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Si estás luchando por perder peso, tomar Victoza puede ser parte de la solución. Si bien se utiliza principalmente para disminuir el nivel de glucemia en personas con diabetes tipo dos, la Victoza también puede ayudar a perder peso. Sin embargo, para que funcione correctamente para este propósito, tendrás que combinarla con ejercicio y una alimentación saludable. Asegúrate de tomarla según las indicaciones del proveedor. Si experimentas cualquier efecto secundario grave o potencialmente mortal, contacta a un profesional médico inmediatamente.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Obtener una receta médica

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  1. Llama y solicita una consulta para analizar junto al profesional si es una buena opción para ti. Asegúrate de informarle cualquier alergia que tengas y también la medicación que estés tomando actualmente. Si no padeces diabetes, la Victoza puede ayudarte a perder peso si tienes un trastorno metabólico o si tienes resistencia a la leptina . [1]
    • Sin embargo, dado que la FDA (Administración de Drogas y Alimentos) solo ha aprobado el uso de la Victoza para tratar pacientes con diabetes tipo dos, es posible que tu seguro no lo cubra si no tienes esta enfermedad.
  2. Cada inyección de Victoza contiene 18 mg de medicación. Según tu caso, el médico te prescribirá una dosis de 0,6, 1,2 o 1,8 mg. De todas formas, es posible que te sugiera comenzar con una dosis aún más baja para observar cómo reacciona tu cuerpo a la medicación. [2]
  3. Esta medicación disminuye los niveles de glucemia ya que reduce la velocidad a la que la comida abandona el estómago. De esta forma, evita que el hígado produzca mucha azúcar y produzca más insulina cuando la glucemia está elevada. Es una medicación inyectable y no insulínica que se aplica una vez al día. Se puede combinar con otras medicaciones para la diabetes, incluso con la insulina. [3]
    • Los posibles efectos secundarios incluyen disminución del apetito, náuseas, vómitos, diarrea, indigestión y estreñimiento.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Inyectarse Victoza y observar los efectos secundarios

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  1. Asegúrate de utilizar la dosis correcta por día. Por lo general, los proveedores sanitarios indican iniciar el tratamiento con una dosis de 0,6 mg y luego incrementarla en un 0,3 mg por semana o cada dos semanas. [4]
    • Si tienes dudas respecto a las cantidades, lee las instrucciones que figuran en la etiqueta o pregúntale a tu proveedor sanitario.
  2. Comienza a girar el botón de la dosis. Cada vez que lo gires, escucharás un "clic". Sigue girando hasta que la dosis quede alineada con marca blanca de la inyección. Si por error seleccionas una dosis incorrecta, gira el botón de la dosis hacia adelante o hacia atrás hasta posicionarlo en la dosis correcta. [5]
    • No presiones el botón de la dosis cuando lo gires para colocarlo en la posición correcta. Si lo haces, es posible que la medicación se salga y tengas que utilizar otra inyección.
    • Asegúrate de utilizar la inyección según las indicaciones del proveedor sanitario.
  3. Sostén la inyección y apunta la aguja hacia abajo. Coloca la aguja sobre la zona inferior del estómago, el muslo o la parte superior del brazo. Presiona el botón de la dosis con el dedo pulgar. Mantenlo pulsado hasta que en la pantalla aparezca la dosis 0 mg; esto demora aproximadamente seis segundos. Cuando termines de administrar toda la medicación, retira la inyección hacia arriba y lejos de la piel. [6]
    • Si hay restos de sangre en el sitio de inyección, mantén una gasa presionada contra él de cinco a diez segundos.
    • Coloca la tapa en la aguja y deséchala inmediatamente en un recipiente de objetos punzantes.
  4. De todas formas, si omites una dosis y es casi hora de inyectarte la próxima, no utilices una dosis doble. En cambio, omite la dosis faltante e inyéctate la siguiente. Luego, reanuda el cronograma normal. [7]
  5. Una masa en el cuello sumada a problemas respiratorios, dificultad al tragar y ronquera son síntomas de un problema grave de tiroides. Si presentas estos síntomas, llama a tu médico o farmacéutico inmediatamente. Si los síntomas se tornan graves, dirígete al servicio de urgencias. [8]
  6. Si al usar Victoza tienes escalofríos, fiebre, dolor de estómago agudo y repentino y estreñimiento, comunícaselo a tu proveedor de inmediato. Estos síntomas pueden ir acompañados de náuseas, vómitos y mareos. Dirígete al servicio de urgencias si tus síntomas se tornan graves. [9]
  7. Las reacciones alérgicas pueden ocasionar problemas respiratorios, erupciones, ronquera o dificultades al tragar. Otros síntomas incluyen hinchazón del rostro, la boca y la garganta, como así también inflamación de las manos, los brazos o las piernas. Si esto ocurriera, consulta con tu proveedor sanitario inmediatamente. Si la reacción es grave, dirígete al servicio de guardias de inmediato. [10]
  8. La Victoza puede provocar un nivel bajo de azúcar en sangre (hipoglucemia) o presión arterial alta (hiperglucemia). [11] Los síntomas de la hipoglucemia incluyen sudoración, temblores o debilidad, mareos, cefalea, visión borrosa y hambre extremo. Los síntomas de la hiperglucemia incluyen sequedad en la boca, visión borrosa, somnolencia, aumento de la producción de orina, pérdida del apetito y náuseas. [12]
    • Si experimentas estos síntomas al utilizar Victoza, utiliza un medidor para examinar el nivel de azúcar en sangre. Si es bajo o alto, consulta a tu proveedor lo antes posible.
    • El nivel de azúcar es alto cuando es de 180 mg/dL o más dos horas después de haber comido.
    • El nivel de azúcar es bajo si es de 70 mg/dL o menos.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Acompañar la Victoza con una dieta saludable

