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La prudencia es una virtud esencial que puede guiar cómo usas otras virtudes como la justicia, la fortaleza y la moderación. [1] Ser prudente significa tomar decisiones inteligentes basadas en principios y manejar tus asuntos prácticos de manera astuta y discreta. [2] Los estudios han demostrado que las personas que tienen una vida más prudente y meticulosa también pueden terminar teniendo una vida más larga y saludable. [3] Puedes hacer un mayor esfuerzo para practicar esta virtud esencial al ser prudente en casa, en el trabajo o en la escuela.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Practicar la prudencia en casa

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  1. Practicar la prudencia significa practicar el consejo, el juicio y la firmeza. Puedes ser prudente en casa ofreciendo consejo a miembros familiares que estén discutiendo y usar buenos juicios para tratar de resolver cualquier disputa. Usa los métodos de resolución de problemas como la escucha activa, el análisis racional y discutir detenidamente los problemas para ayudar a tus miembros familiares a llegar a un mutuo acuerdo. [4]
    • Por ejemplo, tal vez tus hermanos tienen una discusión sobre quién debe lavar los platos después de la cena. Ejercita la prudencia sugiriendo que solo sería justo que la persona que haya lavado los platos la noche anterior tenga la noche libre y le den la opción de no lavar los platos dicha noche.
    • También puedes usar la prudencia para prevenir disputas más serias, como un conflicto que involucre el dinero entre familiares. Podrías aconsejarle a tus familiares que guarden todos sus recibos y mantengan un registro claro y actualizado de cómo gasta el dinero cada miembro de la familia. Esto puede ayudar a prevenir discusiones sobre dinero y gastos más adelante.
  2. Para ser prudente con tus finanzas, asegúrate de mantener las finanzas domésticas organizadas y actualizadas creando un presupuesto . Lleva una hoja de cálculo de todos los gastos y costos domésticos cada mes, incluyendo elementos como los pagos de alquiler o hipoteca, comida, recibos de servicios públicos y gastos de limpieza. También debes anotar cualquier gasto recreacional respecto a tu casa, como costos de decoración o mantenimiento.
    • Ser prudente con tus finanzas te ayudará a prevenir gastos excesivos cada mes y garantizará que estés consciente de a dónde va tu dinero cada mes. Esto te permitirá tomar decisiones a conciencia sobre cómo usar mejor tus ingresos para cubrir los gastos domésticos y gestionar tu dinero.
  3. Asegúrate de pagar todas tus cuentas a tiempo cada mes, desde tus recibos de servicios públicos hasta los pagos de tus tarjetas de crédito. Ejercitar la prudencia en términos de cuentas garantizará que tus finanzas estén en orden y no te atrases en tus gastos mensuales.
    • Para ayudarte a ser prudente con los pagos de tus tarjetas de crédito, podrías considerar consolidar tus deudas para que todas estén en una sola tarjeta y con una empresa de tarjetas de crédito, en lugar de tener varias tarjetas con diferentes tasas de interés. Consolida tu deuda con la tarjeta que tenga las tasas de interés y las tarifas de transferencia más bajas para que tengas menos pagos mensuales y puedas cancelar tu deuda más rápido. [5]
    • También debes tratar de pagar cualquier deuda pendiente que puedas tener, como dinero que le debas a familiares y amigos o a otros financieros. En lugar de intentar condonar tus deudas mediante una empresa, que a menudo no tiene éxito, debes fijar un sistema mensual de pagos para ayudarte a cancelar tus deudas en un periodo fijo de tiempo. Organiza pagos mensuales realistas basándote en tus ingresos y toma en cuenta cualquier interés añadido a tus pagos. [6]
  4. Planifica para el futuro de manera prudente separando una cantidad fija de dinero en tu cuenta de ahorros cada mes. Esto garantizará que estés pensando en el futuro y tomando decisiones basadas en metas a largo plazo, en lugar de metas a corto plazo. [7]
    • Debes considerar la cantidad de dinero que colocarás en tu cuenta de ahorros basándote en tus ingresos y gastos mensuales. Trata de ahorrar aproximadamente 10 % de tus ingresos anuales, especialmente si ganas un salario decente y no tienes muchos gastos mensuales.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Ser prudente en el trabajo

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  1. Busca formas de reducir los desechos y los gastos innecesarios en la oficina. Una gran parte de ser prudente en el lugar de trabajo es concentrarse en formas de reducir los desechos y los gastos innecesarios mediante el buen juicio y la planificación. Puedes hacerlo en formas pequeñas reciclando siempre tu papel usado e imprimiendo todos los documentos en ambos lados del papel para reducir los gastos en suministros de oficina como papel y tinta.
