sobre la metformina, rosiglitazona y pioglitazona.
    • La metformina es un medicamento oral para la diabetes que controla los niveles de azúcar en la sangre. [7]
    • La rosiglitazona y pioglitazona fuerzan a las células de tu cuerpo a volverse más sensibles a la insulina que tu cuerpo produce. Como resultado, tu cuerpo produce menos insulina y tu nivel de azúcar en la sangre decrece. [8] [9]
  2. Este medicamento a menudo se usa para perder peso, pero también se está investigando su utilidad en el tratamiento del hígado graso. Este medicamento bloquea la absorción de la grasa que comes, y en consecuencia, el hígado y el resto de tu cuerpo absorben menos grasa.
  3. En particular, debes ver a un médico que se especialice en el cuidado del hígado. Juntos podrán determinar qué tratamiento resulta para ti y cuál debes evitar.
  4. La gente con hígado graso no alcohólico a menudo tiene otros problemas médicos relacionados con sus niveles de insulina y la cantidad de grasa almacenada en sus cuerpos. Pregúntale a tu médico si corres el riesgo de sufrir de hígado graso debido a alguna de estas enfermedades.
    • Las enfermedades que comúnmente se asocian al hígado graso incluyen la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto.
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Advertencias

  • Los consejos que se proporcionan aquí deben tomarse solamente como un “primer paso”. Antes de comenzar cualquier tipo de tratamiento debes explicarle tus preocupaciones a un doctor. Siempre trabaja con tu doctor para determinar el plan de tratamiento adecuado para ti.
  • No debes confiar en los tratamientos experimentales. La información que rodea los efectos de ciertas vitaminas y suplementos todavía es limitada, al igual que la información que rodea el impacto de los medicamentos para la diabetes y otros similares.
  • Si el daño hepático que sufres se vuelve demasiado grave, tal vez no puedas revertirlo. Un hígado que deja de funcionar de forma aceptable tiene que quitarse del cuerpo y reemplazarse a través de un trasplante.
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