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Ser genuinamente gracioso y animar a los demás a reír juntos podría ayudarte a ser popular y exitoso. El humor ayuda a ver el lado más positivo de la vida, ofrece felicidad a todo el que conoces y es un factor decisivo a la hora de conseguir un empleo. Cierta encuesta reveló que el 98% de los empresarios prefiere dar empleo a alguien con buen sentido del humor que a quien no lo tiene. [1] Así que, ¡aprende a sacar tu vena humorística y reírte de la vida! Lee el paso 1 para mayor información.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Desarrollar el sentido del humor

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  1. Reír en sí es involuntario. Aunque es fácil retener la risa si lo deseamos (no siempre se puede), no podemos reírnos de verdad cuando se nos antoja y, hacerlo solo producirá una risa forzada, que no es natural. [2] Afortunadamente, la risa es muy contagiosa (existen 30 veces más probabilidades de reírnos cuando estamos acompañados) y en un entorno social es fácil empezar a reír cuando los demás lo hacen. [3]
    • Muchos estudios han demostrado que existen tres cosas principales que nos hacen reír: el sentirse superior a otro que parece más “torpe” que nosotros; la diferencia entre lo que esperamos que suceda y lo que realmente sucede al final; o la liberación de una ansiedad . [4]
  2. Es bueno saber que cuanto menos gracioso es el lugar, más fácil es encontrar elementos humorísticos por sorpresa. Por eso sería más fácil hacer reír a alguien en la oficina que en un club de comedia. [5]
    • El show de la NBC The Office usa una oficina como escenario: no puede haber un lugar más aburrido (para colmo se dedican a vender papel). No estamos acostumbrados a ver un lugar de trabajo así como un sitio divertido, así que cuando sucede algo gracioso, resulta mucho más divertido.
  3. Muchas veces la comicidad proviene de una confusión lingüística (sin intención) o juegos con las palabras (intencional). En ocasiones, algo nos parece gracioso cuando existe una brecha entre nuestras palabras y lo que queremos decir.
    • Los despistes freudianos son errores lingüísticos que revelan lo que estás pensando realmente, en lugar de decir lo que querías decir y generalmente son de naturaleza sexual.
    • Un juego de palabras es más intencional: “Hoy tenemos paella para comer, pero preferimos que sea pa-nosotros”. O este otro, donde las palabras “hockey” y “pelea” están intercambiadas: “Fui a ver una pelea el otro día y comenzó un partido de hockey”.
  4. Quizá en el mundo de la comedia no haya algo más citado y a la vez tan incomprendido a fondo como la ironía. La ironía se da cuando existe una brecha entre nuestras expectativas de una afirmación, situación o imagen y la experiencia real de ella.
    • El comediante Jackie Mason ilustra así el punto: “Mi abuelo siempre dice: 'No vigiles tu dinero, vigila tu salud'. Así que, un día estaba vigilando mi salud y alguien me robó el dinero. Fue mi abuelo”.
    • Este chiste juega con una de nuestras expectativas básicas: los abuelos son amables y entrañables, totalmente inofensivos. El chiste es gracioso porque el abuelo acaba siendo un granuja, ladrón y de doble cara.
  5. Ser divertido no es una “prenda de talla única”. Lo que te hace gracioso es único en ti por la forma en que observas el mundo que te rodea. Confía en que tienes tu vena humorística: por lo general desde los 4 meses de edad ya empezamos a reírnos y todos los niños expresan cierto humor desde el jardín de infancia de forma natural para entretenerse a sí mismos y a los demás. Así que piensa que el humor ya está en ti, ¡solo déjalo salir!
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Desarrollar una imagen graciosa