    • También puedes hacerlo en formas más grandes animando a tus colegas a seguir las prácticas de reducción de desechos y a usar los suministros de oficina de manera eficiente. Envía un correo electrónico para recordarle a todos que reciclen siempre su papel borrador y solo impriman a color cuando sea necesario para conservar tinta. También debes sugerir que reduzcan el uso de platos de papel y servilletas en los eventos de la empresa y se aseguren de que haya papeleras de reciclaje en la oficina.
  2. Otra forma de ser activo y prudente en la oficina es sugerir maneras para conservar la energía en la oficina diariamente. Organiza una reunión con tus superiores y traza pequeños ajustes a las tareas diarias que pueden ahorrarle dinero a la oficina en los recibos de energía eléctrica y garantizar que la oficina sea ecológica.
    • Esto podría ser desconectar todas las computadoras de la oficina al final del día, así como asegurarse de utilizar el modo de ahorro de energía en todos los aparatos electrónicos durante las horas de trabajo. O podrías sugerir cambiar los platos de papel en la sala de descanso por platos y utensilios reutilizables. Concéntrate en hacer que las tareas diarias ahorren energía de tal manera que se convierta en un hábito para todos en la oficina.
  3. Haz que tus colegas se involucren en tus esfuerzos prudentes comenzando un comité que se centre en la conservación de energía y en reducir los desechos en la oficina. Crea elementos de acción y metas con el comité y trata de lograrlas dentro de un periodo de tiempo fijo.
    • Por ejemplo, podrías desarrollar elementos de acción como cambiar la oficina a energía ecológica para el siguiente año fiscal o establecer una política de reciclaje en los próximos dos meses. Sé específico con las metas del comité y trata de incluir a colegas de cada departamento o área en la empresa para que las necesidades de cada departamento estén bien representadas.
  4. Otro aspecto de ser prudente en la oficina es ser prudente en tus interacciones con las personas con quienes trabajas. Esto podría significar actuar de forma prudente para resolver discusiones o desacuerdos con tus colegas o prevenir disputas usando tu buen juicio y toma de decisiones.
    • Por ejemplo, es posible que tengas una discusión con otro colega respecto a cómo responder mejor al correo electrónico de un cliente. Entonces podrías considerar cómo puedes escuchar activamente a tu colega para llegar a un mutuo acuerdo y evitar un serio conflicto. Esto te permitirá responder a un conflicto potencial con prudencia y eficiencia.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Actuar prudente en la escuela

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  1. Participa en la vida estudiantil de manera prudente y activa involucrándote en la política y los grupos de acción estudiantiles en el campus. Podrías postular para un puesto en la junta política estudiantil o unirte a un grupo de acción estudiantil que se centre en un tema que te apasione, como la justicia social o el ambiente. Una gran parte de ser prudente es interactuar con los demás de manera decisiva y usar tu buen juicio para ayudar a los demás, incluyendo tus compañeros en la escuela.
    • Podrías decidir comenzar tu propio grupo de acción si tu escuela o universidad no tiene uno sobre un tema que te apasione o te interese. Habla con el consejero escolar o el líder de vida estudiantil para averiguar cómo comenzar tu propio grupo de acción.
  2. Puede ser difícil equilibrar tus compromisos académicos y mantener una vida social activa, ya sea que estés en la secundaria, preparatoria o universidad. Usa tu buen juicio y concéntrate en completar primero tus requisitos académicos antes de salir en la noche o ir de vacaciones. Toma decisiones académicas que estén basadas en principios, que a menudo significa priorizar primero las fechas límite más importantes y completar tus tareas a tiempo.
    • También puedes crear un horario diario o una lista de tus compromisos académicos y planes sociales para garantizar que hayas separado suficiente tiempo para cada tarea. Completa tus tareas antes de socializar con amigos de tal manera que puedas pasarla bien sin estresarte por una fecha límite. Esto mostrará que puedes actuar con prudencia y buen juicio.
  3. Comienza una conversación sobre el ahorro de energía en el salón de clases hablando con otros estudiantes, profesores y administradores acerca de los métodos de ahorro de energía. Comienza un comité de ahorro de energía con otros estudiantes donde busques activamente formas de reducir los desechos en el campus.
