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Los termómetros de vidrio fueron comunes en alguna ocasión, pero ahora diversos tipos de termómetros digitales han adquirido mayor popularidad. Si tienes la posibilidad, es mejor utilizar un termómetro que no sea de vidrio, ya que podría romperse y provocar una lesión. Además, algunos contienen mercurio, el cual es venenoso. Es por esa razón que estos últimos no son recomendables. [1] No obstante, si no tienes otra opción más que utilizar un termómetro de vidrio, toma las medidas de seguridad necesarias para su uso.

Método 1
Método 1 de 3:

Preparar el termómetro

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  1. Si tienes la posibilidad, utilizar un termómetro que no contenga mercurio será una alternativa más segura. Lee el empaque con cuidado, ya que allí debe especificar que no contiene este elemento. [2]
    • Un termómetro que no contiene mercurio es más seguro debido a que no hay posibilidad de que se produzca alguna fuga. No obstante, mientras lo revises para asegurarte de que no tenga ninguna grieta o fuga, un termómetro de mercurio también puede ser una opción segura.
  2. Estos termómetros tienen puntas diferentes para que se sienta más cómodo para la persona o niño a quien le tomarás la temperatura. Busca una punta redondeada si quieres un termómetro rectal, o una punta más larga si quieres uno oral. [3]
    • Por lo general, estos termómetros tienen una marca de color en un extremo: rojo para los anales y verde para los orales.
    • También puedes leer el empaque para determinar qué tipo de termómetro tienes.
  3. Utiliza agua fría y cualquier tipo de jabón para manos o lavavajillas, y frota el termómetro para limpiarlo. Enjuágalo bien con agua de grifo para eliminar los residuos de jabón. [4]
    • Evita utilizar agua caliente, ya que podría romper el termómetro.
    • También puedes limpiar el termómetro frotándolo con alcohol isopropílico y enjuagándolo.
  4. Los termómetros de vidrio no siempre se restablecen por sí mismos después de tomar la temperatura. Sostenlo por el extremo opuesto al de la punta y sacúdelo de arriba abajo. Asegúrate de que la temperatura baje a menos de 30 °C (96,8 °F) como mínimo. Es necesario que esté por debajo de la temperatura corporal promedio. [5]
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Método 2
Método 2 de 3:

Introducir el termómetro en el lugar adecuado

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  1. Lubrica la punta con un poco de vaselina. Coloca al niño boca arriba con las piernas levantadas e introdúcele la punta del termómetro con suavidad en el recto aproximadamente de 1,3 a 2,5 cm (0,5 a 1 pulgada). Nunca lo fuerces en caso de que sientas algún bloqueo. Mantenlo en su lugar todo el tiempo mientras le tomas la temperatura, pues no querrás que se introduzca aún más en su cuerpo. [6]
    • Mantén quieto al niño para evitar que el termómetro se rompa. [7]
    • Los niños pueden morder un termómetro si se les introduce en la boca, lo que puede hacer que ingresen fragmentos de vidrio y mercurio. Esta es la razón por la cual no debes colocarles un termómetro de vidrio en la boca. Además, la temperatura rectal es la más precisa para los niños. [8]
  2. Para este tipo de medición, utiliza un termómetro oral o uno rectal. Levanta el brazo de la persona y coloca el termómetro de modo tal que la punta se encuentre directamente en el centro de la axila. Pídele a la persona que presiona el brazo firmemente contra su cuerpo. [9]
    • Si la temperatura indica que la persona tiene fiebre, deberás tomársela nuevamente de manera oral o rectal, dependiendo de su edad, ya que estas mediciones serán más precisas.
  3. Coloca la punta del termómetro debajo de su lengua y pídele que lo mantenga en su lugar mientras se calienta acorde a su temperatura corporal. [10]
    • Este método es preciso, pero algunos niños pueden tener dificultades para mantener el termómetro en su lugar.
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Método 3
Método 3 de 3:

Quitar el termómetro y leer la temperatura

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  1. La cantidad de tiempo dependerá del lugar donde se coloque el termómetro. Si utilizas un termómetro rectal, dejarlo por 2 a 3 minutos será suficiente. Si utilizas uno en la boca o la axila, déjalo por 3 a 4 minutos. [11]
    • Evita sacudir el termómetro mientras lo sacas, ya que eso podría afectar la lectura.
  2. Llévalo a la altura de tu vista con el extremo que tiene el líquido justo frente a ti. Observa las líneas largas, las cuales indican 5 °C cada una; mientras que las más pequeñas, 1 °C cada una. Lee el número más cercano al extremo del líquido, contando las líneas pequeñas si es necesario. [12]
    • Por ejemplo, si el extremo del líquido sobrepasa la marca de los 38 °C (100 °F) en 2 líneas, significa que la temperatura es 38 °C (100 °F).
  3. Por lo general, se considera que una persona tiene fiebre si tiene una temperatura rectal de 38 °C (100 °F), una oral de 38 °C (100 °F) y una axilar de 37 °C (99 °F). Estas son las temperaturas mínimas para una fiebre. [13]
    • Comunícate con el médico si tu hijo menor de 3 meses de edad tiene fiebre basada en una temperatura rectal.
    • Si tu hijo tiene entre 3 y 6 meses, y presenta una temperatura de 39 °C (102 °F), habla con el médico, sobre todo si muestra otros síntomas tales como letargo o mal humor. Si su temperatura supera esos números, ponte en contacto con el médico inmediatamente.
    • Si tu hijo presenta una temperatura de 39 °C (102 °F), y tiene entre 6 y 24 meses, llama al médico en caso de que su condición dure más de un día. También comunícate con él si tu hijo presenta otros síntomas de enfermedad, como tos o diarrea.
    • En el caso de un niño mayor o un adulto con una temperatura de 39 °C (102 °F) o más, es necesario ir al médico.
  4. Lávalo con agua fría y jabón, frotando toda su superficie, pero enfocándote especialmente en la punta. Al terminar, enjuágalo bien con agua. [14]
    • Si no lo limpias, podrías introducir gérmenes en la siguiente persona que lo use.
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Consejos

  • Si quieres deshacerte de un termómetro de mercurio antiguo, comunícate con el centro de toxicología o con el departamento de salud local para informarte sobre la mejor manera de deshecharlo. [15]
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Advertencias

  • Siempre revisa el termómetro para detectar alguna grieta o fuga antes de usarlo para tomar la temperatura.
  • Si un termómetro de mercurio se rompe, comunícate con el centro de toxicología para solicitar más información. Si no contiene mercurio, no será tóxico, por lo que puedes limpiarlo con una toalla de papel.
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