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  1. No te tomes muy en serio . Aprovecha los momentos más vergonzosos de la vida, las meteduras de pata más monumentales, las veces en que te negaste a hacer cambios, los peores malentendidos de los que tuviste la culpa y las ocasiones en que contaste un chiste y solo se oyeron los grillos. Todo esto podría ser desopilante.
    • Contarles a los demás lo que te sucedió en una situación muy vergonzosa es una manera estupenda de hacerlos reír. Toma como ejemplo lo que contó el famoso cómico de improvisación Colin Mochrie: “Él tiene la clase de cara que solo su propia madre podría amar, si su madre tuviera un solo ojo y tuviera cataratas en el otro…pero sigue siendo mi querido hermano gemelo”.
  2. Haz chistes en los que te burles de ti mismo en lugar de burlarte de los demás. Verás que más gente estará dispuesta a reírse. Rodney Dangerfield hizo una broma sobre su apariencia y su cordura a la vez: “Fui al siquiatra el otro día y me dijo: 'Usted está loco'. Le dije que quería una segunda opinión y me dijo: '¡Bien, usted es feo también!'”.
    • Redd Foxx dijo lo siguiente sobre su propia dependencia a las drogas y el alcohol: “Me da lástima la gente que no se droga ni bebe alcohol. Algún día estarán en un hospital, a punto de morir y se preguntarán por qué”.
    • Una de Henry Youngman: “Yo era tan feo al momento de nacer, que el doctor le dio de bofetadas a mi madre”.
  3. La gente se ríe de cosas diferentes. Algunos encuentran graciosas las noticias sensacionalistas; para otros la sátira es la clave. Aprende cuál es cuál y emplea tus chistes y anécdotas de forma que abarquen diferentes clases de humor y emociones a la vez.
    • No todo el mundo sabe cómo se siente pilotar un helicóptero, ser millonario o tener un bebé. Pero la mayoría de las personas sabe cómo es ir muy rápido, fantasear sobre el dinero y amar a alguien profundamente. Así que, haz que tus bromas abarquen una mayor amplitud utilizando emociones básicas y profundas, comunes para todo el mundo.
    • Cuando te encuentres entre personas que no conozcas bien, limítate a escuchar de qué temas hablan y qué les hace reír. ¿Son de los que se ríen con juegos de palabras? ¿Les gustan las payasadas o el humor físico? Cuanto mejor conozcas a alguien, más fácil será hacerle reír .
  4. Confundir a la mente, lo que mencionábamos anteriormente sobre las sorpresas, consiste en crear una diferencia entre lo que alguien espera que suceda y lo que sucede al final. Los chistes usan este elemento para elevar el nivel de incongruencia al máximo, desviando la atención de tu mente de la misma forma que con un truco de magia. [6]
    • Por ejemplo: “¿Qué animal es dos veces animal? El gato, porque es gato y araña”. Este chiste funciona porque se puede interpretar la respuesta de dos formas y el cerebro queda temporalmente confundido por su incapacidad de procesar algo inesperado. Por eso los juegos de palabras son graciosos.
    • Observa esta cita de Groucho Marx: “Fuera de un perro, un libro es el mejor amigo del hombre. Dentro de un perro está demasiado oscuro para leer”. O esta otra de Rodney Dangerfield: “Mi esposa me estaba esperando en la puerta de entrada vestida con ropa interior muy sexy. Lo malo es que era ella la que estaba llegando a casa”.
  5. Medir el tiempo es realmente importante, porque si le das al cerebro mucho tiempo para pensar sobre el chiste, el momento gracioso se disipará. Es por eso que los chistes ya oídos no funcionan, porque el cerebro reconoce la situación y sabe cómo terminará, lo que desinfla la respuesta de la risa. Por eso, reacciona a tiempo y remata el chiste en el momento preciso.
    • Un comentario o una réplica puede ser muy divertido: alguien dice algo que no es gracioso, pero ahora tú haces un comentario que hace que lo que dijo sea divertido de verdad. Aquí el momento escogido es crucial. Tu frase graciosa ha de salir rápidamente y entera para que cause gracia. Por ejemplo, tu amigo está pensando en el pelo y de repente dice: “¿No es un poco raro que solo tengamos pelo en la cabeza y en la zona púbica?” Tu amigo ni siquiera espera una respuesta, pero ahora tú dices: “¡Oye, habla por ti!”.
    • Si el momento no es el apropiado, no metas la pata con el chiste. Lo peor que puedes hacer si quieres ser divertido es soltar un chiste cuando tu momento ha pasado. No te preocupes, tendrás muchísimas oportunidades más de sacar a relucir tu agudeza.
  6. Ten cuidado con los chistes y las bromas en las siguientes situaciones: bodas y funerales, lugares de adoración o eventos religiosos, cualquier lugar en que tu humor podría confundirse con hostigamiento o discriminación, o si tus bromas pueden dañar físicamente a alguien (como bromas pesadas).
  7. Sé observador . Jerry Seinfeld y otros comediantes han hecho millones de dólares con un estilo básico de comedia conocido como humor “observacional”, mediante el cual hacen observaciones acerca de los hechos y experiencias del día a día. Si bien saber mucho podría incrementar tu capacidad humorística, no hay nada que sustituya el hecho de “ver” mucho. De hecho, hay personas con mucho conocimiento que no saben ver el lado gracioso de las cosas. Busca la gracia en las situaciones cotidianas y observa lo que otros no ven. A menudo, el humor que está en frente de tus narices es lo que más gracia causa.
  8. Los que tienen buenas ocurrencias acaparan la atención. Dorothy Parker era brillante con sus agudezas rápidas, por ejemplo, cuando alguien le dijo que Calvin Coolidge había fallecido, ella replicó: “¿Cómo te lo dijo?”.
    • Debes tener agudeza y chispa para soltar una buena réplica graciosa, pero estudiar a otras personas puede inspirarte. Piensa en el propio Calvin Coolidge; una mujer se le acercó y le dijo: “Sr. Coolidge, he hecho una apuesta con un amigo. Él dice que es imposible sacarle a usted más de dos palabras”. Coolidge replicó: “Usted pierde”.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Mantenerte inspirado

