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“¡Estás castigado!” es la frase que la mayoría de los padres escucharon al menos una vez durante su niñez. Además, muchos de ellos ven el castigo como una forma válida de lidiar con el mal comportamiento de sus hijos. Sin embargo, los castigos espontáneos, no específicos o excesivos pueden ocasionar más problemas de los que resuelven. En cuanto a cualquier tipo de método disciplinario para niños, el castigo debe ser pensado con calma, sustentado por reglas y consecuencias establecidas, e impuesto proporcionalmente al mal comportamiento. Si este tipo de castigo todavía no produce los resultados deseados, quizá debas considerar otras alternativas.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Definir las condiciones y consecuencias por adelantado

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  1. Las indicaciones imprecisas como “sé bueno o tendrás problemas” o “es mejor que te portes bien si no quieres que te castigue” no les dan a los niños información suficiente para que tengan una idea clara de las condiciones y las consecuencias. Establece reglas claras razonables según la edad del niño y las circunstancias. Además, usa frases condicionales (“Si..., entonces...”.) para establecer las consecuencias de romper las reglas. [1]
    • “No puedes jugar videojuegos una hora después de llegar a casa de la escuela porque es la hora de hacer las tareas y estudiar”.
    • “Si rompes esta regla, no podrás jugar videojuegos durante una semana”.
  2. Los niños y los adolescentes tienden a enfocarse en el momento presente, así que darles indicaciones a largo plazo no será tan efectivo. En lugar de decir “tienes que hacer tu mejor esfuerzo en la clase de historia este año”, enfócate en la semana o las dos semanas próximas y dile a tu hijo algo como: “tienes que ponerte al día con tus tareas y comenzar a estudiar para el examen de la próxima semana”. [2]
    • Piensa de esta forma: a muchos niños se les dice que tienen que ser buenos todo el año si quieren que Papá Noel les traiga muchos regalos. No obstante, ¡generalmente recién comienzan a preocuparse si están en la lista de niños malos o buenos al llegar diciembre!
  3. Como dice el proverbio “el castigo debe ser proporcional al delito”, las consecuencias del mal comportamiento deben estar relacionadas de alguna forma con el mismo. Eso hace que sea más fácil para los niños comprender las causas y los efectos de sus acciones. Además, hace que sea más fácil crear castigos proporcionales al mal comportamiento. [3]
    • Por ejemplo, si un adolescente se involucra en algún caso menor de vandalismo con un par de amigos, puedes “castigarlo” específicamente prohibiéndole verlos durante dos semanas, además de hacer que se disculpe y ayude a limpiar.
  4. El resultado de un niño que hace caer un florero mientras pelea con su hermano, y un niño que arroja un florero por un arranque de ira por no conseguir lo que quiere son el mismo, un florero roto. Sin embargo, mientras los dos merecen algún tipo de castigo, la destrucción intencional del florero en el segundo caso debe dar como resultado un castigo más exhaustivo. [4]
    • Si siempre usas un castigo suave como “estás castigado por una semana” y no tomas en cuenta el factor y otras circunstancias atenuantes, tu hijo se enfocará más en lo injusto que parece el castigo en lugar de aprender de la experiencia.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Cerciorarte de que el castigo sea justo y efectivo