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  1. Los cortes magros tienen menos grasa saturada. Lee las etiquetas nutricionales para saber cuánta grasa tiene la carne envasada. Escoge aquellos alimentos que contengan un porcentaje bajo de grasas, es decir, un 4% o menos. Un ejemplo de cortes magros de proteína es el pavo o el pollo sin piel. [13]
    • Asegúrate de pedirle al carnicero un corte magro de carne.
    • Incluye fuentes de proteína vegetal en tu dieta como, por ejemplo, los frijoles.
  2. Incluye frutas y vegetales en el desayuno, almuerzo y cena. Las bananas, manzanas, naranjas, fresas, arándanos, mangos y kiwi son excelentes opciones. El espárrago, brócoli, coliflor, espinaca, pimentón, calabaza y setas son magníficos vegetales. [14]
    • Las frutas y los vegetales son grandes fuentes de fibra, y esto puede ayudar a perder y mantener el peso.
  3. Cada una de tus comidas debe contener una porción (una cuarta parte del plato) de alimentos saludables ricos en almidón como, por ejemplo, pan integral, arroz, cebada, avena y quínoa. [15]
    • Es mejor consumir batata que papa blanca.
    • Consume con moderación aquellos alimentos procesados como el pan y la pasta ya que contienen un alto índice glucémico y pueden incrementar el nivel de azúcar en sangre.
  4. El pescado como, por ejemplo, el salmón, la caballa y el atún, es rico en omega 3 y en grasas saludables. Al hornearlo o asarlo obtendrás los mejores nutrientes. [16]
    • Por ejemplo, puedes cenar salmón con brócoli y arroz integral.
  5. Ingerir este tipo de alimentos puede dificultar el descenso de peso. Consume alimentos azucarados una o dos veces a la semana. Evita los pasteles, los bizcochos, las cremas heladas, los refrescos, el té dulce, las galletas, los caramelos y los chocolates. [17]
    • Generalmente, estos alimentos son altos en grasa.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Incorporar un programa de ejercicios

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  1. El ejercicio moderado incluye caminar rápido, andar en bicicleta a menos de 16 km/h (10 mph) o trabajos leves de jardinería como, por ejemplo, cortar el césped o rastrillar y embolsar las hojas. Camina o anda en bicicleta por el vecindario o el parque por aproximadamente 30 minutos, cinco días a la semana. [18]
    • Pasear al perro o jugar al corre que te pillo con un amigo en el parque son buenas opciones de ejercicio moderado.
    • Realiza ejercicios moderados de tres a cuatro semanas. Luego de este período, comienza a incluir ejercicios de mayor intensidad.
  2. Si ya tienes una rutina de ejercicio, desafíate a ti mismo al incluir formas intensas de ejercicio como, por ejemplo, correr o trotar, nadar vueltas, andar en bicicleta a más de 16 km/h (10 mph), practicar un deporte o saltar la soga. Ejercítate durante 25 minutos, tres veces por semana. [19]
  3. Estos ejercicios son excelentes para desarrollar masa muscular y quemar grasas. Antes o después de realizar el ejercicio cardiovascular, haz tres series de planchas y sentadillas.
    • Si estás comenzando a ejercitarte, realiza tres series de cinco a ocho planchas y 15 sentadillas. Aumenta progresivamente a 10 o 15 planchas y 20 sentadillas en un período de tres a cuatro semanas.
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Advertencias

  • Si padeces diabetes tipo 2, consulta primero a tu médico acerca de la rutina de ejercicios. Además, asegúrate de analizar el nivel de azúcar en sangre antes y después de ejercitarte para evitar reducirlo a un nivel no saludable.
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