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Se puede decir que las tortugas son los reptiles más tiernos que hay, por lo que a menudo son deseables como mascotas. Sin embargo, a este animal en realidad no le gusta que lo manipulen ni que lo acaricien del mismo modo que a otros animales domésticos. [1] Esto hace que acariciarlas sea más complicado. Este artículo enseña a acariciar a una tortuga sin lastimarla para las personas que tengan una como mascota.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Acaricia a un tortuga

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  1. Si la tortuga no puede verte y de repente aparecen tus manos frente a ella, es posible que se asuste y te muerda. Siempre acércate a ella por adelante para que pueda verte.
  2. Esta recibirá mejor la interacción humana cuando se sienta segura, así que colócala en el suelo cuando la acaricies (de preferencia sobre losa y no alfombra).
  3. Pasa tu dedo con delicadeza sobre el centro de la parte superior de la cabeza de tu tortuga y ten mucho cuidado de no tocarle los ojos o la nariz.
    • Si la tortuga impulsa repetidas veces su cabeza hacia arriba con la boca abierta, te está tratando de decir que no le gusta que se la toques.
  4. Utiliza tu dedo para frotarle debajo del mentón y sobre las mejillas.
  5. Una vez que el animal confíe en ti, podrás masajearle el cuello sin que se retraiga a su caparazón.
  6. Estos animales sienten el contacto a través de sus caparazones. Entonces, pasa tu mano por él en movimientos circulares pequeños o en líneas rectas por toda su extensión. [2]
    • Una alternativa a acariciarle el caparazón con la mano es frotarle suavemente un cepillo de dientes o algún otro cepillo de cuerdas suaves por la superficie.
  7. Una alternativa a acariciarla es conectar con ella dejándola avanzar sobre ti o permanecer en tu regazo. Solo asegúrate de que no se caiga.
    • Las tortugas orinan cuando las levantas, así que ten cuidado cuando la pongas en tu cuerpo.
  8. Tu tortuga no será receptiva a que la acaricies todo el tiempo, pero mientras más la manipules, se acostumbrará más a la interacción con humanos. [3]
    • Las tortugas asocian a sus dueños con el alimento, así que prueba recompensando a la tuya con un bocadito cuando se deje acariciar. [4]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Manipula una tortuga

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  1. Normalmente no se considera que las tortugas sean animales peligrosos capaces de infligir daño en los seres humanos. Sin embargo, algunas especies, en particular la tortuga mordedora o lagarto, son capaces de dar mordidas dolorosas y posiblemente perjudiciales. Además, estos animales transportan varias enfermedades que pueden ser dañinas para las personas. Por ejemplo, la piel de una tortuga a menudo puede tener salmonella, que podría causarte enfermedades graves.
    • No podrás lavar o enjuagar a la tortuga para quitarle la salmonella.
    • Nunca dejes que un niño manipule a una tortuga sin supervisión.
  2. Solo porque hayas comprado una tortuga no quiere decir que este será una animal doméstico. A diferencia de los perros y gatos, que por naturaleza buscan atención de los humanos, las tortugas suelen verlos con duda y temor. Por lo tanto, tienes que ser paciente con la tuya. Podría tomarte un largo tiempo antes de que esta aprenda a reconocerte y a confiar en ti como su cuidador. [5]
  3. Debido a sus caparazones, las tortugas parecen ser inherentemente fuertes y resistentes. Sin embargo, las piernas y la cabeza expuestas pueden lastimarse fácilmente si no se le trata bien. Algunos consejos para manipularla con precaución son:
    • Evita levantarlas o manipularlas a menos que sea necesario. Cuando tengas que levantar a una tortuga pequeña, coloca tu palma extendida debajo de su plastrón (la parte inferior del caparazón o el abdomen) y asegúrate de que sus piernas puedan tocar tus manos. En libertad, las tortugas no pasan mucho tiempo, si es que lo hacen, lejos del suelo. Poner tu mano debajo de ella la hará sentirse más cómoda. [6]
    • Siempre levanta a un tortuga desde atrás y no desde adelante. Estos animales son impredecibles y levantarlas desde adelante les dará la oportunidad de morderte. Además, es posible que se orinen cuando se les levante, otra razón por la que debes utilizar guantes cuando las manipules. [7]
    • No coloques una tortuga en el borde de alguna superficie elevada. Este animal no siempre es consciente de su entorno, por lo que podría avanzar hasta caer por el borde y lastimarse. [8]
    • En general, no es bueno tocarle las patas o garras a una tortuga.
    • Recuerda que un caparazón de tortuga no es invencible. Algunas especies lo tienen suave y pueden sufrir rasguños o daños que le provoquen una infección micótica. Incluso las tortugas que tienen el caparazón duro pueden soportar el daño o se les puede romper, así que ten cuidado. [9]
  4. Las tortugas son más activas, conscientes y receptivas cuando están abrigadas. Es mucho más probable que una que sienta frío huya de los estímulos externos porque no sabrá con certeza qué es lo que pasa a su alrededor. El mejor momento para acariciar o manipular a una tortuga es después de que haya tomado sol o haya estado reposando bajo la luz de una lámpara.
    • Las tortugas necesitan la luz del sol verdadera, no solo lámparas o luz artificial. La falta de luz solar puede provocarles una enfermedad metabólica de los huesos, que en esencia hace que estos se desintegren.
  5. Estas no son los animales más comunicativos que existen, pero hay algunas señales físicas que te indicarán que la tuya no está con ánimos de tener contacto con humanos. Algunas de ellas son:
    • Sisear
    • Permanecer inmóvil con la boca abierta
    • Esconderse en un caparazón
    • Hacer gestos de que va a morder
  6. Siempre lávate las manos después de manipular a una tortuga pues hay enfermedades en su piel que son perjudiciales para las personas. La mayoría de los expertos recomiendan agarrarlas con guantes, aunque esto contradice el propósito de acariciarlas. Asimismo, recuerda que estos animales pasan la mayor parte de su tiempo en la tierra o en agua sucia, así que podría ser una buena idea enjuagarlos antes de agarrarlos.
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Advertencias

  • Nunca trates de manipular o acariciar tortugas silvestres.
  • A menos que te haya entrenado un experto, nunca intentes acariciar a una tortuga mordedora o lagarto. Esta tiene una mordida increíblemente poderosa y puede ser bastante agresiva.
  • Las tortugas no siempre son el tipo de mascota al que le gusta que lo manipulen. Algunas pasan toda su vida cerca de cuidadores humanos y aun así no son receptivas al afecto de las personas.
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