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  1. Puedes alcanzar cotas más altas de humor si escuchas a los que son graciosos. Ya sean comediantes profesionales, tus padres, tus hijos o tu jefe, aprender de quienes son graciosos es un paso clave para llegar a ser gracioso como ellos. Toma nota de las cosas más divertidas que digan o hagan. Identifica las cualidades que más admires de esas personas. Incluso si lo único que haces es improvisar tu propio plan para ser gracioso basado en un rasgo que admiras de cada persona, lograrás aumentar tremendamente tu capacidad para hacer reír y tu sentido del humor. Trata de empaparte de sus técnicas para hacer reír y desarrollarás un extenso repertorio del que echar mano.
    • En estos últimos años, la comedia ha tomado por asalto el mundo de los podcasts. Los podcasts humorísticos de gente, como Marc Maron y Joe Rogan están disponibles gratis en Internet. Presentan entrevistas, chistes e historias graciosísimas que podrás cargar a tu dispositivo móvil. Mientras viajas en autobús, puedes escuchar un podcast de comedia y desconcertar a todos cuando de repente sueltes una carcajada.
  2. Hay muchísimos shows de televisión y películas repletos de comedia excelente. Los británicos, por ejemplo, tienen un humor seco, basado en situaciones culturales, mientras que los americanos tienen muchos más juegos de palabras, más humor físico y a menudo incluyen asuntos raciales y sexuales. Observar una variedad de shows de comedia te ayudará a entender las diferentes actitudes culturales hacia el humor.
    • Observa a los comediantes de improvisación. Todos los buenos comediantes saben improvisar, pero los que escogen la improvisación como forma de ganarse la vida son desopilantes. Asiste a un show de improvisación y trata de participar tanto como puedas. Te reirás muchísimo y podrás observar cómo toman una situación desconocida e imprecisa y la convierten en algo gracioso instantáneamente.
  3. Es mucho más fácil encontrar situaciones divertidas en temas que conozcas bien: lo que sucede en tu lugar de empleo, tu impresionante conocimiento de la poesía del siglo XVII, tus viajes de pesca que terminaron mal, etc. Sea cual sea el material de tus chistes, han de resultar familiares a tu audiencia, es decir, aunque tengas una habilidad concisa para descomponer un poema del siglo XVII, probablemente no funcionará con alguien que no conozca mucho esa obra.
    • Amplía tus horizontes de forma que estés en sintonía con una mayor variedad de personas. Si puedes encontrar graciosas la física y Paris Hilton, por ejemplo, ya estás pillando la onda. Encontrar paralelos interesantes entre temas muy diferentes puede resultar muy gracioso, si se hace bien.
    • Ejercita tu inteligencia. De alguna forma, ser gracioso es simplemente mostrar que se tiene la inteligencia suficiente para encontrar los detalles graciosos que otros no ven. Los comediantes lo hacen rutinariamente todo el tiempo. Ellos pueden señalar las costumbres higiénicas de los curas, por ejemplo, y compararlas con los hábitos de higiene corporal de los chimpancés, haciendo que sea algo que cualquier persona de inteligencia promedio sepa y entienda.
  4. Ten siempre contigo algo para leer que sea divertido y consúmelo como te dijo tu mamá que no lo hicieras. Los químicos se convierten en químicos leyendo y practicando la química; los escritores deportivos se convierten en escritores deportivos leyendo y escribiendo sobre deportes; tú te convertirás en una persona más graciosa si lees chistes y los practicas.
    • Lee los libros de autores como James Thurber, P.G. Wodehouse, Stephen Fry, Kaz Cooke, Sarah Silverman, Woody Allen, Bill Bryson, Bill Watterson, Douglas Adams, etc. (no te olvides de los libros para niños de buenos autores, porque ¡pueden ser una fuente increíble de inspiración para el buen humor!).
    • Lee libros de chistes. No te hará daño memorizar algunos buenos chistes. Con un poco de suerte, al leer estos libros te inspirarás para crear tus propios chistes y tener más ocurrencias divertidas. Al leerlos trata de distinguir los elementos que componen un buen chiste. De igual modo, intenta analizar por qué algunos chistes no son tan buenos. Solo porque lo creaste, no quiere decir que sea bueno. Podría ser difícil analizar objetivamente tu propio trabajo, así que pídele la opinión a alguien que no conozcas mucho (de esta manera, no te endulzarán la noticia de que no eres tan agudo como creías).
  5. Aprende a escuchar con atención y aprende todo lo que puedas sobre comedia. Escucha a los demás atentamente, presta atención a lo que dicen y entenderás lo que son. No hay nada más humilde de tu parte que admitir que puedes aprender de otros a ser más gracioso. Si te ocupas en enfocarte en los demás y no en ti mismo, conseguirás una percepción más clara de cómo ayudarlos mediante el humor. También te permitirá observar y contar los pequeños gozos de la vida, mejorando así tu sentido del humor y tu empatía.
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Consejos