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  1. El castigo no tiene mucho impacto en el niño antes de que comience a desarrollar conexiones sólidas y una identidad fuera de la casa. Eso significa que la mayoría de los niños menores de 10 a 12 años no verán el castigo como tal. [5]
    • Por ejemplo, en el caso de los niños más pequeños, quizá sean más efectivos algunos castigos como prohibirles jugar con un juguete específico o hacer algún tipo de actividad.
    • Los niños menores de 6 años o incluso hasta 8 años no podrán percibir la conexión de causa y efecto entre el mal comportamiento y su castigo.
  2. El castigo debe ser una experiencia desagradable de manera que el niño no quiera repetir su comportamiento. Sin embargo, usarlo en exceso hará que su resentimiento oculte el mensaje que quieras transmitir. Castígalo prohibiéndole ir a lugares, usar cosas o reunirse con personas cuya prohibición le afecte pero que no necesariamente lo aparte completamente de su grupo de pares y las actividades importantes. [6]
    • Castigarlo prohibiéndole salir, traer a sus amigos a la casa o usar redes sociales a todas las horas del día puede ser muy desagradable. Hacer que pierda un partido de fútbol o un recital de danza como parte de un castigo blando de una semana es una decisión que debes tomar después de haberlo pensado mucho.
  3. Los castigos de plazo indefinido o a largo plazo también tienden a crear más resentimiento que entendimiento. Si el mal comportamiento del niño es tal que un castigo de una semana de duración, o uno que cubra varias semanas, parece inadecuado, debes considerar otras opciones disciplinarias. [7]
    • Si toma el auto sin permiso y lo daña, quizá primero debas castigarlo durante una semana y durante ese tiempo formular un plan para que trabaje y pague los costos de reparación.
  4. Quizá te suene tentador prohibirle toda actividad en redes sociales o confiscarle su teléfono durante el castigo. Sin embargo, asegúrate de saber cuán exhaustivo debe ser el castigo. Muchos niños consiguen información importante (por ejemplo, para la escuela, sus clases extracurriculares, etc.), noticias y una gran parte de su conexión con el mundo exterior a través de redes sociales. [8]
    • Quitarle el acceso completo a las redes sociales como parte del castigo puede ocasionar más resentimiento y ansiedad de lo que pienses, lo cual puede dar como resultado el uso excesivo de ellas después de que el castigo se haya levantado.
    • En lugar de eso, considera si un “castigo” enfocado en la prohibición de las redes sociales (limitándolo a ciertos tiempos o actividades) podría ser suficiente.
  5. Ten en cuenta que darle “tiempo libre para que se porten bien” no es lo mismo que ablandar un castigo dado. Proporciónale detalles claros sobre lo que tenga que hacer para reducir su castigo y no te desvíes de tu decisión original si no cumple con lo acordado. [9]
    • Por ejemplo: “Ya que rompiste el toque de queda nuevamente, estás castigado por las siguientes dos semanas. Sin embargo, si haces esta lista de quehaceres adicionales, además de tus quehaceres normales y toda tu tarea, reduciré el castigo a una semana”.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Buscar alternativas a un castigo poco efectivo

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  1. La empatía paterna reemplaza a los castigos tradicionales como castigar con un enfoque basado en la comunicación. El objetivo es ayudar a que el niño comprenda lo que hizo mal y por qué, y darle los medios para que decida la forma de “arreglar” las cosas. [10]
    • Algunos partidarios de la crianza empática creen que el castigo nunca es justificado, mientras que otros creen que puedes usarlo de manera limitada junto con técnicas de crianza empática.
    • Una forma de practicar la crianza empática es preguntarle al niño sobre sus elecciones. Por ejemplo, si tu hijo hace una mala elección, pregúntale por qué fue incorrecta y cuál podría haber sido la mejor.
  2. En lugar de castigar a tu hijo porque desaprobó un examen por salir con sus amigos en lugar de estudiar, trata de ver las cosas desde su perspectiva y hazle preguntas importantes: “Sé que puede ser difícil decirles “no” a tus amigos cuando tratas de encajar en una nueva escuela. ¿Puedes decirme cuán incómodo te sentiste cuando te diste cuenta de que no tendrías tiempo para estudiar?”. [11]
    • Si no está listo para aceptar su responsabilidad e idear una solución, dales un poco de tiempo para volver a abrir el diálogo posteriormente.
  3. Después de haber hablado con él libremente sobre su comportamiento, dale la oportunidad de encontrar una forma de enfrentar el problema. De ese modo, tu hijo será un participante activo en la oportunidad de aprendizaje que presentan los errores. [12]
    • Por ejemplo, en el ejemplo de reprobar el examen por salir con los amigos en lugar de estudiar, puedes decirle lo siguiente: “Me gustaría que te tomes un tiempo para idear un plan y subir esa nota”. Hazme saber cómo puedo ayudarte”.
    • Asegúrate de conversar con tu hijo cuando no se sienta sensible sobre el tema. Está bien que se tome un descanso hasta que se sienta calmado.
  4. Si el castigo no parece hacer ninguna diferencia, las técnicas de empatía no dan ningún resultado y te quedas sin ideas, considera buscar un terapeuta infantil o un consejero familiar . Un profesional preparado, experimentado y autorizado podrá proporcionarte nuevas ideas y estrategias que te ayudarán con el problema de disciplina de tu hijo.
    • Conversa con el doctor de tu hijo, los consejeros escolares, amigos de confianza y tu aseguradora para conseguir un buen terapeuta en tu área.
    • El terapeuta podría sugerirte técnicas como la terapia cognitivo-conductual (TCC).
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