    • Debido a que el ahorro de energía a nivel de un campus o una escuela puede ser abrumador, podría ser recomendable centrarse primero en hacer pequeños ajustes a tareas diarias y luego abordar los problemas de energía más grandes en el futuro. Por ejemplo, podrías sugerir que utilicen el modo de ahorro de energía en las computadoras de todos los laboratorios de cómputo y desconecten todas las computadoras una vez que la escuela esté cerrada por el día. También podrías fomentar la colocación de papeleras de reciclaje junto a cada tacho de basura en el campus y el uso de artículos biodegradables en excursiones o eventos grandes.
  4. Ser un buen consejero entre amigos es una gran parte de ser prudente y demostrar buen juicio. Escucha activamente a tus amigos que estén peleando y trata de ayudarlos a llegar a un mutuo acuerdo o discutir detenidamente sus problemas. Sugiere una intervención con otros amigos si un amigo tiene dificultades en casa o en la escuela y necesita apoyo adicional.
    • También debes actuar prudentemente cuando trates de resolver una disputa entre un amigo o un compañero y tú en la escuela. En vez de tratar de culpar o ignorar las opiniones de los demás, escucha los pensamientos de la otra persona de forma respetuosa y trata de tener una conversación respetuosa sobre el tema.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Desarrollar tu capacidad de tomar decisiones

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  1. Aprende a tomar decisiones prudentes . Cuando llega el momento, la capacidad requerida para ser prudente es la de tomar decisiones. Hay muchos componentes para tomar buenas decisiones, como aprender a calmar tus emociones, calcular los riesgos y las opciones, considerar el bienestar de los demás, etc. Tomarte el tiempo para aprender la capacidad de tomar buenas decisiones te ayudará a convertirte en una persona más prudente.
  2. [8] Aunque tus emociones tienen un papel importante en el proceso de toma de decisiones, es difícil tomar una decisión sensata y prudente si te sientes abrumado por la ira, tristeza, etc.
    • Trata de respirar profundamente . Inhala por la nariz, contando hasta 5. Contén la respiración por 6 segundos, luego exhala por la boca mientras cuentas hasta 7. Repite este ejercicio 10 veces o hasta que te sientas calmado y relajado. [9]
    • Si te sientes estresado, es más probable que cometas errores mentales al tratar de tomar una decisión.
    • Tal vez tu amigo está muy enojado contigo. Podrías sentirte triste, confundido y a la defensiva, y estas emociones podrían hacerte decir algo que lamentarás o reaccionar de manera negativa. Calmarte te ayudará a interactuar con tu amigo de forma prudente.
  3. Pregúntate: “¿Cuál es el problema?”. Identificar el problema es esencial para desarrollar un buen plan y tomar decisiones prudentes. Para hacerlo, es recomendable considerar diferentes puntos de vista y ver los problemas desde todos los ángulos.
  4. Averigua tanta información como puedas sobre el problema y las posibles soluciones. Asegúrate de que la información sea sólida, precisa y de una buena fuente. Considera las ventajas y desventajas de diferentes soluciones. Entiende las compensaciones con cada opción. [10]
    • Si tienes tiempo, trata de enumerar los aspectos positivos y negativos asociados con cada una de tus posibles opciones.
    • Es posible que no siempre tengas tiempo para emprender misiones de búsqueda de hechos antes de tomar una decisión; a veces necesitas decidir en el momento. Aun así es importante tomar la información que tengas y tratar de tomar la mejor decisión que puedas basándote en ella.
  5. Basándote en la información que hayas reunido y los posibles resultados, toma tu decisión. Otras cosas que puedes considerar al tomar tu decisión son: ¿Cómo te afecta? ¿Cómo afecta a otras personas? ¿Qué tipo de impacto tendrá esta decisión? ¿Qué es más importante para ti? ¿Qué te dice tu intuición (aquí es donde las emociones o “corazonadas” pueden ser útiles)? [11]
    • Trata de elegir un curso de acción que se sienta bien, esté alineado con tus valores y carácter, sea lógico y tenga probabilidades de éxito.
    • Implementa tu decisión. Una vez que hayas tomado tu decisión, necesitas tomar medidas. Haz un plan que incluya quién hace qué, dónde, cuándo, por qué y cómo. Sé flexible si las cosas no salen exactamente de acuerdo al plan. A medida que pongas en práctica el plan, asegúrate de notar si las cosas funcionan o no; si las cosas no van bien, trata de averiguar por qué y haz los cambios necesarios.
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