  • No te rías de tus propios chistes hasta que todos los demás empiecen a reírse. No solo parecerá que estás intentando ser gracioso forzadamente, sino que echarás a perder el momento divertido y nadie más se sentirá inclinado a reírse. No obligues a nadie a darte una “risa enlatada”.
  • Recuerda incluir señales no verbales, como un bailecito divertido o un sonido gracioso cuando sea apropiado durante el chiste.
  • Practica las rellamadas (“ callback “). Seguramente has notado que muchos comediantes y monologuistas dicen un chiste y más tarde se refieren a este o a una versión más divertida del mismo chiste, provocando una risa mayor que la primera vez. A esto se le llama callback (volver a llamar, en inglés) y tú también puedes usar esta técnica. Si te das cuenta de que un chiste resultó especialmente cómico, vuelve a usarlo más tarde, cuando menos se lo espere la audiencia. Como regla general, no intentes volver a emplear el mismo chiste más de 3 veces.
  • Mantenlo fresco. Estancarse en un mismo tema puede hacerse aburrido rápidamente. Aprende a cambiar de tema para mantener tu humor fresco e ingenioso y prolongar la diversión.
  • Practica. Todo el mundo mejora con la práctica, pero es importante ensayar en un entorno de bajo riesgo, construir tu humor poco a poco y enfrentarte a audiencias cada vez más numerosas conforme vayas mejorando. Si de repente te vuelves una persona más graciosa, tu familia y tus amigos serán más amables, mientras que tu personal se mostrará aprensivo. Por otro lado, una audiencia compuesta de desconocidos espera que seas bueno para hacerlos reír desde el principio. Practica con personas en quienes confías y que te den ánimo para seguir mejorando. Esa es una buena forma de empezar.
  • Los gestos con las manos ayudan y podrían hacer que las cosas sea más graciosas. Las expresiones faciales también son importantes.
  • No digas nada que sepas que enfadará a la gente. Una clásica forma de hacerlo es usando vaciladas, por ejemplo, en el caso de los hombres: “One direction: cuesta abajo”. Este es un juego de palabras de una boy band británica-irlandesa, pero de seguro enfurecerá a algunas mujeres, en especial a las más jóvenes.
  • Si alguien al otro lado del aula de clases te empieza a observar durante un examen, hazle una cara chistosa cuando el profesor no te vea. Según su personalidad, esto lo hará reír.
  • Lo que es divertido depende de cada cultura. Algo divertido en Estados Unidos puede dejar a un francés perplejo, por ejemplo. Tenlo en mente y trata de compartir historias divertidas para cualquier persona.
  • El género sí importa. Los hombres suelen contar más chistes, gastar bromas y molestarse unos a otros (humor hostil). También disfrutan las payasadas, mientras que las mujeres suelen preferir las historias, sobre todo las bochornosas que generan una respuesta de solidaridad grupal con otras mujeres. Es interesante que, al poner hombres y mujeres juntos, los roles se intercambian: los hombres tienden a gastar bromas para coquetear mientras que ¡las mujeres comienzan a usar a los hombres como objeto de sus bromas, dejando de lado la solidaridad en el proceso!
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Advertencias

  • Asegúrate de tomar en cuenta el ambiente donde contarás el chiste: tiene que ser el apropiado. No te ensañes con alguien demasiado, expándete.
  • Ten cuidado al hacer bromas sobre temas delicados, como la religión o la política. Todo puede ser gracioso, pero si vas demasiado lejos y ofendes a alguien con un chiste, dejarás de ser gracioso para él o ella.
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Cosas que necesitarás

  • Libros de humor, películas en DVD, canales de televisión
  • Boletos para funciones de comedia e improvisaciones
  • Personalidad graciosa

Acerca de este wikiHow

Resumen del artículo X

Para ser gracioso, ríete de ti mismo con mayor frecuencia y no temas contar historias vergonzosas de tu pasado. A la gente le agradará que no te tomes muy en serio. También puedes hacer que la gente se ría si remarcas los comentarios graciosos que hagas. Mira más programas y películas de comedia para analizar la forma en que las personas graciosas presentan sus chistes. Incluso puedes memorizar algunos comentarios ingeniosos; así estarás listo para hacer un chiste en el momento correcto. Si quieres conocer otras formas de ser gracioso, como leer libros de comediantes famosos, ¡desplázate hacia abajo!

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